Aquel partido, el del PSOE de 1982, mantenía los principios fundacionales de la búsqueda de la igualdad social en un país considerado como una nación única, indivisible y soberana. La lucha por la libertad y la democracia estaban unidas al ideal de implantar la justicia social.
Aunque Pedro Sánchez pretenda reivindicar la continuidad histórica dentro de su partido, el actual PSOE poco tiene que ver con esas coordenadas políticas. Sánchez debería escuchar más a los protagonistas de aquellos años, atender a la experiencia de quienes hicieron posible una historia de la que salió beneficiada España.
|