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MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Al menos 1.386 migrantes han perdido la vida este año en África mientras intentaban buscar una vida mejor, lo que eleva por encima de 6.600 la cifra de víctimas en los últimos cinco años, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que también advierte de que podría ser solo "la punta del iceberg".
La zona septentrional de África es la más mortífera, con unos 3.750 fallecimientos en el último lustro en áreas como el desierto del Sáhara, el sur de Libia, el norte de Níger y el norte de Sudán. Las cifras, no obstante, también superan el millar en la parte occidental (1.113) y oriental (1.651) del continente.
La OIM cuenta con un programa específico para tratar de poner cifras al drama migratorio en algunas de las zonas más desérticas e inhóspitas del mundo y, de hecho, el recuento hecho público este martes, Día Internacional del Migrante, eleva el dato de 2018 de 1.014 a 1.386 a partir de los testimonios recabados.
Los investigadores también intentan determinar no solo cuántos sino también el perfil de los migrantes que pierden la vida, una tarea "casi imposible" como admite la propia agencia. El Proyecto de Migrantes Desaparecidos ha identificado en los últimos años los casos de 1.275 mujeres, 534 hombres y 336 niños y adolescentes, lo que representa únicamente una tercera parte del total.
En cuanto a las causas de los fallecimientos, el hambre, la deshidratación, los abusos físicos, las enfermedades y la falta de acceso a medicinas figuran entre los motivos más citados por quienes sobreviven a la travesía. De hecho, un 16 por ciento de las personas entrevistadas este año afirma que ha visto al menos una muerte durante su viaje, una proporción "alarmantamente alta" a juicio de la OIM.
FALTAN DATOS
Pese a estos esfuerzos por escarbar en la magnitud de la tragedia, la organización asume que los testigos con los que contacta son "solo una pequeña parte del número total de personas que se mueven en África" y, por tanto, "las miles de muertes probablemente son un recuento sustancialmente más bajo que el real".
El director del Centro de Análisis de Datos de la OIM, Frank Laczko, ha advertido de que la falta de acceso a vías legales para emigrar y unos registros "poco fiables" sobre lo que ocurre en las rutas clandestinas aumentan la "vulnerabilidad" de quienes deciden emprender el viaje, muchas veces a merced de "traficantes de personas y contrabandistas".
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