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MADRID, 01 (SERVIMEDIA)
La ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, destacó este miércoles que el fondo de recuperación de la Unión Europea propuesto por la Comisión para hacer frente a los estragos económicos causados por la pandemia del coronavirus supone un “test de la capacidad” de Bruselas para “combinar solidaridad y soberanía”.
Así se pronunció la jefa de la diplomacia española, en una entrevista en RNE recogida por Servimedia, en un momento en el que se está negociando un fondo de recuperación que será fundamental para apalancar la salida del club comunitario de la crisis económica causada por la pandemia.
La Comisión Europea ha propuesto la creación de un fondo de recuperación frente a la pandemia valorado en 750.000 millones de euros (500.000 en transferencias y 250.000 en préstamos), de los que España podría recibir 140.000: 77.000 a fondo perdido y 63.000 en préstamos.
No obstante, esta propuesta no es del agrado de todos los países -caso de Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca- que exigen que las ayudas estén condicionadas a reformas y bajo una estricta vigilancia.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, redobló su posición de firmeza en la última reunión del Consejo al reclamar que esta institución tenga la capacidad de vetar un plan o una serie de reformas propuestas por los países que deseen acceder al fondo.
La Comisión había planteado someter los planes nacionales de reformas a un control muy técnico en el que los gobiernos de otros Estados miembro no tuvieran capacidad para influir. El Ejecutivo comunitario propone reservarse la última palabra sobre los planes en cuestión y únicamente prevé la consulta a las capitales a través de comités en los que tiene asegurada mayor margen para imponer su voluntad.
Sin embargo, La Haya apuesta por que los programas nacionales no sólo sean revisados por la Comisión al pedir incluir en la ecuación al Consejo que debería aprobarlos por unanimidad, algo que genera preocupación en varios Estados miembro, ya que esa fórmula complicaría la gobernanza del fondo hasta llegar a inutilizarlo.
Con este telón de fondo, González Laya llamó a entender el fondo como “una inversión colectiva de todos los Estados miembros con la finalidad de reanimar la economía europea”, ya que, si ésta no termina de arrancar, no será malo para uno o dos países, sino para todo el club comunitario.
A pesar de la postura de los países frugales, la ministra prefirió quedarse con el hecho de que nadie cuestiona la estructura de la propuesta de la Comisión, a pesar de lo cual reconoció que existe desacuerdo en los montos que se dedicarán a transferencias y préstamos y sobre las responsabilidades que asumen los países que reciben los fondos.
“Ahí es donde estamos intentado buscar un punto de equilibrio que suscite consenso lo antes posible”, dijo.
González Laya avanzó que “nos estamos acercando” al acuerdo, “pero no hemos llegado”, por lo que consideró fundamental la pedagogía que están realizando en reuniones bilaterales, conversaciones telefónicas y visitas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ella misma, las fuerzas políticas españolas con representación en el Parlamento Europeo, los empresarios y los sindicatos con sus homólogos europeos.
Esto le sirvió para aseverar que el fondo de recuperación se presenta como un “test de la capacidad” de la UE para combinar solidaridad, ayudando a los países y sectores más afectados para salvar el mercado único, y soberanía, para afianzar la economía europea y la posición de España en un mundo que “geopolíticamente es cada día un poco más hostil”.
Por último, la ministra se pronunció sobre lo que España espera de la presidencia alemana de la UE para los próximos seis meses. Lo hizo mostrando la “gran confianza” que se tiene en que durante este periodo se sea capaz de aprobar el fondo, aprobar un acuerdo con el Reino Unido para la relación futura tras el Brexit y alcanzar un “gran pacto” por las migraciones.
“Trabajaremos de manera solidaria y de manera constructiva defendiendo siempre el interés español, que es siempre el interés europeo”, remachó.
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