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El presente y el futuro industrial y económico de Asturias están en el aire

Alcoa y el abandono de Asturias

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Que Alcoa pretenda cerrar las plantas de Avilés y La Coruña y despedir a numerosos trabajadores está creando una gran alarma social, especialmente en Asturias. Porque los puestos de trabajo indirectos afectados son miles a lo que se debe sumar muchas familias más.


Es lógico, por tanto, que en Avilés la ciudadanía se manifieste o concentre de modo masivo exigiendo que no se cierre. Los beneficios que ha logrado Alcoa hasta ahora presuponen un compromiso con sus trabajadores. Y estos se merecen un proceso de diálogo y negociación con los representantes sindicales y con el Ministerio para buscar alternativas que no supongan la pérdida de puestos de trabajo. En este tipo de sectores estratégicos el Estado debe impulsar una política de apoyo a las empresas más activa.


Y si uno de los motivos aducidos por la multinacional del aluminio es la elevada factura eléctrica que supone casi 50 millones de euros considero que no es suficiente razón para no negociar un posible abaratamiento de los costes energéticos y otras medidas que garanticen los puestos de trabajo en la planta avilesina y en la gallega.


Arcelor también paga 68 millones de euros por consumo eléctrico y no se plantea el cierre de instalaciones. Tal vez porque es una multinacional más potente y mejor dirigida y organizada.


La Dirección General de Trabajo ha instado a aplazar los despidos. La rapidez con la que se ha iniciado la tramitación del ERE extintivo da a entender que no existe una real y verdadera voluntad de negociación por parte de la empresa o, al menos, es lo que parece, si se analiza la realidad de los hechos.


Alcoa negociará los despidos colectivos, pero parece decidida a vender las plantas a otra empresa. En este caso la viabilidad de la nueva empresa sería clave para el mantenimiento de los beneficios y la sostenibilidad del empleo. El Ayuntamiento de Gijón apoya a los trabajadores de Alcoa y rechaza el cierre de las plantas de Avilés y La Coruña y también manifiesta que la multinacional no avisó de sus intenciones.


Parece inconcebible que la dirección de Alcoa se cierre en banda a negociar con el Ejecutivo central tarifas eléctricas considerablemente más baratas para mejorar resultados y ser más competitiva o flexibilizar las condiciones de préstamos o apoyos financieros recibidos y otras medidas que hagan que sea rentable suponiendo que no lo sea.


Ante esta descripción sucinta y breve de una parte de los hechos conviene poner de relieve que la situación social de Asturias es tremendamente difícil, si se piensa en el progresivo desmantelamiento industrial y empresarial que está sufriendo día tras día.


En el Principado de Asturias cada vez las cosas son más difíciles para los que quieren encontrar empleo y no me extraña viendo lo que está sucediendo con la desaparición de tejido productivo o empresas. Muchos jóvenes se están marchando a Madrid o Barcelona o a Londres y a países europeos para encontrar el ansiado trabajo del que poder vivir.


Parece que lo de ser paraíso natural resuelve todos los problemas económicos de esta gran comunidad autónoma, pero, por desgracia, no es cierto. Se necesita más tejido empresarial que dinamice la región. Porque Asturias está perdiendo algunos trenes del desarrollo tecnológico, industrial, productivo y comercial. Sin mejores comunicaciones con la meseta y con el extranjero la economía no despega.


Esperemos que el esfuerzo de los Comités de Empresa y de la ciudadanía se escuche también en Bruselas y en la Unión Europea para que aporten también posibles cauces de negociación o canales de ayuda económica que se sumen a los ya existentes en diversos ámbitos productivos. La deslocalización de empresas es otra amenaza o peligro que está presente en las mentes de los ciudadanos.


El abaratamiento de los costes de producción estoy convencido de que debe realizarse, pero no a costa de los trabajadores. No estoy diciendo que sea el caso de Alcoa, pero es un elemento a considerar también en el esfuerzo consciente por evitar el cierre de empresas. Creo que el Gobierno central debe desempeñar un papel decisivo en el desenlace de este ERE de esta compañía aluminera.


Indudablemente Asturias y sus ciudadanos se merecen unas condiciones de igualdad económica respecto a otras Comunidades Autónomas que poseen más nivel de renta per cápita.



Alcoa y el abandono de Asturias

El presente y el futuro industrial y económico de Asturias están en el aire
José Manuel López García
viernes, 16 de noviembre de 2018, 07:16 h (CET)

Que Alcoa pretenda cerrar las plantas de Avilés y La Coruña y despedir a numerosos trabajadores está creando una gran alarma social, especialmente en Asturias. Porque los puestos de trabajo indirectos afectados son miles a lo que se debe sumar muchas familias más.


Es lógico, por tanto, que en Avilés la ciudadanía se manifieste o concentre de modo masivo exigiendo que no se cierre. Los beneficios que ha logrado Alcoa hasta ahora presuponen un compromiso con sus trabajadores. Y estos se merecen un proceso de diálogo y negociación con los representantes sindicales y con el Ministerio para buscar alternativas que no supongan la pérdida de puestos de trabajo. En este tipo de sectores estratégicos el Estado debe impulsar una política de apoyo a las empresas más activa.


Y si uno de los motivos aducidos por la multinacional del aluminio es la elevada factura eléctrica que supone casi 50 millones de euros considero que no es suficiente razón para no negociar un posible abaratamiento de los costes energéticos y otras medidas que garanticen los puestos de trabajo en la planta avilesina y en la gallega.


Arcelor también paga 68 millones de euros por consumo eléctrico y no se plantea el cierre de instalaciones. Tal vez porque es una multinacional más potente y mejor dirigida y organizada.


La Dirección General de Trabajo ha instado a aplazar los despidos. La rapidez con la que se ha iniciado la tramitación del ERE extintivo da a entender que no existe una real y verdadera voluntad de negociación por parte de la empresa o, al menos, es lo que parece, si se analiza la realidad de los hechos.


Alcoa negociará los despidos colectivos, pero parece decidida a vender las plantas a otra empresa. En este caso la viabilidad de la nueva empresa sería clave para el mantenimiento de los beneficios y la sostenibilidad del empleo. El Ayuntamiento de Gijón apoya a los trabajadores de Alcoa y rechaza el cierre de las plantas de Avilés y La Coruña y también manifiesta que la multinacional no avisó de sus intenciones.


Parece inconcebible que la dirección de Alcoa se cierre en banda a negociar con el Ejecutivo central tarifas eléctricas considerablemente más baratas para mejorar resultados y ser más competitiva o flexibilizar las condiciones de préstamos o apoyos financieros recibidos y otras medidas que hagan que sea rentable suponiendo que no lo sea.


Ante esta descripción sucinta y breve de una parte de los hechos conviene poner de relieve que la situación social de Asturias es tremendamente difícil, si se piensa en el progresivo desmantelamiento industrial y empresarial que está sufriendo día tras día.


En el Principado de Asturias cada vez las cosas son más difíciles para los que quieren encontrar empleo y no me extraña viendo lo que está sucediendo con la desaparición de tejido productivo o empresas. Muchos jóvenes se están marchando a Madrid o Barcelona o a Londres y a países europeos para encontrar el ansiado trabajo del que poder vivir.


Parece que lo de ser paraíso natural resuelve todos los problemas económicos de esta gran comunidad autónoma, pero, por desgracia, no es cierto. Se necesita más tejido empresarial que dinamice la región. Porque Asturias está perdiendo algunos trenes del desarrollo tecnológico, industrial, productivo y comercial. Sin mejores comunicaciones con la meseta y con el extranjero la economía no despega.


Esperemos que el esfuerzo de los Comités de Empresa y de la ciudadanía se escuche también en Bruselas y en la Unión Europea para que aporten también posibles cauces de negociación o canales de ayuda económica que se sumen a los ya existentes en diversos ámbitos productivos. La deslocalización de empresas es otra amenaza o peligro que está presente en las mentes de los ciudadanos.


El abaratamiento de los costes de producción estoy convencido de que debe realizarse, pero no a costa de los trabajadores. No estoy diciendo que sea el caso de Alcoa, pero es un elemento a considerar también en el esfuerzo consciente por evitar el cierre de empresas. Creo que el Gobierno central debe desempeñar un papel decisivo en el desenlace de este ERE de esta compañía aluminera.


Indudablemente Asturias y sus ciudadanos se merecen unas condiciones de igualdad económica respecto a otras Comunidades Autónomas que poseen más nivel de renta per cápita.



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