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MADRID, 10 (OTR/PRESS) Hace tres años, en el 2015, Susana Díaz obtuvo en las urnas 47 escaños, insuficientes para formar gobierno. Ciudadanos, con sus nueve escaños le permitió hacerlo.
Hace unos días, Susana Díaz perdió las elecciones, al obtener 33 escaños, a pesar de que el PSOE continúa siendo el partido más votado. Los escaños obtenidos por Susana Díaz no le suman mayoría ni con Ciudadanos, ni mucho menos con Adelante Andalucía, la marca de Podemos.
Y hay dos combinaciones que podrían dar lugar a la formación de un gobierno y es la suma de los escaños del PSOE con Ciudadanos contando con la abstención del PP, y la otra la del PP con los de Ciudadanos, 47 escaños, contando eso sí con la abstención del PSOE.
Es evidente que el PP no está por la labor de permitir que salga adelante un gobierno PSOE-Ciudadanos, de manera que queda la segunda combinación, la del PP con Ciudadanos y abstención del PSOE.
La cuestión de fondo es que a los dirigentes del PSOE, entre otros el propio presidente Sánchez, alertan sobre lo que supone la irrupción de VOX en la vida pública y claman contra la posibilidad de que VOX pudiera ofrecer sus escaños a Ciudadanos y al PP para que estos partidos coaligados gobiernen Andalucía.
La verdad es que el PSOE lo tiene muy fácil si de verdad quiere evitar que VOX sea una fuerza determinante en Andalucía, y es absteniéndose a la hora de que el PP y Ciudadanos, coaligados, se presenten un candidato a la investidura de un nuevo gobierno.
Será en ese momento cuando los ciudadanos sepamos si realmente el PSOE quiere evitar el protagonismo de Vox.
Y si Susana Díaz en el 2015 pudo aceptar sin titubear la abstención de Ciudadanos, no sería comprensible que impidiera ahora un gobierno de distinto signo participado por el partido naranja.
Mientras en el PSOE, tanto en Andalucía como en el resto de España, continúan haciendo cábalas sobre el porqué del resultado en las urnas. Y no hay una sola respuesta sino muchas: cansancio de los electores después de más de 36 años de gobierno socialista. La evidencia de que esos gobiernos no han terminado de dar respuestas eficaces a los problemas de los andaluces. Hartura por la corrupción y el clientelismo. Rechazo a las políticas del PSOE dirigido por Pedro Sánchez, en relación con el independentismo catalán. El precio que Sánchez pagó por ser Presidente aliándose con quienes quieren acabar con el Estado de Derecho y la Constitución y el precio que al parecer seguía dispuesto a pagar para que le aprobasen los Presupuestos.
Sin obviar que muchos "sanchistas" se quedaron en casa con tal de no votar a Susana Díaz.
Estas son las razones más obvias del revés electoral del socialismo andaluz. Pero hay otras razones como ese movimiento que está azotando Europa en que miles, millones de ciudadanos, están dando patadas a los partidos tradicionales y a las instituciones porque creen que ya no resuelven sus problemas. El auge del nacional-populismo de derechas y el populismo de izquierdas está provocando un cataclismo en el continente europeo.
En mi opinión es necesario que los partidos, que fueron la base del bienestar y el desarrollo de Europa desde la II Guerra Mundial, hagan una reflexión sobre que es lo que no están sabiendo hacer y por tanto porque los ciudadanos les vuelven la espalda.
Sin esa reflexión, sin autocrítica, difícilmente podrán poner remedio a lo que está pasando tanto en la política española como en la europea.
En cuanto a si Vox termina siendo compañero de viaje de la derecha en Andalucía, el PSOE tiene que responderse sobre sus propios compañeros de viaje, los que ha elegido tanto para que Pedro Sánchez fuera investido presidente, como para gobernar en el día a día. Solo si no se hacen trampas al solitario podrán empezar a deshacer el nudo gordiano que parece que aprieta el futuro inmediato.
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