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"De un tiempo a esta parte he escrito mucho realismo satírico y me encuentro muy cómodo dentro de este, pero me gustaría abandonar mi zona de confort y poder experimentar con otras formas de expresión literaria"

​Diego Kindler, una nueva apuesta de literatura nórdica en nuestro país

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Diego Kindler es un escritor de origen alemán cuyas obras giran en torno a la literatura nórdica más crítica y satírica. El tablero de parchís es su primera novela de ficción y asienta las bases para la construcción de su carrera literaria.


Diego Kindler es un escritor de origen alemán que ha tenido la oportunidad de vivir en distintos países. Con la doble nacionalidad hispano sueca, se desenvuelve perfectamente en siete idiomas diferentes. Tiene un máster en Lenguas Modernas por la Universidad de Estocolmo y ha sido profesor en la Universidad de Szczecin (Polonia). Su primera novela de ficción, El tablero de parchís, es una novela negra satírica ambientada en Estocolmo que narra la investigación de unas muertes relacionadas con la lectura de un libro que lleva por título el mismo que su propia obra.

También, tiene una breve fábula, Diarios de un caracol, que enlaza las relaciones sociales con las antenas de un caracol y guarda, aún, interesantes proyectos que publicar en los próximos años.

Diego, a priori, veo en ti a un autor con muchas posibilidades. Eres de origen alemán, hablas siete idiomas y tienes la nacionalidad hispano sueca. ¿Cómo influye esta multiculturalidad en tus obras?


Bueno, pues lo cierto es que tiene bastante peso para mí dentro y fuera de la literatura. En el caso de mi obra, no cuesta percibir un enfoque, digamos, internacional y, a la vez, cierto alejamiento de una perspectiva ligada meramente a un país. Ya no es solo por mis orígenes, sino por el hecho de haber vivido en varios países y haber viajado, que el influjo de otras culturas y maneras de entender la vida esté presente en todo lo que escribo.

Háblame de El tablero de parchís, una novela que comienza con la detención de la escritora de un libro cuyo libro se titula igual que tu obra.


El tablero de parchís surgió en su origen como una idea para un relato de diez o doce páginas en las que quería hacer una sátira breve sobre el éxito de una escritora sueca. Sin embargo, al poco de empezar a escribir el relato, me di cuenta de que podía contar mucho más y, al poco tiempo, tenía una historia y una serie de personajes que me pedían que contara otras cosas más allá de la sátira. Me he servido de la novela negra para narrar una historia que se mueve por las costuras de la supuesta sociedad del bienestar sueca y que plantea algunas cuestiones sobre cómo percibimos a los demás y cómo nos perciben ellos a nosotros.

La literatura nórdica parece monopolizada por un par de nombres de escritores famosos, pero... ¿Cuántos hay que no conocemos y que son verdaderas joyas? Para ti tienen una gran influencia, ¿verdad?


Indudablemete. Y, por desgracia, hay muchos escritores que no se conocen porque no se les traduce. Podría poner el ejemplo de Mattias Gardell, que es el primero que me viene a la cabeza. Pero, también, hay autoras o autores que no tienen un nombre sueco, pero que han nacido y comprenden la realidad de Suecia como cualquier sueco, a los que no se les da ninguna visibilidad. Por otro lado, El tablero de parchís es bastante autobiográfico y tiene influencias de autores de otros países fuera de Escandinavia.

A pesar de residir en España, sé que estás muy comprometido con el país sueco y que tienes, de hecho, proyectos relacionados con él. ¿Nos puedes contar algo al respecto?


Claro. Desde hace muchos años he querido, de alguna manera, poder explicar al mundo lo que realmente pasa en Suecia. Es notable lo poco que se sabe y, a la vez, lo mucho que se cree saber, cuando en realidad Suecia es un país con muchísimas más sombras de las que la gente piensa. En ese sentido, estoy sacando adelante un ensayo con otras personas en el que contrastamos con artículos de la prensa sueca nuestra experiencia y, a la vez, subo y comento en algunas redes sociales las noticias que nos llegan, ya no solo de Suecia, sino también del resto de Escandinavia y tengo una sección de cocina sueca muy friki con su selecto grupo de seguidores valientes que no se asustan ante la gastronomía nórdica.

¿Cómo te gustaría que se te llegase a ver dentro de la literatura?


De un tiempo a esta parte he escrito mucho realismo satírico y me encuentro muy cómodo dentro de este, pero me gustaría abandonar mi zona de confort y poder experimentar con otras formas de expresión literaria. Dicho lo cual, me gustaría que se me viese como un autor que no es ajeno a la realidad de lo que sucede en el mundo y que se compromete con el momento en el que vive; que es capaz de contar una historia que cautive y que entretenga.

En 2019 publicaste tu novela negra satírica, El tablero de parchís, pero, también, Diarios de un caracol, una fábula que habla de las relaciones sociales valiéndose de las antenas del caracol. ¿Qué nos puedes decir sobre este relato?


Pues es un cuento que no deja indiferente a nadie. Trato de contar las reflexiones de un molusco de jardín que se relaciona con el resto de animales de su entorno y se vale de ello para satirizar los valores de nuestra sociedad, sus prejuicios, sus mezquindades y sus motivaciones.

En 2020, continúas tu andadura y la revista Almiar publica tu relato breve, La muerte de Iván Antónovich. Cuéntanos sobre él.


Este es un relato bien distinto, que utiliza la intertextualidad como hilo conductor de una historia en la que la fatalidad está presente desde el principio. Empezando por el título, que hace alusión a La muerte de Iván Ilich, de León Tolstoi y siguiendo por los personajes, inspirados en los protagonistas de Crimen y castigo de Dostoievski, los diálogos de Las almas muertas de Gogol y, fundamentalmente, la ambientación de El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov. Es mi particular tributo a los autores que siempre me han acompañado y un breve intento de algo que me gustaría poder ampliar en una novela.

La muerte de Iván Antónovich está traducida al polaco. ¿Te gustaría llegar con tus obras, también, al resto de países que te sirven de referencia, traer su literatura a España o ambas cosas?


Es un sueño que me gustaría cumplir. El hecho de que se hayan traducido y publicado algunos de mis relatos en polaco me ha acercado a un público al que, en gran parte, siempre he dedicado lo que escribo, ya que algunos de mis cuentos, así como mi segunda novela se ambientan en Polonia. De igual manera, me encantaría llegar a otros públicos y poder desarrollar con ellos la misma relación de complicidad que tengo con, por ejemplo, el público polaco o el sueco y, por supuesto, el público hispanohablante en general, y el español en concreto.

Para terminar: ¿Tienes algún proyecto futuro?


Tengo bastantes, de hecho. Y me gustaría poder sacarlos adelante a todos junto a algunas editoriales, aunque supongo que por el camino irán surgiendo nuevos. Sin ir más lejos, tengo dos novelas nuevas empezadas e ideas para unas cuantas más. Mientras, querría poder publicar el ensayo sobre Suecia con los otros autores, seguir publicando y escribiendo nuevos cuentos y, también, por qué no decirlo, me gustaría traducir alguna novela que pueda ser relevante y que crea que deba ser conocida fuera de su país de origen. 

​Diego Kindler, una nueva apuesta de literatura nórdica en nuestro país

"De un tiempo a esta parte he escrito mucho realismo satírico y me encuentro muy cómodo dentro de este, pero me gustaría abandonar mi zona de confort y poder experimentar con otras formas de expresión literaria"
Eva Fraile Rodríguez
martes, 14 de julio de 2020, 08:13 h (CET)

Diego Kindler es un escritor de origen alemán cuyas obras giran en torno a la literatura nórdica más crítica y satírica. El tablero de parchís es su primera novela de ficción y asienta las bases para la construcción de su carrera literaria.


Diego Kindler es un escritor de origen alemán que ha tenido la oportunidad de vivir en distintos países. Con la doble nacionalidad hispano sueca, se desenvuelve perfectamente en siete idiomas diferentes. Tiene un máster en Lenguas Modernas por la Universidad de Estocolmo y ha sido profesor en la Universidad de Szczecin (Polonia). Su primera novela de ficción, El tablero de parchís, es una novela negra satírica ambientada en Estocolmo que narra la investigación de unas muertes relacionadas con la lectura de un libro que lleva por título el mismo que su propia obra.

También, tiene una breve fábula, Diarios de un caracol, que enlaza las relaciones sociales con las antenas de un caracol y guarda, aún, interesantes proyectos que publicar en los próximos años.

Diego, a priori, veo en ti a un autor con muchas posibilidades. Eres de origen alemán, hablas siete idiomas y tienes la nacionalidad hispano sueca. ¿Cómo influye esta multiculturalidad en tus obras?


Bueno, pues lo cierto es que tiene bastante peso para mí dentro y fuera de la literatura. En el caso de mi obra, no cuesta percibir un enfoque, digamos, internacional y, a la vez, cierto alejamiento de una perspectiva ligada meramente a un país. Ya no es solo por mis orígenes, sino por el hecho de haber vivido en varios países y haber viajado, que el influjo de otras culturas y maneras de entender la vida esté presente en todo lo que escribo.

Háblame de El tablero de parchís, una novela que comienza con la detención de la escritora de un libro cuyo libro se titula igual que tu obra.


El tablero de parchís surgió en su origen como una idea para un relato de diez o doce páginas en las que quería hacer una sátira breve sobre el éxito de una escritora sueca. Sin embargo, al poco de empezar a escribir el relato, me di cuenta de que podía contar mucho más y, al poco tiempo, tenía una historia y una serie de personajes que me pedían que contara otras cosas más allá de la sátira. Me he servido de la novela negra para narrar una historia que se mueve por las costuras de la supuesta sociedad del bienestar sueca y que plantea algunas cuestiones sobre cómo percibimos a los demás y cómo nos perciben ellos a nosotros.

La literatura nórdica parece monopolizada por un par de nombres de escritores famosos, pero... ¿Cuántos hay que no conocemos y que son verdaderas joyas? Para ti tienen una gran influencia, ¿verdad?


Indudablemete. Y, por desgracia, hay muchos escritores que no se conocen porque no se les traduce. Podría poner el ejemplo de Mattias Gardell, que es el primero que me viene a la cabeza. Pero, también, hay autoras o autores que no tienen un nombre sueco, pero que han nacido y comprenden la realidad de Suecia como cualquier sueco, a los que no se les da ninguna visibilidad. Por otro lado, El tablero de parchís es bastante autobiográfico y tiene influencias de autores de otros países fuera de Escandinavia.

A pesar de residir en España, sé que estás muy comprometido con el país sueco y que tienes, de hecho, proyectos relacionados con él. ¿Nos puedes contar algo al respecto?


Claro. Desde hace muchos años he querido, de alguna manera, poder explicar al mundo lo que realmente pasa en Suecia. Es notable lo poco que se sabe y, a la vez, lo mucho que se cree saber, cuando en realidad Suecia es un país con muchísimas más sombras de las que la gente piensa. En ese sentido, estoy sacando adelante un ensayo con otras personas en el que contrastamos con artículos de la prensa sueca nuestra experiencia y, a la vez, subo y comento en algunas redes sociales las noticias que nos llegan, ya no solo de Suecia, sino también del resto de Escandinavia y tengo una sección de cocina sueca muy friki con su selecto grupo de seguidores valientes que no se asustan ante la gastronomía nórdica.

¿Cómo te gustaría que se te llegase a ver dentro de la literatura?


De un tiempo a esta parte he escrito mucho realismo satírico y me encuentro muy cómodo dentro de este, pero me gustaría abandonar mi zona de confort y poder experimentar con otras formas de expresión literaria. Dicho lo cual, me gustaría que se me viese como un autor que no es ajeno a la realidad de lo que sucede en el mundo y que se compromete con el momento en el que vive; que es capaz de contar una historia que cautive y que entretenga.

En 2019 publicaste tu novela negra satírica, El tablero de parchís, pero, también, Diarios de un caracol, una fábula que habla de las relaciones sociales valiéndose de las antenas del caracol. ¿Qué nos puedes decir sobre este relato?


Pues es un cuento que no deja indiferente a nadie. Trato de contar las reflexiones de un molusco de jardín que se relaciona con el resto de animales de su entorno y se vale de ello para satirizar los valores de nuestra sociedad, sus prejuicios, sus mezquindades y sus motivaciones.

En 2020, continúas tu andadura y la revista Almiar publica tu relato breve, La muerte de Iván Antónovich. Cuéntanos sobre él.


Este es un relato bien distinto, que utiliza la intertextualidad como hilo conductor de una historia en la que la fatalidad está presente desde el principio. Empezando por el título, que hace alusión a La muerte de Iván Ilich, de León Tolstoi y siguiendo por los personajes, inspirados en los protagonistas de Crimen y castigo de Dostoievski, los diálogos de Las almas muertas de Gogol y, fundamentalmente, la ambientación de El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov. Es mi particular tributo a los autores que siempre me han acompañado y un breve intento de algo que me gustaría poder ampliar en una novela.

La muerte de Iván Antónovich está traducida al polaco. ¿Te gustaría llegar con tus obras, también, al resto de países que te sirven de referencia, traer su literatura a España o ambas cosas?


Es un sueño que me gustaría cumplir. El hecho de que se hayan traducido y publicado algunos de mis relatos en polaco me ha acercado a un público al que, en gran parte, siempre he dedicado lo que escribo, ya que algunos de mis cuentos, así como mi segunda novela se ambientan en Polonia. De igual manera, me encantaría llegar a otros públicos y poder desarrollar con ellos la misma relación de complicidad que tengo con, por ejemplo, el público polaco o el sueco y, por supuesto, el público hispanohablante en general, y el español en concreto.

Para terminar: ¿Tienes algún proyecto futuro?


Tengo bastantes, de hecho. Y me gustaría poder sacarlos adelante a todos junto a algunas editoriales, aunque supongo que por el camino irán surgiendo nuevos. Sin ir más lejos, tengo dos novelas nuevas empezadas e ideas para unas cuantas más. Mientras, querría poder publicar el ensayo sobre Suecia con los otros autores, seguir publicando y escribiendo nuevos cuentos y, también, por qué no decirlo, me gustaría traducir alguna novela que pueda ser relevante y que crea que deba ser conocida fuera de su país de origen. 

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