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No es infrecuente que Pedro Sánchez use un doble discurso. Por un lado lo que dice y por otro lo que hace o permite hacer. Mientras sus socios del Gobierno, con el tema del Rey emérito, se han echado al monte, lo correcto es poner orden en su casa y acabar con la evidente campaña de Podemos y la izquierda republicana y radical contra la monarquía. Pedro Sánchez debe acabar ya con las reiteradas faltas de lealtad institucional y de respeto que los representantes de Podemos están sembrando en las instituciones. Que el partido de Pablo Iglesias haya pedido que el Rey Felipe VI comparezca en el Congreso para explicar la marcha de su padre, o que Jaume Ausens, presidente del grupo parlamentario de Podemos, diga que don Juan Carlos estará pronto “en búsqueda y captura” no dejan de ser afirmaciones propias del género de la astracanada política.
Si a la incapacidad de Pedro Sánchez por controlar a sus socios de Gobierno, se le suma la pésima gestión ante la crisis de la pandemia, que cada día se agudiza más, los síntomas de decadencia e inoperancia no pueden ser más evidentes.
Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.
Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
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