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WASHINGTON, 17 (Reuters/EP)
La interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 a través de las redes sociales fue mucho mayor de lo que se estimaba previamente y buscaba dividir a la población por etnia e ideología, según varios informes realizados por expertos privados y difundidos por senadores de republicanos y demócratas.
La Agencia de Investigación de Internet de Rusia, con sede en San Petersburgo, intentó manipular la política estadounidense, tal y como señalan los documentos, que han sido realizados por analistas de New Knowledge y de un equipo de la Universidad de Oxford que trabaja para la compañía Graphika.
Los informes verifican los hallazgos realizados por las agencias de Inteligencia de Estados Unidos, pero ofrecen muchos más detalles sobre la actividad rusa. Uno de los documentos indica que algunos 'troles' rusos habrían tratado de impulsar "movimientos secesionistas" en los estados de California y Texas.
"Estos nuevos datos muestran cómo Rusia ha tratado de dividir a los estadounidenses por etnia, religión e ideología", ha indicado el presidente de la Comisión de Inteligencia del Senado, Richard Burr.
El senador Mark Warner ha manifestado que "estos informes demuestran hasta qué punto los rusos explotan las líneas de nuestra sociedad para dividir a los estadounidenses en un intento por socavar y manipular nuestra democracia". "Estos ataques han sido más calculadores y extendidos de lo que se creía previamente", ha añadido.
Los expertos han señalado que los rusos extendieron "desinformación sensacionalista y otras formas de basura política a los votantes de todo el espectro político".
Desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, fue elegido en 2016, los 'trols' rusos han enviado mensajes dirigidos a votantes hispanos para que no confíen en las instituciones de Estados Unidos.
Un informe de Inteligencia de Estados Unidos publicado en enero de 2017 recoge que el presidente ruso, Vladimir Putin, dirigió una campaña sofisticada con el objetivo de interferir en la política estadounidense, que incluía una serie de ciberataques para denigrar a la entonces candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, y apoyar a Trump.
El Kremlin, por su parte, continúa negando las acusaciones en su contra. El magnate neoyorquino ha rechazado cualquier tipo de interferencia entre Rusia y su campaña electoral.
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