La selección de Argelia ha hecho historia este jueves al conseguir el billete para los octavos de final del Mundial de Brasil, algo que logra por primera vez en su historia, tras empatar (1-1) con Rusia en el tercer partido de la fase de grupos celebrado en el Estadio Arena da Baixada (Curitiba).
El conjunto norteafricano, eliminado en la primera ronda de 1982, 1986 y 2010, ha logrado dar el salto en su cuarto intento, y después de sufrir ante el conjunto de Fabio Capello, que firmó un buen comienzo, pero se desinfló en la segunda mitad, cuando más tenía que buscar la meta argelina.
Kokorin endulzó el escenario para los rusos, cuyo cabezazo a los seis minutos les daba licencia para seguir con vida en el Mundial. Así se llegó al descanso, aunque el carácter conservador de los europeos pronto comenzó a tener efectos secundarios. Argelia, liderada por el valencianista Feghouli, creó mucho peligro a balón parado.
Así llegó el gol del empate, obra de Slimani, tras una falta señalada en el costado zurdo a la hora de partido. Akinfeev midió mal y permitió al jugador del Sporting de Lisboa marcar con facilidad. El 1-1 no revolucionó a los de Capello, que apenas mostraron sus urgencias.
De hecho, el técnico italiano cambió un delantero por otro, cuando dio salida al ex sevillista Kerzhakov para meter en el campo a Kanunnikov. El orden no lo perdió Rusia, pero sí la clasificación para octavos. Una vez más, los rusos siguen sin alcanzar los octavos desde que perdieron su denominación soviética.
La selección de Argelia ha hecho historia este jueves al conseguir el billete para los octavos de final del Mundial de Brasil, algo que logra por primera vez en su historia, tras empatar (1-1) con Rusia en el tercer partido de la fase de grupos celebrado en el Estadio Arena da Baixada (Curitiba).
El conjunto norteafricano, eliminado en la primera ronda de 1982, 1986 y 2010, ha logrado dar el salto en su cuarto intento, y después de sufrir ante el conjunto de Fabio Capello, que firmó un buen comienzo, pero se desinfló en la segunda mitad, cuando más tenía que buscar la meta argelina.
Kokorin endulzó el escenario para los rusos, cuyo cabezazo a los seis minutos les daba licencia para seguir con vida en el Mundial. Así se llegó al descanso, aunque el carácter conservador de los europeos pronto comenzó a tener efectos secundarios. Argelia, liderada por el valencianista Feghouli, creó mucho peligro a balón parado.
Así llegó el gol del empate, obra de Slimani, tras una falta señalada en el costado zurdo a la hora de partido. Akinfeev midió mal y permitió al jugador del Sporting de Lisboa marcar con facilidad. El 1-1 no revolucionó a los de Capello, que apenas mostraron sus urgencias.
De hecho, el técnico italiano cambió un delantero por otro, cuando dio salida al ex sevillista Kerzhakov para meter en el campo a Kanunnikov. El orden no lo perdió Rusia, pero sí la clasificación para octavos. Una vez más, los rusos siguen sin alcanzar los octavos desde que perdieron su denominación soviética.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.