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Etiquetas | Literatura | Marta Robles
Marta Robles, escritora y periodista, Premio Fernando Lara de Novela 2013

“Creo que no es necesario ser el protagonista de los hechos para contarlos”

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Marta Robles es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

Tiene una larga trayectoria profesional en prensa escrita, que comenzó en el año 1987 en la revista Tiempo y nunca ha abandonado. Entre otras, ha trabajado para publicaciones como ‘Man’, ‘Panorama’, ‘Elle’, ‘Wapa’, ‘El Semanal XL’ o el ‘Magazine’ de La Vanguardia, y para periódicos como ‘La Razón’ o ‘La Gaceta de Salamanca’, donde, además de en la revista ‘Grazia,’ colabora regularmente en la actualidad.

También su andadura radiofónica, iniciada en 1988, ha sido extensa y se ha visto reconocida por varios premios como la Antena de oro, la Antena de Plata, el Tp de Oro, el Woman de Oro y el Cosmopolitan TV.

Como escritora lleva publicados varios libros: ‘El mundo en mis manos’,’ Los elegidos de la fortuna’, ’Las once caras de María Lisboa’,’ Diario de una cuarentona embarazada’ o ‘Madrid me Marta’. Con ‘Luisa y los espejos’, su última entrega, ha conseguido el Premio de Novela Fernando Lara 2013.

La novela ‘Luisa y los espejos’, editada por Planeta, cuenta la historia paralela de dos mujeres separadas por el tiempo y el espacio que buscan su destino en el amor y en el arte. Marta Robles relata las peripecias de dos mujeres, Luisa Casati, que dedicó su vida al exceso, al arte y al placer y terminó convertida en mito, y Luisa Aldazábal que, tras una grave enfermedad, decide dar un vuelco a su vida, encontrarse a sí misma y ser fiel a sus pasiones y a su destino. Es una novela, pues, bifrontal, que acerca a dos mujeres, a dos épocas, a dos mundos, que son las dos caras de un espejo. El paseo de la narración por la Belle Époque, transitada por personajes imposibles, ideas renovadoras y excéntricas, es un atractivo añadido a la nueva propuesta literaria de Marta Robles.

Marta, cada vez hay más periodistas que escriben y ganan premios, ¿qué tiene la literatura que os atrae tanto?

El periodismo ha de ser contrastado, riguroso y absolutamente real, mientras que la escritura te ofrece la posibilidad de navegar por la imaginación, algo que es un auténtico privilegio. Pero mi caso es un poco particular. Yo deseaba ser escritora desde pequeña y me metí a periodista porque quería escribir. Llevo haciéndolo toda la vida y publicando desde 1991. He tratado de ser coherente con mi trayectoria profesional y por eso empecé con libros muy periodísticos hasta llegar a este momento en que me he atrevido con una gran historia.

Cada escritor tiene sus motivos, ¿por qué resulta particularmente importante para ti haber ganado un premio tan prestigioso como el Fernando Lara?

No tengo más que motivos de alegría. Me alegro por muchas razones. Ganar un premio como este implica que vas a salir a la arena muy arropada para defender tu novela, ya que hay un jurado que ha hecho la primera crítica literaria de tu libro y le ha gustado. También son muy importantes la trayectoria literaria del Fernando Lara y su dotación económica.


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Durante el proceso de escritura, ¿te guías por un plano o te dejas llevar por los avatares de la propia historia?

En esta novela concreta sabía que quería establecer una historia paralela con dos planos y crear una pasión amorosa en las dos, porque eso potenciaba la pasión artística. Pero mientras la escribía, hubo de todo y me aparecieron nuevas cosas que me iban intricando la historia.

¿Cuál fue la primera imagen que provocó la escritura de ‘Luisa y los espejos’?

Fue algo fortuito. Me encargaron que escribiera un relato que tratase sobre el mito de don Juan y lo ubiqué en el Caffé Florián de Venecia. Buscaba un personaje femenino potente e indagando surgió una imagen muy curiosa de Luisa Casati, en la que se le veía paseando por la calle con sus guepardos. Me pareció fascinante y, a partir de ahí, nació mi colocón por su historia.

Y ¿por qué has escogido la tercera persona?

Porque esto es una novela y las novelas se cuentan en tercera persona. Como dice Ángeles Mastretta a mí me gusta estar por encima del bien y del mal, por encima de todos, y llevar a los personajes a donde quiera y como quiera.

La novela contiene toques históricos y también románticos, ¿te atreverías a etiquetarla?

No es una novela histórica, porque no he pretendido que tuviera un aspecto de biografía en absoluto. Lo que quería era contar los puntos fundamentales de la vida de Luisa Casati y rodearla de un mundo de ficción para que el lector la conociera bien. Realmente creo que no sabría clasificarla.

Te has introducido en la mente de dos mujeres, ¿la experiencia ha ido bien?

Estupendamente, soy mujer y contengo multitudes como decía Walt Whitman [Risas].

Sobre Venecia se ha escrito mucho, ¿los escritores habéis creado una Venecia de ficción?

Venecia es pura ficción, es una ciudad que se mueve entre el mito y la realidad. Para cada persona significa una cosa distinta porque cada uno se construye la ciudad que quiere y establece su propia Venecia. En lo que sí que estamos todos de acuerdo es que su luz es única.

¿Para escribir de Venecia es preciso haberla visitado, haber pisados sus calles, haberse deslizado por sus canales?

Sábato decía que había que escribir de lo que se conoce, pero yo de niña me leí a Salgari, que nació en un pueblo de Italia donde pasó toda su vida y escribió muchas cosas sobre lugares que desconocía. Hay dos tipos de escritores, unos al estilo de Hemingway, que escriben sobre lo que viven, y otros que escriben sobre lo que leen y escuchan. Creo que no es necesario ser el protagonista de los hechos para contarlos. Es posible que haya gente que, sin haberla visitado, haya descrito Venecia mejor que yo que he estado allí varias veces.

La irrupción de una mujer como Luisa Casati debió de constituir todo un fenómeno en su tiempo, ¿no?

Desde luego fue algo distinto. Era una mujer que tenía un punto quizá masculino en la concepción de su relación con hombres y mujeres. Ella era muy libre y, con el apoyo de D’Annuncio, se inventó un personaje que le ayudó a vencer su timidez. Y no creas que en Venecia la conocen o la quieren mucho, Luisa Casati fue muy querida entre los artistas, pero no fue especialmente adorada.

¿La gente se apartaba cuando la veía pasar con sus guepardos o sus serpientes enroscadas al cuello?

Según cuentan sus biógrafos, Luisa Casati paseaba en su góndola blanca, acompañada por un loro en los hombros y sus guepardos. La gente se ponía en los puentes de Venecia para verla pasar y aplaudirla. Era todo un espectáculo.

Describes minuciosamente los espacios, ¿Casati concebía sus casas como verdaderos escenarios teatrales?

Desde luego, Luisa Casati quería ser una obra de arte viviente. Esa es una de las pocas cosas que dejó escritas. No sabemos cómo sentía, pero sí como vivía. Su casa la han descrito muchos biógrafos suyos como Marinetti, que estaba fascinado con la que tenía en Roma. Precisamente de ahí he tomado las descripciones a las que aludes, variándolas a mi manera. Ella buscaba escenarios para desarrollar su carácter teatral y para eso Venecia era el lugar perfecto.

Luisa Casati fue la amante del escritor D’Annuncio y eso se comentaba en los diarios, ¿existía ya prensa rosa en la Belle Epoque?

Sí, había muchas columnas picantes por toda Europa y esas noticias se reflejaban en ellas. No podemos olvidar que dos pilares fundamentales del periodismo siempre han sido las crónicas negras y las rosas. La Belle Époque fue un momento histórico en el que abundaban los matrimonios de conveniencia y los engaños eran frecuentes. Seguro que debieron preguntarse cómo sería la vida sexual de dos personas tan peculiares como Casati y D’Annuncio. De todos modos, los episodios sexuales que describo en la novela son fruto exclusivo de mi poderosa imaginación [risas].

Estamos hablando casi en exclusiva de Luisa Casati, pero ¿cómo es la otra protagonista, cómo es Luisa Aldazábal?

Luisa es una mujer que llevaba veinte años de matrimonio moderadamente feliz y tranquilo, sin nada que reprocharse y sin ningún momento de grandes tristezas ni de grandes alegrías. En su vida no hay nada extraordinario. Al despertar de su coma, recuerda que antes de casarse ella era otra mujer y que tenía un germen de artista que se ocultó a sí misma. En ese justo momento se cruzó en su vida Luisa Casati y decidió seguirla.

Imagino que el título, ‘Luisa y los espejos’, procede precisamente del reflejo de las vidas de las dos mujeres, ¿no?

Efectivamente, el título viene de ahí, son dos Luisas que se miran en el espejo, que están una al lado de otra, que son un puro reflejo.

Por cierto, ¿dónde queda Marta Robles en la novela?

En esta novela probablemente estoy un poco escondida en la madre de Luisa Aldazábal, que es el personaje que tiene más que ver conmigo. Con las dos luisas solo tengo en común mi pasión por el arte y por vivir.

La última: ¿haber ganado el Premio Fernando Lara te va a cambiar la vida?

Llevo mucho tiempo tratando de dedicarme cada vez más a la escritura, es mi sueño. El hecho de haber ganado el Premio Fernando Lara favorece esta idea y ya tengo algún nuevo proyecto en mi cabeza, pero ya veremos cómo se desarrolla porque las mentes de los escritores no son lineales

“Creo que no es necesario ser el protagonista de los hechos para contarlos”

Marta Robles, escritora y periodista, Premio Fernando Lara de Novela 2013
Herme Cerezo
lunes, 8 de julio de 2013, 08:39 h (CET)


fichacerezo




Marta Robles es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

Tiene una larga trayectoria profesional en prensa escrita, que comenzó en el año 1987 en la revista Tiempo y nunca ha abandonado. Entre otras, ha trabajado para publicaciones como ‘Man’, ‘Panorama’, ‘Elle’, ‘Wapa’, ‘El Semanal XL’ o el ‘Magazine’ de La Vanguardia, y para periódicos como ‘La Razón’ o ‘La Gaceta de Salamanca’, donde, además de en la revista ‘Grazia,’ colabora regularmente en la actualidad.

También su andadura radiofónica, iniciada en 1988, ha sido extensa y se ha visto reconocida por varios premios como la Antena de oro, la Antena de Plata, el Tp de Oro, el Woman de Oro y el Cosmopolitan TV.

Como escritora lleva publicados varios libros: ‘El mundo en mis manos’,’ Los elegidos de la fortuna’, ’Las once caras de María Lisboa’,’ Diario de una cuarentona embarazada’ o ‘Madrid me Marta’. Con ‘Luisa y los espejos’, su última entrega, ha conseguido el Premio de Novela Fernando Lara 2013.

La novela ‘Luisa y los espejos’, editada por Planeta, cuenta la historia paralela de dos mujeres separadas por el tiempo y el espacio que buscan su destino en el amor y en el arte. Marta Robles relata las peripecias de dos mujeres, Luisa Casati, que dedicó su vida al exceso, al arte y al placer y terminó convertida en mito, y Luisa Aldazábal que, tras una grave enfermedad, decide dar un vuelco a su vida, encontrarse a sí misma y ser fiel a sus pasiones y a su destino. Es una novela, pues, bifrontal, que acerca a dos mujeres, a dos épocas, a dos mundos, que son las dos caras de un espejo. El paseo de la narración por la Belle Époque, transitada por personajes imposibles, ideas renovadoras y excéntricas, es un atractivo añadido a la nueva propuesta literaria de Marta Robles.

Marta, cada vez hay más periodistas que escriben y ganan premios, ¿qué tiene la literatura que os atrae tanto?

El periodismo ha de ser contrastado, riguroso y absolutamente real, mientras que la escritura te ofrece la posibilidad de navegar por la imaginación, algo que es un auténtico privilegio. Pero mi caso es un poco particular. Yo deseaba ser escritora desde pequeña y me metí a periodista porque quería escribir. Llevo haciéndolo toda la vida y publicando desde 1991. He tratado de ser coherente con mi trayectoria profesional y por eso empecé con libros muy periodísticos hasta llegar a este momento en que me he atrevido con una gran historia.

Cada escritor tiene sus motivos, ¿por qué resulta particularmente importante para ti haber ganado un premio tan prestigioso como el Fernando Lara?

No tengo más que motivos de alegría. Me alegro por muchas razones. Ganar un premio como este implica que vas a salir a la arena muy arropada para defender tu novela, ya que hay un jurado que ha hecho la primera crítica literaria de tu libro y le ha gustado. También son muy importantes la trayectoria literaria del Fernando Lara y su dotación económica.


8jul13martrbles2
Durante el proceso de escritura, ¿te guías por un plano o te dejas llevar por los avatares de la propia historia?

En esta novela concreta sabía que quería establecer una historia paralela con dos planos y crear una pasión amorosa en las dos, porque eso potenciaba la pasión artística. Pero mientras la escribía, hubo de todo y me aparecieron nuevas cosas que me iban intricando la historia.

¿Cuál fue la primera imagen que provocó la escritura de ‘Luisa y los espejos’?

Fue algo fortuito. Me encargaron que escribiera un relato que tratase sobre el mito de don Juan y lo ubiqué en el Caffé Florián de Venecia. Buscaba un personaje femenino potente e indagando surgió una imagen muy curiosa de Luisa Casati, en la que se le veía paseando por la calle con sus guepardos. Me pareció fascinante y, a partir de ahí, nació mi colocón por su historia.

Y ¿por qué has escogido la tercera persona?

Porque esto es una novela y las novelas se cuentan en tercera persona. Como dice Ángeles Mastretta a mí me gusta estar por encima del bien y del mal, por encima de todos, y llevar a los personajes a donde quiera y como quiera.

La novela contiene toques históricos y también románticos, ¿te atreverías a etiquetarla?

No es una novela histórica, porque no he pretendido que tuviera un aspecto de biografía en absoluto. Lo que quería era contar los puntos fundamentales de la vida de Luisa Casati y rodearla de un mundo de ficción para que el lector la conociera bien. Realmente creo que no sabría clasificarla.

Te has introducido en la mente de dos mujeres, ¿la experiencia ha ido bien?

Estupendamente, soy mujer y contengo multitudes como decía Walt Whitman [Risas].

Sobre Venecia se ha escrito mucho, ¿los escritores habéis creado una Venecia de ficción?

Venecia es pura ficción, es una ciudad que se mueve entre el mito y la realidad. Para cada persona significa una cosa distinta porque cada uno se construye la ciudad que quiere y establece su propia Venecia. En lo que sí que estamos todos de acuerdo es que su luz es única.

¿Para escribir de Venecia es preciso haberla visitado, haber pisados sus calles, haberse deslizado por sus canales?

Sábato decía que había que escribir de lo que se conoce, pero yo de niña me leí a Salgari, que nació en un pueblo de Italia donde pasó toda su vida y escribió muchas cosas sobre lugares que desconocía. Hay dos tipos de escritores, unos al estilo de Hemingway, que escriben sobre lo que viven, y otros que escriben sobre lo que leen y escuchan. Creo que no es necesario ser el protagonista de los hechos para contarlos. Es posible que haya gente que, sin haberla visitado, haya descrito Venecia mejor que yo que he estado allí varias veces.

La irrupción de una mujer como Luisa Casati debió de constituir todo un fenómeno en su tiempo, ¿no?

Desde luego fue algo distinto. Era una mujer que tenía un punto quizá masculino en la concepción de su relación con hombres y mujeres. Ella era muy libre y, con el apoyo de D’Annuncio, se inventó un personaje que le ayudó a vencer su timidez. Y no creas que en Venecia la conocen o la quieren mucho, Luisa Casati fue muy querida entre los artistas, pero no fue especialmente adorada.

¿La gente se apartaba cuando la veía pasar con sus guepardos o sus serpientes enroscadas al cuello?

Según cuentan sus biógrafos, Luisa Casati paseaba en su góndola blanca, acompañada por un loro en los hombros y sus guepardos. La gente se ponía en los puentes de Venecia para verla pasar y aplaudirla. Era todo un espectáculo.

Describes minuciosamente los espacios, ¿Casati concebía sus casas como verdaderos escenarios teatrales?

Desde luego, Luisa Casati quería ser una obra de arte viviente. Esa es una de las pocas cosas que dejó escritas. No sabemos cómo sentía, pero sí como vivía. Su casa la han descrito muchos biógrafos suyos como Marinetti, que estaba fascinado con la que tenía en Roma. Precisamente de ahí he tomado las descripciones a las que aludes, variándolas a mi manera. Ella buscaba escenarios para desarrollar su carácter teatral y para eso Venecia era el lugar perfecto.

Luisa Casati fue la amante del escritor D’Annuncio y eso se comentaba en los diarios, ¿existía ya prensa rosa en la Belle Epoque?

Sí, había muchas columnas picantes por toda Europa y esas noticias se reflejaban en ellas. No podemos olvidar que dos pilares fundamentales del periodismo siempre han sido las crónicas negras y las rosas. La Belle Époque fue un momento histórico en el que abundaban los matrimonios de conveniencia y los engaños eran frecuentes. Seguro que debieron preguntarse cómo sería la vida sexual de dos personas tan peculiares como Casati y D’Annuncio. De todos modos, los episodios sexuales que describo en la novela son fruto exclusivo de mi poderosa imaginación [risas].

Estamos hablando casi en exclusiva de Luisa Casati, pero ¿cómo es la otra protagonista, cómo es Luisa Aldazábal?

Luisa es una mujer que llevaba veinte años de matrimonio moderadamente feliz y tranquilo, sin nada que reprocharse y sin ningún momento de grandes tristezas ni de grandes alegrías. En su vida no hay nada extraordinario. Al despertar de su coma, recuerda que antes de casarse ella era otra mujer y que tenía un germen de artista que se ocultó a sí misma. En ese justo momento se cruzó en su vida Luisa Casati y decidió seguirla.

Imagino que el título, ‘Luisa y los espejos’, procede precisamente del reflejo de las vidas de las dos mujeres, ¿no?

Efectivamente, el título viene de ahí, son dos Luisas que se miran en el espejo, que están una al lado de otra, que son un puro reflejo.

Por cierto, ¿dónde queda Marta Robles en la novela?

En esta novela probablemente estoy un poco escondida en la madre de Luisa Aldazábal, que es el personaje que tiene más que ver conmigo. Con las dos luisas solo tengo en común mi pasión por el arte y por vivir.

La última: ¿haber ganado el Premio Fernando Lara te va a cambiar la vida?

Llevo mucho tiempo tratando de dedicarme cada vez más a la escritura, es mi sueño. El hecho de haber ganado el Premio Fernando Lara favorece esta idea y ya tengo algún nuevo proyecto en mi cabeza, pero ya veremos cómo se desarrolla porque las mentes de los escritores no son lineales

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