La sociedad chilena ha dicho no a la Constitución sometida a plebiscito el pasado 4 de septiembre. Votantes de derecha, liberales, democristianos y socialdemócratas, ciudadanos sin adscripción partidista y votantes de listas independientes, han decidido que la sociedad merece una Constitución nueva, pero no a cualquier precio.
Hace dos años, el 80% de los chilenos votaron a favor de la reforma constitucional. El no de ahora, lejos de representar a los nostálgicos de la Dictadura, ha sido la respuesta de una sociedad que rechaza la confrontación social, la ideologización de la Carta magna y su identificación con el Gobierno, la plurinacionalidad, la desaparición del Senado o la indefinición jurídica con respecto a la protección y garantía de derechos fundamentales básicos.
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