El pasado día 8 de diciembre, en la Plaza de España de Roma, ante la imagen de la Inmaculada, el Papa lloró por los ucranianos y por Ucrania. La barbarie del invasor ruso, es una realidad, se ha desplegado sobre un pueblo que todavía mantiene vivo el recuerdo del genocidio decretado por Stalin. Putin está haciendo lo mismo. Quiere arrasar Ucrania y llevar al exterminio a su pueblo. En la súplica del Papa estaba presente el martirio que padecen niños, ancianos, jóvenes, madres y padres. A pesar de este martirio, Ucrania sigue viviendo.
El pueblo quiere estar preparado para que la verdadera paz, que no es el simple alto el fuego, se construya desde el presente de un pueblo que ha decidido vivir. Creo importante tenerlo y tenerles en cuenta.
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