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Opinión
Etiquetas | Política | Pedro Sánchez | PP
“Nunca es posible calcular lo que puede esperarse de hombres que no obran con principios fijos, sino conforme a intereses que cambian a cada momento” Donoso Cortés

​Pedro Sánchez se lleva al huerto a las grandes empresas

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No por conocido deja de ser menos llamativo. En efecto, en España y pensamos que en otros muchos países sucede lo mismo, siempre hay un grupo dentro de quienes ejercen la función de producir, transformar o vender bienes de consumo, primeras materias, viviendas, obras públicas, bienes muebles, servicios bancarios y financieros que, como se podría decir comúnmente “van a su bola”, en el sentido más conocido de la expresión que se podría definir como: “ocuparse uno de sus propios asuntos y a su manera, sin preocuparse por los demás”. No es que, como personas físicas, los que se ocupan de dirigir, explotar, fundar, financiar o lucrarse de la gestión de todas aquellas industrias, comercios, explotaciones o inmuebles no sean personas con sus propias ideas sobre la política o sus creencias de tipo religioso o, incluso, sobre la orientación que intentan dar a sus hijos sobre cuestiones morales y éticas; pero existe lo que podríamos calificar de un común denominador que es fácil encontrar en todas ellas, que consiste en poner por encima de cualquier otra consideración, credo o prioridad, la idea de que hay que conseguir que la empresa salga adelante, que logre ser lo más competitiva posible, que se imponga a las dificultades superando cualquier anormalidad, imprevisto, crisis o fenómeno natural y que engendre riqueza; siempre con la convicción de que lo primordial es conseguir sacar de ella la máxima rentabilidad.

Teniendo en cuenta estas consideraciones previas, nadie se puede extrañar de que todos los empresarios, de unos u otros tipos de sociedades, mayoritariamente de las grandes empresas y multinacionales, españolas y extranjeras, ubicadas en España; se hubieran dado cita para acudir a la conferencia de nuestro presidente, señor Pedro Sánchez, el doctor de la tesis copiada y amañada, que había anunciado, con el pomposo título de “España puede. Recuperación, Transformación, Resiliencia”, una conferencia para empresarios, seguramente con el propósito de conseguir el apoyo empresarial a su programa que, primordialmente, está en estos momentos centrado en conseguir la aprobación de los PGE, sin los cuales, evidentemente, se le podría difícil conseguir acabar la legislatura en el poder. Todo ello con la intención de presiona al PP, que viene demostrando no estar por la labor de apoyarlos, tal y como desea Sánchez y su gobierno. Si alguno de ustedes hubiera tenido la idea de que estas altas personalidades de la economía, las finanzas y los sindicatos patrios, había acudido a aquella selectiva reunión con el sano propósito de espetarle a Sánchez los graves errores que su gobierno viene cometiendo desde que accedió al poder, y con el objetivo de ponerle los puntos sobre las íes, seguramente se quedó decepcionado por lo que vio y por el comportamiento de los asistentes rayano en el más puro servilismo, entrega, gregarismo y lo que para el vulgo no sería más que un ejercicio descarado del más indigno “peloteo” en favor de la persona del conferenciante.

Hubiéramos podido entender que estos mismos empresarios hubieran acudido diligentemente a escuchar al orador, en el caso de que se hubiera tratado, por ejemplo, del señor Felipe Gonzáles; de que el mismo señor Sánchez no estuviera gobernando con el apoyo de la izquierda comunista más radical; de que su actitud con los separatistas catalanes hubiera variado y dado por rotas las conversaciones que viene manteniendo con aquellos secesionistas, sin otro objetivo que sacar de ellos el apoyo preciso para mantenerse al frente del Gobierno, sin parar mientes en lo que deberá dar a cambio de este apoyo. Pero nada de todo esto ha sucedido y, en consecuencia, no había motivo alguno que avalara que la flor y nata del empresariado español ayude, con sus sola presencia, a un señor que en el fondo lo que está pretendiendo es sostenerse durante cuatro años al frente del gobierno, aunque para ello deba de transigir con determinadas doctrinas comunistas que, por supuesto, nada van a favorecer a los intereses de este empresariado que ahora, cuando debiera mostrar su disgusto hacia un gobierno anticapitalista y contrario a la libertad de mercado, es quien se presta a dar soporte a un Gobierno que, seguramente, no tardará en dar muestras de lo que tiene en mente, cuando consiga todos los resortes que son necesarios para dominar a un Estado, sin peligro de que la oposición se pueda rebelar contra ello.

Choca ver en primer plano a esta señora Botín haciendo rendez-vou al señor Presidente, aunque no debe de extrañarnos porque no es la primera vez que apoya sus iniciativas lo que, a un ciudadano de a pie, como es el cronista, le hace pensar que ya habrá sacado sus ventajas y garantías para lo que respecta a los beneficios que haya podido conseguir para el Santander. Toda una corte de personalidades entre las que no podía faltar el señor Fainé de La Caixa, uno de estos capitalistas que siempre se le encuentra donde hay algo que pescar o el señor Pallete de la Telefónica, sin olvidarnos del señor Unai Sordo, flamante secretario general de CC.OO, ¿cómo se sentiría en medio de tanto capitalista, con su camisa de “descamisado” desentonando, en un verdadero mar de lujo y moda?

Tampoco faltó, cómo no, don Florentino Pérez charlando amigablemente con las ministras Carmen Calvo y Mª J. Montero, ministra de Hacienda. En fin, un acto organizado por el Rasputín de los socialistas, señor Redondo, en alabanza y provecho de su jefe de filas, al que todos aquellos que no debían de haber asistido lo hicieron, sin tener en cuenta más que lo que estos “sabios de la economía” calcularon que les convenía de momento, seguramente pensando que, cuando quisieran, tenían en su mano derrocar a este gobierno, si es que llegara a extralimitarse en sus coqueteos con el sector comunista y más izquierdista del PSOE. Error que ya han tenido otros países que han acabado destruidos por el comunismo bolivariano.

Lo que nos es difícil de entender es que, el señor presidente, entendiera que lo que estaba dando era una conferencia en la que se explicara algo nuevo respeto a lo que ha estado diciendo en sus numerosas y soporíferas conferencias de prensa, con motivo del coronavirus, en las que, por cada dato, trucado, que daba sobre la pandemia aprovechaba para incluir una hora de propaganda de la gestión de su gobierno aunque, ya así lo vienen confirmando los países de la UE que han valorado la gestión del gobierno español con respecto al Covid 19, España ha tenido el triste honor de ser la que peor lo ha hecho en cuanto a la lucha contra este virus maligno, que tantas víctimas se ha cobrado, precisamente por la falta de anticipación y de previsión de estos incompetentes que nos gobiernan.

Y es que parece increíble que toda esta gente de alta alcurnia, de lo más granado de la economía, la industria y las finanzas, de los que se supone que forman el sanedrín de los que manejan, desde sus altos empleos, todo el tejido económico de España, no vean, estén ciego o lo aparenten, que apoyando los objetivos de un iluminado como es Pedro Sánchez, lo único que están consiguiendo es perjudicarse a ellos mismo, lo cual no nos importaría un bledo, pero al mismo tiempo lo que van a lograr es situar al país bajo la bota de las izquierdas que, tarde o temprano, se van a dejar seducir por la tentación de ir suprimiendo derechos individuales y ejercer más opresión sobre la ciudadanía, hasta conseguir que nuestra, cada vez más débil democracia, caiga derrotada por este comunismo de nueva cepa importado desde los países de la América latina, como son Cuba y Venezuela.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cuando vemos con la facilidad con la que aquellos que pensábamos que podían constituir un valladar contra los avances de la izquierda, en España, caen con tanta ante los cantos de sirena del nuevo Ejecutivo, presidido por Pedro Sánchez, que no se caracteriza precisamente por su sutilidad y diplomacia; no podemos menos que pensar que quienes son los que con más claridad ven el futuro de nuestra nación son aquellos a los que se tacha de ultraderecha, pero que, en realidad, son los únicos que son capaces de defender aquellos valores que heredamos de generaciones anteriores y que son los que el PP se comprometió a defender, aunque ya dudamos, a la vista de los últimos acontecimientos que han tenido lugar en el seno del partido, si no van a acabar formando parte de aquellos “entregados” que han preferido sucumbir ante la presión de socialistas y comunistas, dejando a quienes los votamos o, al menos a una parte muy importante de ellos, sin el recurso de tener a alguien que fuera capaz de defender a quienes seguimos manteniendo el espíritu de la España anterior a la llegada de socialistas y comunistas, pese a que sabemos que una parte importante de lo que constituían nuestros valores y creencias, hoy en día, ya han quedado superados por el materialismo y el relativismo que impera en todo el, país. Terminaremos con una frase pesimista, pero de suma actualidad, del gran Séneca: “Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables”, pues eso.

​Pedro Sánchez se lleva al huerto a las grandes empresas

“Nunca es posible calcular lo que puede esperarse de hombres que no obran con principios fijos, sino conforme a intereses que cambian a cada momento” Donoso Cortés
Miguel Massanet
jueves, 3 de septiembre de 2020, 08:19 h (CET)

No por conocido deja de ser menos llamativo. En efecto, en España y pensamos que en otros muchos países sucede lo mismo, siempre hay un grupo dentro de quienes ejercen la función de producir, transformar o vender bienes de consumo, primeras materias, viviendas, obras públicas, bienes muebles, servicios bancarios y financieros que, como se podría decir comúnmente “van a su bola”, en el sentido más conocido de la expresión que se podría definir como: “ocuparse uno de sus propios asuntos y a su manera, sin preocuparse por los demás”. No es que, como personas físicas, los que se ocupan de dirigir, explotar, fundar, financiar o lucrarse de la gestión de todas aquellas industrias, comercios, explotaciones o inmuebles no sean personas con sus propias ideas sobre la política o sus creencias de tipo religioso o, incluso, sobre la orientación que intentan dar a sus hijos sobre cuestiones morales y éticas; pero existe lo que podríamos calificar de un común denominador que es fácil encontrar en todas ellas, que consiste en poner por encima de cualquier otra consideración, credo o prioridad, la idea de que hay que conseguir que la empresa salga adelante, que logre ser lo más competitiva posible, que se imponga a las dificultades superando cualquier anormalidad, imprevisto, crisis o fenómeno natural y que engendre riqueza; siempre con la convicción de que lo primordial es conseguir sacar de ella la máxima rentabilidad.

Teniendo en cuenta estas consideraciones previas, nadie se puede extrañar de que todos los empresarios, de unos u otros tipos de sociedades, mayoritariamente de las grandes empresas y multinacionales, españolas y extranjeras, ubicadas en España; se hubieran dado cita para acudir a la conferencia de nuestro presidente, señor Pedro Sánchez, el doctor de la tesis copiada y amañada, que había anunciado, con el pomposo título de “España puede. Recuperación, Transformación, Resiliencia”, una conferencia para empresarios, seguramente con el propósito de conseguir el apoyo empresarial a su programa que, primordialmente, está en estos momentos centrado en conseguir la aprobación de los PGE, sin los cuales, evidentemente, se le podría difícil conseguir acabar la legislatura en el poder. Todo ello con la intención de presiona al PP, que viene demostrando no estar por la labor de apoyarlos, tal y como desea Sánchez y su gobierno. Si alguno de ustedes hubiera tenido la idea de que estas altas personalidades de la economía, las finanzas y los sindicatos patrios, había acudido a aquella selectiva reunión con el sano propósito de espetarle a Sánchez los graves errores que su gobierno viene cometiendo desde que accedió al poder, y con el objetivo de ponerle los puntos sobre las íes, seguramente se quedó decepcionado por lo que vio y por el comportamiento de los asistentes rayano en el más puro servilismo, entrega, gregarismo y lo que para el vulgo no sería más que un ejercicio descarado del más indigno “peloteo” en favor de la persona del conferenciante.

Hubiéramos podido entender que estos mismos empresarios hubieran acudido diligentemente a escuchar al orador, en el caso de que se hubiera tratado, por ejemplo, del señor Felipe Gonzáles; de que el mismo señor Sánchez no estuviera gobernando con el apoyo de la izquierda comunista más radical; de que su actitud con los separatistas catalanes hubiera variado y dado por rotas las conversaciones que viene manteniendo con aquellos secesionistas, sin otro objetivo que sacar de ellos el apoyo preciso para mantenerse al frente del Gobierno, sin parar mientes en lo que deberá dar a cambio de este apoyo. Pero nada de todo esto ha sucedido y, en consecuencia, no había motivo alguno que avalara que la flor y nata del empresariado español ayude, con sus sola presencia, a un señor que en el fondo lo que está pretendiendo es sostenerse durante cuatro años al frente del gobierno, aunque para ello deba de transigir con determinadas doctrinas comunistas que, por supuesto, nada van a favorecer a los intereses de este empresariado que ahora, cuando debiera mostrar su disgusto hacia un gobierno anticapitalista y contrario a la libertad de mercado, es quien se presta a dar soporte a un Gobierno que, seguramente, no tardará en dar muestras de lo que tiene en mente, cuando consiga todos los resortes que son necesarios para dominar a un Estado, sin peligro de que la oposición se pueda rebelar contra ello.

Choca ver en primer plano a esta señora Botín haciendo rendez-vou al señor Presidente, aunque no debe de extrañarnos porque no es la primera vez que apoya sus iniciativas lo que, a un ciudadano de a pie, como es el cronista, le hace pensar que ya habrá sacado sus ventajas y garantías para lo que respecta a los beneficios que haya podido conseguir para el Santander. Toda una corte de personalidades entre las que no podía faltar el señor Fainé de La Caixa, uno de estos capitalistas que siempre se le encuentra donde hay algo que pescar o el señor Pallete de la Telefónica, sin olvidarnos del señor Unai Sordo, flamante secretario general de CC.OO, ¿cómo se sentiría en medio de tanto capitalista, con su camisa de “descamisado” desentonando, en un verdadero mar de lujo y moda?

Tampoco faltó, cómo no, don Florentino Pérez charlando amigablemente con las ministras Carmen Calvo y Mª J. Montero, ministra de Hacienda. En fin, un acto organizado por el Rasputín de los socialistas, señor Redondo, en alabanza y provecho de su jefe de filas, al que todos aquellos que no debían de haber asistido lo hicieron, sin tener en cuenta más que lo que estos “sabios de la economía” calcularon que les convenía de momento, seguramente pensando que, cuando quisieran, tenían en su mano derrocar a este gobierno, si es que llegara a extralimitarse en sus coqueteos con el sector comunista y más izquierdista del PSOE. Error que ya han tenido otros países que han acabado destruidos por el comunismo bolivariano.

Lo que nos es difícil de entender es que, el señor presidente, entendiera que lo que estaba dando era una conferencia en la que se explicara algo nuevo respeto a lo que ha estado diciendo en sus numerosas y soporíferas conferencias de prensa, con motivo del coronavirus, en las que, por cada dato, trucado, que daba sobre la pandemia aprovechaba para incluir una hora de propaganda de la gestión de su gobierno aunque, ya así lo vienen confirmando los países de la UE que han valorado la gestión del gobierno español con respecto al Covid 19, España ha tenido el triste honor de ser la que peor lo ha hecho en cuanto a la lucha contra este virus maligno, que tantas víctimas se ha cobrado, precisamente por la falta de anticipación y de previsión de estos incompetentes que nos gobiernan.

Y es que parece increíble que toda esta gente de alta alcurnia, de lo más granado de la economía, la industria y las finanzas, de los que se supone que forman el sanedrín de los que manejan, desde sus altos empleos, todo el tejido económico de España, no vean, estén ciego o lo aparenten, que apoyando los objetivos de un iluminado como es Pedro Sánchez, lo único que están consiguiendo es perjudicarse a ellos mismo, lo cual no nos importaría un bledo, pero al mismo tiempo lo que van a lograr es situar al país bajo la bota de las izquierdas que, tarde o temprano, se van a dejar seducir por la tentación de ir suprimiendo derechos individuales y ejercer más opresión sobre la ciudadanía, hasta conseguir que nuestra, cada vez más débil democracia, caiga derrotada por este comunismo de nueva cepa importado desde los países de la América latina, como son Cuba y Venezuela.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cuando vemos con la facilidad con la que aquellos que pensábamos que podían constituir un valladar contra los avances de la izquierda, en España, caen con tanta ante los cantos de sirena del nuevo Ejecutivo, presidido por Pedro Sánchez, que no se caracteriza precisamente por su sutilidad y diplomacia; no podemos menos que pensar que quienes son los que con más claridad ven el futuro de nuestra nación son aquellos a los que se tacha de ultraderecha, pero que, en realidad, son los únicos que son capaces de defender aquellos valores que heredamos de generaciones anteriores y que son los que el PP se comprometió a defender, aunque ya dudamos, a la vista de los últimos acontecimientos que han tenido lugar en el seno del partido, si no van a acabar formando parte de aquellos “entregados” que han preferido sucumbir ante la presión de socialistas y comunistas, dejando a quienes los votamos o, al menos a una parte muy importante de ellos, sin el recurso de tener a alguien que fuera capaz de defender a quienes seguimos manteniendo el espíritu de la España anterior a la llegada de socialistas y comunistas, pese a que sabemos que una parte importante de lo que constituían nuestros valores y creencias, hoy en día, ya han quedado superados por el materialismo y el relativismo que impera en todo el, país. Terminaremos con una frase pesimista, pero de suma actualidad, del gran Séneca: “Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables”, pues eso.

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Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de lo que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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