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Etiquetas | Política | Pedro Sánchez | Coronavirus
Sí, dinero para España, pero con un rosario de condiciones que se nos ha querido hurtar a los españoles por quienes nos hurtan la verdad

​Mienten como bellacos. El gobierno nos toma por auténticos imbéciles

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Cuando aparecen las tres “raptoras de almas”, nuestras particulares Arpías ubicadas en el ejecutivo del señor Sánchez, las sucesoras socialistas de aquellas que tuvieron por misión perseguir y acosar a Fineo, rey de Tracia, al que hostigaban quitándole los alimentos que se le ofrecían y, todo aquello que no podían arrebatárselo, lo contaminaban con sus excrementos. Estas reencarnaciones mitológicas virtuales, adaptadas a la modernidad, tienen sus propios y adelantados métodos de incordiar, sus refinadas técnicas de engaño y sus particulares sistemas de trabajar la opinión pública para magnificar hechos, despojarlos de todo aquello que pudiera desmerecerlos y presentarlos, hiperbólicamente sazonados, para admiración y éxtasis de todos aquellos que han decidido dejar de pensar por su cuenta, acogerse al pensamiento único que ya se les da sazonado y confiar su futuro en manos de quienes, sistemáticamente, han ido fracasando en todos sus intentos de poner en marcha la economía socio-comunista dirigida de todas aquellas naciones que tuvieron, y han tenido, la desgracia de caer en sus manos.

Es conveniente no apresurarse ante una noticia de un alcance tan determinante como ha sido la ayuda que se le ha concedido por Europa, a España, para que se puedan a empezar a restañar las heridas recibidas por nuestra economía, como consecuencia del Covid 19, que tan devastadores efectos ha tenido y sigue teniendo en nuestra nación; no sólo por causa de la pandemia, sino por las evidencias carencias del Gobierno y de quienes lo han venido aconsejando en la prevención de los efectos del virus, que no solamente infravaloraron la epidemia, sino también por la serie de actuaciones y disposiciones legales que, al amparo de la situación de alarma, han intentado colarnos de matute, todos estos políticos variopintos que no sólo pretendieron engañar a los europeos, sino que todavía siguen convencidos de que también lo han conseguido con la ciudadanía española.

Y hemos sido prudentes y pacientes, para llegar a averiguar qué es lo que se nos ha escondido respeto a esta asombrosa cantidad de recursos, 140.0000 millones de euros dada, supuestamente, “de bóvilis, bóbilis”, según nuestros gobernantes pero que, como sucede con este gobierno experto en obviar las partes más dolorosas y poco explicables de los pactos que concierta, de modo que sólo nos enteremos de lo que resulta un beneficio para nuestra nación, dejando oculta la parte que se nos exige, demanda, impone y condiciona la UE, para que la porción dosificada y convenientemente indexada de cada partida que se entregue, deba de ajustarse fielmente al destino que previamente se le asignó. Empecemos porque España va a tener que presentar un plan nacional de “recuperación y resilencia” que incluya las reformas en inversiones a ejecutar con el dinero europeo, cuya aprobación dependerá, en última instancia, de la Comisión Europea. ¿Nos habían explicado las señoras ministras algo semejante? No, evidentemente que no.

Y ¿qué pasaría si se produjeran desviaciones graves respeto a los objetivos señalados?, pues que cualquier estado miembro podría activar el llamado “freno de emergencia” paralizando, inmediatamente, el desembolso de fondos asignados, ¿tiene esta condición algo que ver con la apariencia que se nos ha querido vender de que el Ejecutivo va a tener la facultad de distribuir el dinero a su antojo? Evidentemente que no. Pero Europa, la UE, es un ente supranacional que actúa con corrección, no ordena, no impone, pero sí aconseja. Cuando aconseja lleva implícita, en lo que se podrían entender como buenas maneras, la advertencia subliminal de que si no se siguen los consejos amistosos es muy posible que sus maneras sufran una brusca transformación. Creemos que el ministro de economía griego, el indómito e inhibido señor Varufakis, tuvo que aprender, a costa de su propio orgullo, lo que significaba enfrentarse e la CE y su jefe, el señor Tsipras, tuvo que tragar sapos y poner a toda Grecia en situación de revista si quería que se le prolongaran los créditos que había amenazado con dejar de pagar. Seguramente que este envalentonado y, cada vez más hombre menguante, señor Pablo Iglesias, en esta ocasión se habrá dado cuenta de que sus excentricidades, pachotadas y diatribas, ante los señores de Bruselas no tienen el menor efecto y que, si tiene algún aprecio por España, cosa que dudamos, es posible que lo mejor que pudiera hacer por ella sería desaparecer de la escena política, para siempre. No lo hará, porque el señor “marqués de Galapagar” sabe que su única esperanza es permanecer, como una sanguijuela parásita, chupándole la sangre de su protector, Pedro Sánchez.

Sin embargo, no es tanto lo que deba hacer el Gobierno español para que se le sigan dando inyecciones de solvencia, sino que más bien se trata de lo que debe evitar hacer, lo que le estará vetado, lo que puede llegar a resultar tabú para sus aspiraciones de convertir “el maná” que va a conseguir de la UE en una hucha particular, en la que pueda meter mano cada vez que lo necesite para llevar a cabo alguna de sus ocurrencias de tipo político, como el seguir creando esta manada de mil asesores que se ha procurado o cuando piense en subvencionar a los colectivos feministas o concederle subvenciones a sus amigos del partido, para que pongan en marcha alguna de estas empresas públicas de las que andamos tan sobrados y que se ha demostrado que sólo sirven para mantener a una serie de paniaguados con los que, el actual Gobierno, tiene compromisos por pasados “servicios prestado a la causa socialista”.

Como en el espacio del que disponemos no tenemos suficiente para ampliar la serie de condiciones que se nos han impuesto nos limitaremos a enunciar algunas de ellas: austeridad (el fuerte aumento del gasto público va contra las directrices de Bruselas. Se recomienda que no supere un 0’9% anual); Bruselas no ve con buenos ojos derogar la reforma laboral del2012 (¿Por qué las ministras se han empeñado en afirmar que la van a derogar, si saben que esto no lo va a admitir Europa, que sigue pidiendo más reformas?); Bruselas ve con preocupación la poca eficacia de las políticas activas del Gobierno en materia laboral; aumento de productividad, según la comisión europea España sigue teniendo la productividad por debajo de la media de la UE; salario mínimo, uno de los caballos de batalla de los comunistas bolivarianos de Unidas Podemos, Europa estima que si las subidas no van ligadas con más productividad, criticando que hoy en día el salario mínimo ronda el 60% de la mediana de los ingresos mensuales brutos de los trabajadores a tiempo completo; sostenibilidad de las pensiones, un tema sobre el que Europa muestra su preocupación de que se derogue la reforma del 2013, pensando que pudiera haber u aumento de pensiones con empeoramiento de la equidad generacional; subir el IVA es para la UE, juntamente con subir la tributación directa (especialmente está en contra de los IVA reducidos que impiden que se recaude lo necesario), IRPF y los impuestos sobre el ahorro y sobre ciertos sectores como la banca y las tecnológicas; todo ello complementado con medidas para fomentar el nacimiento y desarrollo de empresas y el de persistir en la unidad de mercado.

¿Estamos de acuerdo en que el margen que parece que se atribuye nuestro ejecutivo, respeto a lo que considera que va a tener que depender de Europa, excede con mucho de lo que se deduce de la serie de “recomendaciones” que hemos enumerado, aunque fuere someramente? Queda en evidencia que, la UE, no va a permitir que, esta cantidad ingente de millones de euros de que se nos va a dotar, se convierta en una bolsa de resistencia para el comunismo que nos ha venido de Venezuela y en un paraíso para el derroche previsto por el gobierno de Pedro Sánchez, entendiéndose como la facultad de meter las manos en un montón de dinero, al estío del Tío Gilito de los sobrinos de Donald, en el que poder practicar todas sus ideas de despilfarro no productivo, en detrimento de la cultura del trabajo, del esfuerzo, del mérito individual, del reconocimiento a la inteligencia y de todas aquellas facultades que hacen que, una persona, no sea una rémora para el país y sí sea un valor sólido que contribuya a enriquecerlo y prestigiarlo.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la sensación íntima de que hemos empezado, en España, a entrar en una especie de circo romano, en el que se vos van presentando diversos espectáculos para tenernos entretenidos, de forma que se nos intenta hacer creer que los leones son conejos y las luchas de gladiadores son incruentas, porque las lanzas y las espadas son sólo de goma. Pero los muertos existen, los cristianos son devorados, y los energúmenos que gritan pidiendo la muerte de los caídos en la arena, se siguen escuchando, estentóreamente, destrozando nuestros tímpanos. Y otra frase del inconmensurable Nietzsche: “La política es el campo de trabajo de ciertas mentes mediocres”


​Mienten como bellacos. El gobierno nos toma por auténticos imbéciles

Sí, dinero para España, pero con un rosario de condiciones que se nos ha querido hurtar a los españoles por quienes nos hurtan la verdad
Miguel Massanet
sábado, 25 de julio de 2020, 18:24 h (CET)

Cuando aparecen las tres “raptoras de almas”, nuestras particulares Arpías ubicadas en el ejecutivo del señor Sánchez, las sucesoras socialistas de aquellas que tuvieron por misión perseguir y acosar a Fineo, rey de Tracia, al que hostigaban quitándole los alimentos que se le ofrecían y, todo aquello que no podían arrebatárselo, lo contaminaban con sus excrementos. Estas reencarnaciones mitológicas virtuales, adaptadas a la modernidad, tienen sus propios y adelantados métodos de incordiar, sus refinadas técnicas de engaño y sus particulares sistemas de trabajar la opinión pública para magnificar hechos, despojarlos de todo aquello que pudiera desmerecerlos y presentarlos, hiperbólicamente sazonados, para admiración y éxtasis de todos aquellos que han decidido dejar de pensar por su cuenta, acogerse al pensamiento único que ya se les da sazonado y confiar su futuro en manos de quienes, sistemáticamente, han ido fracasando en todos sus intentos de poner en marcha la economía socio-comunista dirigida de todas aquellas naciones que tuvieron, y han tenido, la desgracia de caer en sus manos.

Es conveniente no apresurarse ante una noticia de un alcance tan determinante como ha sido la ayuda que se le ha concedido por Europa, a España, para que se puedan a empezar a restañar las heridas recibidas por nuestra economía, como consecuencia del Covid 19, que tan devastadores efectos ha tenido y sigue teniendo en nuestra nación; no sólo por causa de la pandemia, sino por las evidencias carencias del Gobierno y de quienes lo han venido aconsejando en la prevención de los efectos del virus, que no solamente infravaloraron la epidemia, sino también por la serie de actuaciones y disposiciones legales que, al amparo de la situación de alarma, han intentado colarnos de matute, todos estos políticos variopintos que no sólo pretendieron engañar a los europeos, sino que todavía siguen convencidos de que también lo han conseguido con la ciudadanía española.

Y hemos sido prudentes y pacientes, para llegar a averiguar qué es lo que se nos ha escondido respeto a esta asombrosa cantidad de recursos, 140.0000 millones de euros dada, supuestamente, “de bóvilis, bóbilis”, según nuestros gobernantes pero que, como sucede con este gobierno experto en obviar las partes más dolorosas y poco explicables de los pactos que concierta, de modo que sólo nos enteremos de lo que resulta un beneficio para nuestra nación, dejando oculta la parte que se nos exige, demanda, impone y condiciona la UE, para que la porción dosificada y convenientemente indexada de cada partida que se entregue, deba de ajustarse fielmente al destino que previamente se le asignó. Empecemos porque España va a tener que presentar un plan nacional de “recuperación y resilencia” que incluya las reformas en inversiones a ejecutar con el dinero europeo, cuya aprobación dependerá, en última instancia, de la Comisión Europea. ¿Nos habían explicado las señoras ministras algo semejante? No, evidentemente que no.

Y ¿qué pasaría si se produjeran desviaciones graves respeto a los objetivos señalados?, pues que cualquier estado miembro podría activar el llamado “freno de emergencia” paralizando, inmediatamente, el desembolso de fondos asignados, ¿tiene esta condición algo que ver con la apariencia que se nos ha querido vender de que el Ejecutivo va a tener la facultad de distribuir el dinero a su antojo? Evidentemente que no. Pero Europa, la UE, es un ente supranacional que actúa con corrección, no ordena, no impone, pero sí aconseja. Cuando aconseja lleva implícita, en lo que se podrían entender como buenas maneras, la advertencia subliminal de que si no se siguen los consejos amistosos es muy posible que sus maneras sufran una brusca transformación. Creemos que el ministro de economía griego, el indómito e inhibido señor Varufakis, tuvo que aprender, a costa de su propio orgullo, lo que significaba enfrentarse e la CE y su jefe, el señor Tsipras, tuvo que tragar sapos y poner a toda Grecia en situación de revista si quería que se le prolongaran los créditos que había amenazado con dejar de pagar. Seguramente que este envalentonado y, cada vez más hombre menguante, señor Pablo Iglesias, en esta ocasión se habrá dado cuenta de que sus excentricidades, pachotadas y diatribas, ante los señores de Bruselas no tienen el menor efecto y que, si tiene algún aprecio por España, cosa que dudamos, es posible que lo mejor que pudiera hacer por ella sería desaparecer de la escena política, para siempre. No lo hará, porque el señor “marqués de Galapagar” sabe que su única esperanza es permanecer, como una sanguijuela parásita, chupándole la sangre de su protector, Pedro Sánchez.

Sin embargo, no es tanto lo que deba hacer el Gobierno español para que se le sigan dando inyecciones de solvencia, sino que más bien se trata de lo que debe evitar hacer, lo que le estará vetado, lo que puede llegar a resultar tabú para sus aspiraciones de convertir “el maná” que va a conseguir de la UE en una hucha particular, en la que pueda meter mano cada vez que lo necesite para llevar a cabo alguna de sus ocurrencias de tipo político, como el seguir creando esta manada de mil asesores que se ha procurado o cuando piense en subvencionar a los colectivos feministas o concederle subvenciones a sus amigos del partido, para que pongan en marcha alguna de estas empresas públicas de las que andamos tan sobrados y que se ha demostrado que sólo sirven para mantener a una serie de paniaguados con los que, el actual Gobierno, tiene compromisos por pasados “servicios prestado a la causa socialista”.

Como en el espacio del que disponemos no tenemos suficiente para ampliar la serie de condiciones que se nos han impuesto nos limitaremos a enunciar algunas de ellas: austeridad (el fuerte aumento del gasto público va contra las directrices de Bruselas. Se recomienda que no supere un 0’9% anual); Bruselas no ve con buenos ojos derogar la reforma laboral del2012 (¿Por qué las ministras se han empeñado en afirmar que la van a derogar, si saben que esto no lo va a admitir Europa, que sigue pidiendo más reformas?); Bruselas ve con preocupación la poca eficacia de las políticas activas del Gobierno en materia laboral; aumento de productividad, según la comisión europea España sigue teniendo la productividad por debajo de la media de la UE; salario mínimo, uno de los caballos de batalla de los comunistas bolivarianos de Unidas Podemos, Europa estima que si las subidas no van ligadas con más productividad, criticando que hoy en día el salario mínimo ronda el 60% de la mediana de los ingresos mensuales brutos de los trabajadores a tiempo completo; sostenibilidad de las pensiones, un tema sobre el que Europa muestra su preocupación de que se derogue la reforma del 2013, pensando que pudiera haber u aumento de pensiones con empeoramiento de la equidad generacional; subir el IVA es para la UE, juntamente con subir la tributación directa (especialmente está en contra de los IVA reducidos que impiden que se recaude lo necesario), IRPF y los impuestos sobre el ahorro y sobre ciertos sectores como la banca y las tecnológicas; todo ello complementado con medidas para fomentar el nacimiento y desarrollo de empresas y el de persistir en la unidad de mercado.

¿Estamos de acuerdo en que el margen que parece que se atribuye nuestro ejecutivo, respeto a lo que considera que va a tener que depender de Europa, excede con mucho de lo que se deduce de la serie de “recomendaciones” que hemos enumerado, aunque fuere someramente? Queda en evidencia que, la UE, no va a permitir que, esta cantidad ingente de millones de euros de que se nos va a dotar, se convierta en una bolsa de resistencia para el comunismo que nos ha venido de Venezuela y en un paraíso para el derroche previsto por el gobierno de Pedro Sánchez, entendiéndose como la facultad de meter las manos en un montón de dinero, al estío del Tío Gilito de los sobrinos de Donald, en el que poder practicar todas sus ideas de despilfarro no productivo, en detrimento de la cultura del trabajo, del esfuerzo, del mérito individual, del reconocimiento a la inteligencia y de todas aquellas facultades que hacen que, una persona, no sea una rémora para el país y sí sea un valor sólido que contribuya a enriquecerlo y prestigiarlo.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la sensación íntima de que hemos empezado, en España, a entrar en una especie de circo romano, en el que se vos van presentando diversos espectáculos para tenernos entretenidos, de forma que se nos intenta hacer creer que los leones son conejos y las luchas de gladiadores son incruentas, porque las lanzas y las espadas son sólo de goma. Pero los muertos existen, los cristianos son devorados, y los energúmenos que gritan pidiendo la muerte de los caídos en la arena, se siguen escuchando, estentóreamente, destrozando nuestros tímpanos. Y otra frase del inconmensurable Nietzsche: “La política es el campo de trabajo de ciertas mentes mediocres”


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