MADRID, 17 (OTR/PRESS) Despejado el horizonte del reparto de poder en los ayuntamientos y, a la espera de Navarra, también en las comunidades autónomas, a Pedro Sánchez todavÃa le queda "mucha plancha" para amarrar la investidura. Sigue soportando la melopea de la ambición ministerial de Pablo Iglesias pero aunque la aritmética parlamentaria (suma de PSOE con Podemos) acercarÃa mucho el objetivo, la filosofÃa polÃtica se muestra renuente a dicha alianza. Iglesias despacha un discurso apaciguador que recuerda al Julio Anguita de sus últimos años al frente del Partido Comunista. Se ha convertido en un fervoroso propagandista de la Constitución.
Pero está fresca la memoria de cuando querÃa "asaltar los cielos" y proclamaba que el objetivo del movimiento Podemos era liquidar el "régimen del 78" y acabar con la casta de polÃticos que habÃa engendrado. La MonarquÃa tampoco se salvaba. Hace apenas dos años, en ocasión del proceso separatista que culminó con el intento de golpe de Estado (calificación del fiscal Javier Zaragoza en el juicio celebrado en el Tribunal Supremo), Iglesias defendÃa el derecho de autodeterminación y la celebración de un referéndum en Cataluña pese a que semejante iniciativa habÃa sido declarada ilegal por el Tribunal Constitucional.
Por decirlo asÃ, Iglesias está intentado "blanquear" su figura. Durante la campaña de las legislativas aprovechó con éxito la plataforma del debate final entre los candidatos para presentarse con un firme defensor de la Constitución rebajando el registro de agresividad dialéctica que le precedÃa. Se dijo entonces que gracias a ese cambio de táctica habÃa frenado la caÃda libre que los sondeos pronosticaban a Podemos. Aún asÃ, la formación que preside perdió un millón de votos pasando a ser la cuarta fuerza en el Congreso. La tendencia a la baja no decreció y en las municipales perdieron otros ochocientos mil votos y el grueso de los bautizados por el propio Iglesias como los "ayuntamientos del cambio". En ésa situación reside la clave para entender la desesperación que se infiere de su constante aparición en los medios implorando a Pedro Sánchez para que cuente con él a la hora de formar el futuro Consejo de Ministros. Que hasta el momento el presidente no haya querido desvelar sà cuenta con Iglesias es significativo. Sánchez desconfÃa de Iglesias. Intuye que un pacto con Podemos podrÃa facilitar la investidura pero con ellos en el Gobierno se abrirÃan las puertas a la inestabilidad. Iglesias transformó el movimiento transversal del 15M en un partido de corte leninista que le colocó en la cumbre y facilitó el extrañamiento de todos sus compañeros de viaje. Como en la fábula de la rana y el escorpión, el trabajo fraccional, la inestabilidad estarÃa servida. Está en su naturaleza.
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