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Apela de nuevo a la misericordia

El Papa pide sobriedad ante una sociedad "ebria de consumo y placeres"

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El Papa ha pedido a los católicos sobriedad ante una sociedad "frecuentemente ebria de consumo y de placeres", durante la homilía pronunciada en la Misa del Gallo, en la que, en el que, coincidiendo con el Jubileo, ha apelado de nuevo a la misericordia.

"En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante", ha exclamado en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en la que es su tercera Navidad como Pontífice.

Así, ante miles de personas que han asistido a la celebración, Francisco ha demandado a los fieles que tengan un estilo de vida lleno de empatía, de compasión y de misericordia "frente a la cultura de la indiferencia, que termina por ser despiadada", y ha exigido que se cultive "un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios". De este modo, ha reclamado justicia en un mundo "duro con el pecador e indulgente con el pecado".

NO HAY LUGAR PARA LOS ESCÉPTICOS
Tras la lectura del Evangelio, el Papa ha reflexionado sobre el nacimiento de Dios, que ha definido como la promesa que "por fin se ha realizado". "El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad", ha dicho.

Asimismo, ha exclamado que "no hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo". En este sentido, ha recordado que con la llegada del Niño Jesús, que "es el verdadero consolador del corazón", todo cambia porque la "tristeza es arrojada fuera".

"El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos", ha señalado.

En esta línea, el Papa ha reclamado que cese el miedo y el temor y ha llamado a los fieles a "ir y ver al Salvador recostado en el pesebre" porque "este es el motivo del gozo y la alegría".

"No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Este Niño ha nacido para nosotros, se nos ha dado, como anuncia Isaías, al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al Príncipe de la paz y ser entre las naciones su instrumento eficaz", ha explicado.

Por ello, ha dicho que cuando se escuche hablar del nacimiento de Cristo, se guarde silencio y deje que ese Niño hable. "Grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida", ha resaltado.

NACE EN LA POBREZA DEL MUNDO
El Pontífice argentino ha señalado que Dios "nace en la pobreza del mundo", encuentra "cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales".

"Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo", ha exclamado.

Así, Francisco ha concluido su homilía pidiendo a los fieles que "se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios" y que, ante Él, brote de los corazones una invocación: "Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación".

El Papa se asomará este viernes 25 de diciembre al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano para impartir la bendición "Urbi et Orbi"(a la ciudad y al mundo).

El Papa pide sobriedad ante una sociedad "ebria de consumo y placeres"

Apela de nuevo a la misericordia
Redacción
jueves, 24 de diciembre de 2015, 23:59 h (CET)

El Papa ha pedido a los católicos sobriedad ante una sociedad "frecuentemente ebria de consumo y de placeres", durante la homilía pronunciada en la Misa del Gallo, en la que, en el que, coincidiendo con el Jubileo, ha apelado de nuevo a la misericordia.

"En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante", ha exclamado en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, en la que es su tercera Navidad como Pontífice.

Así, ante miles de personas que han asistido a la celebración, Francisco ha demandado a los fieles que tengan un estilo de vida lleno de empatía, de compasión y de misericordia "frente a la cultura de la indiferencia, que termina por ser despiadada", y ha exigido que se cultive "un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios". De este modo, ha reclamado justicia en un mundo "duro con el pecador e indulgente con el pecado".

NO HAY LUGAR PARA LOS ESCÉPTICOS
Tras la lectura del Evangelio, el Papa ha reflexionado sobre el nacimiento de Dios, que ha definido como la promesa que "por fin se ha realizado". "El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad", ha dicho.

Asimismo, ha exclamado que "no hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo". En este sentido, ha recordado que con la llegada del Niño Jesús, que "es el verdadero consolador del corazón", todo cambia porque la "tristeza es arrojada fuera".

"El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos", ha señalado.

En esta línea, el Papa ha reclamado que cese el miedo y el temor y ha llamado a los fieles a "ir y ver al Salvador recostado en el pesebre" porque "este es el motivo del gozo y la alegría".

"No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Este Niño ha nacido para nosotros, se nos ha dado, como anuncia Isaías, al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al Príncipe de la paz y ser entre las naciones su instrumento eficaz", ha explicado.

Por ello, ha dicho que cuando se escuche hablar del nacimiento de Cristo, se guarde silencio y deje que ese Niño hable. "Grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida", ha resaltado.

NACE EN LA POBREZA DEL MUNDO
El Pontífice argentino ha señalado que Dios "nace en la pobreza del mundo", encuentra "cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales".

"Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo", ha exclamado.

Así, Francisco ha concluido su homilía pidiendo a los fieles que "se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios" y que, ante Él, brote de los corazones una invocación: "Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación".

El Papa se asomará este viernes 25 de diciembre al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano para impartir la bendición "Urbi et Orbi"(a la ciudad y al mundo).

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