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EUROPA PRESS, 18 (MADRID)
Un total de 400 niños con discapacidad visual participan en los campamentos de inclusión que organiza la ONCE cada año para potenciar sus habilidades sociales y trabajar su autonomía, según datos de la organización. Están dirigidos tanto a estudiantes ciegos o con discapacidad visual grave, como a niños con otras dificultades asociadas a la ceguera y menores sin discapacidad.
"Todos los niños conviven juntos, sin preguntar si uno ve más, ve menos, si tiene una discapacidad intelectual o si tiene una discapacidad física", ha explicado la coordinadora del campamento en Madrid, Eva Alonso, en una entrevista con Europa Press.
Cada año se trabaja con una temática diferente que les aporte conocimientos prácticos para su día a día. Aprender a distinguir mediante el tacto y el olfato los alimentos y saber cómo cocinarlos es la de este año.
Además de la cocina, cuentan con actividades deportivas y de multiaventura, piscina y velada sorpresa todas las noches, enfocadas al desarrollo de la autonomía de los pequeños. En todas ellas reciben el apoyo de los monitores, que les guían cuando lo necesitan pero que les dejan total independencia.
"Poco a poco van perdiendo el miedo, nosotros tenemos que esforzarnos por darles las herramientas y las indicaciones para que puedan hacerlo solos", señala Alonso. Todas las actividades están adaptadas para que puedan realizarlas de forma autónoma o con sus compañeros y, al mismo tiempo, responden a las inquietudes de los niños sin discapacidad.
Los pequeños se dividen en grupos de 3 o 4 personas, cada uno con un monitor, algunos de ellos iban al campamento desde pequeños y ahora participan echando una mano, según explica la coordinadora.
"Si quiere va a llegar a todos sitios, no es necesario llevarles de la mano", explica Alonso, que defiende la importancia de guiarles y no acompañarles y de explicarles las cosas hasta que consigan hacerlas por sí mismos. "A lo mejor la primera vez no le sale bien pero al final conseguirá hacerlo", afirma.
"Una persona ciega puede hacer lo que quiera, hay cosas que se nos darán mejor y cosas que serán más difíciles pero podemos hacerlo todo", este es el mensaje de María, una niña de 11 años ciega que forma parte del campamento desde hace 5 años. Según cuenta Eva Alonso, cuando la pequeña llegó el primer año "no podía bajar un escalón sin ayuda, siempre tenía que ir agarrada alguien porque le daba mucho miedo y ahora no solo lo baja sola, sino que se atreve a correr sin apoyo". "Si no le dejas que lo haga nunca, no lo va a hacer", asegura. "Si le dejas que lo pruebe, seguramente lo consiga".
Javier tiene restos de visión, acaba de terminar cuarto de la ESO y es corredor de atletismo. "A veces te cuesta más, esto es seguir trabajando y es normal, yo hago vida normal", explica. Para él, es fundamental encontrar algo que te apasione y te haga conocer a gente. "Me encanta el deporte, en el instituto me gusta practicarlo con el resto, aunque te tengan que ayudar", añade y confiesa que le gusta más fregar los platos que cocinar.
Cuando María y Javier vuelvan a casa guardarán el recuerdo de unos días entre amigos, pero además habrán conseguido dar un paso adelante para conseguir ser independientes el día de mañana. "El límite se lo ponemos nosotros, ¿qué pueden hacer? Todo", concluye la coordinadora.
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