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Las amarguras del poder

Charo Zarzalejos
viernes, 15 de febrero de 2019, 08:00 h (CET)
MADRID, 14 (OTR/PRESS) Los que nunca hemos tenido poder nos resulta difícil ponernos en la piel de quienes lo ostenta o lo han ostentado. Tiene el poder algo de adictivo, de leve borrachera hasta el punto que no debe ser muy complicado imaginar que va a durar para siempre. Pero el poder siempre, siempre tiene fecha de caducidad y rara es la vez que el abandono del mismo no se produce con alguna lágrima oculta. Esa lágrima que va por dentro y que obliga a quien lo abandona a resetearse, a volver a empezar. El poder tiene sus amarguras.

Amarga fue para Mariano Rajoy la forma en que salió de Moncloa. Quienes parecían socios fiables (el PNV), dejaron de serlo en cuestión de horas y de la noche a la mañana se convirtió en un ciudadano más. Nunca pudo imaginar Rajoy que su abandono del poder fuera como fue. Amargo, muy amargo.

En ese punto de una cierta amargura se debe encontrar el actual Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Los que auparon le han abandonado después de suministrar altísimas dosis de ibuprofeno, olvidando, quizás, que como cualquier medicamento tiene sus pautas de consumo y, desde luego, efectos secundarios como bien se ha visto con la reacción, no ya de las "derechas" sino de su propio partido. En su momento, cuando le defenestraron de manera bien cruel fue, precisamente, porque los suyos no querían que hiciera lo que luego ha hecho. Bien es verdad, que lo ha hecho después de una dura batalla interna que ganó sin discusión.

Y es en este contexto de un punto de amargura en el que el Presidente tiene que tomar una decisión que conoceremos en cuestión de horas. Me ahorro el ejercicio de especular. Sánchez siempre sorprende y personalmente me sorprendería que, por una vez, lo que casi todo el mundo da por hecho -elecciones el 28 de Abril- el Presidente lo haga suyo y, efectivamente, convoque para el 28 de Abril.

En cualquier caso ya estamos en campaña. El primer acto oficioso de la misma fue el discurso de la ministra Montero en el Congreso en su defensa de los Presupuestos. Ahí se abrió la caja de Pandora en la vana esperanza de que los independentistas recapacitaran y retiraran sus enmiendas a la totalidad. Sin embargo Puigdemont ganó la batalla.

Responder a este hecho afirmando que los independentistas han unido sus votos a las "derechas" con el propósito de afearles su conducta es algo muy infantil. ¿Alguien cree que la gente va a equivocar a Tardá con Casado?. También es bastante infantil hablar de los "trillizos de Aznar" o calificar la concentración de Colón como una reunión de fachas. España ha cambiado mucho. Ya nadie tiembla porque le llamen populista o fascista. Ya no vale eso de que viene la derecha -lo hizo Susana Díaz- ni tampoco la pretensión de meter miedo calificando de partido bolivariano a Podemos. España ha pasado esa pantalla, de manera que unos y otros tendrán que recurrir a argumentos más inteligentes en la legítima pugna por el voto.

Pedro Sánchez es un Presidente legítimo y no ha cometido ilegalidad alguna. Sería el colmo. No, no ha habido ilegalidades en sus contactos con los independentistas. Ha habido, eso sí, cesiones, gestos, amabilidad cuando lo que se esperaba era una réplica clara para evitar la imagen, la percepción de un cierto entreguismo. Ha faltado, y esta es la otra cara de la moneda, dialogo. Sí, dialogo. No ha tenido más interlocutor que Pablo Iglesias, ignorando que con 84 escaños hay que hablar con todos, incluido y de manera prioritaria con el líder de la Oposición. Si se trata de hablar con el diferente, es obvio que Casado es diferente -en términos políticos- a Sánchez. Dolerse más allá de lo razonable por unas palabras, sin duda subidas de tono, no deja de ser algo infantil cuando se es Presidente de Gobierno.

Rajoy era diferente y adversario de Sánchez. Éste le llamó indecente y no lo hizo en el fragor de un debate parlamentario y Rajoy, si algo hizo fue hablar y hablar mucho con el hoy Presidente del Gobierno sobre Cataluña. Rajoy fue leal con el entonces jefe de la Oposición. Sánchez, temerariamente, le ha ignorado. Ha ignorado a todos, incluidos sus socios que no han recibido ni siquiera una nota a pie de página sobre unos Presupuestos para los que reclamaba su apoyo. Sánchez no ha hablado con nadie, salvo con Pablo Iglesias que se va a convertir en un adversario electoral del que los socialistas no pueden ni deben esperar piedad alguna.

A día de hoy los independentistas afirman seguir ignorando porqué el Gobierno congeló el diálogo. A veces, los grandes misterios tienen explicaciones bien simples. ¿Se hubiera roto el diálogo si ERC no presenta una enmienda a la totalidad de los PGE?. Ahora, los independentistas han caído en la cuenta que Sánchez solo buscaba el apoyo a las cuentas públicas y ha sido ahora cuando el Gobierno parece que se ha enterado de que los independentistas quieren hablar del derecho de autodeterminación. Me pregunto que es lo que se creían unos y otros. Los hechos son incontestables: los independentistas nunca jamás han ocultado sus objetivos y llega la enmienda a la totalidad y el Gobierno cierra la tienda después del fiasco del relator.

Sánchez será de nuevo candidato y hasta es posible que logre que su partido sea la primera fuerza en un panorama muy fragmentado, pero lo que nada ni nadie le va a evitar es este punto de amargura que debe producir asumir una derrota por parte de quienes te auparon. Debe ser un trago.

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