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Miren por donde, intentaré colaborar en la fiesta fallera desde la vertiente entusiasta y creativa

Falla fuera de concurso

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Miren por donde, intentaré colaborar en la fiesta fallera desde la vertiente entusiasta y creativa. Voy a diseñar una falla, aunque reduzca su asentamiento a la extensión de este escrito. Dadas sus condiciones tan particulares, quedará fuera de concurso, puesto que no encaja en ninguna de las secciones organizadas; insistirá en otros VALORES esenciales para el evento. Desde las figuras incluídas, al lema general adoptado, vienen impregnados de la actualidad rabiosa. Aunque la rabia vaya por diferentes comunidades, afecta a casi todas. Al menos, abramos el paso por un día a la chirigota, a ver si así conseguimos lo que no logramos con las protestas y los lamentos.

Para la mejor navegación por este proceloso mar, cuyos rugidos nos despiertan cada día, ¡qué mejor remedio!, construiremos un HERMOSO BUQUE de gran envergadura, para la salvaguarda de cuantos aún subsistan en el empeño y lanzarnos después hacia mejores metas. Será más bien un diseño a través del presente escrito. Vistos los peligros acechantes, interesa la colaboración de todos, que para eso los salvaremos del naufragio y no es cuestión de menospreciar ahora la diversidad. Al turgente navío dibujado lo denominaremos “El arca de las alianzas” colocado bajo la dirección del sesudo patriarca Nosé. La prestancia del buque exigirá colorido y buenas dimensiones. Proclamamos así el lema general y la figura representativa del conjunto festero.

Aquella docilidad de los tiempos antiguos perdió sus maneras y aumentaron los comportamientos díscolos. Una primera dificultad la tuvo “Nosé” a la hora de reclutar a los LEONES. Como la cercanía siempre tira, quiso echar mano de la pareja de guardianes en el Congreso, pensó que la familiaridad con ellos le facilitaría el acuerdo. Mas no fue así. Tercos e inamovibles, mantuvieron su pose, sin ningún ademán favorable para su incorporaciónal nuevo buque. ¡Cáspita! El intento fallaba desde el comienzo. ¿Qué les provocaba semejante actitud de rechazo? Su respuesta indicaba que no se moverían de allí por solidaridad; mientras no vieran una aplicación del mismo trato hacia los elefantes. Llevan meses enfrascados en esa discusión.

Como la mención de una hipotética salvación de quienes fueran admitidos a bordo, todavía era vista como remota e insegura, los supuestos candidatos al embarque disminuían, debían de tener otras preocupaciones acuciantes. Al pie de una de las escalerillas de acceso acudía una larga hilera de gente trajeada en fila de a uno, pero continuaba después en dirección contraria con sus maletines a cuestas, a la vista del CARTELÓN: “Aquí no valen para nada los maletines”. La frustración no impedía la rojez de sus cabezas efervescentes en plena ideación de nuevas artimañas por si arreciaba el peligro. De momento funcionaba el método de selección. La envergadura de la nave no hubiera permitido la entrada libre.

Tampoco faltó quien acudió a “Nosé” con influencias de mayor calado. Quizá por considerarse un creyente de postín, allí arribó un señor confianzudo que pretendía la introducción de su amplio equipaje, un cuadro con su efigie de cuando fue un eminente cargo público y algunos caballos y correajes de su HÍPICA, que tanto había disfrutado en el montaje. No podemos tomar en cuenta esos criterios señor, con pretensiones así, tendríamos que pensar en la inclusión de toda la Suiza como valija. Digamos que las dimensiones de la nueva vida son sencillas y la carga superflua debe quedar fuera. La hermosura de sus caballos, sus relucientes billetes acumulados y su labia, no son los atributos requeridos para este viaje.

Por un rincón del monumento fallero,asomaremos un ninot bien visible con apariencia de hombre desastrado y mirada perdida. De su mano pende una LINTERNA tiznada y apagada. Le comentaba a “Nosé”, que seguía buscando personas cabales. ¡Pero, si llevas apagada la linterna! Es que cuando la enciendo, mi desesperación crece, veo destapadas las peores inmundicias. Debajo de la figura luce la inscripción: “Ni con luz ni sin luz finalizan mis sorpresas desagradables”. Y es que así están las cosas, intuímos lo que no vemos, pero después vemos lo que ni siquiera habíamos intuído. Toda una actualización de la teoría de la relatividad aplicada a la iluminación y a la transparencia, que nos induce a una indignación permanente y a una resignación inapropiada.

La tarea de los preparativos abrumaba al entrañable “Nosé”. Empezaba a recibir peticiones raras en diversos idiomas, sin faltar el castellano o los autonómicos. Tenía solicitudes de mesas especiales para “cenas de imputados”, escuchaba cuentos relacionados con micrófonos muy sensibles; la ostentación y los secretos competían con denuedo. ¿Qué soluciones adoptaría? ¿Cómo preservar estas especies? ¿Debería reservarse el derecho de admisión? Decidió avanzar a pesar de los interrogantes y colocó una mesa para el debate de los imputados en plena cubierta principal, con un rótulo bien visible, IMPUTADOS. Sobresalían las conexiones filamentosas que unían la mesa a grandes altavoces; por que le entró la duda respecto a la actitud de dichos sujetos, si alardeaban o eran meras precauciones.

La bandera negra de tibias cruzadas y calavera nos orienta hacia la sección de los PIRATAS. Nada que ver con los aspectos típicos de veleros e historias remotas. Ahora son elegantes y rumbosos. Vemos la estirada figura del rubiales trajeado, que desciende con paso altivo y actitud retadora la cuesta conducente a la entrada de los juzgados. Sin duda ninguna, aires distantes fraguados en actuaciones previas, en artificios reales que no precisaron de abordajes sanguinarios, pero sí, de silencios, camuflajes, presiones y contubernios.

A poca distancia, le acompaña un CORSARIO llamativo, al que le cuelgan papeles desde las orejas y desde cada bolsillo; en ellos distinguimos listados de nombre y números. El abrigo peculiar no encubre los cuadernos apretados con el brazo, van rotulados en trazo rojo fosforescente como “cuentas exóticas” y con pegatinas de múltiples banderas. ¿Será por falta de cuentas? Suena como un toque a rebato con salpicaduras de intensidad y localización variables.

Ya no aparecen elementos con el parche en el ojo, pero no debemos equivocarnos, por que también los hay. No los apreciamos, quizá por la cirugía estética o por dispositivos mágicos encubridores. Hay tantos, que tampoco cabrían aquí. Miran de una manera desquiciada. Con el ojo abierto profundizan en las andanzas ajenas, mientras con el ojo aparentemente inutilizado, miraban hacia sus propios colaboradores. Digamos, que la COMPLICIDAD se tapa con muchos parches.

Menos mal que la grandeza de las fallas nos aboca a la catarsis de la CREMÁ. Si bien las cenizas no solucionan los desmanes criticados; el fuego dejo clara nuestra visión de los acontecimientos, el repudio de los comportamientos deleznables. La música y el festejo retornan, como auspicio de una renovación imbuída de las mejores intenciones. La luz y el ambiente, el ruido, quizá logren espabilarnos tras los quebrantos. ¿Sabremos aprovechar el estímulo?

Falla fuera de concurso

Miren por donde, intentaré colaborar en la fiesta fallera desde la vertiente entusiasta y creativa
Rafael Pérez Ortolá
miércoles, 20 de marzo de 2013, 09:13 h (CET)
Miren por donde, intentaré colaborar en la fiesta fallera desde la vertiente entusiasta y creativa. Voy a diseñar una falla, aunque reduzca su asentamiento a la extensión de este escrito. Dadas sus condiciones tan particulares, quedará fuera de concurso, puesto que no encaja en ninguna de las secciones organizadas; insistirá en otros VALORES esenciales para el evento. Desde las figuras incluídas, al lema general adoptado, vienen impregnados de la actualidad rabiosa. Aunque la rabia vaya por diferentes comunidades, afecta a casi todas. Al menos, abramos el paso por un día a la chirigota, a ver si así conseguimos lo que no logramos con las protestas y los lamentos.

Para la mejor navegación por este proceloso mar, cuyos rugidos nos despiertan cada día, ¡qué mejor remedio!, construiremos un HERMOSO BUQUE de gran envergadura, para la salvaguarda de cuantos aún subsistan en el empeño y lanzarnos después hacia mejores metas. Será más bien un diseño a través del presente escrito. Vistos los peligros acechantes, interesa la colaboración de todos, que para eso los salvaremos del naufragio y no es cuestión de menospreciar ahora la diversidad. Al turgente navío dibujado lo denominaremos “El arca de las alianzas” colocado bajo la dirección del sesudo patriarca Nosé. La prestancia del buque exigirá colorido y buenas dimensiones. Proclamamos así el lema general y la figura representativa del conjunto festero.

Aquella docilidad de los tiempos antiguos perdió sus maneras y aumentaron los comportamientos díscolos. Una primera dificultad la tuvo “Nosé” a la hora de reclutar a los LEONES. Como la cercanía siempre tira, quiso echar mano de la pareja de guardianes en el Congreso, pensó que la familiaridad con ellos le facilitaría el acuerdo. Mas no fue así. Tercos e inamovibles, mantuvieron su pose, sin ningún ademán favorable para su incorporaciónal nuevo buque. ¡Cáspita! El intento fallaba desde el comienzo. ¿Qué les provocaba semejante actitud de rechazo? Su respuesta indicaba que no se moverían de allí por solidaridad; mientras no vieran una aplicación del mismo trato hacia los elefantes. Llevan meses enfrascados en esa discusión.

Como la mención de una hipotética salvación de quienes fueran admitidos a bordo, todavía era vista como remota e insegura, los supuestos candidatos al embarque disminuían, debían de tener otras preocupaciones acuciantes. Al pie de una de las escalerillas de acceso acudía una larga hilera de gente trajeada en fila de a uno, pero continuaba después en dirección contraria con sus maletines a cuestas, a la vista del CARTELÓN: “Aquí no valen para nada los maletines”. La frustración no impedía la rojez de sus cabezas efervescentes en plena ideación de nuevas artimañas por si arreciaba el peligro. De momento funcionaba el método de selección. La envergadura de la nave no hubiera permitido la entrada libre.

Tampoco faltó quien acudió a “Nosé” con influencias de mayor calado. Quizá por considerarse un creyente de postín, allí arribó un señor confianzudo que pretendía la introducción de su amplio equipaje, un cuadro con su efigie de cuando fue un eminente cargo público y algunos caballos y correajes de su HÍPICA, que tanto había disfrutado en el montaje. No podemos tomar en cuenta esos criterios señor, con pretensiones así, tendríamos que pensar en la inclusión de toda la Suiza como valija. Digamos que las dimensiones de la nueva vida son sencillas y la carga superflua debe quedar fuera. La hermosura de sus caballos, sus relucientes billetes acumulados y su labia, no son los atributos requeridos para este viaje.

Por un rincón del monumento fallero,asomaremos un ninot bien visible con apariencia de hombre desastrado y mirada perdida. De su mano pende una LINTERNA tiznada y apagada. Le comentaba a “Nosé”, que seguía buscando personas cabales. ¡Pero, si llevas apagada la linterna! Es que cuando la enciendo, mi desesperación crece, veo destapadas las peores inmundicias. Debajo de la figura luce la inscripción: “Ni con luz ni sin luz finalizan mis sorpresas desagradables”. Y es que así están las cosas, intuímos lo que no vemos, pero después vemos lo que ni siquiera habíamos intuído. Toda una actualización de la teoría de la relatividad aplicada a la iluminación y a la transparencia, que nos induce a una indignación permanente y a una resignación inapropiada.

La tarea de los preparativos abrumaba al entrañable “Nosé”. Empezaba a recibir peticiones raras en diversos idiomas, sin faltar el castellano o los autonómicos. Tenía solicitudes de mesas especiales para “cenas de imputados”, escuchaba cuentos relacionados con micrófonos muy sensibles; la ostentación y los secretos competían con denuedo. ¿Qué soluciones adoptaría? ¿Cómo preservar estas especies? ¿Debería reservarse el derecho de admisión? Decidió avanzar a pesar de los interrogantes y colocó una mesa para el debate de los imputados en plena cubierta principal, con un rótulo bien visible, IMPUTADOS. Sobresalían las conexiones filamentosas que unían la mesa a grandes altavoces; por que le entró la duda respecto a la actitud de dichos sujetos, si alardeaban o eran meras precauciones.

La bandera negra de tibias cruzadas y calavera nos orienta hacia la sección de los PIRATAS. Nada que ver con los aspectos típicos de veleros e historias remotas. Ahora son elegantes y rumbosos. Vemos la estirada figura del rubiales trajeado, que desciende con paso altivo y actitud retadora la cuesta conducente a la entrada de los juzgados. Sin duda ninguna, aires distantes fraguados en actuaciones previas, en artificios reales que no precisaron de abordajes sanguinarios, pero sí, de silencios, camuflajes, presiones y contubernios.

A poca distancia, le acompaña un CORSARIO llamativo, al que le cuelgan papeles desde las orejas y desde cada bolsillo; en ellos distinguimos listados de nombre y números. El abrigo peculiar no encubre los cuadernos apretados con el brazo, van rotulados en trazo rojo fosforescente como “cuentas exóticas” y con pegatinas de múltiples banderas. ¿Será por falta de cuentas? Suena como un toque a rebato con salpicaduras de intensidad y localización variables.

Ya no aparecen elementos con el parche en el ojo, pero no debemos equivocarnos, por que también los hay. No los apreciamos, quizá por la cirugía estética o por dispositivos mágicos encubridores. Hay tantos, que tampoco cabrían aquí. Miran de una manera desquiciada. Con el ojo abierto profundizan en las andanzas ajenas, mientras con el ojo aparentemente inutilizado, miraban hacia sus propios colaboradores. Digamos, que la COMPLICIDAD se tapa con muchos parches.

Menos mal que la grandeza de las fallas nos aboca a la catarsis de la CREMÁ. Si bien las cenizas no solucionan los desmanes criticados; el fuego dejo clara nuestra visión de los acontecimientos, el repudio de los comportamientos deleznables. La música y el festejo retornan, como auspicio de una renovación imbuída de las mejores intenciones. La luz y el ambiente, el ruido, quizá logren espabilarnos tras los quebrantos. ¿Sabremos aprovechar el estímulo?

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