| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
|
|
Fue ayer,
cuando cayó el alba,
me distes cien mil besos robados.
Y tus caricias me hicieron sentir mil veces tú...
Fue ayer,
cuando me quisiste mucho,
y mucho...
Y pasó la tarde,
y pasó la noche,
y pasó el amanecer.
Fue anoche,
cuando tuve mala suerte,
y alguien robó tu último beso.
Y entonces lo perdí todo y el luto cayó sobre madera mojada.
Y cayó la noche,
y otra noche,
y otra y otra.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
|