Hay dos cualidades que considero vitales en un profesional:

1.Diferenciación: hacer algo diferente a lo que ya existía.
2.Aportar valor: hacer mejor la vida de los demás.

De hecho nuestros sentidos están especialmente programados para detectar el cambio, cuando sucede algo diferente (bien sea sonido, olor, imagen, etc.). En el caso de estar ante un estímulo similar de manera constante se acostumbra y deja de ser relevante. ¿No te ha llamado la atención alguna vez un olor al entrar en una sala pero al poco ya ni te has acordado de él?.

Además, no solo se trata de llamar la atención ofreciendo algo diferente, sino que la clave es provocar una emoción positiva en los demás solucionando un problema o satisfaciendo un deseo.

"Tal vez no pueda cambiar el mundo, pero sé que puedo cambiar mi mundo" Hay cosas que no están en tu mano y hay otras que sí. Diferenciar cuál pertenece a cada grupo y centrarte en el segundo grupo es la clave para poder avanzar.

¿Obvio verdad? Pues si somos honestos con nosotros mismos probablemente podamos encontrar muchas ocasiones en las que perdemos nuestro tiempo y energía con problemas o circunstancias que nos afectan pero en las que no podemos hacer nada.

Por ejemplo, que suban el IVA ¿me afecta? Obviamente sí, pero la pregunta clave es ¿puedo hacer yo algo? Y a menos que seas parlamentario la respuesta es un rotundo no. En ese caso mi sugerencia es sencilla, deja que sean otros los que se preocupen y pasa a ocuparte en lo que sí puedes hacer algo (mejorar tus conocimientos, tu marketing, tu actitud, etc.).

Al final son los pequeños pasos los que llevan a grandes resultados.

“Cuando haces cosas pasan cosas”
Visualizarte hacia el futuro acompañado de un plan de acción con sus pasos detallados es muy positivo, pero lo que al final marca la verdadera diferencia es lo que hacemos.

Te puedes leer todos los manuales que quieras sobre cómo llevar una bicicleta, y además te puedes visualizar y analizar qué pasos has de dar, pero hasta que no te subes y te pones a practicar no avanzas.

Es más, por muy buena que sea una idea no sirve de mucho si no la ponemos a prueba. Cuando se demuestra que una idea es buena es cuando se pone en práctica y funciona, mientras tanto solo es teoría.