El Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V dedica una exposición a
una de las más destacadas sagas de artistas valencianos del último
tercio del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, iniciada por el pintor
Ignacio Pinazo Camarlench (1849-1916), y continuada por sus hijos José
Pinazo Martínez, también pintor, y el escultor Ignacio Pinazo Martínez.
La muestra, que se inaugura esta tarde y se podrá visitar hasta el 22 de
febrero de 2015, se centra en la producción de los tres creadores en torno
a la figura humana. En total 50 piezas -38 pinturas, cuatro esculturas y ocho dibujos- de
los fondos propios del San Pío, entre las cuales verán la luz por primera vez, tres dibujos
inéditos del padre de la saga, donados recientemente por la Asociación de Amigos del
Museo de Bellas Artes de Valencia, y dos cuadros legados también por particulares,
pintados por su hijo José.
La directora del San Pío, Paz Olmos, que esta mañana ha presentado la colección, ha
querido destacar que las nuevas incorporaciones "se complementan perfectamente" con
los fondos que ya poseían de esta "sobresaliente" familia de la cultura valenciana.
Los hijos de Ignacio Pinazo Camarlench son los protagonistas de los tres dibujos
donados por la Asociación de Amigos del museo y reflejan la "pasión" que despertaban en
su padre, a quien le gustaba retratar a su familia, ha recordado Olmos.
Las tres piezas constituyen la primera adquisición y donación de la Asociación. La
conservadora de Dibujos y Estampas del San Pío, Adela Espinós, les puso sobre aviso de
que estas piezas estarían disponibles en la subasta Segre de Madrid, y se hicieron con
ellas por poco más de 3.000 euros.
El secretario de la organización, Nicolás Bugeda, se ha mostrado hoy "muy ilusionado"
de poder apoyar al Museo de Bellas Artes "buque insignia de la cultura valenciana" y ha
señalado que estos dibujos tiene más bien un "valor testimonial", la donación permitirá
que "se queden en casa". Así, ha animado a la sociedad civil a "implicarse en el ámbito
cultural" y facilitar donaciones.
Además, se podrá apreciar también por primera vez el retrato de un niño, donado por
Nuria Vera en 2012 y el retrato de Teresa Turnes, donado mediante legado por la hija de la
retratada en 2014. Ambos pintados por José Pinazo.
En el recorrido expositivo desempolva también obras emblemáticas como la 'Floreal' que
fue Medalla de Oro, 'El guardavías', 'El monaguillo' o 'El invierno' que permanecían ocultas
en el almacén del museo, con motivo de las obras del edificio que alberga el siglo XIX.
La restauradora más antigua del San Pío, Asunción Tenas, casada con el biznieto de
Ignacio Pinazo Camarlench, ha explicado que algunas de los motivos que se pueden
encontrar en esta selección.
Las reflexiones de Ignacio Pinazo Camarlench sobre la figura humana, ha dicho, surgen
en Italia, y a su regreso a Valencia plantea la representación del cuerpo humano en dos
vertientes: una por encargos, con personajes "más rígidos", y por otra parte los retratos
familiares, de sus hijos, su esposa e incluso de él mismo. "Ese tipo de obra que no necesita
que nadie apruebe porque hace para él y para su familia, y es su obra más suelta".
Cultiva también el desnudo reinterpretando recursos adquiridos en Roma y desarrollando
intensos trabajos en decoraciones de techos para la burguesía valenciana, de los que se
exhiben algunos ejemplos.
De José Pinazo destacan sus bodegones y figuras y llega a convertirse en un gran
retratistas en su época, alcanzando un renombre internacional que le permite una "vida de
alto nivel que le aleja de Godella, al contrario que su pare, intimista que se refugia en
Godella".
Por su parte, las esculturas de Ignacio Martínez en esta muestra abarcan 50 años. "Sus
obras de calles tienen planos densos, --ha apuntado Tenas-- pero cuando hace obras
pequeñas, como estas, más íntimas, de retratos, son de estética mucho más cercana y el
naturalismo llega a puntos imperantes". Está el retrato de su padre.
"DEUDA CON LOS HERMANOS PINAZO"
Para la técnica, "sobre los hermanos Pinazo hay deuda importante en Valencia". Según
ha desvelado, gracias a su cercanía con la familia, Ignacio Pinazo Camarlench siempre
decía: "Llevo muchos años sin pintar para que mis hijos puedan trabajar".
Es "como si la sombra del padre hubiera impedido el desarrollo más famoso de los hijos.
Hay una frese que se solía decir en casa: "José no tiene quien le escriba e Ignacio a quien
nadie quiere".