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Herme Cerezo

Martin Mystère: ‘Expediente Excalibur’. El esoterismo llegó al Cómic

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Nada, oigan, mis improbables, que, a mis años y como un colegial, me he quedado colgado de una serie de cómics italiana. ¡Ay, ay, los fumetti! Dichosos fumetti, pérfidos. Si es que lo sabía. Cuando era joven ya tenían fama los álbumes transalpinos ... por adictivos. Y lo cierto es que ‘Martin Mystère. Investigador de lo imposible’ es una serie un tanto rara para proceder de la Península Itálica. Por rara entiendan revestida con una presentación sobria. Los grandes álbumes italianos se caracterizaron siempre por la calidad de encuadernación, de presentación, de colorido. Ediciones lujosas. Y miren por donde, mis improbables, ‘Martin Mystère’ es una publicación en blanco y negro, de formato pequeño, casi de bolsillo, y que recuerda constantemente esas novelas de las que tantas veces les he hablado, escritas por Silver Kane, don Francisco, Estefanía, don Marcial, o Keith Luger. Y miren por donde, de una serie aparentemente modesta me he quedado colgado.




Portada del cómic.


Martin Mystère se presenta como un personaje habituado a desenvolverse entre los escabrosos parajes de lo misterioso, de lo que no admite explicaciones racionales a primera vista, en tres palabras "de lo imposible", tal y como reza el subtítulo de la serie. Acompañado por Diana y por su fiel Java, una especie de Neanderthal con traje, corbata y raya en medio, que sólo emite sonidos guturales aparentemente comprendidos por todo el mundo menos por el que esto suscribe. Java, inasequible al desaliento, es una especie de "Muro de las Lamentaciones", una oreja magna que escucha con máximo interés todas las divagaciones de su jefe. Para el aficionado, este homínido pisaverde resulta imprescindible ya que, con las peroratas que engulle, permite al lector seguir el hilo argumental sin ningún problema.

Mystère, cuya profesión real es la de periodista de investigación, escritor de libros y presentador de programas divulgativos (un Javier Sierra o un Íker Jiménez, para aclararnos), se ve envuelto en los asuntos más inesperados: desde la búsqueda de civilizaciones perdidas, hasta robos de secretos centenarios, desapariciones misteriosas, pergaminos encriptados, platillos volantes, fantasmas, sociedades secretas, rituales confusos, sacrificios...

Una de las cosas que llama la atención poderosamente de ‘Martin Mystère’ es la calidad de sus guiones. Los guiones están muy trabajados, muy documentados y muy bien relatados a través de un juego didáctico que mezcla texto e imagen de un modo que calificaré, al menos, de excelente. Tengan en cuenta que su temática es preferentemente de carácter esotérico y los guionistas citan con frecuencia obras de este género. Referencias a Fulcanelli, John Dee, MacGregor Mathers, al Santo Grial o la fraternidad de la Golden Dawn son moneda de uso corriente en la serie.

Otra de las características de Martin Mystère es que cada aventura es autoconclusiva, principio y fin, aunque pueda hacer mención o relacionarse con otras anteriores. En este sentido, familiarizándose un poco con los personajes, es indiferente comenzar su lectura por un episodio u otro. Todos presentan su introducción, nudo y desenlace, al más puro estilo tradicional, un esquema que funciona perfectamente. Vaya si funciona.

Alfredo Castelli (Milán, 1947) es el padre de la criatura. Castelli lleva más de cuarenta años volcado en el mundo de los "fumetti", donde ganó el prestigioso premio ‘Yellow Kid’. Ha tocado muchos palos: guionista (‘Los Aristócratas’); cofundador de revistas (‘Horror’ que, en España fue publicada bajo el nombre de ‘Dossier negro’); redactor (‘Corriere dei Ragazzi’) y codirector (‘Eureka’). Además de todo esto, el autor milanés dedica parte de su tiempo a la investigación sobre el origen de los cómics. En 1982 creó ‘Martin Mystère’ para Bonelli Editore, que ahora publica en España la valenciana Aleta Ediciones. Aunque no realiza todos los guiones de la serie, sí la dirige y también supervisa la labor de los guionistas y dibujantes que prosiguen la senda que él abrió.

La continuación de series iniciadas por otros es una de las características que más me han llamado la atención del Cómic. Es una constante. No es que sea un fenómeno único, pero si es más frecuente que en otras manifestaciones culturales. Con ello se despersonaliza la autoría y se polariza toda la atención en el personaje central, menoscabando la labor de sus creadores. Y ‘Martin Mystère’, una colección larguísima, no podía ser menos, ya que ha sido guionizado y dibujado entre otros por Marco Abate, Bruno Abietti, Giancarlo Alessandrini, Lucia Arduini, Francesco Artibani, Enrico Bagnoli, Vincenzo Beretta, Marco Bertoli, Franco Bignotti, Giancarlo Caracuzzo, Roberto Cardinale, Giampiero Casertano, Gaspare e Gaetano Cassaro, Alessandro Chiarolla, Claudio Chiaverotti, Luigi Coppola, Giovanni Crivello, Davide De Cubellis, Salvatore Deidda, Marco Deplano, Franco Devescovi, Nando e Denisio Esposito, Lucio Filippucci, Giovanni Freghieri, Fabio Grimaldi, Michelangelo La Neve, Enrico Lotti, Paolo Morales, Giuseppe Palumbo, Andrea Pasini, Renata Pfeiffer, Claudio Piccoli, Pier Francesco Prosperi, Carlo Recagno, Angelo Maria Ricci, Corrado Roi, Giovanni Romanini, Alessandro Russo, Fabrizio Russo, Stefano Santarelli, Antonio Serra, Rodolfo Torti, Sergio Tuis, Gino Vercelli, Stefano Vietti, Claudio Villa o Luisa Zancanella. Como verán la nómina es amplia, teniendo presente, además, que he suprimido los nombres de aquellos colaboradores que sólo han intervenido en menos de tres números de la serie.

‘Martyn Mystère’, en resumen, es una serie que pretende entretener. Y creo que también ilustrar. Como señala en uno de sus escritos el crítico e historiador del cómic, Álvaro Pons, "son tebeos de consumo, populares, que nunca han sido creados para ser coleccionados, sino para ser leídos en esos momentos de espera en los que no sabemos qué hacer". En ‘Martin Mystère’, prosigue Álvaro, "no hay ninguna ambición de pasar a las historia del noveno arte, tan sólo de que el lector se pase un buen rato y olvide durante su lectura sus problemas diarios".

Como el aserto de Álvaro Pons me parece muy acertado, me atrevo a sugerirles este verano, en el que dicen que las temperaturas van a alcanzar límites insospechados - omitiré "críticos" para evitar malas interpretaciones con la que está cayendo -, que se sumerjan en las aventuras del detective de lo imposible. Por ello, les recomiendo que se lean el especial de ‘Martin Mystère’ que, con sus 432 páginas, rompe todos los esquemas de la serie. Se titula ‘Expediente Excalibur. El asombroso secreto de la espada del rey Arturo’. Como se habrán imaginado la cosa va de la búsqueda de Excalibur y del Santo Grial o de la lucha por su posesión, que parece igual pero no es lo mismo. Las dos historias que integran el volumen ‘La espada del rey Arturo’ y ‘El secreto de san Nicolás’ giran en torno al ciclo artúrico y contienen de todo: esoterismo, historia, aventura, nazis, búsquedas, enigmas, leyendas y, como ya les dije que era común denominador de la serie, una importante labor de documentación que enriquece enormemente el libro, cuyo guión es del propio Alfredo Castelli y el dibujo de uno de los artistas que más frecuentemente ha ilustrado a Martin: Giancarlo Alessandrini, que se encarga "de oficio" de realizar todas las portadas de la serie.

‘Expediente Excalibur’ juega con los espacios temporales, que intercambia constantemente, pasando del pasado al presente en cuestión de unas cuantas viñetas. Esta fluidez narrativa le permite a Castelli proporcionar al lector las piezas del puzzle que, espontáneamente, encajan al final para conformar dos historias interesantes y atractivas sin ningún género de dudad.

Como colofón les diré que ‘Expediente Excalibur’ incluye una interesante introducción de Javier Sierra (‘Yo, investigador de lo imposible’) y un esclarecedor epílogo titulado ‘Los misterios de Mystère’, escrito por el propio guionista, que aportan información colateral interesante. No se lo pierdan y en septiembre ya me cuentan como les fue con ‘Martin Mystère’, investigador de lo imposible, la espada Excalibur, Avalón, el rey Arturo, San Nicolás de Bari y algunos otros más.

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‘Expediente Excalibur. El asombroso secreto de la espada del rey Arturo’, de Alfredo Castelli y Giancarlo Alessandrini. Aleta Ediciones.432 páginas, 18 euros.

Martin Mystère: ‘Expediente Excalibur’. El esoterismo llegó al Cómic

Herme Cerezo
Herme Cerezo
lunes, 10 de noviembre de 2008, 08:51 h (CET)
Nada, oigan, mis improbables, que, a mis años y como un colegial, me he quedado colgado de una serie de cómics italiana. ¡Ay, ay, los fumetti! Dichosos fumetti, pérfidos. Si es que lo sabía. Cuando era joven ya tenían fama los álbumes transalpinos ... por adictivos. Y lo cierto es que ‘Martin Mystère. Investigador de lo imposible’ es una serie un tanto rara para proceder de la Península Itálica. Por rara entiendan revestida con una presentación sobria. Los grandes álbumes italianos se caracterizaron siempre por la calidad de encuadernación, de presentación, de colorido. Ediciones lujosas. Y miren por donde, mis improbables, ‘Martin Mystère’ es una publicación en blanco y negro, de formato pequeño, casi de bolsillo, y que recuerda constantemente esas novelas de las que tantas veces les he hablado, escritas por Silver Kane, don Francisco, Estefanía, don Marcial, o Keith Luger. Y miren por donde, de una serie aparentemente modesta me he quedado colgado.




Portada del cómic.


Martin Mystère se presenta como un personaje habituado a desenvolverse entre los escabrosos parajes de lo misterioso, de lo que no admite explicaciones racionales a primera vista, en tres palabras "de lo imposible", tal y como reza el subtítulo de la serie. Acompañado por Diana y por su fiel Java, una especie de Neanderthal con traje, corbata y raya en medio, que sólo emite sonidos guturales aparentemente comprendidos por todo el mundo menos por el que esto suscribe. Java, inasequible al desaliento, es una especie de "Muro de las Lamentaciones", una oreja magna que escucha con máximo interés todas las divagaciones de su jefe. Para el aficionado, este homínido pisaverde resulta imprescindible ya que, con las peroratas que engulle, permite al lector seguir el hilo argumental sin ningún problema.

Mystère, cuya profesión real es la de periodista de investigación, escritor de libros y presentador de programas divulgativos (un Javier Sierra o un Íker Jiménez, para aclararnos), se ve envuelto en los asuntos más inesperados: desde la búsqueda de civilizaciones perdidas, hasta robos de secretos centenarios, desapariciones misteriosas, pergaminos encriptados, platillos volantes, fantasmas, sociedades secretas, rituales confusos, sacrificios...

Una de las cosas que llama la atención poderosamente de ‘Martin Mystère’ es la calidad de sus guiones. Los guiones están muy trabajados, muy documentados y muy bien relatados a través de un juego didáctico que mezcla texto e imagen de un modo que calificaré, al menos, de excelente. Tengan en cuenta que su temática es preferentemente de carácter esotérico y los guionistas citan con frecuencia obras de este género. Referencias a Fulcanelli, John Dee, MacGregor Mathers, al Santo Grial o la fraternidad de la Golden Dawn son moneda de uso corriente en la serie.

Otra de las características de Martin Mystère es que cada aventura es autoconclusiva, principio y fin, aunque pueda hacer mención o relacionarse con otras anteriores. En este sentido, familiarizándose un poco con los personajes, es indiferente comenzar su lectura por un episodio u otro. Todos presentan su introducción, nudo y desenlace, al más puro estilo tradicional, un esquema que funciona perfectamente. Vaya si funciona.

Alfredo Castelli (Milán, 1947) es el padre de la criatura. Castelli lleva más de cuarenta años volcado en el mundo de los "fumetti", donde ganó el prestigioso premio ‘Yellow Kid’. Ha tocado muchos palos: guionista (‘Los Aristócratas’); cofundador de revistas (‘Horror’ que, en España fue publicada bajo el nombre de ‘Dossier negro’); redactor (‘Corriere dei Ragazzi’) y codirector (‘Eureka’). Además de todo esto, el autor milanés dedica parte de su tiempo a la investigación sobre el origen de los cómics. En 1982 creó ‘Martin Mystère’ para Bonelli Editore, que ahora publica en España la valenciana Aleta Ediciones. Aunque no realiza todos los guiones de la serie, sí la dirige y también supervisa la labor de los guionistas y dibujantes que prosiguen la senda que él abrió.

La continuación de series iniciadas por otros es una de las características que más me han llamado la atención del Cómic. Es una constante. No es que sea un fenómeno único, pero si es más frecuente que en otras manifestaciones culturales. Con ello se despersonaliza la autoría y se polariza toda la atención en el personaje central, menoscabando la labor de sus creadores. Y ‘Martin Mystère’, una colección larguísima, no podía ser menos, ya que ha sido guionizado y dibujado entre otros por Marco Abate, Bruno Abietti, Giancarlo Alessandrini, Lucia Arduini, Francesco Artibani, Enrico Bagnoli, Vincenzo Beretta, Marco Bertoli, Franco Bignotti, Giancarlo Caracuzzo, Roberto Cardinale, Giampiero Casertano, Gaspare e Gaetano Cassaro, Alessandro Chiarolla, Claudio Chiaverotti, Luigi Coppola, Giovanni Crivello, Davide De Cubellis, Salvatore Deidda, Marco Deplano, Franco Devescovi, Nando e Denisio Esposito, Lucio Filippucci, Giovanni Freghieri, Fabio Grimaldi, Michelangelo La Neve, Enrico Lotti, Paolo Morales, Giuseppe Palumbo, Andrea Pasini, Renata Pfeiffer, Claudio Piccoli, Pier Francesco Prosperi, Carlo Recagno, Angelo Maria Ricci, Corrado Roi, Giovanni Romanini, Alessandro Russo, Fabrizio Russo, Stefano Santarelli, Antonio Serra, Rodolfo Torti, Sergio Tuis, Gino Vercelli, Stefano Vietti, Claudio Villa o Luisa Zancanella. Como verán la nómina es amplia, teniendo presente, además, que he suprimido los nombres de aquellos colaboradores que sólo han intervenido en menos de tres números de la serie.

‘Martyn Mystère’, en resumen, es una serie que pretende entretener. Y creo que también ilustrar. Como señala en uno de sus escritos el crítico e historiador del cómic, Álvaro Pons, "son tebeos de consumo, populares, que nunca han sido creados para ser coleccionados, sino para ser leídos en esos momentos de espera en los que no sabemos qué hacer". En ‘Martin Mystère’, prosigue Álvaro, "no hay ninguna ambición de pasar a las historia del noveno arte, tan sólo de que el lector se pase un buen rato y olvide durante su lectura sus problemas diarios".

Como el aserto de Álvaro Pons me parece muy acertado, me atrevo a sugerirles este verano, en el que dicen que las temperaturas van a alcanzar límites insospechados - omitiré "críticos" para evitar malas interpretaciones con la que está cayendo -, que se sumerjan en las aventuras del detective de lo imposible. Por ello, les recomiendo que se lean el especial de ‘Martin Mystère’ que, con sus 432 páginas, rompe todos los esquemas de la serie. Se titula ‘Expediente Excalibur. El asombroso secreto de la espada del rey Arturo’. Como se habrán imaginado la cosa va de la búsqueda de Excalibur y del Santo Grial o de la lucha por su posesión, que parece igual pero no es lo mismo. Las dos historias que integran el volumen ‘La espada del rey Arturo’ y ‘El secreto de san Nicolás’ giran en torno al ciclo artúrico y contienen de todo: esoterismo, historia, aventura, nazis, búsquedas, enigmas, leyendas y, como ya les dije que era común denominador de la serie, una importante labor de documentación que enriquece enormemente el libro, cuyo guión es del propio Alfredo Castelli y el dibujo de uno de los artistas que más frecuentemente ha ilustrado a Martin: Giancarlo Alessandrini, que se encarga "de oficio" de realizar todas las portadas de la serie.

‘Expediente Excalibur’ juega con los espacios temporales, que intercambia constantemente, pasando del pasado al presente en cuestión de unas cuantas viñetas. Esta fluidez narrativa le permite a Castelli proporcionar al lector las piezas del puzzle que, espontáneamente, encajan al final para conformar dos historias interesantes y atractivas sin ningún género de dudad.

Como colofón les diré que ‘Expediente Excalibur’ incluye una interesante introducción de Javier Sierra (‘Yo, investigador de lo imposible’) y un esclarecedor epílogo titulado ‘Los misterios de Mystère’, escrito por el propio guionista, que aportan información colateral interesante. No se lo pierdan y en septiembre ya me cuentan como les fue con ‘Martin Mystère’, investigador de lo imposible, la espada Excalibur, Avalón, el rey Arturo, San Nicolás de Bari y algunos otros más.

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‘Expediente Excalibur. El asombroso secreto de la espada del rey Arturo’, de Alfredo Castelli y Giancarlo Alessandrini. Aleta Ediciones.432 páginas, 18 euros.

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