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​El nacimiento de Jesucristo simboliza también la victoria de la luz sobre la oscuridad, pues el Carpintero de Nazaret vino a iluminar a la Humanidad con el resplandor de su Redención

¿Celebramos la Navidad o el solsticio de invierno?

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Lenta, inexorable e implacablemente se viene produciendo una operación planificada, concertada y detenidamente programada para la descristianianización de la sociedad.

Aunque parezca una situación de la actualidad no es tal. Han pasado casi tres siglos desde que se comenzó a gestar. Este proceso de la negación del cristianismo en Europa viene de antiguo. Se inició en el Siglo de las Luces con la Ilustración y el Librepensamiento.

Movimiento que no podemos negar que produjo grandes beneficios para la humanidad, pues pretendió crear una nueva forma de pensamiento en el que el hombre no estuviese sujeto a los dogmas científicos erradicando la famosa frase : Magister dixit, es decir, lo ha dicho el Maestro (la Autoridad) y ya no hay lugar a discusión.

Pero, al mismo tiempo también se conculcaron los dogmas religiosos, y se pretendió borrar del pensamiento humano la existencia de Dios. Creencia que no es solamente cristiana, ya que no solo es el cristianismo quien la admite, sino las múltiples y variadas religiones que existen en el mundo.

En sustitución del Dios del cristianismo que pretendían erradicar estos iluminados, al ver que los humanos necesitan la existencia de una trascendencia y poder superior, no tuvieron mejor idea que divinizar a la razón cuya representación física la plasmaron en una prostituta a la que entronizaron los gerifaltes de la Revolución francesa en el altar mayor de Nôtre Dame de París.

Esa pretensión de erradicar la divinidad se centra principalmente en eliminar las costumbres cristianas, sustituyéndolas por otras que aunque parezcan nuevas están arraigadas en el inconsciente colectivo desde los tiempos primitivos y que, al ser costumbres paganas e idolátricas, la Iglesia las aculturizó y, queriendo mantener que el pueblo las celebrase, las sacralizó transformándolas en fiestas religiosas.

Son muchos siglos los que han transcurrido ya para que, con mentalidad del año 2019, se pretenda que la civilización occidental regrese al paganismo y a la idolatría.

El Siglo de las Luces y de la Razón nos ha llevado a la apertura mental que tenemos los humanos en la actualidad. ¿Cómo se va a pretender que volvamos a tiempos de oscuridad y adoración de las fuerzas naturales?

Pues, aunque parezca mentira, eso es lo que pretenden los que quieren desterrar las creencias cristianas, sobre todo en el mundo occidental.

Se desea que en estas épocas navideñas volvamos a celebrar los ritos del solsticio de invierno al igual que hacían los hombres primitivos cuando dejaron de ser nómadas y celebraban los cultos de la fertilidad con las distintas estaciones del año.

En el solsticio de invierno se enaltecía la luz solar, pues en esa fecha, aproximada, en el hemisferio norte, era cuando de producía la noche más corta y se iniciaban los días más largos, de ahí que el motivo principal fuese la exaltación de la luz.

El nacimiento de Jesucristo simboliza también la victoria de la luz sobre la oscuridad, pues el Carpintero de Nazaret vino a iluminar a la Humanidad con el resplandor de su Redención.

Por ello, como símbolo de la festividad de la Luz las principales ciudades del Orbe de creencias cristianas en sus distintas modalidades y ramificaciones, se iluminan con motivos que deberían servir para que recordásemos la Natividad de Jesús, pero no, los fundamentos que tendrían que hacer recapacitar a los cristianos en unas fiestas tan importantes, no rememoran para nada la razón de su existencia, ninguno de sus adornos nos trae a la memoria su razón de ser que es exclusivamente celebrar el nacimiento de Jesús.

Se ven figuras de todas clases, pero ninguna que evoque esas fiestas tan importantes para los cristianos. Hay ornamentos de todo tipo, pero ninguno de tradición cristiana.

La única razón de ser de esta explosión de luz es la conmemoración de unas fiestas exclusivamente cristianas, pero si en sus adornos, motivos o figuras no hay nada que nos recuerde el Nacimiento del Mesías, no podremos decir que esta manifestación lumínica es por ese motivo. Al carecer de esta evocación, bien podremos pensar que lo que se rememora es cualquier cosa menos una festividad sacra cristiana, sino más bien una diversión pagana como una feria o cualquier otro tipo de festejo, eso si no queremos volver al paganismo y pensar que en estos tiempos de raciocinio y realismo, la celebración que evocamos es el solsticio de invierno.

¿Celebramos la Navidad o el solsticio de invierno?

​El nacimiento de Jesucristo simboliza también la victoria de la luz sobre la oscuridad, pues el Carpintero de Nazaret vino a iluminar a la Humanidad con el resplandor de su Redención
Manuel Villegas
martes, 3 de diciembre de 2019, 08:35 h (CET)

Lenta, inexorable e implacablemente se viene produciendo una operación planificada, concertada y detenidamente programada para la descristianianización de la sociedad.

Aunque parezca una situación de la actualidad no es tal. Han pasado casi tres siglos desde que se comenzó a gestar. Este proceso de la negación del cristianismo en Europa viene de antiguo. Se inició en el Siglo de las Luces con la Ilustración y el Librepensamiento.

Movimiento que no podemos negar que produjo grandes beneficios para la humanidad, pues pretendió crear una nueva forma de pensamiento en el que el hombre no estuviese sujeto a los dogmas científicos erradicando la famosa frase : Magister dixit, es decir, lo ha dicho el Maestro (la Autoridad) y ya no hay lugar a discusión.

Pero, al mismo tiempo también se conculcaron los dogmas religiosos, y se pretendió borrar del pensamiento humano la existencia de Dios. Creencia que no es solamente cristiana, ya que no solo es el cristianismo quien la admite, sino las múltiples y variadas religiones que existen en el mundo.

En sustitución del Dios del cristianismo que pretendían erradicar estos iluminados, al ver que los humanos necesitan la existencia de una trascendencia y poder superior, no tuvieron mejor idea que divinizar a la razón cuya representación física la plasmaron en una prostituta a la que entronizaron los gerifaltes de la Revolución francesa en el altar mayor de Nôtre Dame de París.

Esa pretensión de erradicar la divinidad se centra principalmente en eliminar las costumbres cristianas, sustituyéndolas por otras que aunque parezcan nuevas están arraigadas en el inconsciente colectivo desde los tiempos primitivos y que, al ser costumbres paganas e idolátricas, la Iglesia las aculturizó y, queriendo mantener que el pueblo las celebrase, las sacralizó transformándolas en fiestas religiosas.

Son muchos siglos los que han transcurrido ya para que, con mentalidad del año 2019, se pretenda que la civilización occidental regrese al paganismo y a la idolatría.

El Siglo de las Luces y de la Razón nos ha llevado a la apertura mental que tenemos los humanos en la actualidad. ¿Cómo se va a pretender que volvamos a tiempos de oscuridad y adoración de las fuerzas naturales?

Pues, aunque parezca mentira, eso es lo que pretenden los que quieren desterrar las creencias cristianas, sobre todo en el mundo occidental.

Se desea que en estas épocas navideñas volvamos a celebrar los ritos del solsticio de invierno al igual que hacían los hombres primitivos cuando dejaron de ser nómadas y celebraban los cultos de la fertilidad con las distintas estaciones del año.

En el solsticio de invierno se enaltecía la luz solar, pues en esa fecha, aproximada, en el hemisferio norte, era cuando de producía la noche más corta y se iniciaban los días más largos, de ahí que el motivo principal fuese la exaltación de la luz.

El nacimiento de Jesucristo simboliza también la victoria de la luz sobre la oscuridad, pues el Carpintero de Nazaret vino a iluminar a la Humanidad con el resplandor de su Redención.

Por ello, como símbolo de la festividad de la Luz las principales ciudades del Orbe de creencias cristianas en sus distintas modalidades y ramificaciones, se iluminan con motivos que deberían servir para que recordásemos la Natividad de Jesús, pero no, los fundamentos que tendrían que hacer recapacitar a los cristianos en unas fiestas tan importantes, no rememoran para nada la razón de su existencia, ninguno de sus adornos nos trae a la memoria su razón de ser que es exclusivamente celebrar el nacimiento de Jesús.

Se ven figuras de todas clases, pero ninguna que evoque esas fiestas tan importantes para los cristianos. Hay ornamentos de todo tipo, pero ninguno de tradición cristiana.

La única razón de ser de esta explosión de luz es la conmemoración de unas fiestas exclusivamente cristianas, pero si en sus adornos, motivos o figuras no hay nada que nos recuerde el Nacimiento del Mesías, no podremos decir que esta manifestación lumínica es por ese motivo. Al carecer de esta evocación, bien podremos pensar que lo que se rememora es cualquier cosa menos una festividad sacra cristiana, sino más bien una diversión pagana como una feria o cualquier otro tipo de festejo, eso si no queremos volver al paganismo y pensar que en estos tiempos de raciocinio y realismo, la celebración que evocamos es el solsticio de invierno.

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