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Si resumimos las descripciones de las diversas enciclopedias sobre el término “cibernética”, podemos colegir, simplificando, que se trata de la relación del hombre con las máquinas computadoras. Desgraciadamente esa asignatura no la hemos cursado aquellos que nacimos hace más de medio siglo.
Hoy he tenido que realizar una gestión en Hacienda. Antiguamente se encaminaba uno a un edificio tenebroso donde te encontrabas con una serie de funcionarios parapetados tras unas ventanillas. Una vez traspasado el umbral, el tembloroso contribuyente accedía, tras pasar por información (una cola), un lugar de suministro de formularios (otra cola) y pasar un buen rato rellenando el mismo, se ponía en otra cola hasta que fuera atendido por el probo funcionario. Si no faltaba una póliza… estaba mal redactado el documento. O nos habíamos olvidado de algún misterioso papelito que era imprescindible adjuntar. Finalmente, a la segunda o a la tercera, nuestro denuedo era compensado con la obtención del preciado documento. Si no ese día… al siguiente. Bendita burocracia (por lo menos nos veíamos las caras).
Hoy en día no. Se comienza solicitando una cita por Internet. Primer escollo. Hay que tener Internet y saber manejarlo. Una vez recibida la misma (por correo electrónico y mensaje a tu teléfono móvil), te presentas en las oficinas de la Agencia Tributaria correspondiente y accedes a una pantalla donde, tras introducir tu filiación, te sale un papel con el número por el que serás atendido en una ventanilla determinada. Tienes que estar muy atento a otros paneles colgantes por la sala de espera donde sale tu numerito. Puedo prometer que a mi alrededor se encontraban varias personas mayores que necesitaban un guía para realizar todas estas maniobras.
Finalmente, en mi caso, superada esta yincana me atendió una amable funcionaria que me entregó un documento de la Real Casa de la Moneda en la que se me indicaba que recibiría mis claves por correo electrónico. Más Internet. Cuando llegué a casa ya lo tenía en mi ordenador.
Desde este momento mi presencia personal ya no sirve para nada. Ni siquiera si la ratifico con mi DNI. Ahora tengo un código de acceso y una firma electrónica para hacerme presente en cualquier trámite (pero siempre a través de la red). Soy un número y una clave. Voy a acabar añorando las colas y el “vuelva usted mañana”.
Cosas veredes… amigo Sancho. Cuanto añoro los oficinistas “forgianos”.
La libertad de expresión es un derecho fundamental que abarca las libertades de opinión, información y prensa, es esencial para ejercer otros derechos humanos y participar activamente en una sociedad libre y democrática, pero lo mismo en España que toda Europa, este derecho se enfrenta a desafíos y tensiones debido a la censura y a las restricciones.
Tras conocer por la prensa que un juzgado ha abierto diligencias de investigación por una denuncia contra su esposa, el presidente del Gobierno ha publicado una carta abierta dirigida a la ciudadanía en el antiguo Twitter, en la que afirma que: "Vive con impotencia el fango que se esparce sobre su mujer", y se pregunta si debe continuar o renunciar, motivo por el cual cancela su agenda, y se da de plazo hasta el próximo lunes, para meditar su futuro.
Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y, con un golpe de efecto, anunciará presumiblemente el 29 de abril el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio de la efímera candidatura unitaria de izquierdas Sumar y con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.
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