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El conjunto de Las encauzó rápida y brillantemente el encuentro durante un apabullante primer acto ante un rival griego desangelado y en manos de unos tardíos Calathes y Langford.

El Real Madrid se divierte con el Panathinaikos (89-68)

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Se esperaba un debate intenso, con intercambio de acciones físicas, con más de un cruce de máxima adversidad. No hubo nada de nada. El Real Madrid no encontró oponente en el Panathinaikos. El encuentro quedó encauzado con aroma blanco en poco más de cuatro minutos. El tiempo que transcurrió entre la canasta inaugural de Calathes y el abrumador parcial que dibujó el Real Madrid. Del 0-2 se pasó a un 16-2. Los griegos fueron un fantasma en pista. Carentes de defensa, con tiros desganados y sin ambición alguna de debatirle el balón al Real Madrid. Así empezó y concluyó el encuentro con la excepción del tiempo de relax blanco.

El Real Madrid comenzó su semana de doble cita europea con una cómoda, e inesperada, victoria ante el adversario de postín. Al mismo que le remontó el factor campo camino del décimo entorchado de Europa. En esta ocasión, el cuadro de Laso apenas tuvo que esforzarse y encontrar recursos con los que sorprender. Los griegos se perdieron ellos solos. Al primer revés, se hundieron para desesperación de Xavi Pascual. El Real Madrid, jugando en equipo, no tuvo que hacer mucho más, salvo una aceptable defensa, defender con acierto el rebote, buscar buenos sitios de tiro (el porcentaje también acompañó) y, eso sí, dejarse la piel en cada balón. Pero, de verdad, pocas victorias se consiguen con tan menos esfuerzo. No fue necesario ningún truco, ni siquiera se echaron en falta los puntos de Llull.

En situaciones así, el orgullo suele dar una inyección de recuperación. Ni eso sucedió en los helenos. Como si no quisieran jugar o simplemente se vieran incapaces de plantearle debate al Real Madrid. Los relevos de banquillo tampoco surtieron efectos. Y, en consecuencia, el Real Madrid se disparó sin casi quererlo hasta los 20 puntos de diferencia (32-12). El único resquicio de encuentro se halló en los alrededores del minuto 18. Fue entonces cuando dos triples consecutivos de Langford y otro más de Pappas espabilaron a los griegos. Y hasta se emplearon con más dureza en defensa. Espejismo o no (el parcial del cuarto fue equilibrado: 20-21), el Real Madrid alcanzó el descanso con una aceptable renta (43-31) labrada durante un inesperado primer cuarto.

Si había dudas, el Real Madrid le endosó otro parcial a los griegos a la vuelta del descanso: 10-4, coronado por un triple de Llull, sus primeros puntos para celebrar su encuentro 250 en Euroliga. Los blancos volvieron a dispararse en el marcador con rentas entorno a los 17 puntos. Y entonces apareció el coqueteo con el riesgo, con la relajación: se pasó de un 57-39 a un 59-53. Se acababa el tercer acto con una cierta inquietud. Con la reapertura de un encuentro que el Real Madrid tenía en su bolsillo.

Fueron los momentos del Panathinaikos (o mejor, dicho de la inspiración de Calathes y Langford). O la emoción que siempre necesita el Real Madrid para gustarse. Al cuarto final se llegaba con un ajustado 63-55. Se ajustó más con un triple de Calathes (63-58), pero su antideportiva volvió a dar aire al Real Madrid (69-58). Con menos de 8 minutos, los blancos manejaron con soltura, talento y brillantes todas las distancias (de ese 63-58 se pasó a un 78-61, y de ahí al final 89-68) hasta atar otra victoria más. Este viernes, toca cita en Múnich.

El Real Madrid se divierte con el Panathinaikos (89-68)

El conjunto de Las encauzó rápida y brillantemente el encuentro durante un apabullante primer acto ante un rival griego desangelado y en manos de unos tardíos Calathes y Langford.
Rafael Merino
miércoles, 19 de diciembre de 2018, 22:45 h (CET)

Se esperaba un debate intenso, con intercambio de acciones físicas, con más de un cruce de máxima adversidad. No hubo nada de nada. El Real Madrid no encontró oponente en el Panathinaikos. El encuentro quedó encauzado con aroma blanco en poco más de cuatro minutos. El tiempo que transcurrió entre la canasta inaugural de Calathes y el abrumador parcial que dibujó el Real Madrid. Del 0-2 se pasó a un 16-2. Los griegos fueron un fantasma en pista. Carentes de defensa, con tiros desganados y sin ambición alguna de debatirle el balón al Real Madrid. Así empezó y concluyó el encuentro con la excepción del tiempo de relax blanco.

El Real Madrid comenzó su semana de doble cita europea con una cómoda, e inesperada, victoria ante el adversario de postín. Al mismo que le remontó el factor campo camino del décimo entorchado de Europa. En esta ocasión, el cuadro de Laso apenas tuvo que esforzarse y encontrar recursos con los que sorprender. Los griegos se perdieron ellos solos. Al primer revés, se hundieron para desesperación de Xavi Pascual. El Real Madrid, jugando en equipo, no tuvo que hacer mucho más, salvo una aceptable defensa, defender con acierto el rebote, buscar buenos sitios de tiro (el porcentaje también acompañó) y, eso sí, dejarse la piel en cada balón. Pero, de verdad, pocas victorias se consiguen con tan menos esfuerzo. No fue necesario ningún truco, ni siquiera se echaron en falta los puntos de Llull.

En situaciones así, el orgullo suele dar una inyección de recuperación. Ni eso sucedió en los helenos. Como si no quisieran jugar o simplemente se vieran incapaces de plantearle debate al Real Madrid. Los relevos de banquillo tampoco surtieron efectos. Y, en consecuencia, el Real Madrid se disparó sin casi quererlo hasta los 20 puntos de diferencia (32-12). El único resquicio de encuentro se halló en los alrededores del minuto 18. Fue entonces cuando dos triples consecutivos de Langford y otro más de Pappas espabilaron a los griegos. Y hasta se emplearon con más dureza en defensa. Espejismo o no (el parcial del cuarto fue equilibrado: 20-21), el Real Madrid alcanzó el descanso con una aceptable renta (43-31) labrada durante un inesperado primer cuarto.

Si había dudas, el Real Madrid le endosó otro parcial a los griegos a la vuelta del descanso: 10-4, coronado por un triple de Llull, sus primeros puntos para celebrar su encuentro 250 en Euroliga. Los blancos volvieron a dispararse en el marcador con rentas entorno a los 17 puntos. Y entonces apareció el coqueteo con el riesgo, con la relajación: se pasó de un 57-39 a un 59-53. Se acababa el tercer acto con una cierta inquietud. Con la reapertura de un encuentro que el Real Madrid tenía en su bolsillo.

Fueron los momentos del Panathinaikos (o mejor, dicho de la inspiración de Calathes y Langford). O la emoción que siempre necesita el Real Madrid para gustarse. Al cuarto final se llegaba con un ajustado 63-55. Se ajustó más con un triple de Calathes (63-58), pero su antideportiva volvió a dar aire al Real Madrid (69-58). Con menos de 8 minutos, los blancos manejaron con soltura, talento y brillantes todas las distancias (de ese 63-58 se pasó a un 78-61, y de ahí al final 89-68) hasta atar otra victoria más. Este viernes, toca cita en Múnich.

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