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Fútbol
Etiquetas | Primera división / Jornada 24
2-0 en el minuto cuatro

El Atlético ahuyenta fantasmas (3-0)

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Ficha técnica
3-Atlético de Madrid: Courtois (3); Juanfran (3), Alderweireld (3), Godín (3), Insúa (2); Gabi (3), Mario Suárez (2); Koke (2), Arda Turan (3), Raúl García (3); Diego Costa (3).

0-Valladolid: Mariño (1); Rukavina (0), Mitrovic (1), Marc Valiente (1), Peña (1); Rossi (2), Alvaro Rubio (2), Víctor Pérez (1); Omar (1), Javi Guerra (1), Larsson (1).

Cambios: En el Atlético de Madrid Diego Ribas (2) por Raúl García (min.63), Villa (1) por Arda Turan (min.75) y Sosa (1) por Koke (min.77); y en el Valladolid Osorio (1) por Omar (min.45), Rama (1) por Larsson (min.71) y Manucho (1) por Javi Guerra (min.77).

Goles: 1-0 Raúl García (min.2); 2-0 Diego Costa (min.3); 3-0 Godín (min.73).

Árbitro: Prieto Iglesias (colegio navarro) (2). En los visitantes a Victor Pérez (81’), y Mitrovic (84’).

Incidencias: 35.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón. Terreno de juego en buenas condiciones. Partido de Liga correspondiente a la vigésimocuarta jornada.

Datos destacables
Lo mejor: Sin lesionados
Parece de broma, pero tras cinco encuentros seguidos, el Atlético termina un partido sin lesionados.

Lo peor: Actitud pucelana
El Valladolid se rindió a los cinco minutos y en ningún momento dio síntomas de querer meterse en el partido.

El dato: 21 goles
Diego Costa suma 21 goles en 22 jornadas, y se postula como candidato al pichichi junto a Cristiano Ronaldo.
Daniel Sanabria / Enviado al Vicente Calderón 

El partido fue corto. Más que eso. Efímero. Al contrario que la semana, que se había hecho larga, con tres derrotas en ocho días y varios caídos en combate. Esta vez la víctima fue el Valladolid, que se encontró con un escenario terrorífico, y no me refiero al Calderón, cementerio de forasteros, sino al marcador de dos a cero en el minuto cuatro. Es difícil entregar un partido en menos tiempo. Porque los pucelanos ni siquiera hicieron ademán de asustar un poco. Algo. Tampoco les dejó el Atlético. Vamos, lo habitual en el Manzanares. 

Para los rojiblancos las prioridades en febrero son ganar y descansar, no se sabe muy bien en qué orden. Y ante el Valladolid le dio tiempo a las dos cosas. Más a lo segundo. Porque el encuentro duró cuatro minutos. El primer gol fue obra de Simeone, el alquimista del balón. Falta lateral botada a la medialuna del área y Raúl García aparece por sorpresa para enviar el balón a la red. Sin oponencia. Puro laboratorio cholista

El segundo fue el clásico de Diego Costa. Raúl García tocaba su segundo balón del partido (el primero fue gol) y lo convirtió en una asistencia. No puede estar más de dulce, ni aunque lo rocíen de azúcar. A la carrera, el brasileño se marchó a por la pelota y aprovechando el bote batió por alto a Mariño. Un gol que demuestra que Diego Costa no es solo potencia y fuerza. También es talento y precisión. Incluso templanza y mesura, por raro que suene. La holgada ventaja con el partido recién estrenado auguraba un encuentro diferente, por no decir aburrido, con el Atlético jugando al paso, para no gastar, y el Valladolid estrellándose una y otra vez contra un muro denfesivo. Llámenlo Gabi. 

Dió la impresión de que el Atlético podía haber metido cuatro, cinco o seis. Los que quisiera. Al final lo dejó en tres. No hizo sangre ante un Valladolid que tampoco dio motivos para ello. Se resignó a aceptar una derrota digna. Por cierto, el tercero fue cosa de Godín. Se lo pueden imaginar. De cabeza, en un corner. Otro clásico del Atlético del Cholo. 

Mientras el segundo tiempo agonizaba, el Valladolid trató de probar si el Atleti jugaba con portero. Sí, parecía que ahí estaba Courtois, pero el belga ni se manchó los guantes. Ni un disparo entre los tres palos en noventa minutos. Pensando en la Champions, el Cholo hizo cambios y pidió tranquilidad. Palabra de Dios. No ocurrió nada más. Bueno sí, un penalti no señalado por manos de Rukavina y una arrancada de Godín al más puro estilo Ronaldo (el gordito). Del Valladolid, como de Gurb, jamás se tuvieron noticias.

El Atlético ahuyenta fantasmas (3-0)

2-0 en el minuto cuatro
Daniel Sanabria
sábado, 15 de febrero de 2014, 17:39 h (CET)
Ficha técnica
3-Atlético de Madrid: Courtois (3); Juanfran (3), Alderweireld (3), Godín (3), Insúa (2); Gabi (3), Mario Suárez (2); Koke (2), Arda Turan (3), Raúl García (3); Diego Costa (3).

0-Valladolid: Mariño (1); Rukavina (0), Mitrovic (1), Marc Valiente (1), Peña (1); Rossi (2), Alvaro Rubio (2), Víctor Pérez (1); Omar (1), Javi Guerra (1), Larsson (1).

Cambios: En el Atlético de Madrid Diego Ribas (2) por Raúl García (min.63), Villa (1) por Arda Turan (min.75) y Sosa (1) por Koke (min.77); y en el Valladolid Osorio (1) por Omar (min.45), Rama (1) por Larsson (min.71) y Manucho (1) por Javi Guerra (min.77).

Goles: 1-0 Raúl García (min.2); 2-0 Diego Costa (min.3); 3-0 Godín (min.73).

Árbitro: Prieto Iglesias (colegio navarro) (2). En los visitantes a Victor Pérez (81’), y Mitrovic (84’).

Incidencias: 35.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón. Terreno de juego en buenas condiciones. Partido de Liga correspondiente a la vigésimocuarta jornada.

Datos destacables
Lo mejor: Sin lesionados
Parece de broma, pero tras cinco encuentros seguidos, el Atlético termina un partido sin lesionados.

Lo peor: Actitud pucelana
El Valladolid se rindió a los cinco minutos y en ningún momento dio síntomas de querer meterse en el partido.

El dato: 21 goles
Diego Costa suma 21 goles en 22 jornadas, y se postula como candidato al pichichi junto a Cristiano Ronaldo.
Daniel Sanabria / Enviado al Vicente Calderón 

El partido fue corto. Más que eso. Efímero. Al contrario que la semana, que se había hecho larga, con tres derrotas en ocho días y varios caídos en combate. Esta vez la víctima fue el Valladolid, que se encontró con un escenario terrorífico, y no me refiero al Calderón, cementerio de forasteros, sino al marcador de dos a cero en el minuto cuatro. Es difícil entregar un partido en menos tiempo. Porque los pucelanos ni siquiera hicieron ademán de asustar un poco. Algo. Tampoco les dejó el Atlético. Vamos, lo habitual en el Manzanares. 

Para los rojiblancos las prioridades en febrero son ganar y descansar, no se sabe muy bien en qué orden. Y ante el Valladolid le dio tiempo a las dos cosas. Más a lo segundo. Porque el encuentro duró cuatro minutos. El primer gol fue obra de Simeone, el alquimista del balón. Falta lateral botada a la medialuna del área y Raúl García aparece por sorpresa para enviar el balón a la red. Sin oponencia. Puro laboratorio cholista

El segundo fue el clásico de Diego Costa. Raúl García tocaba su segundo balón del partido (el primero fue gol) y lo convirtió en una asistencia. No puede estar más de dulce, ni aunque lo rocíen de azúcar. A la carrera, el brasileño se marchó a por la pelota y aprovechando el bote batió por alto a Mariño. Un gol que demuestra que Diego Costa no es solo potencia y fuerza. También es talento y precisión. Incluso templanza y mesura, por raro que suene. La holgada ventaja con el partido recién estrenado auguraba un encuentro diferente, por no decir aburrido, con el Atlético jugando al paso, para no gastar, y el Valladolid estrellándose una y otra vez contra un muro denfesivo. Llámenlo Gabi. 

Dió la impresión de que el Atlético podía haber metido cuatro, cinco o seis. Los que quisiera. Al final lo dejó en tres. No hizo sangre ante un Valladolid que tampoco dio motivos para ello. Se resignó a aceptar una derrota digna. Por cierto, el tercero fue cosa de Godín. Se lo pueden imaginar. De cabeza, en un corner. Otro clásico del Atlético del Cholo. 

Mientras el segundo tiempo agonizaba, el Valladolid trató de probar si el Atleti jugaba con portero. Sí, parecía que ahí estaba Courtois, pero el belga ni se manchó los guantes. Ni un disparo entre los tres palos en noventa minutos. Pensando en la Champions, el Cholo hizo cambios y pidió tranquilidad. Palabra de Dios. No ocurrió nada más. Bueno sí, un penalti no señalado por manos de Rukavina y una arrancada de Godín al más puro estilo Ronaldo (el gordito). Del Valladolid, como de Gurb, jamás se tuvieron noticias.

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