En realidad lo que Aragonés, Presidente de Cataluña en funciones, pedía hace unas semanas es que se conceda a los presos del “Procés” un trato de favor, y se olvide de una vez por todas lo que sucedió hace ya tres años. Es imposible argumentar con quienes se empeñan en desvincular la democracia del Estado de Derecho, incapaces de aceptar que no son sus ideas políticas las que han sido condenadas sino su intento de alterar, desde el poder, el orden constitucional.
Cuando llegue el momento podrán aplicarse a estos presos los beneficios de los que gozan todos los presos españoles. De momento, la política catalana debería destinarse a menesteres más prosaicos como gestionar la pandemia, frenar el desempleo y preparar unas elecciones que deberían dar estabilidad política, social y económica a todos los catalanes.
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