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Se suele decir que Buenos Aires se fundó dos veces, sin embargo, tuvo una sola fundación oficial, que fue la de Juan de Garay en 1580

La Ciudad de la Trinidad

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“A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y el aire", Jorge Luis Borges, en “Fundación Mítica de Buenos Aires”.


La ciudad que todos conocemos como Buenos Aires, la capital argentina y una de las urbes más grandes de América Latina, la “Reina del Plata”, o la “París de Sudamérica”, alguna vez también fue “La Trinidad”, tal como lo indica el acta de fundación del español Juan de Garay. Curiosamente, muy pocos argentinos, e incluso porteños, saben que la actual Buenos Aires se llamó “Ciudad de la Trinidad”.


Se suele decir que la ciudad se fundó dos veces, sin embargo, solamente tuvo una sola fundación oficial, que fue la de Juan de Garay en 1580. El primer asentamiento ocurrió 44 años atrás, cuando el español Pedro de Mendoza instaló el primer asentamiento en 1536 y la llamó Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre. Según las crónicas históricas, aquel asentamiento no prosperó debido a las difíciles condiciones de vida que imperaban y a la resistencia de los nativos Querandíes.


El 2 de febrero de 1536 desembarcaron Don Pedro de Mendoza y más de 1500 tripulantes en el Río de la Plata. Con tan solo 34 años, fue nombrado Primer Adelantado del Río de la Plata a través de un decreto firmado por Francisco de los Cobos, secretario del Emperador Rey Carlos V de España. El documento le encomendaba “conquistar y poblar las tierras y provincias que hay en el Río de Solís, que llaman de la Plata”. La flota alcanzó el Río de la Plata durante la fiesta religiosa de la Epifanía, el 2 de febrero de 1536 (algunos historiadores señalan que fue al día siguiente), y desembarcó en la orilla sur fundando el “Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire”.


En sus crónicas, Don Pedro de Mendoza relata:

“En esta tierra dimos con un pueblo en que estaba una nación de indios llamados carendies (querandíes) como de 2.000 hombres con las mujeres e hijos, y su vestir era como el de los zechurg del ombligo a las rodillas; nos trajeron de comer, carne y pescado. Estos carendies no tienen habitaciones propias, sino que dan vueltas a la tierra, como los gitanos en nuestro país; y cuando viajan en el verano suelen andarse más de 30 millas por tierra enjuta sin hallar una gota de agua que poder beber. Si logran cazar ciervos u otras piezas del campo, entonces se beben la sangre. También hallan a veces una raíz que llaman cardes la que comen por la sed. Se entiende que lo de beberse la sangre sólo se acostumbra cuando les falta el agua o lo que la suple; porque de otra manera tal vez tendrían que morir de sed”.


Sin embargo, el buen recibimiento por parte de los indios no duró mucho tiempo y empezaron los enfrentamientos, luego de 14 días de paz. Los españoles conocieron las boleadoras y la técnica de los habitantes de las pampas para derribar animales con esa simple, pero precisa herramienta. Don Pedro de Mendoza relata:

“Emplean unas bolas de piedra aseguradas a un cordel largo del tamaño de las balas de plomo que usamos en Alemania. Con estas bolas enredan las patas del caballo o del venado cuando lo corren y lo hacen caer. Fue también con estas bolas que mataron a nuestro capitán y a los hidalgos, como que lo vi yo con los ojos de esta cara, y a los de a pie los voltearon con los dichos dardes”.


El enfrentamiento con los indios llevó a que la expedición colonizadora se transformara en una verdadera historia dramática para los españoles, quienes no solamente sufrieron la falta de alimentos para sobrevivir en la planicie pampeana, sino que también el calor de la temporada, las zonas empantanadas y los mosquitos. Entre tanta tragedia, ocurrió también un hecho de insubordinación, hambre, asedio y el primer incendio de Buenos Aires, el cual habría ocurrido el 24 de junio de 1536, durante la fiesta religiosa de San Juan Bautista. Aquel hecho fue determinante para los colonizadores y marcó el final de la aventura. Si bien muchos españoles consiguieron escapar de la matanza, entre ellos Pedro de Mendoza, quien emprendió el regreso enfermo y no logró llegar a destino. Murió en alta mar, donde fue arrojado el 23 de junio de 1537.


La fundación oficial de Buenos Aires tuvo lugar el 11 de junio de 1580, cuando el español Juan de Garay y un grupo de expedicionarios procedentes de Asunción del Paraguay, fundaron la ciudad cerca del lugar elegido por Pedro de Mendoza en 1536. Garay la bautizó como “Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre”. El objetivo de la expedición era establecer una salida al Atlántico, para facilitar el tráfico comercial entre el Alto Perú y España. Además, era necesario instalar una población estable y mantener un puerto seguro, para el tráfico comercial desde Chile y Paraguay con España. Esta vez, los colonizadores llegaron para quedarse y echar raíces definitivas a orillas del Río de la Plata. A pesar de la adversidad, lucharon y resistieron, incluso mezclaron su sangre con la de los pueblos originarios, estableciéndoseal otro lado del planeta, lejos de la Madre Patria.


Han pasado 442 años desde la fundación oficial de la ciudad y muchas cosas han cambiado en el mundo. Aquella humilde y precaria ciudad que alguna vez fue La Ciudad de la Trinidad, hoy se presenta ante el mundo como Buenos Aires, una de las ciudades más dinámicas, complejas y cosmopolitas de América. 

La Ciudad de la Trinidad

Se suele decir que Buenos Aires se fundó dos veces, sin embargo, tuvo una sola fundación oficial, que fue la de Juan de Garay en 1580
Bruno Sabella
viernes, 6 de mayo de 2022, 10:00 h (CET)

“A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y el aire", Jorge Luis Borges, en “Fundación Mítica de Buenos Aires”.


La ciudad que todos conocemos como Buenos Aires, la capital argentina y una de las urbes más grandes de América Latina, la “Reina del Plata”, o la “París de Sudamérica”, alguna vez también fue “La Trinidad”, tal como lo indica el acta de fundación del español Juan de Garay. Curiosamente, muy pocos argentinos, e incluso porteños, saben que la actual Buenos Aires se llamó “Ciudad de la Trinidad”.


Se suele decir que la ciudad se fundó dos veces, sin embargo, solamente tuvo una sola fundación oficial, que fue la de Juan de Garay en 1580. El primer asentamiento ocurrió 44 años atrás, cuando el español Pedro de Mendoza instaló el primer asentamiento en 1536 y la llamó Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre. Según las crónicas históricas, aquel asentamiento no prosperó debido a las difíciles condiciones de vida que imperaban y a la resistencia de los nativos Querandíes.


El 2 de febrero de 1536 desembarcaron Don Pedro de Mendoza y más de 1500 tripulantes en el Río de la Plata. Con tan solo 34 años, fue nombrado Primer Adelantado del Río de la Plata a través de un decreto firmado por Francisco de los Cobos, secretario del Emperador Rey Carlos V de España. El documento le encomendaba “conquistar y poblar las tierras y provincias que hay en el Río de Solís, que llaman de la Plata”. La flota alcanzó el Río de la Plata durante la fiesta religiosa de la Epifanía, el 2 de febrero de 1536 (algunos historiadores señalan que fue al día siguiente), y desembarcó en la orilla sur fundando el “Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire”.


En sus crónicas, Don Pedro de Mendoza relata:

“En esta tierra dimos con un pueblo en que estaba una nación de indios llamados carendies (querandíes) como de 2.000 hombres con las mujeres e hijos, y su vestir era como el de los zechurg del ombligo a las rodillas; nos trajeron de comer, carne y pescado. Estos carendies no tienen habitaciones propias, sino que dan vueltas a la tierra, como los gitanos en nuestro país; y cuando viajan en el verano suelen andarse más de 30 millas por tierra enjuta sin hallar una gota de agua que poder beber. Si logran cazar ciervos u otras piezas del campo, entonces se beben la sangre. También hallan a veces una raíz que llaman cardes la que comen por la sed. Se entiende que lo de beberse la sangre sólo se acostumbra cuando les falta el agua o lo que la suple; porque de otra manera tal vez tendrían que morir de sed”.


Sin embargo, el buen recibimiento por parte de los indios no duró mucho tiempo y empezaron los enfrentamientos, luego de 14 días de paz. Los españoles conocieron las boleadoras y la técnica de los habitantes de las pampas para derribar animales con esa simple, pero precisa herramienta. Don Pedro de Mendoza relata:

“Emplean unas bolas de piedra aseguradas a un cordel largo del tamaño de las balas de plomo que usamos en Alemania. Con estas bolas enredan las patas del caballo o del venado cuando lo corren y lo hacen caer. Fue también con estas bolas que mataron a nuestro capitán y a los hidalgos, como que lo vi yo con los ojos de esta cara, y a los de a pie los voltearon con los dichos dardes”.


El enfrentamiento con los indios llevó a que la expedición colonizadora se transformara en una verdadera historia dramática para los españoles, quienes no solamente sufrieron la falta de alimentos para sobrevivir en la planicie pampeana, sino que también el calor de la temporada, las zonas empantanadas y los mosquitos. Entre tanta tragedia, ocurrió también un hecho de insubordinación, hambre, asedio y el primer incendio de Buenos Aires, el cual habría ocurrido el 24 de junio de 1536, durante la fiesta religiosa de San Juan Bautista. Aquel hecho fue determinante para los colonizadores y marcó el final de la aventura. Si bien muchos españoles consiguieron escapar de la matanza, entre ellos Pedro de Mendoza, quien emprendió el regreso enfermo y no logró llegar a destino. Murió en alta mar, donde fue arrojado el 23 de junio de 1537.


La fundación oficial de Buenos Aires tuvo lugar el 11 de junio de 1580, cuando el español Juan de Garay y un grupo de expedicionarios procedentes de Asunción del Paraguay, fundaron la ciudad cerca del lugar elegido por Pedro de Mendoza en 1536. Garay la bautizó como “Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre”. El objetivo de la expedición era establecer una salida al Atlántico, para facilitar el tráfico comercial entre el Alto Perú y España. Además, era necesario instalar una población estable y mantener un puerto seguro, para el tráfico comercial desde Chile y Paraguay con España. Esta vez, los colonizadores llegaron para quedarse y echar raíces definitivas a orillas del Río de la Plata. A pesar de la adversidad, lucharon y resistieron, incluso mezclaron su sangre con la de los pueblos originarios, estableciéndoseal otro lado del planeta, lejos de la Madre Patria.


Han pasado 442 años desde la fundación oficial de la ciudad y muchas cosas han cambiado en el mundo. Aquella humilde y precaria ciudad que alguna vez fue La Ciudad de la Trinidad, hoy se presenta ante el mundo como Buenos Aires, una de las ciudades más dinámicas, complejas y cosmopolitas de América. 

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