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El compromiso de entrar a formar parte de una organización no es asunto baladí

Cooptados

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El compromiso de entrar a formar parte de una organización no es asunto baladí, aunque pudiera parecerlo a la vista de la ligereza con la cual funcionan estos ejercicios. Sea la RAE, la SGAE, los partidos u otras entidades, y sobre todo los cargos de mayor nivel, muestran ejemplos lamentables de los escasos miramientos. Dicha frivolidad hace trizas el compromiso. Las incoherencias echan por la borda cualquier atisbo de responsabilidad, que pierde su sentido.

Una de las fórmulas empleadas con profusión es la COOPTACIÓN. Los componentes de una organización, generalmente las cúpulas directivas, confirman a su aire el nombramiento de un nuevo miembro. En estos fichajes suelen barajarse circunstancias de toda condición y, como es natural, gente diversa, introduce una enorme pluralidad de intenciones, de intereses confesables o de maquinaciones ocultas. A menor grado de transparencia, los manejos subyacentes escapan del conocimiento general. Las cualidades tenidas en cuenta, los objetivos marcados y las modalidades, quedan absorbidos por el núcleo decisorio. Mucho habrá que escarbar para discernir lo que parezca un núcleo grupal de lo que fuera en realidad una pantalla encubridora de los caciques del momento.

A veces los matices cuentan con un acento especial. Sin salirnos de las admisiones colegiadas suscitadas por las camarillas mencionadas, el recurso de la CAPTACIÓN ofrece alguna peculiaridad notable. Además del pronunciamiento del grupo, introduce el matiz novedoso tendente al convencimiento del candidato deseado. Bien con la utilización de razonamientos sinceros o con las tretas de los subterfugios y patrañas, engaños o medias verdades. La ambigüedad del comienzo ofrece posibles variantes, de respeto hacia el candidato en busca de su comprensión o con la manipulación de su aquiescencia a base de triquiñuelas. La supuesta captación puede ser un disfraz malévolo y no sólo practicado por las sectas extrañas.

En el progreso agresivo, los métodos para la introducción de diferentes personas en el entramado de una entidad rozan la idea auténtica de una CAPTURA. Por que introducen un forzamiento enérgico, anulan los dictados de la responsabilidad. Tanto de quienes capturan como de los capturados; actuan desligados de las valoraciones adecuadas. Unos por falta de respeto hacia las personas y las víctimas por que no accedieron a las nuevas posiciones con su consentimiento leal. Sobrepasa la captación, adquiere formato de atrapamiento en toda regla. Hasta adquiere tintes mafiosos. Aún así, en los entresijos administrativos aparecen formas tan despreciables como las señaladas. Hay muchas versiones para amañar y domesticar las voluntades.

Si algo debiamos haber aprendido a estas alturas es que cada persona es un mundo, insustituíble y que debiéramos respetar con sus atributos. El empeño de ofrecerle a cada ciudadano las opciones nítidas, sin ambages ni letra pequeña confusa, lejos de ser la actitud predominante, parece en vías de extinción. Quizá se trate de una PÉRDIDA irreversible.

Da la impresión de una manipulación masiva de los afrecimientos, ya vienen adornados según los intereses de sus promotores encubiertos, muy alejados del sentido particular de las personas. ¿Hablamos de opciones o de imposiciones? Unas entidades poco caracterizadas por su definición concreta, impulsan e incluso legislan, de cara a una gente con la misión exclusiva de ser conformistas con los PATRONES establecidos. Las opciones dirigidas por esos proyectos son auténticos mangoneos.

En el deslinde de comportamientos como los citados, en sus evaluaciones si las hubiere, median los halagos y las adulaciones, con escasas adherencias a la sinceridad y claridad orientadas a la prosecución de unos fines declarados o subyacentes. No son lo mismo que las alabanzas o los elogios. Representan una serie de peligrosos campos minados por quién sabe qué segundas o terceras intenciones. Su cariz se modifica según las ocasiones, depende de las ESTRATEGIAS promovidas por sujetos, redes e instituciones.

¿Por qué será que hay menos alabanzas o elogios que halagos o adulaciones? ¿Hasta dónde alcanzan? Los rumores bullen entre actitudes como estas; complementan las incoherencias de sus matizaciones. ¿Quedará algo en pie de los significados originales de dichos conceptos? ¿Sirven de algo las preguntas?.

La tentación maniquea sirve de poco cuando entran en juegos equivalentes, conjeturas y documentos, memorias u olvidos bien adiestrados, coincidencias y beneficios. Lo bueno y lo malo están muy mezclados. Así como los errores, las ignorancias presuntuosas y las cobardías, en competencia con la sensatez y los trabajos concienzudos. La tarea DISUASORIA de las desviaciones no resulta sencilla dadas las múltiples ramificaciones. De todas maneras, visto el panorama social imperante, tampoco vislumbramos respuestas muy convincentes aunque dispusiéramos de los datos más contundentes. La arbitrariedad es promiscua.

De manera semejante a la materia oscura del Universo; también lo que conocemos de las razones y de los interiores de las personas, supone sólo la mínima parte. El 85% de la materia no es detectable, pero sabemos que existe y desconocemos la mayor parte de sus propiedades. Pues bien, en el caso de las personas, intuyo un porcentaje aún mayor de CONDICIONANTES desconocidos; sobre todo, con la suma de las complejidades derivadas de los cambios constantes y las diferencias notables de unos sujetos a otros. Hemos de contar a la fuerza con ese profundo desconocimiento como punto de partida real e inesquivable. La pretensión de funcionar basados exclusivamente en lo conocido es un tanto ridícula y adolece de un orgullo desmedido. Hemos de afrontar el misterio, de buen grado o por obligación.

Los fermiones son algunos de los componentes descritos de esa materia oscura, con su característica primordial de la formación de ANAPOLOS, con cargas positivas y negativas simultáneas, que se anulan e impiden su detección. Desde dicho descubrimiento entenderemos mejor la dificultad para el conocimiento adecuado de las personas; portadoras de cargas innumerables y contrapuestas, de condiciones de una duración irregular y de efectos variados. También aquí podemos comprobar la presencia de mucha gente visible, pero que no se nota, por sus contradicciones internas que les anulan. Las manifestaciones dignas y responsables pierden su entidad por resquicios inverosímiles.

Podremos estar contentos, si de lo comentado no deducimos la consecuencia fatal de vernos desahuciados en tantos sectores de la experiencia vital como podamos imaginar. Ahora bien, como la condición humana afecta a todos, nadie dispone de la condición mágica. Por lo tanto, la SUPLANTACIÓN agresiva es una aberración y siempre exigiremos una puerta abierta para la opción y las decisiones personales. Adaptada con todas las consecuencias a los sentimientos y necesidades particulares. Debieran quedar inutilizados los formatos falsificados.

Cooptados

El compromiso de entrar a formar parte de una organización no es asunto baladí
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 30 de agosto de 2013, 08:02 h (CET)
El compromiso de entrar a formar parte de una organización no es asunto baladí, aunque pudiera parecerlo a la vista de la ligereza con la cual funcionan estos ejercicios. Sea la RAE, la SGAE, los partidos u otras entidades, y sobre todo los cargos de mayor nivel, muestran ejemplos lamentables de los escasos miramientos. Dicha frivolidad hace trizas el compromiso. Las incoherencias echan por la borda cualquier atisbo de responsabilidad, que pierde su sentido.

Una de las fórmulas empleadas con profusión es la COOPTACIÓN. Los componentes de una organización, generalmente las cúpulas directivas, confirman a su aire el nombramiento de un nuevo miembro. En estos fichajes suelen barajarse circunstancias de toda condición y, como es natural, gente diversa, introduce una enorme pluralidad de intenciones, de intereses confesables o de maquinaciones ocultas. A menor grado de transparencia, los manejos subyacentes escapan del conocimiento general. Las cualidades tenidas en cuenta, los objetivos marcados y las modalidades, quedan absorbidos por el núcleo decisorio. Mucho habrá que escarbar para discernir lo que parezca un núcleo grupal de lo que fuera en realidad una pantalla encubridora de los caciques del momento.

A veces los matices cuentan con un acento especial. Sin salirnos de las admisiones colegiadas suscitadas por las camarillas mencionadas, el recurso de la CAPTACIÓN ofrece alguna peculiaridad notable. Además del pronunciamiento del grupo, introduce el matiz novedoso tendente al convencimiento del candidato deseado. Bien con la utilización de razonamientos sinceros o con las tretas de los subterfugios y patrañas, engaños o medias verdades. La ambigüedad del comienzo ofrece posibles variantes, de respeto hacia el candidato en busca de su comprensión o con la manipulación de su aquiescencia a base de triquiñuelas. La supuesta captación puede ser un disfraz malévolo y no sólo practicado por las sectas extrañas.

En el progreso agresivo, los métodos para la introducción de diferentes personas en el entramado de una entidad rozan la idea auténtica de una CAPTURA. Por que introducen un forzamiento enérgico, anulan los dictados de la responsabilidad. Tanto de quienes capturan como de los capturados; actuan desligados de las valoraciones adecuadas. Unos por falta de respeto hacia las personas y las víctimas por que no accedieron a las nuevas posiciones con su consentimiento leal. Sobrepasa la captación, adquiere formato de atrapamiento en toda regla. Hasta adquiere tintes mafiosos. Aún así, en los entresijos administrativos aparecen formas tan despreciables como las señaladas. Hay muchas versiones para amañar y domesticar las voluntades.

Si algo debiamos haber aprendido a estas alturas es que cada persona es un mundo, insustituíble y que debiéramos respetar con sus atributos. El empeño de ofrecerle a cada ciudadano las opciones nítidas, sin ambages ni letra pequeña confusa, lejos de ser la actitud predominante, parece en vías de extinción. Quizá se trate de una PÉRDIDA irreversible.

Da la impresión de una manipulación masiva de los afrecimientos, ya vienen adornados según los intereses de sus promotores encubiertos, muy alejados del sentido particular de las personas. ¿Hablamos de opciones o de imposiciones? Unas entidades poco caracterizadas por su definición concreta, impulsan e incluso legislan, de cara a una gente con la misión exclusiva de ser conformistas con los PATRONES establecidos. Las opciones dirigidas por esos proyectos son auténticos mangoneos.

En el deslinde de comportamientos como los citados, en sus evaluaciones si las hubiere, median los halagos y las adulaciones, con escasas adherencias a la sinceridad y claridad orientadas a la prosecución de unos fines declarados o subyacentes. No son lo mismo que las alabanzas o los elogios. Representan una serie de peligrosos campos minados por quién sabe qué segundas o terceras intenciones. Su cariz se modifica según las ocasiones, depende de las ESTRATEGIAS promovidas por sujetos, redes e instituciones.

¿Por qué será que hay menos alabanzas o elogios que halagos o adulaciones? ¿Hasta dónde alcanzan? Los rumores bullen entre actitudes como estas; complementan las incoherencias de sus matizaciones. ¿Quedará algo en pie de los significados originales de dichos conceptos? ¿Sirven de algo las preguntas?.

La tentación maniquea sirve de poco cuando entran en juegos equivalentes, conjeturas y documentos, memorias u olvidos bien adiestrados, coincidencias y beneficios. Lo bueno y lo malo están muy mezclados. Así como los errores, las ignorancias presuntuosas y las cobardías, en competencia con la sensatez y los trabajos concienzudos. La tarea DISUASORIA de las desviaciones no resulta sencilla dadas las múltiples ramificaciones. De todas maneras, visto el panorama social imperante, tampoco vislumbramos respuestas muy convincentes aunque dispusiéramos de los datos más contundentes. La arbitrariedad es promiscua.

De manera semejante a la materia oscura del Universo; también lo que conocemos de las razones y de los interiores de las personas, supone sólo la mínima parte. El 85% de la materia no es detectable, pero sabemos que existe y desconocemos la mayor parte de sus propiedades. Pues bien, en el caso de las personas, intuyo un porcentaje aún mayor de CONDICIONANTES desconocidos; sobre todo, con la suma de las complejidades derivadas de los cambios constantes y las diferencias notables de unos sujetos a otros. Hemos de contar a la fuerza con ese profundo desconocimiento como punto de partida real e inesquivable. La pretensión de funcionar basados exclusivamente en lo conocido es un tanto ridícula y adolece de un orgullo desmedido. Hemos de afrontar el misterio, de buen grado o por obligación.

Los fermiones son algunos de los componentes descritos de esa materia oscura, con su característica primordial de la formación de ANAPOLOS, con cargas positivas y negativas simultáneas, que se anulan e impiden su detección. Desde dicho descubrimiento entenderemos mejor la dificultad para el conocimiento adecuado de las personas; portadoras de cargas innumerables y contrapuestas, de condiciones de una duración irregular y de efectos variados. También aquí podemos comprobar la presencia de mucha gente visible, pero que no se nota, por sus contradicciones internas que les anulan. Las manifestaciones dignas y responsables pierden su entidad por resquicios inverosímiles.

Podremos estar contentos, si de lo comentado no deducimos la consecuencia fatal de vernos desahuciados en tantos sectores de la experiencia vital como podamos imaginar. Ahora bien, como la condición humana afecta a todos, nadie dispone de la condición mágica. Por lo tanto, la SUPLANTACIÓN agresiva es una aberración y siempre exigiremos una puerta abierta para la opción y las decisiones personales. Adaptada con todas las consecuencias a los sentimientos y necesidades particulares. Debieran quedar inutilizados los formatos falsificados.

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