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Opinión
Etiquetas | Pedro Sánchez | Política | PP
Salva patrias, señor Màrius Serra ¿no lo son ustedes más, si hablamos de Cataluña?

​¿Peligra Europa ante la proliferación de partidos minoritarios de izquierdas?

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En España tenemos la experiencia de lo que ha representado para el país la irrupción de un número considerable de partidos, la mayoría de tendencias izquierdistas, respeto a lo que habían sido años en los que se iban produciendo alternancias de gobierno entre los dos partidos mayoritarios de la nación: el PP y el PSOE. Los cambios a los que han dado lugar el aumento de la influencia en los acuerdos poselectorales de estas minorías (especialmente de los comunistas de Podemos y lo separatistas de Cataluña y el País Vasco) han significado que el partido mayoritario ya no ha conseguido los escaños precisos para poder gobernar, por si solo o apoyado por unos pocos partidos afines respecto a su ideología política. En los últimos comicios, un PSOE debilitado y con pérdida de escaños con respecto a votaciones anteriores, viendo que si no conseguía pactar urgentemente con algún otra partido que le permitiera alcanzar la mayoría, estaba abocado a tener que convocar nuevas elecciones ya que en modo alguno estaba dispuesto a pactar con el señor Pedro Casado del PP, convencido de que era necesario un giro radical hacia la izquierda, abominado de intentar, llegar a un acuerdo con la derecha y el centro algo que, sin duda, hubiera sido la mejor solución para un país azotado por la pandemia del Covid 19, con los separatistas vascos y catalanes intentando sacar provecho de la difícil situación en la que nos encontramos y, especialmente en el caso catalán, con un panorama político de división entre los catalanistas y de proliferación de nuevas facciones que han venido complicando todavía más el conseguir un interlocutor fiable si es que, en el caso catalán, ni entre los más conservadores hasta los más extremistas era posible encontrar de quien fiarse.

Ahora, en Europa, otro de los personajes que parecía que estaba en condiciones de coliderar con la señora Merkel (que ya debe estar en capilla para abandonar la jefatura del gobierno alemán) la Comunidad Europea, como parecía ser el presidente francés, señor Macron, sin duda está en sus horas bajas después de la gran derrota que ha sufrido su partido, en las recientes municipales del país vecino. Ni tan siquiera el peligro que representaba para mantener en el poder al político francés, la señora Marie Le Pen, ha sido el causante de esta derrota, sino que se ha debido a una inesperada victoria de los verdes, unos rivales que, bajo la excusa del conservacionismo de la naturaleza, suelen esconder a un comunismo latente que intentan ocultar para no alarmar a los partidos más conservadores. Como parece que se está convirtiendo en algo que está tomando cuerpo en algunas naciones, estas agrupaciones de corpúsculos de tendencia izquierdista, integrados mayoritariamente por comunistas importados de la América latina; después de haber establecido su cabeza de puente en España, gracias a la efectiva labor de Pablo Iglesias y sus compinches revolucionarios, parecen dispuestos, como se ha visto en Francia, a buscar crear nuevos apoyos en los países vecinos de la UE, con el fin de ir socavando el actual sistema capitalista y de libertad de mercado existente, introduciendo, poco a poco, quintas columnas que vayan situando sus peones en las instituciones comunitarias, con la obvia intención de ir debilitando la fuerza de los conservadores europeos, introduciendo a personajes, como ha sido el caso del señor Borrell que, aparentemente, parecen ser personas sensatas, bien preparadas, alejadas de cualquier extremismo pero que, cuando llega el momento adecuado, se quitan la piel de cordero con la que intentan ocultar sus verdaderos objetivos consistentes en darle un vuelco al actual sistema de Monarquía parlamentaria, actualmente vigente en España.

Como simples ciudadanos de a pie y sin más que intentar utilizar un poco de sentido común, tenemos la impresión de que, como los actuales partidos mayoritarios que hasta ahora han podido ir dirigiendo, mal que bien, los destinos de la CE, pese a las grande dificultades que han tenido que afrontar (la menor de ellas no ha sido, por ejemplo, la marcha del Reino Unido de la UE) no tomen conciencia de la bomba de relojería que las izquierdas intentan hacer estallar en los cimientos de la UE, para intentar volver a las políticas nefastas del bolchevismo ruso, puede ser que, cuando intenten remediar la situación, vaya a ser difícil que cuenten con los medios y las circunstancias favorables para que puedan conseguirlo.

Pero, dejando aparte el problema que nos preocupa de lo que va a ocurrir con nuestros socios europeos y las repercusiones que pudieran tener para España el que Europa pudiera caer en manos de quienes parece que siguen empeñados en acabar con esta unión económica que, seguramente, preocupa a señores como George Soros y otros que siempre juegan a crear situaciones complicadas de las que, evidentemente, siempre sacan beneficios; hoy quisiera referirme a un colaborador de La Vanguardia que se llama Màrius Ferrer. Evidentemente este señor se toma a chirigota el tema de los atentados contra les estatuas, que parece que se ha convertido en deporte nacional o vandalismo de ignorantes, como se prefiera, y si bien es cierto que haya algunos de estos monumentos conmemorativos que hacen referencia a personajes que más bien merecen la reprobación de los ciudadanos, también lo es que no son más que obras de arte, al menos la mayoría de ellas y que, aunque solo fuera por respetar la historia, la época que representan, su antigüedad y el formar parte de la decoración de un paraje urbano, ya merecería que fueran respetadas. Al parecer, el desvarío que parece esta parte demasiado numerosa e ignorante de los progresistas de este país, ha decidido que no se va a quedar por detrás de toda la parafernalia, que se ha montado en los EE.UU, con motivo de la muerte de un joven negro en manos de un policía, evidentemente un asesino, que abusó de su fuerza para asfixiarlo. Un hecho reprobable y merecedor de que la Justicia se aplique con todo rigor para sancionar semejante delito.

Y como no puede ser de otra manera, la estupidez, la falta de un mínimo de sensatez, la brutalidad y esta inquina, que forma parte de la naturaleza de algunos, que los convierte en verdaderos peligros para el resto de ciudadanos, ha proliferado entre una parte de nuestros ciudadanos, no sé si, en realidad, se los puede considerar como tales, que han decidido meter la pata hasta el corvejón, nada menos que pintando al pie de la estatua que tiene en Málaga el famoso doctor Fleming, el inventor de la penicilina, al que la idiocia de alguno le ha inducido a faltarle al respeto, espetándole con el calificativo de “ asesino”. Un señor que ha salvado la vida de millones de personas y que, con su descubrimiento ha contribuido a que muchas enfermedades incurables hoy puedan encontrar la sanación.

Sin embargo, no me importan tanto que al señor Marius Serra la importen un pito las estatuas de personas del pasado, sino que lo que más me ha molestado ha sido cuando, hablando de los que aprecian los monumentos y los tacha de “formar parte de los sueños húmedos de muchos salva patrias”.Este señor es un periodista catalán, evidentemente de los que forman este numeroso grupo de los que aspirarían a tener una Cataluña para ellos solos y se la repanflinfan todo el resto de españoles, a los que consideran como los responsables de todo lo malo que sucede en Cataluña, incluso lo que ellos mismos se ocupan de estropear. Y me fastidia por la forma despectiva que usan cuando utilizan el término “salva patrias” aplicado a quienes creemos que Cataluña no es más que una parte irrenunciable del Estado español. Pero lo que resulta más curioso y los sitúa ante su misma torpeza intelectual es que, cuando utilizan despectivamente el término salva patrias con respeto a los que queremos que siga la unidad de España, es que no se aperciben de que, ellos mismos, los separatistas, no son más que “salva patrias” de su tierra Cataluña, cuando intentan, contra todo sentido común y utilizando los métodos más abominables para conseguir su objetivo, sin que, al parecer, ellos mismos no se consideren como unos patriotas, de lo más sectarios, respecto a su “patria”, en este caso una supuesta Cataluña independiente..

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos viendo que mientras los que nos gobiernan siguen queriendo que nos traguemos que ya hemos salido de todas las dificultades que nos han venido ocurriendo; cuando se empeñan en que estamos saliendo de la crisis y ya nos anuncian que van a reabrir la mesa de diálogo, ¿qué diálogo, si no hay nada de qué hablar sobre una, inimaginable y anticonstitucional, concesión de una independencia para los catalanes?, entre los que nos encontramos más de la mitad que no queremos que esto suceda nunca y mientras, el señor Torra y compañía, siguen discutiendo si serán tirios o troyanos en busca de que, alguno de ellos, consiga imponerse al resto para tomar el mando de esta colección de ilusos que está empeñada en llevar a Cataluña a su propia ruina. Y es que los salva patrias separatistas todavía no han querido comprender que, en Europa, no van a tener el apoyo que ellos pensaron que iban a recibir. Otra cosa es que el señor Sánchez no decida cometer traición a España. Pero esto está por ver.

​¿Peligra Europa ante la proliferación de partidos minoritarios de izquierdas?

Salva patrias, señor Màrius Serra ¿no lo son ustedes más, si hablamos de Cataluña?
Miguel Massanet
miércoles, 1 de julio de 2020, 08:20 h (CET)

En España tenemos la experiencia de lo que ha representado para el país la irrupción de un número considerable de partidos, la mayoría de tendencias izquierdistas, respeto a lo que habían sido años en los que se iban produciendo alternancias de gobierno entre los dos partidos mayoritarios de la nación: el PP y el PSOE. Los cambios a los que han dado lugar el aumento de la influencia en los acuerdos poselectorales de estas minorías (especialmente de los comunistas de Podemos y lo separatistas de Cataluña y el País Vasco) han significado que el partido mayoritario ya no ha conseguido los escaños precisos para poder gobernar, por si solo o apoyado por unos pocos partidos afines respecto a su ideología política. En los últimos comicios, un PSOE debilitado y con pérdida de escaños con respecto a votaciones anteriores, viendo que si no conseguía pactar urgentemente con algún otra partido que le permitiera alcanzar la mayoría, estaba abocado a tener que convocar nuevas elecciones ya que en modo alguno estaba dispuesto a pactar con el señor Pedro Casado del PP, convencido de que era necesario un giro radical hacia la izquierda, abominado de intentar, llegar a un acuerdo con la derecha y el centro algo que, sin duda, hubiera sido la mejor solución para un país azotado por la pandemia del Covid 19, con los separatistas vascos y catalanes intentando sacar provecho de la difícil situación en la que nos encontramos y, especialmente en el caso catalán, con un panorama político de división entre los catalanistas y de proliferación de nuevas facciones que han venido complicando todavía más el conseguir un interlocutor fiable si es que, en el caso catalán, ni entre los más conservadores hasta los más extremistas era posible encontrar de quien fiarse.

Ahora, en Europa, otro de los personajes que parecía que estaba en condiciones de coliderar con la señora Merkel (que ya debe estar en capilla para abandonar la jefatura del gobierno alemán) la Comunidad Europea, como parecía ser el presidente francés, señor Macron, sin duda está en sus horas bajas después de la gran derrota que ha sufrido su partido, en las recientes municipales del país vecino. Ni tan siquiera el peligro que representaba para mantener en el poder al político francés, la señora Marie Le Pen, ha sido el causante de esta derrota, sino que se ha debido a una inesperada victoria de los verdes, unos rivales que, bajo la excusa del conservacionismo de la naturaleza, suelen esconder a un comunismo latente que intentan ocultar para no alarmar a los partidos más conservadores. Como parece que se está convirtiendo en algo que está tomando cuerpo en algunas naciones, estas agrupaciones de corpúsculos de tendencia izquierdista, integrados mayoritariamente por comunistas importados de la América latina; después de haber establecido su cabeza de puente en España, gracias a la efectiva labor de Pablo Iglesias y sus compinches revolucionarios, parecen dispuestos, como se ha visto en Francia, a buscar crear nuevos apoyos en los países vecinos de la UE, con el fin de ir socavando el actual sistema capitalista y de libertad de mercado existente, introduciendo, poco a poco, quintas columnas que vayan situando sus peones en las instituciones comunitarias, con la obvia intención de ir debilitando la fuerza de los conservadores europeos, introduciendo a personajes, como ha sido el caso del señor Borrell que, aparentemente, parecen ser personas sensatas, bien preparadas, alejadas de cualquier extremismo pero que, cuando llega el momento adecuado, se quitan la piel de cordero con la que intentan ocultar sus verdaderos objetivos consistentes en darle un vuelco al actual sistema de Monarquía parlamentaria, actualmente vigente en España.

Como simples ciudadanos de a pie y sin más que intentar utilizar un poco de sentido común, tenemos la impresión de que, como los actuales partidos mayoritarios que hasta ahora han podido ir dirigiendo, mal que bien, los destinos de la CE, pese a las grande dificultades que han tenido que afrontar (la menor de ellas no ha sido, por ejemplo, la marcha del Reino Unido de la UE) no tomen conciencia de la bomba de relojería que las izquierdas intentan hacer estallar en los cimientos de la UE, para intentar volver a las políticas nefastas del bolchevismo ruso, puede ser que, cuando intenten remediar la situación, vaya a ser difícil que cuenten con los medios y las circunstancias favorables para que puedan conseguirlo.

Pero, dejando aparte el problema que nos preocupa de lo que va a ocurrir con nuestros socios europeos y las repercusiones que pudieran tener para España el que Europa pudiera caer en manos de quienes parece que siguen empeñados en acabar con esta unión económica que, seguramente, preocupa a señores como George Soros y otros que siempre juegan a crear situaciones complicadas de las que, evidentemente, siempre sacan beneficios; hoy quisiera referirme a un colaborador de La Vanguardia que se llama Màrius Ferrer. Evidentemente este señor se toma a chirigota el tema de los atentados contra les estatuas, que parece que se ha convertido en deporte nacional o vandalismo de ignorantes, como se prefiera, y si bien es cierto que haya algunos de estos monumentos conmemorativos que hacen referencia a personajes que más bien merecen la reprobación de los ciudadanos, también lo es que no son más que obras de arte, al menos la mayoría de ellas y que, aunque solo fuera por respetar la historia, la época que representan, su antigüedad y el formar parte de la decoración de un paraje urbano, ya merecería que fueran respetadas. Al parecer, el desvarío que parece esta parte demasiado numerosa e ignorante de los progresistas de este país, ha decidido que no se va a quedar por detrás de toda la parafernalia, que se ha montado en los EE.UU, con motivo de la muerte de un joven negro en manos de un policía, evidentemente un asesino, que abusó de su fuerza para asfixiarlo. Un hecho reprobable y merecedor de que la Justicia se aplique con todo rigor para sancionar semejante delito.

Y como no puede ser de otra manera, la estupidez, la falta de un mínimo de sensatez, la brutalidad y esta inquina, que forma parte de la naturaleza de algunos, que los convierte en verdaderos peligros para el resto de ciudadanos, ha proliferado entre una parte de nuestros ciudadanos, no sé si, en realidad, se los puede considerar como tales, que han decidido meter la pata hasta el corvejón, nada menos que pintando al pie de la estatua que tiene en Málaga el famoso doctor Fleming, el inventor de la penicilina, al que la idiocia de alguno le ha inducido a faltarle al respeto, espetándole con el calificativo de “ asesino”. Un señor que ha salvado la vida de millones de personas y que, con su descubrimiento ha contribuido a que muchas enfermedades incurables hoy puedan encontrar la sanación.

Sin embargo, no me importan tanto que al señor Marius Serra la importen un pito las estatuas de personas del pasado, sino que lo que más me ha molestado ha sido cuando, hablando de los que aprecian los monumentos y los tacha de “formar parte de los sueños húmedos de muchos salva patrias”.Este señor es un periodista catalán, evidentemente de los que forman este numeroso grupo de los que aspirarían a tener una Cataluña para ellos solos y se la repanflinfan todo el resto de españoles, a los que consideran como los responsables de todo lo malo que sucede en Cataluña, incluso lo que ellos mismos se ocupan de estropear. Y me fastidia por la forma despectiva que usan cuando utilizan el término “salva patrias” aplicado a quienes creemos que Cataluña no es más que una parte irrenunciable del Estado español. Pero lo que resulta más curioso y los sitúa ante su misma torpeza intelectual es que, cuando utilizan despectivamente el término salva patrias con respeto a los que queremos que siga la unidad de España, es que no se aperciben de que, ellos mismos, los separatistas, no son más que “salva patrias” de su tierra Cataluña, cuando intentan, contra todo sentido común y utilizando los métodos más abominables para conseguir su objetivo, sin que, al parecer, ellos mismos no se consideren como unos patriotas, de lo más sectarios, respecto a su “patria”, en este caso una supuesta Cataluña independiente..

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos viendo que mientras los que nos gobiernan siguen queriendo que nos traguemos que ya hemos salido de todas las dificultades que nos han venido ocurriendo; cuando se empeñan en que estamos saliendo de la crisis y ya nos anuncian que van a reabrir la mesa de diálogo, ¿qué diálogo, si no hay nada de qué hablar sobre una, inimaginable y anticonstitucional, concesión de una independencia para los catalanes?, entre los que nos encontramos más de la mitad que no queremos que esto suceda nunca y mientras, el señor Torra y compañía, siguen discutiendo si serán tirios o troyanos en busca de que, alguno de ellos, consiga imponerse al resto para tomar el mando de esta colección de ilusos que está empeñada en llevar a Cataluña a su propia ruina. Y es que los salva patrias separatistas todavía no han querido comprender que, en Europa, no van a tener el apoyo que ellos pensaron que iban a recibir. Otra cosa es que el señor Sánchez no decida cometer traición a España. Pero esto está por ver.

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