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Memoria selectiva

MADRID, 15 (OTR/PRESS) El pasado martes, en la primera sesión del debate sobre el estado de la nación, Cuca Gamarra pidió un minuto de silencio en homenaje a Miguel Ángel Blanco, de cuyo asesinato se cumplían 25 años. Todo el hemiciclo en pie, incluidos los representantes de Bildu, respetaron el gesto, aunque al finalizar, una contenida pero firme Meritxell Batet le recordó a la diputada popular que las cosas no se hacen así en el Congreso.

Gamarra no solo inició su intervención con este recuerdo, dedicó sus diez primeros minutos a recordar a ETA, cuya actividad criminal cesó hace once años, y usó la rebelión ciudadana que se puso en marcha tras el crimen de Blanco para hacer un paralelismo con lo que hoy, según la tesis de Gamarra, se está produciendo contra el gobierno de Sánchez. A Miguel Ángel Blanco le habría dado vergüenza esa burda utilización de su brutal asesinato.

De esta manera, el PP no solo rescataba el mantra de la virtual presencia de ETA en la actual vida política a través de Bildu, sino que preparaba el terreno para oponerse a la Ley de Memoria Democrática, cuyo proyecto salió adelante ayer tras un tempestuoso debate. También lo hizo Vox, un día después de que su líder, Santiago Abascal, sacase a pasear el recuerdo del asesinato de Calvo Sotelo en las vísperas de la Guerra Civil.

Resulta muy curioso que quienes son tan reticentes a legislar sobre la memoria de la dictadura y sus crímenes, no dejen de reivindicar, legítimamente, la memoria de otras víctimas. Conviene recordarles lo evidente: que las víctimas de Franco también fueron perseguidas, secuestradas y asesinadas como lo fueron las de la banda terrorista ETA. Con una diferencia fundamental: que aquellos crímenes fueron cometidos por los aparatos de un régimen ilegítimo que acabó con la democracia y gobernó nuestro país durante 40 años.

Al PP le costó mucho tiempo reconocer la ilegitimidad de la dictadura franquista. Vox aún no lo ha hecho. El anterior presidente del PP, Pablo Casado, cargó hace años contra aquellos "carcas" de izquierdas que están siempre con lo de "la tumba de no sé quién". El actual senador popular Rafael Hernando llegó a decir que los herederos de las víctimas de Franco solo las recordaban por dinero. Mariano Rajoy no dedicó un solo euro en sus últimos años de gobierno a la exhumación de fosas. Es muy difícil caer más bajo.

Hasta del centrista Edmundo Bal hemos escuchado en el debate de la Ley de Memoria que si en la Transición el PSOE y el PCE hubiesen estado dirigidos por sus actuales líderes, Pedro Sánchez y Enrique Santiago, "habría habido otra guerra civil". Son argumentos zafios construidos para negarse a lo evidente y es que este país tiene aún una deuda pendiente con las víctimas de una dictadura feroz. Y la tardanza en saldarla definitivamente por una democracia que ya dura más que la dictadura es una insoportable vergüenza.

La Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid se ha cerrado, en términos artísticos, con gran éxito de crítica y público. Los invitados han alabado la eficacia organizativa del anfitrión y la agenda paralela de los mandatarios ha dejado imágenes peculiares de nuestro país que han dado la vuelta al mundo. El Museo del Prado nunca hubiera soñado con la inesperada campaña publicitaria que ha propiciado el evento, por ejemplo. Hasta ahí, todo bien.

2 de julio de 2022.

Después de dos años de autoexilio, el rey emérito ha decidido venir a pasar unos días a España. Repasada la agenda, dedicará el triple de tiempo a ver a sus amigos y a regatear, si puede, que a ver a su todavía esposa, a su hijo y al resto de la familia. En cualquier familia real, que no Real, difícilmente sucedería algo así.

21 de mayo de 2022.

Como existen hombres dedicados en cuerpo y alma a caricaturizar el feminismo ya cargar contra cualquier avance en materia de igualdad, existen mujeres que, como reacción, sostienen en nombre del feminismo que los hombres no deberían opinar de lo que no les atañe. Es esta una insoportable regla que he oído esgrimir estos días con motivo del debate sobre cómo proteger por ley a las mujeres que sufren reglas insoportables.

14 de mayo de 2022.

Hace cincuenta años, el 30 de abril de 1972, Clara Campoamor moría en Lausana tras vivir media vida en el exilio. Su amiga Antoinette Quinche dejó escrito que, a pesar de que estaba enferma de cáncer, su muerte fue inesperada y rápida. Murió mientras dormía, no sufrió. La vida le compensó en esos momentos finales la tristeza, la melancolía y la frustración que fue acumulando en su largo exilio por no poder regresar a su país y por ver cómo otras mujeres iban conquistando en el mundo los derechos que las mujeres españolas conquistaron en los años 30 y les fueron arrebatados por la dictadura.

30 de abril de 2022.

Mientras España vivía el primer zarpazo de la pandemia, que colapsó los hospitales de infectados y se llevaba a la tumba cada día a mil personas, hubo dos personajes muy vivos que se forraron a costa del Ayuntamiento de Madrid. Actuaron de intermediarios en la venta de mascarillas y otros equipamientos sanitarios, muchos defectuosos. Y de los cerca de 16 millones que costó la operación, ellos se embolsaron seis millones que gastaron inmediatamente en un yate, una docena de coches de alta gama, un puñado de relojes y un piso, todos de lujo. La Fiscalía Anticorrupción se ha querellado contra ellos y el Ayuntamiento vive una tormenta política que toca a su alcalde porque un primo suyo facilitó el contacto de los especuladores con los funcionarios encargados de la adquisición del material.

9 de abril de 2022.

Solo ha pasado un mes y medio desde que se celebraron elecciones autonómicas en Castilla y León. Pablo Casado y su entonces número 2, Teodoro García Egea, que habían impulsado o, al menos, auspiciado aquellos comicios desde su despacho en la calle Génova, soñaban con que aquellos resultados fueran un hito más en su camino hacia la Moncloa, tras la contundente victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Pero no, Madrid no es España ni Ayuso es Mañueco, y aquel ensueño se convirtió en pesadilla en cuanto acabó el escrutinio. Todo lo que sucedió fue que el PP se quedó como estaba, pero había cambiado de socio. Y Vox había pegado tal acelerón que ya no se conformaba con estar en la sombra, quería entrar en el gobierno de Castilla y León.

2 de abril de 2022.
 
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