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Entrevista al poeta David González

David González, "escribo desde las cunetas"

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Vayamos a saco, como en tu poesía, si te digo países, mundo humano, lo que llaman progreso, e incluso aquello de “estado de bienestar”, cuéntanos…
Si me dices países, yo te diría que mejor personas circulando libremente por esta tierra… Si me dices mundo humano, yo te preguntaría ¿qué tiene de humano?... Lo que llaman progreso parece referirse únicamente al progreso tecnológico, porque, tal y como yo lo veo, mental y emocionalmente no hemos progresado una mierda desde que pusimos los pies en este planeta, más bien hemos ido a peor… Y aquello de “estado de bienestar”, bueno, primero habría que clarificar qué significa “bienestar”, y no creo equivocarme si digo que ese término, bienestar, significa algo distinto para cada cuál… Ahora bien, si nos referimos a bienestar material, entonces estamos hablando de un estado solo para unos pocos. Sin embargo, no nos engañemos, el capitalismo es un sistema económico depredador y como todo depredador empieza cazando a las piezas más débiles, para terminar, finalmente, devorándose a sí mismo, así que esos pocos que disfrutan de ese estado de bienestar materialista deberían empezar a preocuparse… En fin, que como cualquiera que tenga dos dedos de frente y vea un poco más allá de su propio ombligo, esto no da para mucho más… No me cabe la menor duda de que somos una especie condenada a extinguirse a sí misma y la única duda que tengo al respecto es si cuando lo hagamos, extinguirnos, nos llevaremos por delante, con nosotros, a este planeta que, visto desde la objetividad, es un regalo que, sin duda, NO nos merecemos…

David, tu figura artística ha sido estudiada por multitud de críticos. Tus libros son muy valorados en la poesía contemporánea. Y sin embargo, lo que me gusta, nos gusta a los que te seguimos, de ti, es que sigues siendo tan humilde y tan directo como siempre. Hace poco tiempo pudimos leer en una publicación tuya en red que al poeta por leer en los sitios al menos hay que darle algo, un mínimo, porque se desplaza, gasta su tiempo, entrega y entrega mucho (proyectando tu queja, a la que me adhiero, a los que nos invitan -muy distinto al músico o a cualquier ejecutante de otras ramas del arte, a los que sí se les imagina boca, y hambre…-), como si llenándoles los locales no les hiciéramos favor, como si llevando la palabra alumbradora, no se mereciese ni la gasolina que gastamos en desplazarnos, depósito que llenamos con dinero que ni tenemos…


La humildad llega cuando uno conoce bien sus propias debilidades y limitaciones y yo conozco muy bien las mías y procuro no engañarme a mí mismo. Pero no voy a negarte que de cuando en cuando también padezco insufribles ataques de ego, jajaja… Sobre lo de ser directo, bueno, me ha traído más disgustos qué alegrías, jajaja, pero, joder, no puedo evitarlo, no puedo aguantarme porque si no reviento… El caso que nos ocupa es muy complejo… Verás, los festivales o encuentros de poesía que abonan a los poetas sus recitales son cada vez menos y los que aún lo hacen suelen contratar a poetas que editan en determinadas editoriales y cosechan los premios literarios que esas mismas editoriales convocan, que suelen ser los mismos poetas que escriben columnas en diarios de tirada nacional, o sea, los poetas más conocidos para entendernos… Luego tenemos festivales de poesía, cada vez más, en los que los poetas que asisten corren con todos los gastos, ya sabes, viaje, alojamiento, etcétera… Con lo que el único requisito para ir a estos sitios parece ser el dinero, y si no lo tienes te quedas fuera, así que podría decirse que también en la poesía se impone la sociedad de clases, algo que no me parece saludable para la poesía, en especial para la poesía que se escribe desde los márgenes… En este aspecto, yo creo que más que escribir desde los márgenes yo escribo ya desde las cunetas…Lo mismo sucede en los bares, con las jam poéticas: los poetas recitan dos o tres poemas y consumen una o dos o más copas que tienen que pagar religiosamente, con lo cual negocio redondo para el dueño del bar en cuestión… Creo que en este sentido, los poetas tenemos mucho que aprender de los músicos. Pero parece ser, como bien apuntas, que los poetas vivimos del aire… Por mi parte, y aunque nunca se puede decir de esta agua no beberé, y salvo casos excepcionales, he tomado la decisión, en firme, de no ofrecer más lecturas poéticas gratis… Así que tal y como está el tema ahora mismo, me temo que lo llevo claro y que será difícil que vuelva a dar un recital, jajaja...

Últimamente estás dando muchas lecturas en distintos lugares. Saliste del ostracismo del solo escribir y de aquel pasado horrible en que todo era pena. Y todos sabemos quién, como a Leopardi iluminó su melancólica vida Sílvia, a ti te ha iluminado una mujer con la que ahora eres como el mar y el cielo…


Deslumbrante como la primera luz, así llegó esa mujer a la que haces referencia a la oscuridad de mi vida de por entonces. Nunca, suceda lo que suceda entre nosotros, podré agradecérselo lo suficiente, esa es la verdad… Ahora bien, para un escritor de mis características es indispensable encerrarse consigo mismo durante semanas o meses o incluso años y escribir y escribir y nada más que escribir, sin más responsabilidad que la de escribir… En este momento, sin embargo, mi responsabilidad no es otra que la de procurar mantener encendida, viva, esa luz que nos ilumina. Ella es la mar y yo el cielo -a veces en calma y azul y otras embravecida y negro- y entre los dos un horizonte vital que deseo -aunque aún es pronto para saberlo- sea el mismo para ambos…

Villon, Genet, son muchos los poetas con los que podría comparar tu malditismo, en el que como a ellos en el pasado te llevó a la cárcel. Me encantan tus peripecias vitales, en un artículo que dio cuenta de ti en el 2016 “El Confidencial”, mediante una entrevista, denominada “Crónica de una derrota”, cuentas, entre otras cosas, que “Sé que era un sábado hacia las nueve de la mañana, pero mi último recuerdo de la noche del viernes fue en un bar. Luego no recuerdo ya nada. Pero por lo que sé la cosa fue que llegué a casa y al no encontrar las llaves para entrar en ella, agarré un paraguas (de mi propiedad) que había en el descansillo y la emprendí a golpes con la puerta, pero al no conseguir abrirla, volví a salir a la calle, pero alguien había avisado a “la madera” y me estaban esperando fuera.” ¿Recuerdas ahora con humor todo aquello? Te confieso que yo cuando leí ese artículo en que decías cosas como “La vida ya no tiene más que ofrecerme”…, me preocupé algo (aunque, como tú, pasé por estadíos parecidos muchas veces en mi vida)


Dos buenos elementos, el Villon y el Genet, jajaja, malas compañías, que diría mi viejo…pero grandes escritores, muy grandes… Un apunte sobre el malditismo. Un poeta o un artista adquiere la condición de maldito si cumple dos requisitos fundamentales: es pobre de solemnidad y en vida su obra no es reconocida por sus contemporáneos; luego puedes añadirle otros ingredientes, como pasar por la cárcel, pasar por sanatorios mentales, drogarte a dolor, etcétera… Fue una etapa jodida aquella, yo bebía mucho, desfasaba mucho, no le encontraba sentido a nada, lo veía todo negro, la vida ya no tenía más que ofrecerme, actuaba en consecuencia y acababan por suceder historias como la de la peripecia a la que haces alusión. Lo recuerdo porque tengo pendiente la escritura de un relato sobre esa historia. No sé si con humor… Pero espero que si algún día alguien entra a robar en mi casa echando la puerta abajo, mis vecinos sean tan rápidos en avisar a la policía como lo fueron al llamarla cuando era yo el que intentaba entrar en mi propia casa. Fue todo muy surrealista. Los policías me denunciaron por agresión a la autoridad, dijeron que les había agredido con un paraguas (el mismo con el que poco antes había intentado echar abajo mi puerta), presentaron partes médicos, etcétera, pero era todo mentira. Me enfrenté a ellos sin paraguas, el paraguas lo había vuelto a dejar en el descansillo, en el quinto piso. En los periódicos se decía que yo había andado a paraguazos con los policías y recuerdo que había gente que me felicitaba por esa acción y que incluso me decían que tenía que haberles pegado más paraguazos a los policías. Todo muy surrealista. Pero así con la tontería el fiscal me pedía año y medio de talego… Por suerte, todo hay que decirlo, mi abogada de oficio, a la que desde entonces me refiero cariñosamente como ‘mi abogada’, me sacó libre de aquel marrón… Desde entonces, octubre del 2015 creo, he de reconocer que estaba yo equivocado: tanto bueno como malo, la vida tenía mucho que ofrecerme, ha sido y es sospechosamente generosa conmigo diría yo…

La forma de comunicar desde la poesía es tan diversa… Dice el grande Antonio Orihuela que la poesía es para la gente humilde, no para una élite, y está se debe entender. Cosa que comparto. En cambio, ese “entender” pasa por tu poesía pero también por otra más arcaica, obscura, o tan luminosa que ciega los ojos, la maravillosa poesía de Falcón. Luego tenemos, por ejemplo, el surrealista, pero tan sencillo de entender, Libro de la soledad, de Lizano. La cuestión al final es llegar… al corazón… ¿Qué es el poeta? ¿Seremos ese ave solitaria y triste descrita por Baudelaire, pero que al fin es bella y transmite belleza?


Me citas a tres poetas cuya obra admiro y respeto. Comparto plenamente las palabras de Antonio Orihuela. La poesía es para la gente humilde y por tanto ha de ser inteligible. Ahora bien, la gente humilde, por regla general, no suele leer poesía. Es más, con este frenesí e inmediatez de las redes sociales, me temo que poca gente, humilde o no, tiene tiempo de, y valga la redundancia, tomarse el tiempo necesario para leer y asimilar un libro de poesía, más atentos, más pendientes, casi todos, no vayamos a perdernos algo importante, a lo que se cuece en las redes sociales y a cuántos likes tenemos en el último estado que hemos compartido en nuestro muro. Muro. Así que la gente humilde, y estoy generalizando, la gente humilde, dependiendo de su edad, o se tiran en el sofá a, como me dice mi madre, distraer la mente con las estampas de las revistas o con algún programa, normalmente infumable, de televisión o se enganchan a Instagram, YouTube, Twitter, Facebook…Más estampas… En realidad, el timo de la estampita.

Los poetas que en verdad se hacen merecedores de ese calificativo siempre consiguen que sus poemas se entiendan. En el caso de Enrique Falcón, su poesía expresa y transmite tal humanidad que la entendemos con el corazón y la conciencia; de hecho, pienso que “La marcha de 150.000.000” es una epopeya poética sin parangón en la poesía contemporánea… Y qué decirte de Lizano. Prefiero contarte una historia. En cierta ocasión, en los encuentros de Voces del Extremo de Moguer, me comentó, muy triste el hombre, su desencanto al entrar por primera vez en Moguer. Durante el viaje a Moguer, Lizano, poeta y niño, se había imaginado las calles de Moguer llenas de burros a imagen y semejanza de Platero. Pero, de hecho, ya no había burros en Moguer en aquel tiempo. Lo que me conmovió fue su desencanto, su desilusión ante este hecho. Pero el ambiente de Moguer que él se imaginaba, un Moguer lleno de cientos, miles de burros, todos como Platero, campando a sus anchas por sus hermosas calles, eso, tío, eso es poesía, poesía en estado puro…


El poeta. Qué es. Una conciencia puesta en pie, dijo Aleixandre. Un vidente, afirmó Rimbaud. El poeta es, yo creo, y ante todo, alguien que enciende un fuego en la noche que sirve tanto para iluminar como para animar a otros a que se acerquen al fuego a calentarse las manos y entrar en calor… Baudelaire, por alguna razón que desconozco, no es para nada santo de mi devoción, así que no sé decirte si estoy de acuerdo con lo del ave y todo eso, jajaja… aunque si pienso en eso, en ese ave, la imagino acribillada a perdigonazos por los cazadores…

Este poema tuyo me encanta:


EL ÚLTIMO EN CERRAR LOS OJOS


posible

definición

de poeta:


alguien

que por medio

de su escritura

de su palabra

nos devuelve

la memoria:


Si te soy sincero, a mi también es un poema que me gusta mucho, jajaja… No, fuera bromas, esta también podría ser perfectamente una definición válida para ‘poeta’: alguien que por medio de su palabra nos devuelve la memoria… Una de mis funciones como poeta es la de retener en mi memoria aquellos hechos importantes de mi vida y de la sociedad en que vivo para luego escribirlos y que, dentro de la medida de mis posibilidades, no pasen desapercibidos o sean olvidados entre todo ese bombardeo masivo y constante de información y desinformación sobre hechos reales la mayor parte de ellos meramente anecdóticos y claramente intrascendentes en lo que al cuidado y desarrollo de una conciencia crítica y solidaria, algo que va contra los intereses de la clase dominante, más interesada en que permanezcamos en la inopia y desarrollemos únicamente lo que yo llamaría una conciencia del ombligo, consumista y egoísta…

“Lo que se puede contar” se convierte en el cuaderno 7 de tu ciclo autobiográfico “LOS QUE VIVEN CONMIGO”, que iniciaste en 2015 con la edición de “Campanas de Etiopía”. Es un ciclo, pero cada obra se puede leer por sí sola y se basta. Háblanos de ello y cómo se pueden adquirir los libros…


Así es. Se trata de un ciclo autobiográfico poético y narrativo que me acompañará ya hasta que la palme. La verdad es que yo siempre he sido un poeta autobiográfico. No veo la necesidad, ninguna, de inventarme personajes de ficción cuando, desde que tengo uso de razón, la vida me ha hecho coincidir con personas reales, de carne y hueso, con las que he vivido historias que harían palidecer a cualquier ficción… Creo que dichas personas, cada de una de ellas, desde las de mayor peso en mi vida (familia, parejas, amigos) hasta las de menor peso se merecen un libro o, cuando menos, un poema o un relato. Y en eso estoy… Así pues la historia de los personajes que han sido o son más importantes en mi vida la voy fragmentando en distintos cuadernos, mientras que los personajes de menos peso solo aparecen en uno o dos cuadernos y luego ya no aparecen más, como la vida misma en realidad… Sin embargo, cada poema, cada narración, funciona por sí misma, tiene entidad propia, principio y fin, por lo que el lector puede empezar a leer este ciclo por el cuaderno que quiera…

He llevado a cabo en mi escritura alguna que otra innovación técnica por así llamarla. Por ejemplo. En los textos en prosa, las oraciones subordinadas, lo que yo llamo unidades informativas, van en letra cursiva, de modo que tienes dos opciones de leer el texto: una, la más normal, sería leer el texto completo y otra, más rápida, leer el texto saltándote las oraciones en cursiva, las subordinadas, unidades informativas… También, como la mayor parte de la acción transcurre en Gijón, mi idea era encontrar la forma de transformar Gijón en una ciudad de ficción sin que por ello dejara de ser una ciudad real, y encontré la manera al sustituir el nombre actual de las calles de mi ciudad por nombres antiguos del callejero, nombres que tenían que ver más con el pueblo llano… Ejemplo: la actual calle de Marqués de San Esteban, en este ciclo figura como Camino de la Gloria, que fue su nombre durante un tiempo, y que me parece un nombre más poético… La plaza del Marqués de Revillagigedo, figura con uno de sus antiguos nombres, plaza de la Barquera, porque en dicha plaza había barcas de pesca…En los poemas, salvo en este último cuaderno, las citas van al final del poema y no al principio como viene siendo habitual…

En cuanto a lo de adquirir los distintos cuadernos, eso ya es más difícil, pues cada cuaderno, salvo el 4 y el 5, están editados en diferentes editoriales, editoriales independientes además… De todos modos, se pueden pedir directamente a la editorial o que tu librero habitual te lo pida, no sé…

Por último, ateniéndome al título que le he dado a esta entrevista, me gustaría que nos contaras de tu amor Elena. Muchos de tus pares en poesía hace unos años pensábamos que estabas al borde de algo, y no bueno. Ahora te vemos igual de entero, o más, como poeta, pero te vemos FELIZ.


El amor, en efecto, te salva de la muerte, como bien dices… pero te salva también de la vida… De mi amor, de Elena, aunque quisiera, no podría contarte nada. Y me explico. Estoy escribiendo, intentándolo al menos, nuestra historia de amor, así que, sintiéndolo mucho, para conocer nuestras peripecias emocionales y vitales habrá que esperar primero a que termine el libro, a que Elena, una vez lo haya leído, me dé el visto bueno o me corrija errores en los que haya podido incurrir mi memoria, y después a que alguna editorial tenga interés en editarlo y lo haga… 

David González, "escribo desde las cunetas"

Entrevista al poeta David González
Ángel Padilla
martes, 4 de junio de 2019, 15:00 h (CET)

Vayamos a saco, como en tu poesía, si te digo países, mundo humano, lo que llaman progreso, e incluso aquello de “estado de bienestar”, cuéntanos…
Si me dices países, yo te diría que mejor personas circulando libremente por esta tierra… Si me dices mundo humano, yo te preguntaría ¿qué tiene de humano?... Lo que llaman progreso parece referirse únicamente al progreso tecnológico, porque, tal y como yo lo veo, mental y emocionalmente no hemos progresado una mierda desde que pusimos los pies en este planeta, más bien hemos ido a peor… Y aquello de “estado de bienestar”, bueno, primero habría que clarificar qué significa “bienestar”, y no creo equivocarme si digo que ese término, bienestar, significa algo distinto para cada cuál… Ahora bien, si nos referimos a bienestar material, entonces estamos hablando de un estado solo para unos pocos. Sin embargo, no nos engañemos, el capitalismo es un sistema económico depredador y como todo depredador empieza cazando a las piezas más débiles, para terminar, finalmente, devorándose a sí mismo, así que esos pocos que disfrutan de ese estado de bienestar materialista deberían empezar a preocuparse… En fin, que como cualquiera que tenga dos dedos de frente y vea un poco más allá de su propio ombligo, esto no da para mucho más… No me cabe la menor duda de que somos una especie condenada a extinguirse a sí misma y la única duda que tengo al respecto es si cuando lo hagamos, extinguirnos, nos llevaremos por delante, con nosotros, a este planeta que, visto desde la objetividad, es un regalo que, sin duda, NO nos merecemos…

David, tu figura artística ha sido estudiada por multitud de críticos. Tus libros son muy valorados en la poesía contemporánea. Y sin embargo, lo que me gusta, nos gusta a los que te seguimos, de ti, es que sigues siendo tan humilde y tan directo como siempre. Hace poco tiempo pudimos leer en una publicación tuya en red que al poeta por leer en los sitios al menos hay que darle algo, un mínimo, porque se desplaza, gasta su tiempo, entrega y entrega mucho (proyectando tu queja, a la que me adhiero, a los que nos invitan -muy distinto al músico o a cualquier ejecutante de otras ramas del arte, a los que sí se les imagina boca, y hambre…-), como si llenándoles los locales no les hiciéramos favor, como si llevando la palabra alumbradora, no se mereciese ni la gasolina que gastamos en desplazarnos, depósito que llenamos con dinero que ni tenemos…


La humildad llega cuando uno conoce bien sus propias debilidades y limitaciones y yo conozco muy bien las mías y procuro no engañarme a mí mismo. Pero no voy a negarte que de cuando en cuando también padezco insufribles ataques de ego, jajaja… Sobre lo de ser directo, bueno, me ha traído más disgustos qué alegrías, jajaja, pero, joder, no puedo evitarlo, no puedo aguantarme porque si no reviento… El caso que nos ocupa es muy complejo… Verás, los festivales o encuentros de poesía que abonan a los poetas sus recitales son cada vez menos y los que aún lo hacen suelen contratar a poetas que editan en determinadas editoriales y cosechan los premios literarios que esas mismas editoriales convocan, que suelen ser los mismos poetas que escriben columnas en diarios de tirada nacional, o sea, los poetas más conocidos para entendernos… Luego tenemos festivales de poesía, cada vez más, en los que los poetas que asisten corren con todos los gastos, ya sabes, viaje, alojamiento, etcétera… Con lo que el único requisito para ir a estos sitios parece ser el dinero, y si no lo tienes te quedas fuera, así que podría decirse que también en la poesía se impone la sociedad de clases, algo que no me parece saludable para la poesía, en especial para la poesía que se escribe desde los márgenes… En este aspecto, yo creo que más que escribir desde los márgenes yo escribo ya desde las cunetas…Lo mismo sucede en los bares, con las jam poéticas: los poetas recitan dos o tres poemas y consumen una o dos o más copas que tienen que pagar religiosamente, con lo cual negocio redondo para el dueño del bar en cuestión… Creo que en este sentido, los poetas tenemos mucho que aprender de los músicos. Pero parece ser, como bien apuntas, que los poetas vivimos del aire… Por mi parte, y aunque nunca se puede decir de esta agua no beberé, y salvo casos excepcionales, he tomado la decisión, en firme, de no ofrecer más lecturas poéticas gratis… Así que tal y como está el tema ahora mismo, me temo que lo llevo claro y que será difícil que vuelva a dar un recital, jajaja...

Últimamente estás dando muchas lecturas en distintos lugares. Saliste del ostracismo del solo escribir y de aquel pasado horrible en que todo era pena. Y todos sabemos quién, como a Leopardi iluminó su melancólica vida Sílvia, a ti te ha iluminado una mujer con la que ahora eres como el mar y el cielo…


Deslumbrante como la primera luz, así llegó esa mujer a la que haces referencia a la oscuridad de mi vida de por entonces. Nunca, suceda lo que suceda entre nosotros, podré agradecérselo lo suficiente, esa es la verdad… Ahora bien, para un escritor de mis características es indispensable encerrarse consigo mismo durante semanas o meses o incluso años y escribir y escribir y nada más que escribir, sin más responsabilidad que la de escribir… En este momento, sin embargo, mi responsabilidad no es otra que la de procurar mantener encendida, viva, esa luz que nos ilumina. Ella es la mar y yo el cielo -a veces en calma y azul y otras embravecida y negro- y entre los dos un horizonte vital que deseo -aunque aún es pronto para saberlo- sea el mismo para ambos…

Villon, Genet, son muchos los poetas con los que podría comparar tu malditismo, en el que como a ellos en el pasado te llevó a la cárcel. Me encantan tus peripecias vitales, en un artículo que dio cuenta de ti en el 2016 “El Confidencial”, mediante una entrevista, denominada “Crónica de una derrota”, cuentas, entre otras cosas, que “Sé que era un sábado hacia las nueve de la mañana, pero mi último recuerdo de la noche del viernes fue en un bar. Luego no recuerdo ya nada. Pero por lo que sé la cosa fue que llegué a casa y al no encontrar las llaves para entrar en ella, agarré un paraguas (de mi propiedad) que había en el descansillo y la emprendí a golpes con la puerta, pero al no conseguir abrirla, volví a salir a la calle, pero alguien había avisado a “la madera” y me estaban esperando fuera.” ¿Recuerdas ahora con humor todo aquello? Te confieso que yo cuando leí ese artículo en que decías cosas como “La vida ya no tiene más que ofrecerme”…, me preocupé algo (aunque, como tú, pasé por estadíos parecidos muchas veces en mi vida)


Dos buenos elementos, el Villon y el Genet, jajaja, malas compañías, que diría mi viejo…pero grandes escritores, muy grandes… Un apunte sobre el malditismo. Un poeta o un artista adquiere la condición de maldito si cumple dos requisitos fundamentales: es pobre de solemnidad y en vida su obra no es reconocida por sus contemporáneos; luego puedes añadirle otros ingredientes, como pasar por la cárcel, pasar por sanatorios mentales, drogarte a dolor, etcétera… Fue una etapa jodida aquella, yo bebía mucho, desfasaba mucho, no le encontraba sentido a nada, lo veía todo negro, la vida ya no tenía más que ofrecerme, actuaba en consecuencia y acababan por suceder historias como la de la peripecia a la que haces alusión. Lo recuerdo porque tengo pendiente la escritura de un relato sobre esa historia. No sé si con humor… Pero espero que si algún día alguien entra a robar en mi casa echando la puerta abajo, mis vecinos sean tan rápidos en avisar a la policía como lo fueron al llamarla cuando era yo el que intentaba entrar en mi propia casa. Fue todo muy surrealista. Los policías me denunciaron por agresión a la autoridad, dijeron que les había agredido con un paraguas (el mismo con el que poco antes había intentado echar abajo mi puerta), presentaron partes médicos, etcétera, pero era todo mentira. Me enfrenté a ellos sin paraguas, el paraguas lo había vuelto a dejar en el descansillo, en el quinto piso. En los periódicos se decía que yo había andado a paraguazos con los policías y recuerdo que había gente que me felicitaba por esa acción y que incluso me decían que tenía que haberles pegado más paraguazos a los policías. Todo muy surrealista. Pero así con la tontería el fiscal me pedía año y medio de talego… Por suerte, todo hay que decirlo, mi abogada de oficio, a la que desde entonces me refiero cariñosamente como ‘mi abogada’, me sacó libre de aquel marrón… Desde entonces, octubre del 2015 creo, he de reconocer que estaba yo equivocado: tanto bueno como malo, la vida tenía mucho que ofrecerme, ha sido y es sospechosamente generosa conmigo diría yo…

La forma de comunicar desde la poesía es tan diversa… Dice el grande Antonio Orihuela que la poesía es para la gente humilde, no para una élite, y está se debe entender. Cosa que comparto. En cambio, ese “entender” pasa por tu poesía pero también por otra más arcaica, obscura, o tan luminosa que ciega los ojos, la maravillosa poesía de Falcón. Luego tenemos, por ejemplo, el surrealista, pero tan sencillo de entender, Libro de la soledad, de Lizano. La cuestión al final es llegar… al corazón… ¿Qué es el poeta? ¿Seremos ese ave solitaria y triste descrita por Baudelaire, pero que al fin es bella y transmite belleza?


Me citas a tres poetas cuya obra admiro y respeto. Comparto plenamente las palabras de Antonio Orihuela. La poesía es para la gente humilde y por tanto ha de ser inteligible. Ahora bien, la gente humilde, por regla general, no suele leer poesía. Es más, con este frenesí e inmediatez de las redes sociales, me temo que poca gente, humilde o no, tiene tiempo de, y valga la redundancia, tomarse el tiempo necesario para leer y asimilar un libro de poesía, más atentos, más pendientes, casi todos, no vayamos a perdernos algo importante, a lo que se cuece en las redes sociales y a cuántos likes tenemos en el último estado que hemos compartido en nuestro muro. Muro. Así que la gente humilde, y estoy generalizando, la gente humilde, dependiendo de su edad, o se tiran en el sofá a, como me dice mi madre, distraer la mente con las estampas de las revistas o con algún programa, normalmente infumable, de televisión o se enganchan a Instagram, YouTube, Twitter, Facebook…Más estampas… En realidad, el timo de la estampita.

Los poetas que en verdad se hacen merecedores de ese calificativo siempre consiguen que sus poemas se entiendan. En el caso de Enrique Falcón, su poesía expresa y transmite tal humanidad que la entendemos con el corazón y la conciencia; de hecho, pienso que “La marcha de 150.000.000” es una epopeya poética sin parangón en la poesía contemporánea… Y qué decirte de Lizano. Prefiero contarte una historia. En cierta ocasión, en los encuentros de Voces del Extremo de Moguer, me comentó, muy triste el hombre, su desencanto al entrar por primera vez en Moguer. Durante el viaje a Moguer, Lizano, poeta y niño, se había imaginado las calles de Moguer llenas de burros a imagen y semejanza de Platero. Pero, de hecho, ya no había burros en Moguer en aquel tiempo. Lo que me conmovió fue su desencanto, su desilusión ante este hecho. Pero el ambiente de Moguer que él se imaginaba, un Moguer lleno de cientos, miles de burros, todos como Platero, campando a sus anchas por sus hermosas calles, eso, tío, eso es poesía, poesía en estado puro…


El poeta. Qué es. Una conciencia puesta en pie, dijo Aleixandre. Un vidente, afirmó Rimbaud. El poeta es, yo creo, y ante todo, alguien que enciende un fuego en la noche que sirve tanto para iluminar como para animar a otros a que se acerquen al fuego a calentarse las manos y entrar en calor… Baudelaire, por alguna razón que desconozco, no es para nada santo de mi devoción, así que no sé decirte si estoy de acuerdo con lo del ave y todo eso, jajaja… aunque si pienso en eso, en ese ave, la imagino acribillada a perdigonazos por los cazadores…

Este poema tuyo me encanta:


EL ÚLTIMO EN CERRAR LOS OJOS


posible

definición

de poeta:


alguien

que por medio

de su escritura

de su palabra

nos devuelve

la memoria:


Si te soy sincero, a mi también es un poema que me gusta mucho, jajaja… No, fuera bromas, esta también podría ser perfectamente una definición válida para ‘poeta’: alguien que por medio de su palabra nos devuelve la memoria… Una de mis funciones como poeta es la de retener en mi memoria aquellos hechos importantes de mi vida y de la sociedad en que vivo para luego escribirlos y que, dentro de la medida de mis posibilidades, no pasen desapercibidos o sean olvidados entre todo ese bombardeo masivo y constante de información y desinformación sobre hechos reales la mayor parte de ellos meramente anecdóticos y claramente intrascendentes en lo que al cuidado y desarrollo de una conciencia crítica y solidaria, algo que va contra los intereses de la clase dominante, más interesada en que permanezcamos en la inopia y desarrollemos únicamente lo que yo llamaría una conciencia del ombligo, consumista y egoísta…

“Lo que se puede contar” se convierte en el cuaderno 7 de tu ciclo autobiográfico “LOS QUE VIVEN CONMIGO”, que iniciaste en 2015 con la edición de “Campanas de Etiopía”. Es un ciclo, pero cada obra se puede leer por sí sola y se basta. Háblanos de ello y cómo se pueden adquirir los libros…


Así es. Se trata de un ciclo autobiográfico poético y narrativo que me acompañará ya hasta que la palme. La verdad es que yo siempre he sido un poeta autobiográfico. No veo la necesidad, ninguna, de inventarme personajes de ficción cuando, desde que tengo uso de razón, la vida me ha hecho coincidir con personas reales, de carne y hueso, con las que he vivido historias que harían palidecer a cualquier ficción… Creo que dichas personas, cada de una de ellas, desde las de mayor peso en mi vida (familia, parejas, amigos) hasta las de menor peso se merecen un libro o, cuando menos, un poema o un relato. Y en eso estoy… Así pues la historia de los personajes que han sido o son más importantes en mi vida la voy fragmentando en distintos cuadernos, mientras que los personajes de menos peso solo aparecen en uno o dos cuadernos y luego ya no aparecen más, como la vida misma en realidad… Sin embargo, cada poema, cada narración, funciona por sí misma, tiene entidad propia, principio y fin, por lo que el lector puede empezar a leer este ciclo por el cuaderno que quiera…

He llevado a cabo en mi escritura alguna que otra innovación técnica por así llamarla. Por ejemplo. En los textos en prosa, las oraciones subordinadas, lo que yo llamo unidades informativas, van en letra cursiva, de modo que tienes dos opciones de leer el texto: una, la más normal, sería leer el texto completo y otra, más rápida, leer el texto saltándote las oraciones en cursiva, las subordinadas, unidades informativas… También, como la mayor parte de la acción transcurre en Gijón, mi idea era encontrar la forma de transformar Gijón en una ciudad de ficción sin que por ello dejara de ser una ciudad real, y encontré la manera al sustituir el nombre actual de las calles de mi ciudad por nombres antiguos del callejero, nombres que tenían que ver más con el pueblo llano… Ejemplo: la actual calle de Marqués de San Esteban, en este ciclo figura como Camino de la Gloria, que fue su nombre durante un tiempo, y que me parece un nombre más poético… La plaza del Marqués de Revillagigedo, figura con uno de sus antiguos nombres, plaza de la Barquera, porque en dicha plaza había barcas de pesca…En los poemas, salvo en este último cuaderno, las citas van al final del poema y no al principio como viene siendo habitual…

En cuanto a lo de adquirir los distintos cuadernos, eso ya es más difícil, pues cada cuaderno, salvo el 4 y el 5, están editados en diferentes editoriales, editoriales independientes además… De todos modos, se pueden pedir directamente a la editorial o que tu librero habitual te lo pida, no sé…

Por último, ateniéndome al título que le he dado a esta entrevista, me gustaría que nos contaras de tu amor Elena. Muchos de tus pares en poesía hace unos años pensábamos que estabas al borde de algo, y no bueno. Ahora te vemos igual de entero, o más, como poeta, pero te vemos FELIZ.


El amor, en efecto, te salva de la muerte, como bien dices… pero te salva también de la vida… De mi amor, de Elena, aunque quisiera, no podría contarte nada. Y me explico. Estoy escribiendo, intentándolo al menos, nuestra historia de amor, así que, sintiéndolo mucho, para conocer nuestras peripecias emocionales y vitales habrá que esperar primero a que termine el libro, a que Elena, una vez lo haya leído, me dé el visto bueno o me corrija errores en los que haya podido incurrir mi memoria, y después a que alguna editorial tenga interés en editarlo y lo haga… 

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María Herreros es una ilustradora valenciana que termina de publicar ‘Un barbero en la guerra’ (Ed. Lumen), un trabajo que no resulta fácil de catalogar. No es un cómic. No es un libro ilustrado. Es otra cosa. Una hibridación, un cruce, una suma de. Al final las hibridaciones van a consolidarse como género. ‘Un barbero en la guerra’ cuenta la historia del abuelo de la propia María, Domingo Evangelio, un hombre que con diecinueve años hubo de incorporarse a la lucha.

La demencia, más allá de una simple pérdida de memoria asociada a la vejez, representa un complejo conjunto de trastornos que afecta a la vida de quienes la padecen y supone un camino repleto de dudas y obstáculos para familiares y amigos. Este libro proporciona una completa mirada sobre los diferentes tipos de demencias, más allá del conocido alzhéimer, y revela cómo afectan y se manifiestan en cada persona.

El intrepidísimo navegante solitario, boca abajo sobre una tabla que en absoluto es más que la tabla de una mesa, con brazos y piernas abiertos y extendidos y, sin rigor, usando estos miembros a modo de remos, surca la inmensidad del océano. Se divierte, hace ruidos con la boca, farfulla.

 
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