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B. Pérez, Comunidad Valenciana

Estoy pidiendo a gritos ser vacunado y… ¡me confunden con un negacionista!

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Les lanzo una pregunta: ¿vacunarse es realmente un derecho en nuestro país e inmunizar a la población es un objetivo prioritario? Sinceramente, tengo mis dudas.

El Gobierno mantiene de forma férrea el protocolo de edades para administrar la vacuna del Covid-19. Se cierra en banda al cambio y es inflexible, aunque en el resto de Europa se confirmen diferentes maneras –todas han demostrado que funcionan- de aplicar la vacunación a la población.


Llevo más de un mes intentando ser vacunado. A día de hoy, aún no lo he conseguido.  Les matizo que me encuentro en la franja de edad de 60 a 65 años y estoy corriendo un serio riesgo de contagio que podría hacerse extensible a los que tengo cerca. Ni siquiera ha tenido contestación el escrito que me he animado a enviar a los responsables de la Sanidad valenciana. Les invito a leerlo, porque en él está mi historia:


A día 17 de junio de 2021, he recibido una llamada en la que se me ha indicado que debía acercarme al centro de vacunación para recibir la primera dosis de la vacuna Covid-19. He preguntado a mi interlocutor qué tipo de vacuna iban a inocularme. Tras contestarme que me correspondía Astrazeneca, le he expuesto mi deseo de vacunarme cuanto antes, pero le he indicado que esa marca en concreto quería evitarla. Le he explicado que las informaciones vertidas en torno a Astrazeneca me hacían dudar sobre los posibles efectos negativos que podría reportarme, por lo que temo poner en riesgo mi salud –que ya sufre de algunos achaques-.


A pesar de haber expresado de forma clara mi intención de vacunarme lo antes posible, mi interlocutor me ha asegurado que desde este momento mi nombre va a figurar en la lista de aquellos que se niegan a la vacunación, cuestión que falta totalmente a la verdad, ya que mi única intención es vacunarme (y hacerlo cuanto antes) con cualquiera de las otras vacunas que en este momento se están administrando en España.


Creo firmemente que, ante una pandemia y un problema de salud pública tan grave como el que estamos viviendo en el mundo, la vacuna es un derecho que se me está negando alegando motivos de protocolo, cuestión sobre la que se han hecho y pueden seguir haciéndose aquellas excepciones que sean necesarias para asegurar y alcanzar la deseada inmunidad de grupo.


Mis motivos no son caprichosos y mi prevención ante la vacuna que rechazo está basada en hechos sólidos: ha causado trombos que han provocado el fallecimiento de personas y ha sido rechazada en países de la Unión Europea. Si están tan seguros de que no voy a sufrir ningún efecto secundario grave con ella, que algún responsable de Sanidad me firme un documento acreditándolo, de igual forma que a muchas personas que han escogido Astrazeneca como segunda dosis les han hecho firmar un documento responsabilizándose de su elección.


Les destaco algunas frases del nuevo prospecto de Astrazeneca (ahora Vaxzevria) que ilustran algunos de los motivos de mi prevención:

“Trastornos de la sangre. Como cualquier vacuna, la vacunación con Vaxzevria podría no proteger completamente a todos los que la reciben. No se sabe durante cuánto tiempo estará protegido. Actualmente hay datos limitados sobre la eficacia de Vaxzebria en individuos de 55 años o más”.


Desconozco si tras valorar este escrito decidirán vacunarme (aunque, sinceramente,  espero que así sea), pero lo que exijo es que me saquen de un listado en el que no merezco estar: el listado de personas que se niegan a la vacunación. No es mi caso y jamás me he negado a ello. Todo lo contrario. Espero recibir la vacuna como el resto de los españoles dentro del grupo que consideren, después de perder el turno por los motivos expuestos.


-------------


Soy consciente de la importancia de la vacunación masiva y he dejado, como muchas otras personas en el mundo, de compartir la vida con amigos y familiares por culpa del azote de este virus. Solo pido ser tratado como un ciudadano con derecho a la Sanidad Pública, concepto que pagamos entre todos y que ahora veo como se me niega apelando a herméticos protocolos que se basan solo en una de las muchas versiones que tiene esta historia. Por eso sigo pidiendo a gritos ser vacunado y… ¡me siguen confundiendo con un negacionista!

Estoy pidiendo a gritos ser vacunado y… ¡me confunden con un negacionista!

B. Pérez, Comunidad Valenciana
Lectores
viernes, 16 de julio de 2021, 11:06 h (CET)

Les lanzo una pregunta: ¿vacunarse es realmente un derecho en nuestro país e inmunizar a la población es un objetivo prioritario? Sinceramente, tengo mis dudas.

El Gobierno mantiene de forma férrea el protocolo de edades para administrar la vacuna del Covid-19. Se cierra en banda al cambio y es inflexible, aunque en el resto de Europa se confirmen diferentes maneras –todas han demostrado que funcionan- de aplicar la vacunación a la población.


Llevo más de un mes intentando ser vacunado. A día de hoy, aún no lo he conseguido.  Les matizo que me encuentro en la franja de edad de 60 a 65 años y estoy corriendo un serio riesgo de contagio que podría hacerse extensible a los que tengo cerca. Ni siquiera ha tenido contestación el escrito que me he animado a enviar a los responsables de la Sanidad valenciana. Les invito a leerlo, porque en él está mi historia:


A día 17 de junio de 2021, he recibido una llamada en la que se me ha indicado que debía acercarme al centro de vacunación para recibir la primera dosis de la vacuna Covid-19. He preguntado a mi interlocutor qué tipo de vacuna iban a inocularme. Tras contestarme que me correspondía Astrazeneca, le he expuesto mi deseo de vacunarme cuanto antes, pero le he indicado que esa marca en concreto quería evitarla. Le he explicado que las informaciones vertidas en torno a Astrazeneca me hacían dudar sobre los posibles efectos negativos que podría reportarme, por lo que temo poner en riesgo mi salud –que ya sufre de algunos achaques-.


A pesar de haber expresado de forma clara mi intención de vacunarme lo antes posible, mi interlocutor me ha asegurado que desde este momento mi nombre va a figurar en la lista de aquellos que se niegan a la vacunación, cuestión que falta totalmente a la verdad, ya que mi única intención es vacunarme (y hacerlo cuanto antes) con cualquiera de las otras vacunas que en este momento se están administrando en España.


Creo firmemente que, ante una pandemia y un problema de salud pública tan grave como el que estamos viviendo en el mundo, la vacuna es un derecho que se me está negando alegando motivos de protocolo, cuestión sobre la que se han hecho y pueden seguir haciéndose aquellas excepciones que sean necesarias para asegurar y alcanzar la deseada inmunidad de grupo.


Mis motivos no son caprichosos y mi prevención ante la vacuna que rechazo está basada en hechos sólidos: ha causado trombos que han provocado el fallecimiento de personas y ha sido rechazada en países de la Unión Europea. Si están tan seguros de que no voy a sufrir ningún efecto secundario grave con ella, que algún responsable de Sanidad me firme un documento acreditándolo, de igual forma que a muchas personas que han escogido Astrazeneca como segunda dosis les han hecho firmar un documento responsabilizándose de su elección.


Les destaco algunas frases del nuevo prospecto de Astrazeneca (ahora Vaxzevria) que ilustran algunos de los motivos de mi prevención:

“Trastornos de la sangre. Como cualquier vacuna, la vacunación con Vaxzevria podría no proteger completamente a todos los que la reciben. No se sabe durante cuánto tiempo estará protegido. Actualmente hay datos limitados sobre la eficacia de Vaxzebria en individuos de 55 años o más”.


Desconozco si tras valorar este escrito decidirán vacunarme (aunque, sinceramente,  espero que así sea), pero lo que exijo es que me saquen de un listado en el que no merezco estar: el listado de personas que se niegan a la vacunación. No es mi caso y jamás me he negado a ello. Todo lo contrario. Espero recibir la vacuna como el resto de los españoles dentro del grupo que consideren, después de perder el turno por los motivos expuestos.


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Soy consciente de la importancia de la vacunación masiva y he dejado, como muchas otras personas en el mundo, de compartir la vida con amigos y familiares por culpa del azote de este virus. Solo pido ser tratado como un ciudadano con derecho a la Sanidad Pública, concepto que pagamos entre todos y que ahora veo como se me niega apelando a herméticos protocolos que se basan solo en una de las muchas versiones que tiene esta historia. Por eso sigo pidiendo a gritos ser vacunado y… ¡me siguen confundiendo con un negacionista!

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