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El miedo siempre está ahí, hirviendo a fuego lento, amenazando con desestabilizar la democracia. En estos momentos el miedo se extiendo por todos los países ricos y democráticos de Occidente. Miedo a que disminuya nuestro nivel de vida, miedo al desempleo, miedo al Covid 19, miedo a la ausencia de cobertura sanitaria, miedo al desempleo, miedo al futuro.
Ante todos estos miedos, reales o inventados, muchos ciudadanos no piensan con claridad y eso puede llevarlos a no reconocer la verdad de los hechos y optar por la comodidad de aislarse en un grupo de iguales donde puedan repetirse falsedades unos a otros. Incluso pueden volverse agresivos contra los falsos culpables. O quizá prefieran el consuelo de un líder que les proporcione la sensación de protección, como la del seno materno, y que les prometa lo que quieren oír, aun cuando nunca lo cumpla.
La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.
El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.
La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.
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