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Disyuntivas

Disciplina indeseada

“Cuando eduquemos a nuestros hijos tenemos que recordar que somos guardianes de su futuro. Cuando mejoramos su educación, mejoramos el futuro de la humanidad, el futuro de este mundo” (Immanuel Kant). “Instruye el niño en su camino, y aun cundo sea viejo no se apartará de él” (Proverbios 22: 6).

Perplejidad decisiva

Contra lo que pudiera parecer desde una mirada torpe, al bien comunitario no se accede desde una imposición homogénea de maneras de actuar o de pensar; la diversidad es radical, imposibilita cualquier propuesta uniformista. El lenguaje específico de cada individuo, sus actitudes son primordiales a la hora de configurar una comunidad; suprimirlos degrada el proyecto.

Hábitos aciagos

La orientación se adquiere por la experiencia atenta, bien por las percepciones propias, bien por las descripciones de otras personas. Siempre surgen aquellos ajustados a las condiciones del momento, lugar y personas afectadas.

Triquiñuelas expresivas

A la hora de comunicarnos mezclamos la naturalidad con las estratagemas artificiosas, la rutina con los intereses del momento, las ocurrencias simplonas con algo más de sabiduría. No es tan fácil decir o entender en las manifestaciones al uso. La abundancia de medios, palabras, imágenes o gestos, muestra una versión equívoca, notamos a diario sus insuficiencias.

Reflejos desde la montaña

Metidos de lleno en el tráfago diario, apenas percibimos los matices de cuanto acontece en la proximidad; todavía son mayores las dificultades en lo referente a los fenómenos alejados del entorno habitual. Se requiere una formación adecuada junto a una fina perspicacia para estar al tanto de los mecanismos involucrados en la realidad del momento.

Venciendo la inercia

El trasiego diario alcanza ritmos frenéticos, nos faltan minutos para contentar a la prisa acechante. Al menos en lo referente al personal activo en las variadas esferas comunitarias o cargado con sus inquietudes particulares. En el otro bando se encuentran los individuos dominados por la pasividad, sea por su carácter indolente o debido al sometimiento a una serie de carencias e impotencias.

Venciendo la inercia

El trasiego diario alcanza ritmos frenéticos, nos faltan minutos para contentar a la prisa acechante. Al menos en lo referente al personal activo en las variadas esferas comunitarias o cargado con sus inquietudes particulares. En el otro bando se encuentran los individuos dominados por la pasividad, sea por su carácter indolente o debido al sometimiento a una serie de carencias e impotencias. 

Raíces alborotadas

Cada individuo camina con sus soledades difíciles de remediar, porque parten de su realidad radical. Por muchas vueltas que le demos, las pretendidas compañías acaban por dejarnos ante el enigma propio. No será porque no hayamos acudido a incontables dioses a lo largo de la historia, siempre escurridizos y poco presentes en las deliberaciones humanas.

Necedades o virtudes

A estas alturas resultan ridículas las afirmaciones de una justicia igual para todos, de una honestidad proclamada por los propios interesados; en definitiva, de ciertos pronunciamientos caprichosos, con la ligereza como único acompañante. Aunque llegara a estructurarse en instituciones fastuosas o se pretenda legislar en defensa exclusiva de las honestidades propias, queda comprobada por cualquier observador la palabrería huera.

Salvando las tergiversaciones

Llama la atención la ambivalencia cultural en sus diversos órdenes. Las sesudas teorías no garantizan resultados óptimos, las lecturas no determinan la condición personal, el cultivo de las artes induce variadas actuaciones contradictorias y el abanico ideológico es demasiado amplio. Cualquiera de estas actividades puede orientarse de muy diferentes maneras, porque el desarrollo de sus funciones permite ramificaciones insospechadas.

Desafíos constantes

Con mayor frecuencia de la deseada nos vemos arrastrados por el ritmo de los avatares cotidianos, sin tiempo para consideraciones de mayor calado. Surgen entremezcladas las inquietudes laborales, familiares, de la falta de trabajo, de la soledad o de las múltiples presiones ambientales. Sometidos a semejante proliferación de estímulos, no es de extrañar que limitemos nuestras atenciones ceñidos a la inmediatez.

Recorrido vital

Desengáñense, la confrontación latente por detrás de cualquier apariencia, es la del cuerpo con los efluvios de la mente; esa cercanía de los sentidos notando alrededor las elucubraciones volanderas. El cotarro tendrá un comienzo, cada quisque lo situará al hilo de sus incumbencias, pero indecisos, por aquello de adentrarse en el terreno de las intuiciones, donde los fundamentos son escurridizos hasta convertirse en indetectables.

Volcanes entusiastas

A nadie iremos a contar los sentimientos emergentes desde sus experiencias interiores, su carácter intransferible es manifiesto, con sus infinitas peculiaridades. El trasfondo psíquico está involucrado de mil maneras con esas percepciones. Siempre existe alguna relación con las influencias foráneas, sean constitutivas de base, evolutivas o impactos recibidos desde agentes concretos.

Refutaciones combativas

En medio de la algazara del progreso, a pesar de las innumerables ventajas adquiridas, planea inmisericorde el trato despectivo dedicado al ciudadano de manera incomprensible. Un RETROCESO importante entre muchos adelantos. Es como una degradación del ente individual ante una parafernalia endiosada.

Charlotear

Es raro que las habilidades nos den para remedar al genial Charlot, qué más quisiéramos, pero no van por ahí estas líneas. Solemos deleitarnos con las charlas intrascendentes, en ese parloteo consuetudinario de difusión universal; atrevido por abarcar cualquier asunto sin remilgos, al limitarnos a los tratamientos superficiales, alejados por lo tanto de los compromisos.

Presencia testimonial

Hay infinidad de trechos repartidos entre los pensamientos que a uno le sobrevienen a lo largo de su existencia; ni el propio protagonista consigue eliminarlos, porque las ideas vuelan con rumbos imprevistos y la ilación se pierde con frecuencia. Pues bien, a la hora de expresarlos no menguan los problemas, se incrementan; es complicado eso de saber decir aquello que pensamos aplicado a cada ocasión.

Vértigo reconfortante

La libertad resulta azarosa, oscila desde el riesgo a la ventura, confiriendo extrañas IMPRESIONES a los diversos recorridos vitales. Las esferas donde se desarrolla por el amplio mundo no son idénticas, cualquiera lo puede ver. Áreas ampulosas en las cuales la libertad asemeja un desbordamiento descontrolado, arrollador de cuanto encuentra a su paso.

Replanteamiento imperativo

La insatisfacción parece una desazón lógica de la especie humana, para superar dificultades, para imaginar y procurar situaciones mejores. En determinadas épocas esa insatisfacción se agudiza transformada en tribulaciones diversas (Guerras, epidemias, sequías, catástrofes); a raíz de fenómenos naturales, de comportamientos humanos desastrosos, o debidas a la confluencia de ambas motivaciones. La misma intensidad de la congoja subsiguiente puede abocarnos hacia una serie de reacciones inconexas sin rumbo, a una pasividad por aturdimiento o inducirnos a planteamientos REVULSIVOS basados en el análisis adecuado de los recursos con el ánimo integrador de las aportaciones.

Retórica de camuflaje

Existe una distancia significativa entre la gestación de un procedimiento, su resultado y las maneras de verlo realizado. Es patente en la obra de un artista, en referencia al discurso mental del autor y la calibración por parte de los espectadores. También en los condicionantes previos de un infarto y el trazado electrocardiográfico.

Idiotez ambiental

El sentido se ha convertido en un ente evanescente, no logramos captarlo, menos aún comprenderlo. Esa pérdida afecta directamente a las relaciones de las personas. Las múltiples manifestaciones no consiguen atenazar esos significados; antes bien, contribuyen a diluirlos, con el consiguiente DESCONCIERTO general. Ni palabras, ni gestos, ni comportamientos, parecen enfocados a su esclarecimiento; la acumulación de expresiones es apabullante, pero confusa.

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