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Entrevista a Antonio Orero, cofundador & CEO de Standbikeme

“Las bicis no son moda, vienen para quedarse”

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Hewlett y Packard (HP), Paul Allen y Bill Gates (Microsoft), Jobs y Wozniak (Apple), Page y Brin (Google), Hurley, Chen y Karim (Youtube)... ¿Quién dijo que no se puede ser como ellos? Los creadores de Standbikeme tienen mucho en común con todos ellos: pasión, una idea innovadora y el garaje de casa, donde comenzaron la aventura restaurando bicis. Nunca pensaron que su afición acabaría convirtiéndose en un proyecto empresarial real donde convergen el diseño, la ingeniería, la artesanía y las bicicletas. Antonio Orero, Quique Estellés y Nacho Pitarch, como buenos emprendedores de éxito, supieron aparcar el miedo al fracaso. Su truco, “mucha exigencia con los pequeños detalles para que el conjunto sea excelente”. Pertenecen a esa nueva generación que entiende el desarrollo de las ciudades de otra manera mas fácil, ágil, económica y sostenible. Apuestan por la bicicleta como “un ejemplo de diseño, ingeniería y eficiencia”. Dicen que para ser el mejor, uno debe creer en sí mismo. Ellos lo hacen. En un momento marcado por la crisis y disminución de los planes de financiación, la ayuda es más necesaria que nunca y Standbikeme la encontró en la plataforma de cowdfounding valenciana, Fromlab. Ahora construyen los “vehículos para las ciudades del siglo XXI”, desde la perspectiva de la re-utilización, bicicletas antiguas que están acumulando polvo son rescatadas y adaptadas a las necesidades y gustos contemporáneos.

¿Qué os motivó a la hora de crear Standbikeme?
La aventura empieza años atrás restaurando bicis en el garaje de casa con amigos. Nunca pensamos que esto podía ser un modo de vida, pero las condiciones, el cambio de mentalidad y, sobre todo, el éxito de las bicis ayudaron bastante a que nos decidiéramos por hacerlo un proyecto real.

Hoy por hoy, todo el mundo quiere una bicicleta. Además, la posibilidad de trabajar haciendo lo que nos gusta. Venimos del mundo de la arquitectura y el diseño, tenemos la necesidad de crear de manera innata y si, además, es algo que nos apasiona como la bici, ¡pues redondo! (Sonríe).

Hoy en día cualquier emprendedor necesita diferenciarse y ofrecer un valor añadido para ser competitivo, ¿cuál es el vuestro?


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Pitarch, Orero y Estellés./ FOTO: Amparito Sebastiá
Apostamos por el valor del tiempo, en arquitectura el tiempo es un valor añadido que muy pocos arquitectos son capaces de impregnar en sus obras. Nosotros tratamos de trabajar nuestros proyectos con una fuerte carga temporal. Esto se traduce en mucha exigencia con los pequeños detalles para que el conjunto roce la excelencia. Creemos en la sostenibilidad a través de la longevidad. Las bicicletas son una forma de transporte sencilla, de bajo coste y no contaminante, y son un ejemplo de diseño, ingeniería y eficiencia. Exploramos una manera diferente de producción, tratamos de hacer productos que duren, hechos por artesanos, y que evolucionan rápidamente en respuesta a los comentarios de las personas que los utilizan.

Hay una gran variedad de modelos de bicicletas, de montaña, urbanas, eléctricas, etc. ¿Sois capaces de personalizar cualquiera de ellas?
¡Nos atrevemos con todo! Pero siempre desde una misma perspectiva, entendemos la bici como un medio de transporte, no como un deporte. Si lo que quieres es una bici para practicar descenso de montaña, nosotros no te podemos ayudar. Nosotros creamos vehículos para las ciudades del siglo XXI, tratamos de hacer cada elemento lo mas sencillo posible; por ejemplo, tratamos de eliminar marchas si las necesidades del cliente no lo requieren, las marchas necesitan mantenimiento y son un peso añadido en la bicicleta. Para una ciudad como Valencia no son necesarias y, cuanto más ligera es la bici, más ágil y libre te sientes con ella.

En Valencia cada vez hay más cultura de transportarse en bicicleta, sin embargo, ¿es el mercado valenciano lo suficientemente amplio para un negocio tan especializado?
El mercado valenciano no es excesivamente grande, por eso hemos creado una tienda online, donde poco a poco iremos subiendo más productos y bicicletas, y con ella queremos llegar a cualquier parte del mundo. Estamos muy lejos de las ciudades del norte de Europa y siempre habrá cierta diferencia porque, cuando estemos como ellos, ellos también habrán evolucionado, es la evolución de la historia... Lo importante es que tenemos una referencia de cómo hacer las cosas y estamos convencidos de que la evolución cultural que está viviendo Valencia en este sentido es ya imparable y reúne todas las condiciones para llegar a ser una ciudad donde el primer medio de transporte sea la bicicleta, como ocurre en otros países.

La cultura de la bici es poder decidir cuándo, cómo y cuánto vale mi transporte; en otras palabras: libertad. Puede sonar cursi, pero el que se mueve en bici lo entiende perfectamente.

¿Se puede entender lo que hacéis como el rescate de un patrimonio? ¿Una bicicleta puede renacer?
¡Exacto! Patrimonio es una palabra muy bonita para hablar de la bicicleta, porque si entendemos la bici como patrimonio, la bici entonces nos pertenece a todos, es una metáfora muy bonita, y algo utópica hoy por hoy en las ciudades que vivimos. (Sonríe)

¿Desarrolláis accesorios con diseños innovadores?
Sí, sin duda. En la última etapa nos hemos embarcado en el desarrollo de accesorios para el ciclista urbano. Está surgiendo una nueva generación de personas que entendemos el desarrollo de las ciudades de otra manera mas fácil, ágil, económica y sustentable, y tenemos nuestros necesidades en cuanto a producto y accesorios en torno a la bici.


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El equipo de Standbikeme./ FOTO: Amparito Sebastiá.
Cintes es un buen ejemplo, se trata del encintado en cuero natural de toda la vida, pero con toque actual, la piel esta diseñada para adaptarse a cualquier manillar y tienes variedad de colores para elegir, tanto en piel como en los cordones. Además, Cintes es un producto que se empapa de la filosofía “Do It Yourself”, ya que necesita de su dueño para ser instalado. Esto crea un vínculo entre producto y cliente que hace que ese producto sea único.

También trabajamos en otros accesorios, como los straps, que son los calapiés de toda la vida adaptados a nuevos materiales y movimientos, como el de las bicicletas de piñón fijo que necesitan de estos straps para poder controlar la bici.

Estamos trabajando con materiales nuevos y los ponemos en contacto con artesanos que nos ayudan en la fase de diseño y producción, para al final dar con un producto innovador, pero que al mismo tiempo respire del pasado.

Los más "it" ya pueden moverse en bicicleta sin perder el glamour…
(Ríe) Así es, estamos en un momento en el que la bici está de moda, eso ayuda y, por supuesto, ahora ya cualquiera puede ir en bici sin dejar de lado el glamour.

Pero no nos gusta identificarnos con eso, nuestro discurso es más pesado que la moda, como anunciamos en nuestra nueva web: “Las bicis no son moda, vienen para quedarse”. Y así queremos que sea, cuando pase esta moda, ahí queremos estar nosotros para que la bici no haya perdido glamour.

¿Dificultades con las que os hayáis encontrado?
Sí, en este país hay muchas cosas que se están perdiendo, como la artesanía. Es triste buscar cosas y que sólo las encuentres fuera de España porque aquí ya no queda nadie que lo haga. Para comprar ciertos materiales, nos hemos encontrado con una industria obsoleta que no atendía pedidos pequeños y nuevamente fuera de España sí atendían nuestros pedidos. No siempre nos ha pasado esto, pero en numerosas ocasiones sí.

¿Expectativas profesionales alcanzadas?
Tengo una lista de cosas que tengo que hacer en esta vida y, ¡ya llevo unas cuantas cosas tachadas! (Sonríe). Standbikeme ha ayudado, pero esta lista siempre se actualiza y, ¡siempre hay nuevos retos! (Vuelve a sonreír y en esta ocasión continúa hablando dejando ver su enorme entusiasmo...) Standbikeme es un bebé y ahora comienza la fase de crecimiento, ese es el objetivo hoy por hoy, trabajo, trabajo y más trabajo...

¿Es verdad aquello de “la vida es más bella en bicicleta”?
(Contesta sonriendo. En su expresión, su convicción) ¿Lo dudas? ¿Cuándo quedamos para comprobarlo?.

“Las bicis no son moda, vienen para quedarse”

Entrevista a Antonio Orero, cofundador & CEO de Standbikeme
Mercedes Zaragüeta Casanova
lunes, 16 de septiembre de 2013, 13:13 h (CET)
Hewlett y Packard (HP), Paul Allen y Bill Gates (Microsoft), Jobs y Wozniak (Apple), Page y Brin (Google), Hurley, Chen y Karim (Youtube)... ¿Quién dijo que no se puede ser como ellos? Los creadores de Standbikeme tienen mucho en común con todos ellos: pasión, una idea innovadora y el garaje de casa, donde comenzaron la aventura restaurando bicis. Nunca pensaron que su afición acabaría convirtiéndose en un proyecto empresarial real donde convergen el diseño, la ingeniería, la artesanía y las bicicletas. Antonio Orero, Quique Estellés y Nacho Pitarch, como buenos emprendedores de éxito, supieron aparcar el miedo al fracaso. Su truco, “mucha exigencia con los pequeños detalles para que el conjunto sea excelente”. Pertenecen a esa nueva generación que entiende el desarrollo de las ciudades de otra manera mas fácil, ágil, económica y sostenible. Apuestan por la bicicleta como “un ejemplo de diseño, ingeniería y eficiencia”. Dicen que para ser el mejor, uno debe creer en sí mismo. Ellos lo hacen. En un momento marcado por la crisis y disminución de los planes de financiación, la ayuda es más necesaria que nunca y Standbikeme la encontró en la plataforma de cowdfounding valenciana, Fromlab. Ahora construyen los “vehículos para las ciudades del siglo XXI”, desde la perspectiva de la re-utilización, bicicletas antiguas que están acumulando polvo son rescatadas y adaptadas a las necesidades y gustos contemporáneos.

¿Qué os motivó a la hora de crear Standbikeme?
La aventura empieza años atrás restaurando bicis en el garaje de casa con amigos. Nunca pensamos que esto podía ser un modo de vida, pero las condiciones, el cambio de mentalidad y, sobre todo, el éxito de las bicis ayudaron bastante a que nos decidiéramos por hacerlo un proyecto real.

Hoy por hoy, todo el mundo quiere una bicicleta. Además, la posibilidad de trabajar haciendo lo que nos gusta. Venimos del mundo de la arquitectura y el diseño, tenemos la necesidad de crear de manera innata y si, además, es algo que nos apasiona como la bici, ¡pues redondo! (Sonríe).

Hoy en día cualquier emprendedor necesita diferenciarse y ofrecer un valor añadido para ser competitivo, ¿cuál es el vuestro?

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Pitarch, Orero y Estellés./ FOTO: Amparito Sebastiá
Apostamos por el valor del tiempo, en arquitectura el tiempo es un valor añadido que muy pocos arquitectos son capaces de impregnar en sus obras. Nosotros tratamos de trabajar nuestros proyectos con una fuerte carga temporal. Esto se traduce en mucha exigencia con los pequeños detalles para que el conjunto roce la excelencia. Creemos en la sostenibilidad a través de la longevidad. Las bicicletas son una forma de transporte sencilla, de bajo coste y no contaminante, y son un ejemplo de diseño, ingeniería y eficiencia. Exploramos una manera diferente de producción, tratamos de hacer productos que duren, hechos por artesanos, y que evolucionan rápidamente en respuesta a los comentarios de las personas que los utilizan.

Hay una gran variedad de modelos de bicicletas, de montaña, urbanas, eléctricas, etc. ¿Sois capaces de personalizar cualquiera de ellas?
¡Nos atrevemos con todo! Pero siempre desde una misma perspectiva, entendemos la bici como un medio de transporte, no como un deporte. Si lo que quieres es una bici para practicar descenso de montaña, nosotros no te podemos ayudar. Nosotros creamos vehículos para las ciudades del siglo XXI, tratamos de hacer cada elemento lo mas sencillo posible; por ejemplo, tratamos de eliminar marchas si las necesidades del cliente no lo requieren, las marchas necesitan mantenimiento y son un peso añadido en la bicicleta. Para una ciudad como Valencia no son necesarias y, cuanto más ligera es la bici, más ágil y libre te sientes con ella.

En Valencia cada vez hay más cultura de transportarse en bicicleta, sin embargo, ¿es el mercado valenciano lo suficientemente amplio para un negocio tan especializado?
El mercado valenciano no es excesivamente grande, por eso hemos creado una tienda online, donde poco a poco iremos subiendo más productos y bicicletas, y con ella queremos llegar a cualquier parte del mundo. Estamos muy lejos de las ciudades del norte de Europa y siempre habrá cierta diferencia porque, cuando estemos como ellos, ellos también habrán evolucionado, es la evolución de la historia... Lo importante es que tenemos una referencia de cómo hacer las cosas y estamos convencidos de que la evolución cultural que está viviendo Valencia en este sentido es ya imparable y reúne todas las condiciones para llegar a ser una ciudad donde el primer medio de transporte sea la bicicleta, como ocurre en otros países.

La cultura de la bici es poder decidir cuándo, cómo y cuánto vale mi transporte; en otras palabras: libertad. Puede sonar cursi, pero el que se mueve en bici lo entiende perfectamente.

¿Se puede entender lo que hacéis como el rescate de un patrimonio? ¿Una bicicleta puede renacer?
¡Exacto! Patrimonio es una palabra muy bonita para hablar de la bicicleta, porque si entendemos la bici como patrimonio, la bici entonces nos pertenece a todos, es una metáfora muy bonita, y algo utópica hoy por hoy en las ciudades que vivimos. (Sonríe)

¿Desarrolláis accesorios con diseños innovadores?
Sí, sin duda. En la última etapa nos hemos embarcado en el desarrollo de accesorios para el ciclista urbano. Está surgiendo una nueva generación de personas que entendemos el desarrollo de las ciudades de otra manera mas fácil, ágil, económica y sustentable, y tenemos nuestros necesidades en cuanto a producto y accesorios en torno a la bici.


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El equipo de Standbikeme./ FOTO: Amparito Sebastiá.
Cintes es un buen ejemplo, se trata del encintado en cuero natural de toda la vida, pero con toque actual, la piel esta diseñada para adaptarse a cualquier manillar y tienes variedad de colores para elegir, tanto en piel como en los cordones. Además, Cintes es un producto que se empapa de la filosofía “Do It Yourself”, ya que necesita de su dueño para ser instalado. Esto crea un vínculo entre producto y cliente que hace que ese producto sea único.

También trabajamos en otros accesorios, como los straps, que son los calapiés de toda la vida adaptados a nuevos materiales y movimientos, como el de las bicicletas de piñón fijo que necesitan de estos straps para poder controlar la bici.

Estamos trabajando con materiales nuevos y los ponemos en contacto con artesanos que nos ayudan en la fase de diseño y producción, para al final dar con un producto innovador, pero que al mismo tiempo respire del pasado.

Los más "it" ya pueden moverse en bicicleta sin perder el glamour…
(Ríe) Así es, estamos en un momento en el que la bici está de moda, eso ayuda y, por supuesto, ahora ya cualquiera puede ir en bici sin dejar de lado el glamour.

Pero no nos gusta identificarnos con eso, nuestro discurso es más pesado que la moda, como anunciamos en nuestra nueva web: “Las bicis no son moda, vienen para quedarse”. Y así queremos que sea, cuando pase esta moda, ahí queremos estar nosotros para que la bici no haya perdido glamour.

¿Dificultades con las que os hayáis encontrado?
Sí, en este país hay muchas cosas que se están perdiendo, como la artesanía. Es triste buscar cosas y que sólo las encuentres fuera de España porque aquí ya no queda nadie que lo haga. Para comprar ciertos materiales, nos hemos encontrado con una industria obsoleta que no atendía pedidos pequeños y nuevamente fuera de España sí atendían nuestros pedidos. No siempre nos ha pasado esto, pero en numerosas ocasiones sí.

¿Expectativas profesionales alcanzadas?
Tengo una lista de cosas que tengo que hacer en esta vida y, ¡ya llevo unas cuantas cosas tachadas! (Sonríe). Standbikeme ha ayudado, pero esta lista siempre se actualiza y, ¡siempre hay nuevos retos! (Vuelve a sonreír y en esta ocasión continúa hablando dejando ver su enorme entusiasmo...) Standbikeme es un bebé y ahora comienza la fase de crecimiento, ese es el objetivo hoy por hoy, trabajo, trabajo y más trabajo...

¿Es verdad aquello de “la vida es más bella en bicicleta”?
(Contesta sonriendo. En su expresión, su convicción) ¿Lo dudas? ¿Cuándo quedamos para comprobarlo?.

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