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Etiquetas:   Política

No al PSOE desmemoriado

Antonio Casado
martes, 24 de noviembre de 2020, 08:01 h (CET)
MADRID, 23 (OTR/PRESS)El chispeante portavoz de ERC, Gabriel Rufián, habla con verbo cansino. Que la prisa no mate la vocalización. Como el maestro que enseña a leer a los niños en la escuela. La "m" con la "a", má. Leedme en los labios. Esa fue la cadencia utilizada en un reciente pleno parlamentario para pedir a los dirigentes socialistas que dejen morir al viejo PSOE, porque, según él, "de esos complejos vive la extrema derecha".

Rufián es uno de los dos grandes voceros políticos capaces de sacudir la modorra del viejo PSOE. Están despertando su orgullo cargado de memoria histórica. El otro despertador es el líder de Podemos y actual vicepresidente del Gobierno, Iglesias Turrión. Amos se han convertido en avalistas de los herederos políticos de Eta como posibles costaleros de los PGE21, que es la herramienta de poder para sobrevivir en Moncloa. Esas siglas importan más que las de Bildu, dice Sánchez. Está claro.

Tanto le importan que se hace el distraído ante los denodados esfuerzos del socio de coalición por incorporar a Bildu a la "dirección del Estado". Le compensa si eso le sirve a Iglesias para sobreponerse a la sensación de estar ninguneado en el Gobierno, aunque no hasta el punto de mejorar su condición como macho alfa de la izquierda. Así tuvo que recordarle que la conductora del marco presupuestario es la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Iglesias lo asumió porque el miedo a ser un cero a la izquierda del Gobierno desaparece frente al gusto por la moqueta y el coche oficial en la puerta de casa.

Son los antecedentes del malestar en buena parte del PSOE. Es el grito del aragonés Lambán, el "nudo en la garganta" de Alfonso Guerra, las "náuseas" de extremeño Fernández Vara y, atención, los reproches al PSOE desmemoriado que el expresidente, Felipe González, piensa formular este jueves, junto a Eduardo Madina y Elena Valenciano, en la presentación de un libro sobre la figura del desaparecido Rubalcaba.

Esas voces, de escasa sintonía con la línea política seguida por Sánchez al frente del partido y del Gobierno, reivindican la memoria viva de la participación del PSOE en la forja del sistema con la mejor hoja de servicios a la paz, el progreso, desarrollo económico y convivencia en libertad de la historia de España. Nada que ver con su socio de coalición, Unidas Podemos, una reciente secreción populista de jerga superpuesta al lenguaje de la izquierda clásica.

Aunque eso no es lo peor. La causa del malestar en ese PSOE que a Rufián le gustaría ver muerto viene por el hecho de que Iglesias juegue a encabezar a las fuerzas que quieren reventar el vigente orden constitucional. Y eso incluye, no lo olvidemos, la destrucción del PSOE, "el partido del IBEX", "la cal viva" y "el régimen del 78", que son los salmos favoritos de Iglesias.

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