Desde que conocí a Leonardo…
Desde que conocí a Leonardo Antonio Pardo Pérez...
Antes era:
Como el mar que golpea a las rocas sin pena,
como la piedra que se convierte en arena fina
tras muchos años de malos tratos recibidos por las olas,
como el amanecer en el horizonte
de la playa de Riazor o Santa Cristina,
como el cielo gris y muy amenazante
de un día de gran tormenta,
como los árboles que son movidos
por el poder inconfundible del viento,
como un huracán con nombre de mujer
en una isla solitaria que nadie recuerda,
como un tsunami de 40 metros,
como un terremoto poderoso y triste...
Así fueron pasando mis días
mientras no te conocí Leonardo.
Después me convertí:
en un ángel vestido de blanco
y rosa que besa el cielo,
en una amapola roja
en una hermosa pradera que todos cuidan,
en un trébol de cuatro hojas
que trae la mejor de las suertes,
en el almíbar del melocotón enlatado,
en un caramelo de fresa y nata o de café con leche,
en el chocolate con churros de una noche
de invierno en la que hace frío,
en el león de nuestra selva,
y en tu gran amor, mi Leonardo.
Desde que te conocí, Leonardo, creció en mí la ilusión,
no quisiera que se apagara esta luz,
pero si tiene que suceder,
deseo que me inyecten morfina
para no sentir el dolor de perderte.
Para Lúa y Luz, las gatas hijas de Pompona e Isi.
De Los Sueños de una Mujer.