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Empezó puntual a moverse la expedición a las 18.30 horas desde el World Trace Center de Barcelona, en el puerto, en una comitiva abierta por el 'speaker' del club y animación, el bus de las campeonas de Liga y el de los chicos, con un trofeo de la Liga al frente, con un último bus de animación, y pronto se vieron envueltos por aficionados y seguidores, también turistas, ataviados con bufandas, banderolas y camisetas de los colores blaugranas que impregnaron y pintaron toda la ciudad.
La Guardia Urbana, cuya unidad montada a caballo abría la rúa, cifró en 500.000 personas el número total de gente que salió a la calle a celebrar esta Liga ganada el fin de semana con el empate del Real Madrid, inmediato perseguidor, en Cornellà-El Prat contra el RCD Espanyol (1-1), si bien el Barça hizo los deberes y ganó en el Vicente Calderón al Atlético de Madrid (1-2).
A medida que avanzaba la expedición y comía metros a la rúa planificada, que pasó por el Passeig de Colom, Via Laietana, Ronda de Sant Pere, Plaça Catalunya, Passeig de Gràcia, Aragó, Avinguda de Roma, Comte d'Urgell, Avinguda de Sarrià y Plaça del doctor Ignasi Barraquer, donde finalizó antes de las 21.00 horas, los jugadores se fueron animando, sin parar de enviar 'tweets' y bailar, cantar y festejar el título.
Pese al calor, iban con diferentes banderas, gorras y bufandas no tanto para taparse sino para engalanarse. Como punto divertido, Dani Alves llevaba una gorra de Mosso d'Esquadra, y Alex Song otra de la Guàrdia Urbana, mientras Alexis mostraba la bandera chilena y numerosas 'senyeras', volando al viento igual que las de unos aficionados que iban siguiendo a pie a la comitiva.
Los puntos álgidos fueron el paseo de Colom, lleno de gente y a reventar, la Via Laietana, el Passeig de Gràcia y alguno puntos de la calle Aragó, donde había más aficionados que dieron aún más pie a que los jugadores se desmadraran. La cerveza iba haciendo efecto y de tirar 'confetti' blaugrana y dorado se pasó a las bromas entre ellos, como un capitán Carles Puyol que, en los metros finales, acabó sin camiseta y cogiendo a Gerard Piqué, que acabó por el suelo como víctima de su euforia.
En cambio, otra imagen bien distinta fue la del cuerpo técnico y, de hecho, Francesc 'Tito' Vilanova, Jordi Roura y Aureli Altimira parecían los tres Reyes Magos en una cabalgata saludando sin parar a los aficionados, aguantando estoicos una rúa que, a diferencia de las últimas, vio como en tramos había poca gente a banda y banda de las calles, pudiendo caminar al lado de los buses durante metros.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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