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La confusión, el desorden y el caos reinan en el mundo o en muchas situaciones de la realidad. El mundo actual cada vez es más superficial y menos profundo en todos los aspectos pensables. Esto también lo plantea el filósofo coreano Byung-Chul Han en su último libro No-cosas. Ciertamente, lo irreal o lo digital están sustituyendo a la realidad presencial de una forma creciente.
La memoria es importante y decisiva en todos los aspectos de la existencia humana. Circulan continuamente muchas informaciones falsas o manipuladas. La Inteligencia Artificial puede ser útil y beneficiosa, pero aplicada en la realidad cotidiana desde planteamientos éticos.
El exceso de comunicación e información no es algo positivo en sí mismo, porque dispersa la atención e impide o dificulta el centrarse en lo valioso, en lo que aporta valor de verdad. La vida no es controlable desde algoritmos, ya que interviene el azar de una manera inexorable. Está bien que la prudencia de la personas se ejerza en la realidad, en el presente y en el futuro, pero la existencia no se puede matematizar para evitar los problemas y los conflictos, ya que estos son parte inevitable del curso de las trayectorias vitales de todos. Si no fuera así seríamos dioses. Los cuidados o las preocupaciones son un rasgo fundamental de la cotidianidad de los sujetos, ya lo decía Heidegger y es cierto.
Si se piensa en la finitud humana y en los avatares y circunstancias de la realidad humana, lo que se deduce es la necesidad de fuerza, energía y perseverancia en la lucha por crear la vida que cada persona quiere, a pesar de todas las dificultades y obstáculos.
La autonomía y la libertad nunca se deben perder en este mundo digital en el que convivimos. Como escribe Byung Chul Han «Se ha nivelado la distinción entre lo verdadero y lo falso». Y esto es muy grave, sin ninguna duda. Ya que la verdad y el bien son la base de la civilización occidental desde hace milenios. Si da igual todo, se cae en el más absoluto relativismo que conduce a la ignorancia, a la mentira y al mal. La eficacia no puede sustituir a la verdad, algo que está pasando ya en nuestro tiempo y el hecho de que suceda no justifica nada.
El conocimiento y el aprendizaje requieren mucho tiempo. Y en el tiempo actual parece que no se acepta que esto sea así, pero lo es. Las cosas grandes también precisan de mucho tiempo.
Lo valioso requiere tiempo y no es algo que se realiza muy rápidamente. Pero se tiende a olvidar, porque es más fácil seguir en la cultura del fragmento que es en la que vivimos. Lo fragmentario no puede sustituir a lo acabado y completo.
Es evidente que hace falta otra política del tiempo, como también indica Chul Han. Es aconsejable vivir con más lentitud y apreciando con más intensidad y profundidad lo que nos rodea y también lo que se hace y experimenta, si se quiere existir con más profundidad aprovechando mejor la única vida que se vive. La significación de las experiencias es esencial para una existencia más feliz y es algo reconocido también por los psicólogos y por los filósofos. Los recuerdos de lo que aprendemos también forman parte del bagaje cultural de las personas.
Por tanto, el tiempo de trabajo en la sociedad digital tiene que ser más reducido, para que el autodesarrollo personal sea posible de mejor manera. Se vive, en muchos casos, una vida frenética, por el materialismo y el consumismo que están en la base de la sociedad actual y esto no es lo que necesitan realmente las personas para sentirse realizadas.
Es lo contrario del siglo XIX, en cierto sentido, ya que los objetos de consumo no deben serlo todo en pleno siglo XXI y parece que lo son. Se necesita un cambio de modelo o paradigma en el modelo económico del neocapitalismo.
Muchos se están dando cuenta de la situación, si pensamos en el calentamiento global y el cambio climático y lo que suponen para la Humanidad actual y para el futuro del planeta. El sistema productivista imperante tiene que cambiar radicalmente y ser sostenible sin depredar la naturaleza.
Considero que una de las mayores transformaciones del futuro será disponer de sistemas de transporte mucho más veloces que los actuales y también del teletrabajo en casi todas las profesiones. De este modo, aumentará el tiempo libre para todos y eso será muy beneficioso, en todos los sentidos. El tiempo que pierden muchas personas en los desplazamientos al trabajo es enorme y esto resta vida de calidad.
EH Bildu estaría integrada por militantes de Aralar, Alternativa, EA e Independientes, todos ellos fagocitados por la estrella-alfa Sortu, cuyo ideólogo sería el actual candidato a Lehendakari, Pello Otxandiano, quien decidió revisar la anterior estrategia de Bildu e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica.
El pasado martes mientras limpiaba uno de los patios de colegio que me toca dos veces a la semana, una niña intentaba proteger a una abeja que no podía volar cogiéndola con una hoja y la apartó para que nadie la pisara estando pendiente para ver si se podía recuperar a lo que se sumaron una compañera y un compañero. Gestos que demuestran más empatía que muchos adultos.
En la colosal vorágine de los tiempos modernos, nos encontramos enredados en un tejido de deseos y ansias desbocadas. Nos hemos convertido en una sociedad dominada por la avaricia, un apetito voraz que desemboca en la insaciabilidad. La hambruna crónica de la insatisfacción. Más y más por el mero más y más. Lejos queda la capacidad personal y colectiva de detenernos a pensar quiénes somos y echar la vista atrás para recapitular de dónde venimos.
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