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La batalla electoral adquiere carices que anticipan la influencia del tema catalán en lo que va a ser, en definitiva, la decisión de los votantes españoles.

Frivolidades preelectorales y preocupante escasez de medicamentos en farmacias españolas

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Mientras el señor Quim Torra se empeña en tocar las narices a los españoles con sus continuos desplantes y desobediencias a las autoridades españolas; el último el que está teniendo lugar en estos mismos momentos en los que, por segunda vez, ha desobedecido los requerimientos que se le han venido haciendo desde la Junta Central Electoral para que, sin más dilaciones ni entorpecimientos, ordenara retirar los lazos amarillos y las pancartas que figuran en la fachada de la Generalitat catalana; tenemos la impresión que esta desobediencia se está repitiendo en muchos de los municipios catalanes, en los que parece que las órdenes emanadas del JCE no hace mella y que, como el mismo Torra, siguen dispuestos a desobedecer todo lo que no proceda de la misma Generalitat. Y, viendo lo que está sucediendo, nos estamos preguntando cómo el Gobierno de la nación española sigue empeñado en negociar con esta gente que, como ha quedado suficientemente evidenciado, no están dispuestos a admitir ninguna corrección a su hoja de ruta, como no sea acceder a sus peticiones de un referendo en Cataluña, que tenga efectos obligatorios para toda España y, como es obvio, para todas sus instituciones incluido el Gobierno y las Cortes del país.

Y aquí conviene que resaltemos una actitud que ya se ha generalizado entre el pueblo catalán, al menos en lo que respeta a la mitad que se declara nacionalista, de rechazo absoluto a cualquier presencia militar dentro del territorio catalán o, lo que es lo mismo, dentro de lo que ellos ya se han asignado de antemano como de su exclusiva propiedad. Por cierto y abundando en esta materia, resulta igualmente insultante, reprobable e intolerable que la visita, el 23 de marzo, del portaviones español Juan Carlos I al puerto de Guecho, en Vizcaya, haya sido rechazada por Podemos algo que entra perfectamente en su condición de comunistas que, salvo que los militares sean comunistas como ellos, no quieren tener nada que ver con ellos; de nacionalistas vascos, otros que tal y, aquí entra lo inimaginable, de los socialistas, estos señores que gobiernan España y que son los que debieran de apoyar, como se merece, al Ejército español y, en esta ocasión especial, la presencia de nuestra nave más moderna, el portaviones Rey Juan Carlos I.

Por otra parte, pese a que todas las encuestas parece que indican una victoria del PSOE en la elecciones que se avecinan, no sucede lo mismo respecto a aquellos partidos con los que cuenta, en el caso de que aquellos no obtengan, en las urnas, la mayoría absoluta para poder gobernar en coalición o con su apoyo durante la próxima legislatura.

Podemos, pese a los esfuerzos de la señora Montero de hacerse con el feminismo, promocionando a Podemos como el único partido con verdaderas ideas realmente feministas; no remonta en las encuestas que, hasta el día de hoy, no les son favorables pronosticándoles una importante caída, al partido de Pablo Iglesias, si no se produce alguna circunstancia especial en el tiempo que resta hasta el día 28 de Abril, que les permitiera remontar. En cuanto al nacionalismo catalán se encuentran tan divididos entre ellos que hacen difícil que logren limar las asperezas que los separan de manera que, ni el PDECat ni la Crida del Puigemont ni los comunistas de la CUP, parece que sean capaces de entenderse entre ellos para presentar una lista unitaria que fuera capaz de situar, en el Parlamento del Estado español, a una fuerza representativa suficiente del separatismo catalán. Queda por ver, en el caso de las municipales, los resultados del señor Valls, apoyado por Ciudadanos y los de los otros partidos, incluido el del señor Casado, el PP, que por muy optimistas que seamos no parece que pueda superar los últimos míseros resultados que le dieron las urnas en aquella autonomía.

Por otra parte, puede que la formación del señor Abascal, VOX, una formación en la que su líder no parece querer moverse demasiado ni desgastarse en manifestaciones públicas, seguramente confiando que la inercia del resultado de Andalucía le sirva de trampolín para ir ganando adeptos de entre los españoles que no se sientan suficientemente representados, ni con los miembros de Ciudadanos ( un partido demasiado veleta, con un líder, el señor Albert Rivera, que tiene fácil cambiar de chaqueta) del que no se fían de que, en un momento dado, si los números les dan la posibilidad de sumar mayoría, no llegara a formar, como ya lo hizo en otra ocasión, una coalición de gobierno con un posible vencedor, como podría ser el mismo PSOE; aunque, por imperativos electorales, haya preferido manifestar que nunca se va a producir semejante alianza. Hay que apostillar que, el haber conseguido fichar para el partido a cuatro generales retirados, puede ser muy atractivo para los militares y, para muchos votantes disconformes con la tibieza con el que vienen tratando el problema de los independentistas catalanes. Tampoco les interesa arrimarse demasiado al PP, aunque es evidente que, si debieran apoyar a algún partido, seguramente optarían por él, porque el señor Abascal sabe perfectamente que, entre los seguidores del PP y sus simpatizantes, tiene una fuente de posibles votantes si deciden que votando a VOX, un partido al alza, tienen más posibilidades de encontrarse más cómodos, mejor acompañados y, evidentemente, más de acuerdo con la forma con la que sus dirigentes han tratado el tema catalán y sus manifestaciones en la seguridad de que nunca llegarían a negociar con los separatistas catalanes, además de ser partidarios de la aplicación del 155 en toda la comunidad catalana.

Mientras tanto, tampoco se puede afirmar que, en las filas del PSOE, todo sea paz y tranquilidad. La señora Diaz ya ha puesto el dedo en la llaga, manifestando su completa disconformidad con las listas que el señor P.Sánchez ha ordenado elegir para Andalucía, en las que todos los que se podían considerar como simpatizantes de Susana Díaz, han sido eliminados y se han puesto a otros señores a los que, los mismos afiliados andaluces al partido, han reconocido que no los conocían. La expresidente ha sido lacónica y misteriosa en su comentario: “Tomo nota”. La incógnita está en el “entusiasmo”, que ella y los andaluces que la vienen apoyando, vayan a poner en la defensa de una lista de “extraños” que les ha sido impuesta y que, con toda seguridad, en el caso de que salgan elegidos, no les van a reportar ningún beneficio para ella y el grupo que la sigue apoyando.

Y dos apuntes más que, si marcan tendencias, es muy posible que los problemas económicos que se vienen anunciando como consecuencia de los despilfarros que viene anunciando el Gobierno el señor Mas, se adelanten más de lo que, las ministras que dirigen la campaña socialista, en la fingida confianza en el futuro de España, pretenden ocultar. Por un lado una noticia que, si no fuera porque deja claro que afecta a España nos hubiéramos podido imaginar que se producía en Venezuela, la tierra “feliz” según el señor Monedero y compañía, donde la escasez de alimentos, de productos indispensable para vivir y de medicinas ya se ha convertido en algo cotidiano para aquellas pobres gentes. Sin embargo, vean ustedes que aquí, en España, se está denunciando que hay escasez o faltan por completo más de 500 medicamentos básicos, que ya es imposible encontrarlos en las farmacias. Productos como el Ibuprofeno, el Nolotil, el Adiro 100 y otros muchos parece que las multinacionales farmacéuticas han dejado de venderlos en España. Las farmacias se ven obligadas a entregar genéricos que, en muchas ocasiones, son rechazados por los usuarios por considerar que no tienen las mismas propiedades ni son tan de fiar como aquellos que no se pueden dispensar.


Según los farmacéuticos existe una explicación para semejante escasez de medicamentos tan comunes y utilizados por los españoles. Se trata de que, en virtud de un recorte llevado a cabo por Sanidad, se decidió recortar las compras a las farmacéuticas si ésas no se ajustaban a las tarifas establecidas por la misma administración sanitaria española. La consecuencia, fácilmente previsible, aquellas compañías afectadas por los recortes fijados por nuestros organismos sanitarios públicos decidieron no vender sus productos en España, desviando sus ventas a otros países donde no tenían dificultad en que sus tarifas fueran aceptadas. Otra de las ocurrencias de nuestra ministra de Sanidad, la señora Carcedo, nos imaginamos que en íntima colaboración con la ministra de Trabajo y Seguridad Social, la señora Valerio.

Posiblemente ambas pensaron que, como sucede en nuestra patria, donde todo vale y nadie les para los pies, conseguirían que las poderosas farmacéuticas claudicarían ante sus imposiciones. Fallaron y ya tenemos una muestra de lo que va a suceder en España como caigamos, otra vez, en manos de semejantes orates, incapaces de mantener, debido a sus pretensiones de vaciar el Tesoro del Banco de España para financiar presuntas obras sociales, que no está en condiciones de soportar una economía que ya da muestras de debilitarse, como ya se nota en la contracción de la producción industrial y, como queda reflejado en el cambio de tendencia experimentado por la contratación de personal.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos que empezar a pensar en que lo que se nos viene encima que va a estar lejos de ser un camino de rosas y que, todo lo que nos ofrecen estos señores que pretenden que confiemos en sus promesas, no son más que placebos con los que intentan engañarnos algo que, por desgracia para España, hay algunos, especialmente de las izquierdas, que han conseguido aparentar ser capaces de levantar, en virtud de sus supuestas “buenas intenciones”, una país que ya estaba bien encarrilado, dentro de la ortodoxia de la economía capitalista, para salir de una recesión que nos condujo a las puertas de la quiebra soberana; precisamente cuando estábamos bajo la gobernación de los socialistas del señor Rodríguez Zapatero. No obstante, quizá por una cierta obsesión del PP de solucionar el tema económico, que le llevó a olvidarse del resto de problemas que afectaban a España, las izquierdas, alentadas por la aparición de Podemos, un partido que consiguió ilusionar al sector más perjudicado por los años de crisis y que cambió el sentido de su voto hacia posiciones más de la izquierda extrema, arrastrando tras de sí a una parte del electorado socialista; no dio tiempo al PP de Rajoy a superar dos graves losas: una el problema catalán que se les fue de las manos y, otra, la corrupción generalizada de la que ni Rajoy ni su gobierno parecieron darse cuenta hasta que ya fue tarde para conseguir zafarse de sus consecuencias. Ahora, muchos dudamos todavía de cuál debería ser el sentido de nuestro voto. Creo que los días que aún quedan hasta los comicios de Abril, deberían servir para reflexionar como acertar, con nuestro sufragio, la opción política más acertada; algo en lo que es obvio que nos jugamos el porvenir de nuestros hijos y de España mismo.

Frivolidades preelectorales y preocupante escasez de medicamentos en farmacias españolas

La batalla electoral adquiere carices que anticipan la influencia del tema catalán en lo que va a ser, en definitiva, la decisión de los votantes españoles.
Miguel Massanet
miércoles, 20 de marzo de 2019, 15:37 h (CET)

Mientras el señor Quim Torra se empeña en tocar las narices a los españoles con sus continuos desplantes y desobediencias a las autoridades españolas; el último el que está teniendo lugar en estos mismos momentos en los que, por segunda vez, ha desobedecido los requerimientos que se le han venido haciendo desde la Junta Central Electoral para que, sin más dilaciones ni entorpecimientos, ordenara retirar los lazos amarillos y las pancartas que figuran en la fachada de la Generalitat catalana; tenemos la impresión que esta desobediencia se está repitiendo en muchos de los municipios catalanes, en los que parece que las órdenes emanadas del JCE no hace mella y que, como el mismo Torra, siguen dispuestos a desobedecer todo lo que no proceda de la misma Generalitat. Y, viendo lo que está sucediendo, nos estamos preguntando cómo el Gobierno de la nación española sigue empeñado en negociar con esta gente que, como ha quedado suficientemente evidenciado, no están dispuestos a admitir ninguna corrección a su hoja de ruta, como no sea acceder a sus peticiones de un referendo en Cataluña, que tenga efectos obligatorios para toda España y, como es obvio, para todas sus instituciones incluido el Gobierno y las Cortes del país.

Y aquí conviene que resaltemos una actitud que ya se ha generalizado entre el pueblo catalán, al menos en lo que respeta a la mitad que se declara nacionalista, de rechazo absoluto a cualquier presencia militar dentro del territorio catalán o, lo que es lo mismo, dentro de lo que ellos ya se han asignado de antemano como de su exclusiva propiedad. Por cierto y abundando en esta materia, resulta igualmente insultante, reprobable e intolerable que la visita, el 23 de marzo, del portaviones español Juan Carlos I al puerto de Guecho, en Vizcaya, haya sido rechazada por Podemos algo que entra perfectamente en su condición de comunistas que, salvo que los militares sean comunistas como ellos, no quieren tener nada que ver con ellos; de nacionalistas vascos, otros que tal y, aquí entra lo inimaginable, de los socialistas, estos señores que gobiernan España y que son los que debieran de apoyar, como se merece, al Ejército español y, en esta ocasión especial, la presencia de nuestra nave más moderna, el portaviones Rey Juan Carlos I.

Por otra parte, pese a que todas las encuestas parece que indican una victoria del PSOE en la elecciones que se avecinan, no sucede lo mismo respecto a aquellos partidos con los que cuenta, en el caso de que aquellos no obtengan, en las urnas, la mayoría absoluta para poder gobernar en coalición o con su apoyo durante la próxima legislatura.

Podemos, pese a los esfuerzos de la señora Montero de hacerse con el feminismo, promocionando a Podemos como el único partido con verdaderas ideas realmente feministas; no remonta en las encuestas que, hasta el día de hoy, no les son favorables pronosticándoles una importante caída, al partido de Pablo Iglesias, si no se produce alguna circunstancia especial en el tiempo que resta hasta el día 28 de Abril, que les permitiera remontar. En cuanto al nacionalismo catalán se encuentran tan divididos entre ellos que hacen difícil que logren limar las asperezas que los separan de manera que, ni el PDECat ni la Crida del Puigemont ni los comunistas de la CUP, parece que sean capaces de entenderse entre ellos para presentar una lista unitaria que fuera capaz de situar, en el Parlamento del Estado español, a una fuerza representativa suficiente del separatismo catalán. Queda por ver, en el caso de las municipales, los resultados del señor Valls, apoyado por Ciudadanos y los de los otros partidos, incluido el del señor Casado, el PP, que por muy optimistas que seamos no parece que pueda superar los últimos míseros resultados que le dieron las urnas en aquella autonomía.

Por otra parte, puede que la formación del señor Abascal, VOX, una formación en la que su líder no parece querer moverse demasiado ni desgastarse en manifestaciones públicas, seguramente confiando que la inercia del resultado de Andalucía le sirva de trampolín para ir ganando adeptos de entre los españoles que no se sientan suficientemente representados, ni con los miembros de Ciudadanos ( un partido demasiado veleta, con un líder, el señor Albert Rivera, que tiene fácil cambiar de chaqueta) del que no se fían de que, en un momento dado, si los números les dan la posibilidad de sumar mayoría, no llegara a formar, como ya lo hizo en otra ocasión, una coalición de gobierno con un posible vencedor, como podría ser el mismo PSOE; aunque, por imperativos electorales, haya preferido manifestar que nunca se va a producir semejante alianza. Hay que apostillar que, el haber conseguido fichar para el partido a cuatro generales retirados, puede ser muy atractivo para los militares y, para muchos votantes disconformes con la tibieza con el que vienen tratando el problema de los independentistas catalanes. Tampoco les interesa arrimarse demasiado al PP, aunque es evidente que, si debieran apoyar a algún partido, seguramente optarían por él, porque el señor Abascal sabe perfectamente que, entre los seguidores del PP y sus simpatizantes, tiene una fuente de posibles votantes si deciden que votando a VOX, un partido al alza, tienen más posibilidades de encontrarse más cómodos, mejor acompañados y, evidentemente, más de acuerdo con la forma con la que sus dirigentes han tratado el tema catalán y sus manifestaciones en la seguridad de que nunca llegarían a negociar con los separatistas catalanes, además de ser partidarios de la aplicación del 155 en toda la comunidad catalana.

Mientras tanto, tampoco se puede afirmar que, en las filas del PSOE, todo sea paz y tranquilidad. La señora Diaz ya ha puesto el dedo en la llaga, manifestando su completa disconformidad con las listas que el señor P.Sánchez ha ordenado elegir para Andalucía, en las que todos los que se podían considerar como simpatizantes de Susana Díaz, han sido eliminados y se han puesto a otros señores a los que, los mismos afiliados andaluces al partido, han reconocido que no los conocían. La expresidente ha sido lacónica y misteriosa en su comentario: “Tomo nota”. La incógnita está en el “entusiasmo”, que ella y los andaluces que la vienen apoyando, vayan a poner en la defensa de una lista de “extraños” que les ha sido impuesta y que, con toda seguridad, en el caso de que salgan elegidos, no les van a reportar ningún beneficio para ella y el grupo que la sigue apoyando.

Y dos apuntes más que, si marcan tendencias, es muy posible que los problemas económicos que se vienen anunciando como consecuencia de los despilfarros que viene anunciando el Gobierno el señor Mas, se adelanten más de lo que, las ministras que dirigen la campaña socialista, en la fingida confianza en el futuro de España, pretenden ocultar. Por un lado una noticia que, si no fuera porque deja claro que afecta a España nos hubiéramos podido imaginar que se producía en Venezuela, la tierra “feliz” según el señor Monedero y compañía, donde la escasez de alimentos, de productos indispensable para vivir y de medicinas ya se ha convertido en algo cotidiano para aquellas pobres gentes. Sin embargo, vean ustedes que aquí, en España, se está denunciando que hay escasez o faltan por completo más de 500 medicamentos básicos, que ya es imposible encontrarlos en las farmacias. Productos como el Ibuprofeno, el Nolotil, el Adiro 100 y otros muchos parece que las multinacionales farmacéuticas han dejado de venderlos en España. Las farmacias se ven obligadas a entregar genéricos que, en muchas ocasiones, son rechazados por los usuarios por considerar que no tienen las mismas propiedades ni son tan de fiar como aquellos que no se pueden dispensar.


Según los farmacéuticos existe una explicación para semejante escasez de medicamentos tan comunes y utilizados por los españoles. Se trata de que, en virtud de un recorte llevado a cabo por Sanidad, se decidió recortar las compras a las farmacéuticas si ésas no se ajustaban a las tarifas establecidas por la misma administración sanitaria española. La consecuencia, fácilmente previsible, aquellas compañías afectadas por los recortes fijados por nuestros organismos sanitarios públicos decidieron no vender sus productos en España, desviando sus ventas a otros países donde no tenían dificultad en que sus tarifas fueran aceptadas. Otra de las ocurrencias de nuestra ministra de Sanidad, la señora Carcedo, nos imaginamos que en íntima colaboración con la ministra de Trabajo y Seguridad Social, la señora Valerio.

Posiblemente ambas pensaron que, como sucede en nuestra patria, donde todo vale y nadie les para los pies, conseguirían que las poderosas farmacéuticas claudicarían ante sus imposiciones. Fallaron y ya tenemos una muestra de lo que va a suceder en España como caigamos, otra vez, en manos de semejantes orates, incapaces de mantener, debido a sus pretensiones de vaciar el Tesoro del Banco de España para financiar presuntas obras sociales, que no está en condiciones de soportar una economía que ya da muestras de debilitarse, como ya se nota en la contracción de la producción industrial y, como queda reflejado en el cambio de tendencia experimentado por la contratación de personal.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos que empezar a pensar en que lo que se nos viene encima que va a estar lejos de ser un camino de rosas y que, todo lo que nos ofrecen estos señores que pretenden que confiemos en sus promesas, no son más que placebos con los que intentan engañarnos algo que, por desgracia para España, hay algunos, especialmente de las izquierdas, que han conseguido aparentar ser capaces de levantar, en virtud de sus supuestas “buenas intenciones”, una país que ya estaba bien encarrilado, dentro de la ortodoxia de la economía capitalista, para salir de una recesión que nos condujo a las puertas de la quiebra soberana; precisamente cuando estábamos bajo la gobernación de los socialistas del señor Rodríguez Zapatero. No obstante, quizá por una cierta obsesión del PP de solucionar el tema económico, que le llevó a olvidarse del resto de problemas que afectaban a España, las izquierdas, alentadas por la aparición de Podemos, un partido que consiguió ilusionar al sector más perjudicado por los años de crisis y que cambió el sentido de su voto hacia posiciones más de la izquierda extrema, arrastrando tras de sí a una parte del electorado socialista; no dio tiempo al PP de Rajoy a superar dos graves losas: una el problema catalán que se les fue de las manos y, otra, la corrupción generalizada de la que ni Rajoy ni su gobierno parecieron darse cuenta hasta que ya fue tarde para conseguir zafarse de sus consecuencias. Ahora, muchos dudamos todavía de cuál debería ser el sentido de nuestro voto. Creo que los días que aún quedan hasta los comicios de Abril, deberían servir para reflexionar como acertar, con nuestro sufragio, la opción política más acertada; algo en lo que es obvio que nos jugamos el porvenir de nuestros hijos y de España mismo.

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