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Las aspiraciones de las mujeres de Boko Haram, clave para solucionar el conflicto armado en Nigeria

domingo, 26 de mayo de 2019, 14:42 h (CET)
Las aspiraciones de las mujeres de Boko Haram, clave para solucionar el conflicto armado en Nigeria
ICG ruega a las autoridades nigerianas que den voz y voto a las mujeres que, por mil y un motivos, han acabado relacionadas con la organización

El grupo de estudios recuerda que la guerra es un fenómeno lleno de matices, sin una narrativa única, y se aplica especialmente a ellas

MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de Nigeria necesita emprender inmediatamente un programa específico e integral de retorno para las mujeres que, de un modo u otro, han cruzado sus vidas con la organización terrorista Boko Haram; una iniciativa que atienda caso por caso las extremadamente complejas narrativas de estas mujeres para protegerlas de cualquier abuso o represalia, y para ayudarlas a deshacerse en la medida de lo posible de un estigma que las acompañará, probablemente, el resto de sus vidas.

Esas son las conclusiones de un estudio llevado a cabo por el grupo de expertos en política internacional International Crisis Group (ICG), en el que solicita además a las autoridades nigerianas que den voz y voto a las afectadas a la hora de decidir el lugar al que quieren regresar, en especial si proceden del estado de Borno, en el noreste del país, el epicentro de la violencia de Boko Haram que ha aterrorizado Nigeria desde hace una década.

ICG propone que cada mujer nigeriana decida por sí misma su destino porque en el conflicto con Boko Haram no existe una única historia que las una a todas. "Las narrativas convencionales", indica el grupo, "pueden llevar a engaño": hay mujeres que han sido secuestradas mientras que otras se han unido voluntariamente; hay mujeres que lo han perdido todo, hay otras que han encontrado un sentido de pertenencia; y hay mujeres que han vivido al borde de la muerte por hambruna, y otras a las que el grupo terrorista les ha proporcionado un suministro estable de alimentos.

UN PROCESO LENTO
El Gobierno nigeriano ha tardado seis años en empezar a adaptar sus programas de reintegración a esta complejísima situación. ICG relata que, desde 2009 a 2015, las mujeres que abandonaban Boko Haram acababan en una especie de "centro de reasentamiento", pequeño, costoso y extremadamente ineficaz.

Allí eran sometidas a un largo proceso de identificación y a un estudio que las valoraba únicamente por el peligro a la seguridad que pudieran representar -- Boko Haram se distingue por el uso de mujeres y niñas en atentados suicida -- antes de ser abandonadas en mitad de la nada, en manos otra vez de la insurgencia o de afectados por la violencia, en busca de venganza.

Tras el primer programa llegó un experimento fallido: el del "refugio seguro", un proceso de "desintoxicación psicológica" en el que participaron 36 mujeres y que consistía en eliminar de sus mentes el adoctrinamiento aplicado por la organización terrorista. El problema residía en que muchas de las participantes se habían unido a Boko Haram por propia voluntad.

"El programa partía de una premisa que infantilizaba a las mujeres, a las que percibía como un 'lienzo en blanco' susceptible de ser objeto de un lavado de cerebro", explica ICG. Como consecuencia, 14 de las 36 participantes acabaron regresando a las filas de la organización.

Con la ayuda de ONG, las autoridades llevan cuatro años matizando sus programas. Primero, han acelerado el proceso de reinserción. Lo que podría ser una medida contraproducente ha acabado demostrando una gran eficacia porque trata un problema muy real que existe en el proceso de reinserción: los abusos sexuales de los que son objeto las mujeres por las fuerzas de seguridad nigerianas, muchas veces responsables de violaciones y torturas en estos centros de reasentamiento.

La violación, recuerda ICG, es un crimen recurrente en el ciclo que atraviesan estas mujeres durante su cautiverio, después en el proceso de reintegración y finalmente tras su retorno a la sociedad civil. Es por ello que es imprescindible aclarar su situación cuanto antes -- un procedimiento que se ha visto acelerado gracias a la mayor participación de los actores humanitarios en el proceso de reintegración -- y atender a las recomendaciones de las afectadas a la hora de devolverlas a la sociedad.

UNA CONEXIÓN IMPAGABLE CON EL YIHADISMO
Este último punto es, como se ha mencionado antes, esencial y por varios motivos. Primero, porque maximiza las posibilidades de supervivencia de las mujeres -- algunas de ellas prefieren evitar en la medida de lo posible su lugar de origen -- y segundo, porque una mujer reintegrada se convierte en una "correa de transmisión" que vale su peso en oro.

Ocurre que muchas de estas mujeres salen de la organización con el permiso de sus maridos porque son ellos mismos los que quieren abandonar el grupo. Las dejan en libertad para que ellas sondeen cómo está la situación en el caso de que algún día decidan unirse a sus mujeres en la vida civil. Una mujer bien reasentada puede suponer dos terroristas menos de Boko Haram, ella y su marido.

Matices como éste, imperceptibles a primera vista, son los que pueden marcar la diferencia en Nigeria, a juicio de ICG. Otros detalles se encuentran por ejemplo en la distribución de la ayuda a los afectados: si llega demasiado dinero a las mujeres de Boko Haram, comunidades afectadas por la violencia de la organización podrían tomar represalias adicionales, movidas por un sentimiento de marginación. Del mismo modo, no solo hay que centrarse en un perfil 'tipo' de mujeres casadas con yihadistas y en edad de procrear. Ancianas y solteras también deben recibir la misma atención.

"La vida en el noreste de Nigeria es una lucha crónica para las mujeres, ya sea bajo el gobierno federal, que a menudo no proporciona servicios básicos a sus ciudadanos, en particular a las mujeres, o bajo la insurgencia, que explota a las mujeres para lograr sus objetivos", concluye el grupo, que recuerda que ellas "no son objetos pasivos".

"La idea de que una mujer es, por definición, una víctima, ignora una larga historia de sufrimiento de las mujeres en el noreste y oculta el amplio espectro de aspiraciones de las mujeres como seres humanos; aspiraciones que podrían ser clave para resolver el conflicto", asegura el grupo.

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