En el prefacio de ‘Dios es siempre nuevo’, que ha visto la luz hace unos días, el Papa habla de una teología hecha “de rodillas”, en la que se funden razón y corazón. Y es que el gran teólogo Ratzinger no escribía desde la fría “imparcialidad académica”. Es más bien alguien que se toma e invita a los demás a tomarse muy en serio la aventura de la fe, definida magistralmente en ‘Deus Caritas est’ como “el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida”.
La gran enseñanza de Benedicto, coincidía en resaltar su secretario, Georg Gänswein, es que la fe “no es una carga”, sino “más bien, una ayuda para llevar todas las cargas de cada día, y esto da alegría”.
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