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El lamentable lastre tolerado en torno al progreso, convierte a este retrógrado para la convivencia

Progresos decadentes

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Por fortuna, disfrutamos de un sinnúmero de adelantos de impresionantes características. Bastará una simple mirada hacia unos pocos años atrás y los progresos se pondrán de manifiesto. También apreciaremos pronto algunas de las FISONOMÍAS subyacentes en dicho panorama. Están reflejadas en las facetas perjudiciales, adosadas como lastre sobre las personas. Y todavía es peor cuando no se vislumbran atenciones correctoras para limpiar ese lastre. El innegable progreso está tachonado de ciertos avances degradantes porque inciden en la provocación de consecuencias perversas, en contra de la vida confortable y la consideración de las personas como tales.


Bien provistos de los adminículos para cada empeño, accedemos a lo más extraño con suma facilidad. Nos sorprendemos unos a otros con hallazgos imprevistos. Habituados a estos trances facilones, repudiamos los caminos intrincados que requieren esfuerzos continuados. Quizá sea esa la motivación principal de la preferencia desmedida por los ATAJOS, actuamos encandilados por la posibilidad de lograr cuanto antes los deseos. Ya pensamos más en la rapidez y comodidad. No tanto en la verdadera consistencia del objetivo logrado o sus cualidades. Dietas mágicas, curas imposibles, enriquecimientos de prestidigitadores, fabricación de verdades, o la droga filosofal.


En la línea de los atajos facilones, sin parar mientes en remilgos reflexivos, nos adentramos por terrenos insospechados; en el fondo nos sentimos ahítos de conocimientos. En esa acumulación de saberes nos creemos liberados de las supersticiones. DESTRABADOS de una manera radical, las actuaciones se difunden a gran velocidad, los expertos proliferan. Con el colosal descubrimiento de que todo quisque sabe de todo, es un decir. La proliferación de posibilidades nos aboca a una superstición mayor, la de esa supuesta ausencia de trabas y la irónica abundancia de liberadores; supuestos, eso sí, porque aún no descubrieron estos la distancia de los saberes a la sabiduría.


Los coeficientes intelectuales, las resonancias cerebrales o las manipulaciones moleculares, no han conseguido eliminar los comportamientos ESTÚPIDOS. En esos participan enormes inteligencias o los menos dotados. De donde cabe preguntarse sobre la orientación de las ideas, de los enlaces conocidos y de las actitudes adoptadas. Queda patente la postergación de estos planteamientos en la mayor parte de los sectores sociales conocidos. Las versiones encontradas disponen de recursos integradores; aunque menospreciados y dejados de lado, con la consiguiente dispersión de las aportaciones, conducentes con esas trazas, a ninguna parte satisfactoria.


Aquello del renombre, de la fama descollante; ahora se adquiere a través de los mensajes digitales. Basados en criterios inestables, bulliciosos y como fosforescentes. Se configuran prosapias distinguidas, al menos por su relumbrón; sin perjuicio de que con brevedad aparezcan trituradas, desvencijadas, silenciadas, entre los recovecos cibernéticos, o ni siquiera eso. El ardoroso empuje de estas PARAFERNALIAS ostenta unos criterios desdibujados, con la desaparición de las actitudes críticas juiciosas. Abundan los ejemplos de conductas enfrascadas en estas maniobras, ocupan los espacios comunicativos con personajes irrisorios, presuntuosos y con evidentes talantes totalitarios.


Con eso de la dificultad para la confirmación de las verdades -lo dice la Ciencia-, las opciones elegidas tienden a la deformación acomodaticia del concepto de verdad, en un doble sentido, cuando menos, curioso. Reducido a la entidad de las opiniones, a la suma de opinantes y a la funcionalidad pragmática de dicha reforma; como expresión mostrenca de tardo aprendizaje de clara tendencia falsificadora. O bien, por extensión, presuponer un dominio conceptual y práctico sobre entidades inabarcables; esa presunción alude al control eficaz sobre la sensibilidad, coloridos, sonidos, emociones, amores o fantasías; sonando a configuraciones paranoicas. Si pudiéramos liberarnos de estas SUPLANTACIONES, luciría mejor el progreso.


Entre nuestras percepciones y las realidades se abren notables diferencias. Dicha comprobación justifica la enorme cantidad de realidades no detectadas, como desaparecidas para quienes observamos. Es un fenómeno habitual por la diversidad inabordable por las limitaciones humanas. Aunque es la exageración interesada de estos fenómenos, la deformadora maliciosa de los progresos sociales; sobre todo cuando las agrupaciones poderosas recurren al SECUESTRO de ciertas realidades para su regodeo y beneficios. Pobreza, movimientos migratorios, diferentes formas de pensar, violencias encubiertas, tergiversaciones informativas; son eliminadas de los debates pertinentes.


Acaso cuando la Generalitat catalana dilapida dineros (Embajadas, residencias en el extranjero, viajes…), no mantiene secuestrada la inmediata realidad de los recortes, de la otra mitad de catalanes. ¿Habrá que considerar demócratas a los procedentes del entorno etarra? ¿O bien a Podemos al convocar algaradas callejeras contra los resultados de las elecciones de ese mismo día? Se promueven leyes de censura, decretos de cómo debe ser la memoria, se normalizan las corrupciones de los altos cargos, nos apabullan con mentiras flagrantes; siempre a costa de los PRESCINDIDOS. ¿Se producen o no los secuestros de la gente implicada en los numerosos olvidos practicados?


Sin intención de relacionarse con el debate de las verdades, porque los potentados más o menos ocultos ya disponen de su verdad inalterable, ya les queda únicamente el pequeño problema de modelar la realidad según les convenga a ellos. No son gente de escrúpulos, usan de todas las artimañas para la programación de las actividades generales en las que ellos tengan las manos libres. Suplantan las iniciativas ajenas a base de HECHOS ALTERNATIVOS manipulados. Este es un eufemismo servil, unilateral y totalitario. Son relatos reflejados ampliamente en torno a los nacionalismos, en torno a la banca, las actitudes sociales homogeneizadoras, las proclamaciones culturales matizadas desde los gestores públicos.


Curiosamente, las redes sociales, entre sus elocuentes virtudes facilitadoras de las conexiones, presentan también un riesgo a tener muy en cuenta. Lo vienen denominando “cámara de eco”, porque en gran medida los usuarios contactan con los medios favorables, agrandando la bola de nieve de sus opiniones, ensimismados entre sus correligionarios. Ese encierro tendencioso contribuye a la incomunicación real y por lo tanto a la incomprensión entre los discordantes. Son auténticas orientaciones hacia los FANATISMOS.


Para culminar la serie de inconveniencias, una de las peores actitudes es la de esa AQUIESCENCIA generalizada con respecto a las orientaciones degradantes, dejándose embaucar por tergiversaciones que son evidentes.

Progresos decadentes

El lamentable lastre tolerado en torno al progreso, convierte a este retrógrado para la convivencia
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 1 de febrero de 2019, 08:44 h (CET)

Por fortuna, disfrutamos de un sinnúmero de adelantos de impresionantes características. Bastará una simple mirada hacia unos pocos años atrás y los progresos se pondrán de manifiesto. También apreciaremos pronto algunas de las FISONOMÍAS subyacentes en dicho panorama. Están reflejadas en las facetas perjudiciales, adosadas como lastre sobre las personas. Y todavía es peor cuando no se vislumbran atenciones correctoras para limpiar ese lastre. El innegable progreso está tachonado de ciertos avances degradantes porque inciden en la provocación de consecuencias perversas, en contra de la vida confortable y la consideración de las personas como tales.


Bien provistos de los adminículos para cada empeño, accedemos a lo más extraño con suma facilidad. Nos sorprendemos unos a otros con hallazgos imprevistos. Habituados a estos trances facilones, repudiamos los caminos intrincados que requieren esfuerzos continuados. Quizá sea esa la motivación principal de la preferencia desmedida por los ATAJOS, actuamos encandilados por la posibilidad de lograr cuanto antes los deseos. Ya pensamos más en la rapidez y comodidad. No tanto en la verdadera consistencia del objetivo logrado o sus cualidades. Dietas mágicas, curas imposibles, enriquecimientos de prestidigitadores, fabricación de verdades, o la droga filosofal.


En la línea de los atajos facilones, sin parar mientes en remilgos reflexivos, nos adentramos por terrenos insospechados; en el fondo nos sentimos ahítos de conocimientos. En esa acumulación de saberes nos creemos liberados de las supersticiones. DESTRABADOS de una manera radical, las actuaciones se difunden a gran velocidad, los expertos proliferan. Con el colosal descubrimiento de que todo quisque sabe de todo, es un decir. La proliferación de posibilidades nos aboca a una superstición mayor, la de esa supuesta ausencia de trabas y la irónica abundancia de liberadores; supuestos, eso sí, porque aún no descubrieron estos la distancia de los saberes a la sabiduría.


Los coeficientes intelectuales, las resonancias cerebrales o las manipulaciones moleculares, no han conseguido eliminar los comportamientos ESTÚPIDOS. En esos participan enormes inteligencias o los menos dotados. De donde cabe preguntarse sobre la orientación de las ideas, de los enlaces conocidos y de las actitudes adoptadas. Queda patente la postergación de estos planteamientos en la mayor parte de los sectores sociales conocidos. Las versiones encontradas disponen de recursos integradores; aunque menospreciados y dejados de lado, con la consiguiente dispersión de las aportaciones, conducentes con esas trazas, a ninguna parte satisfactoria.


Aquello del renombre, de la fama descollante; ahora se adquiere a través de los mensajes digitales. Basados en criterios inestables, bulliciosos y como fosforescentes. Se configuran prosapias distinguidas, al menos por su relumbrón; sin perjuicio de que con brevedad aparezcan trituradas, desvencijadas, silenciadas, entre los recovecos cibernéticos, o ni siquiera eso. El ardoroso empuje de estas PARAFERNALIAS ostenta unos criterios desdibujados, con la desaparición de las actitudes críticas juiciosas. Abundan los ejemplos de conductas enfrascadas en estas maniobras, ocupan los espacios comunicativos con personajes irrisorios, presuntuosos y con evidentes talantes totalitarios.


Con eso de la dificultad para la confirmación de las verdades -lo dice la Ciencia-, las opciones elegidas tienden a la deformación acomodaticia del concepto de verdad, en un doble sentido, cuando menos, curioso. Reducido a la entidad de las opiniones, a la suma de opinantes y a la funcionalidad pragmática de dicha reforma; como expresión mostrenca de tardo aprendizaje de clara tendencia falsificadora. O bien, por extensión, presuponer un dominio conceptual y práctico sobre entidades inabarcables; esa presunción alude al control eficaz sobre la sensibilidad, coloridos, sonidos, emociones, amores o fantasías; sonando a configuraciones paranoicas. Si pudiéramos liberarnos de estas SUPLANTACIONES, luciría mejor el progreso.


Entre nuestras percepciones y las realidades se abren notables diferencias. Dicha comprobación justifica la enorme cantidad de realidades no detectadas, como desaparecidas para quienes observamos. Es un fenómeno habitual por la diversidad inabordable por las limitaciones humanas. Aunque es la exageración interesada de estos fenómenos, la deformadora maliciosa de los progresos sociales; sobre todo cuando las agrupaciones poderosas recurren al SECUESTRO de ciertas realidades para su regodeo y beneficios. Pobreza, movimientos migratorios, diferentes formas de pensar, violencias encubiertas, tergiversaciones informativas; son eliminadas de los debates pertinentes.


Acaso cuando la Generalitat catalana dilapida dineros (Embajadas, residencias en el extranjero, viajes…), no mantiene secuestrada la inmediata realidad de los recortes, de la otra mitad de catalanes. ¿Habrá que considerar demócratas a los procedentes del entorno etarra? ¿O bien a Podemos al convocar algaradas callejeras contra los resultados de las elecciones de ese mismo día? Se promueven leyes de censura, decretos de cómo debe ser la memoria, se normalizan las corrupciones de los altos cargos, nos apabullan con mentiras flagrantes; siempre a costa de los PRESCINDIDOS. ¿Se producen o no los secuestros de la gente implicada en los numerosos olvidos practicados?


Sin intención de relacionarse con el debate de las verdades, porque los potentados más o menos ocultos ya disponen de su verdad inalterable, ya les queda únicamente el pequeño problema de modelar la realidad según les convenga a ellos. No son gente de escrúpulos, usan de todas las artimañas para la programación de las actividades generales en las que ellos tengan las manos libres. Suplantan las iniciativas ajenas a base de HECHOS ALTERNATIVOS manipulados. Este es un eufemismo servil, unilateral y totalitario. Son relatos reflejados ampliamente en torno a los nacionalismos, en torno a la banca, las actitudes sociales homogeneizadoras, las proclamaciones culturales matizadas desde los gestores públicos.


Curiosamente, las redes sociales, entre sus elocuentes virtudes facilitadoras de las conexiones, presentan también un riesgo a tener muy en cuenta. Lo vienen denominando “cámara de eco”, porque en gran medida los usuarios contactan con los medios favorables, agrandando la bola de nieve de sus opiniones, ensimismados entre sus correligionarios. Ese encierro tendencioso contribuye a la incomunicación real y por lo tanto a la incomprensión entre los discordantes. Son auténticas orientaciones hacia los FANATISMOS.


Para culminar la serie de inconveniencias, una de las peores actitudes es la de esa AQUIESCENCIA generalizada con respecto a las orientaciones degradantes, dejándose embaucar por tergiversaciones que son evidentes.

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