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“La traición, aun soñada, es detestable” Félix María Samaniego

¿Pueden representar a España, en Eurovisión, separatistas catalanes?

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No creo que se pueda separar, cuando se trata de aquellos que, de alguna manera, han de representar el honor de una nación, su condición como ciudadano de sus cualidades como artista, poeta, músico o escritor, por ejemplo de su calidad como ser humano. No estaría bien que se escogiera a un violador para que acudiera a los Juegos Olímpicos a representar a España, por muy bueno que fuera jugando al fútbol o sería impensable que, a un asesino en serie, por muy buena voz que tuviera, se le permitiese formar parte de una coral que concurriera a un campeonato mundial de corales. Cuando una persona, un ciudadano, un español tiene que asumir la responsabilidad de defender el pabellón español en cualquier tipo de eventos, se ha de tener la seguridad de que, aparte de gozar de las condiciones que lo hagan especial y único en la materia de la que se trate, concurran en él una serie de cualidades que lo hagan merecedor de representar al país al que pertenece, que aseguren que se va a romper el alma para salvar la honra de sus paisanos y que se merece, de verdad, la confianza de todos aquellos que depositan en él la responsabilidad, el honor y el privilegio de representar a su país, en esta caso a España, en un certamen en el que se disputa el mejor de los distintos participantes que acuden a él en busca del triunfo.


De hecho, los encargados de escoger las canciones que han de concurrir al concurso de Euro Visión y a sus intérpretes, llevan muchos años, muchos más de los que serían necesarios para que se cambiara de táctica, de organizadores, de sistema de elección de los participantes etc. para que los responsables del ministerio de Cultura, que es quien supongo debería entender de ello, tomara las debidas decisiones para que, si es que se toma la decisión de acudir, al menos se tomaran las precauciones para que no se hiciera el ridículo, se mantuviera una cierta calidad y se controlaran los gastos, en muchas ocasiones superfluos y mal utilizados, para que, si no conseguir el triunfo algo que no está en la mano de ninguna nación, por lo menos evitar quedar en las últimas posiciones, como parece que se ha constituido en costumbre inveterada de nuestras últimas comparecencias en dicho certamen.


Al parecer, en esta ocasión, se ha cambiado el sistema de elección y se ha querido hacer coincidir con uno de estos concursos de la OT que se vienen celebrando, con gran éxito de audiencia y un evidente despliegue de medios, en nuestra cadena pública de TV. No nos pronunciamos, entre otros motivos porque no somos técnicos en estas materias y podríamos equivocarnos, en si el sistema es el adecuado o existen otros mejores; sí vemos, en esta ocasión, un intento de dar primacía o al menos reforzar la preparación de quienes o quien deberá asumir la responsabilidad de presentar la canción escogida, lo que ya se puede considerar un paso importante dado el fracaso del año pasado en el que, el representante, aparte de no dar la talla se permitió obsequiar a la concurrencia con un magnífico “gallo” que hizo temblar el escenario del local.


Pero hay algo en lo que insistir por no tratarse de una cuestión baladí. Estamos en unos momentos dramáticos en los que, algunos traidores a la patria, parecen interesados en conseguir que, una parte del territorio nacional, Cataluña, deje de formar, como ha venido haciéndolo desde hace más de 500 años, un pedazo de tierra integrante del territorio nacional. No hay duda que se debe hilar muy delgado en algunos detalles que quizá, en otras ocasiones, no tenían tanta importancia. Si siempre ha sido necesario cuidar con esmero nuestra unidad como nación, ni que decir tiene que, cuando un sujeto tan impresentable como el señor Puigdemont, intenta, desde una nación extranjera, desacreditar a España, a su legítimo Gobierno, a sus instituciones, como la misma Justicia y a sus ciudadanos; con el único objetivo de conseguir lo inimaginable, que se le permita hacer y deshacer lo que le dé la gana y les parezca bien a sus adláteres independentistas dentro de la comunidad catalana cuando, por activa y por pasiva se le ha hecho saber su equivocación, no sólo desde el Estado, el TC, el Gobierno y todos los partidos políticos, menos los separatistas, la imposibilidad y las consecuencias de seguir intentando la locura que tiene en mente; es obvio que se evite cometer errores, imprudencias, dislates o meteduras de pata que pudieran contribuir a que alguna persona no deseable, potencialmente desleal, peligrosamente desafecta a España, pudiera llegar a ser elegida para concurrir, en representación de la nación española, al certamen de Eurovisión de Portugal.


Han aparecido en prensa algunas noticias que vienen a corroborar la idea de que, entre los organizadores, enseñantes y entre los propios concursantes de la OT 2017 están infiltrados algunos que forman parte del separatismo catalán. No sólo que sean simpatizantes de la causa nacionalista, lo cual no sería tan grave, sino que son activistas que no han tenido problema a la hora de declararse en pro de la separación de Cataluña del resto del Estado español. Se comenta el caso de un enseñante, un profesor de composición, un tal Manu Guix, que parece que no ha hecho ascos a ir formando durante años miembros de esta academia musical; que parece que ha formulado declaraciones agresivas durante el pasado mes de octubre expresando sus ideas a través de varios digitales en los que decía: “Su majestad el Rey se ha pasado la condena a los actos violentos por su ojete real” “Vaya puta mierda de discurso”.


Si este caso ya pudiera llamar la atención sobre la necesidad de seleccionar el profesorado de un evento de carácter nacional, puede que lo verdaderamente peligrosos radique en otra noticia en la que se dice que dos de los miembros de los nuevos “triunfitos”, los catalanes Nerea y Alfred, parece que, durante una fiesta en la Academia, no se cortaron en absoluto cantando el himno catalán, “El Segadors”, con el puño cerrado en alto. Puede que los haya que no vean en ello motivo para alarmarse, porque a muchos españoles parece como si ya no les importara nada el concepto de patria y el de valores tradicionales, imbuidos de esa filosofía relativista que viene carcomiendo el patriotismo y convirtiendo a una parte de estas nuevas generaciones en meros robots materialistas a los que lo único que les importa es el sexo, la buena vida y la vagancia. Nosotros no vamos a tratar del caso de Nerea porque, al parecer, ha sido excluida de entre los finalistas del programa, sin embargo, sí vamos a señalar a Albert que parece ser uno de los que tienen posibilidades de ser escogido para representarnos en Portugal. Puede que en una de las próximas ediciones del programa corresponda que se elija la persona de entre los finalistas que va a ser enviada a Portugal. Sin entrar en más disquisiciones, sin que tenga nada que ver la calidad de este concursante y sin que, en ello, tenga nada que ver ni la Academia, ni los profesores, ni la voluntad del público, se debería descartar a este señor, en su calidad de separatista, por haberse mostrado públicamente partidario de la ruptura de Cataluña de España y por la necesidad de que, quién vaya a EuroVisión, sea un español, orgulloso de serlo y de asumir el compromiso de dejar en el mejor lugar posible a nuestra nación, sin que podamos tener la duda de que, en un momento determinado, como sucedió en la edición del año pasado, se cometa un fallo que pueda poner en entredicho si fue un accidente o provocado o, incluso, que pudiera organizar un mitin en el escenario del evento.


Ya es preciso y necesario que dejemos claro, a todos estos que salen a las calles a gritar en contra de España y de los españoles, que reniegan de nuestras instituciones y de los signos patrios y que insultan a nuestras más altas autoridades, que tomen nota de que no pueden beneficiarse de formar parte, con el resto de españoles, de aquellos privilegiados sobre los que recaiga el honor de defender los colores patrios en cualquier lugar donde sea preciso que demuestren su españolidad.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el temor de que todos estos productores que manejan como si fuera su casa las cadenas televisivas, una mayoría de los cuales son catalanes, sigan maquinando una vez más el enviar a Eurovisión a aquél artista que crean que les va a resultar más rentable, olvidándose de que estamos en una situación en la que se ha puesto en duda la unidad de España y que todo lo que se haga para luchar contra ello, sea al nivel que sea, tiene que considerarse como primordial y un apoyo a la causa de la defensa de la nación española tal y como la conocemos desde que nacimos. Todo lo que se haga sin seguir el sentido común puede llegar a redundar en detrimento de nuestro empeño en mantener unida a España

¿Pueden representar a España, en Eurovisión, separatistas catalanes?

“La traición, aun soñada, es detestable” Félix María Samaniego
Miguel Massanet
lunes, 22 de enero de 2018, 11:04 h (CET)

No creo que se pueda separar, cuando se trata de aquellos que, de alguna manera, han de representar el honor de una nación, su condición como ciudadano de sus cualidades como artista, poeta, músico o escritor, por ejemplo de su calidad como ser humano. No estaría bien que se escogiera a un violador para que acudiera a los Juegos Olímpicos a representar a España, por muy bueno que fuera jugando al fútbol o sería impensable que, a un asesino en serie, por muy buena voz que tuviera, se le permitiese formar parte de una coral que concurriera a un campeonato mundial de corales. Cuando una persona, un ciudadano, un español tiene que asumir la responsabilidad de defender el pabellón español en cualquier tipo de eventos, se ha de tener la seguridad de que, aparte de gozar de las condiciones que lo hagan especial y único en la materia de la que se trate, concurran en él una serie de cualidades que lo hagan merecedor de representar al país al que pertenece, que aseguren que se va a romper el alma para salvar la honra de sus paisanos y que se merece, de verdad, la confianza de todos aquellos que depositan en él la responsabilidad, el honor y el privilegio de representar a su país, en esta caso a España, en un certamen en el que se disputa el mejor de los distintos participantes que acuden a él en busca del triunfo.


De hecho, los encargados de escoger las canciones que han de concurrir al concurso de Euro Visión y a sus intérpretes, llevan muchos años, muchos más de los que serían necesarios para que se cambiara de táctica, de organizadores, de sistema de elección de los participantes etc. para que los responsables del ministerio de Cultura, que es quien supongo debería entender de ello, tomara las debidas decisiones para que, si es que se toma la decisión de acudir, al menos se tomaran las precauciones para que no se hiciera el ridículo, se mantuviera una cierta calidad y se controlaran los gastos, en muchas ocasiones superfluos y mal utilizados, para que, si no conseguir el triunfo algo que no está en la mano de ninguna nación, por lo menos evitar quedar en las últimas posiciones, como parece que se ha constituido en costumbre inveterada de nuestras últimas comparecencias en dicho certamen.


Al parecer, en esta ocasión, se ha cambiado el sistema de elección y se ha querido hacer coincidir con uno de estos concursos de la OT que se vienen celebrando, con gran éxito de audiencia y un evidente despliegue de medios, en nuestra cadena pública de TV. No nos pronunciamos, entre otros motivos porque no somos técnicos en estas materias y podríamos equivocarnos, en si el sistema es el adecuado o existen otros mejores; sí vemos, en esta ocasión, un intento de dar primacía o al menos reforzar la preparación de quienes o quien deberá asumir la responsabilidad de presentar la canción escogida, lo que ya se puede considerar un paso importante dado el fracaso del año pasado en el que, el representante, aparte de no dar la talla se permitió obsequiar a la concurrencia con un magnífico “gallo” que hizo temblar el escenario del local.


Pero hay algo en lo que insistir por no tratarse de una cuestión baladí. Estamos en unos momentos dramáticos en los que, algunos traidores a la patria, parecen interesados en conseguir que, una parte del territorio nacional, Cataluña, deje de formar, como ha venido haciéndolo desde hace más de 500 años, un pedazo de tierra integrante del territorio nacional. No hay duda que se debe hilar muy delgado en algunos detalles que quizá, en otras ocasiones, no tenían tanta importancia. Si siempre ha sido necesario cuidar con esmero nuestra unidad como nación, ni que decir tiene que, cuando un sujeto tan impresentable como el señor Puigdemont, intenta, desde una nación extranjera, desacreditar a España, a su legítimo Gobierno, a sus instituciones, como la misma Justicia y a sus ciudadanos; con el único objetivo de conseguir lo inimaginable, que se le permita hacer y deshacer lo que le dé la gana y les parezca bien a sus adláteres independentistas dentro de la comunidad catalana cuando, por activa y por pasiva se le ha hecho saber su equivocación, no sólo desde el Estado, el TC, el Gobierno y todos los partidos políticos, menos los separatistas, la imposibilidad y las consecuencias de seguir intentando la locura que tiene en mente; es obvio que se evite cometer errores, imprudencias, dislates o meteduras de pata que pudieran contribuir a que alguna persona no deseable, potencialmente desleal, peligrosamente desafecta a España, pudiera llegar a ser elegida para concurrir, en representación de la nación española, al certamen de Eurovisión de Portugal.


Han aparecido en prensa algunas noticias que vienen a corroborar la idea de que, entre los organizadores, enseñantes y entre los propios concursantes de la OT 2017 están infiltrados algunos que forman parte del separatismo catalán. No sólo que sean simpatizantes de la causa nacionalista, lo cual no sería tan grave, sino que son activistas que no han tenido problema a la hora de declararse en pro de la separación de Cataluña del resto del Estado español. Se comenta el caso de un enseñante, un profesor de composición, un tal Manu Guix, que parece que no ha hecho ascos a ir formando durante años miembros de esta academia musical; que parece que ha formulado declaraciones agresivas durante el pasado mes de octubre expresando sus ideas a través de varios digitales en los que decía: “Su majestad el Rey se ha pasado la condena a los actos violentos por su ojete real” “Vaya puta mierda de discurso”.


Si este caso ya pudiera llamar la atención sobre la necesidad de seleccionar el profesorado de un evento de carácter nacional, puede que lo verdaderamente peligrosos radique en otra noticia en la que se dice que dos de los miembros de los nuevos “triunfitos”, los catalanes Nerea y Alfred, parece que, durante una fiesta en la Academia, no se cortaron en absoluto cantando el himno catalán, “El Segadors”, con el puño cerrado en alto. Puede que los haya que no vean en ello motivo para alarmarse, porque a muchos españoles parece como si ya no les importara nada el concepto de patria y el de valores tradicionales, imbuidos de esa filosofía relativista que viene carcomiendo el patriotismo y convirtiendo a una parte de estas nuevas generaciones en meros robots materialistas a los que lo único que les importa es el sexo, la buena vida y la vagancia. Nosotros no vamos a tratar del caso de Nerea porque, al parecer, ha sido excluida de entre los finalistas del programa, sin embargo, sí vamos a señalar a Albert que parece ser uno de los que tienen posibilidades de ser escogido para representarnos en Portugal. Puede que en una de las próximas ediciones del programa corresponda que se elija la persona de entre los finalistas que va a ser enviada a Portugal. Sin entrar en más disquisiciones, sin que tenga nada que ver la calidad de este concursante y sin que, en ello, tenga nada que ver ni la Academia, ni los profesores, ni la voluntad del público, se debería descartar a este señor, en su calidad de separatista, por haberse mostrado públicamente partidario de la ruptura de Cataluña de España y por la necesidad de que, quién vaya a EuroVisión, sea un español, orgulloso de serlo y de asumir el compromiso de dejar en el mejor lugar posible a nuestra nación, sin que podamos tener la duda de que, en un momento determinado, como sucedió en la edición del año pasado, se cometa un fallo que pueda poner en entredicho si fue un accidente o provocado o, incluso, que pudiera organizar un mitin en el escenario del evento.


Ya es preciso y necesario que dejemos claro, a todos estos que salen a las calles a gritar en contra de España y de los españoles, que reniegan de nuestras instituciones y de los signos patrios y que insultan a nuestras más altas autoridades, que tomen nota de que no pueden beneficiarse de formar parte, con el resto de españoles, de aquellos privilegiados sobre los que recaiga el honor de defender los colores patrios en cualquier lugar donde sea preciso que demuestren su españolidad.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos el temor de que todos estos productores que manejan como si fuera su casa las cadenas televisivas, una mayoría de los cuales son catalanes, sigan maquinando una vez más el enviar a Eurovisión a aquél artista que crean que les va a resultar más rentable, olvidándose de que estamos en una situación en la que se ha puesto en duda la unidad de España y que todo lo que se haga para luchar contra ello, sea al nivel que sea, tiene que considerarse como primordial y un apoyo a la causa de la defensa de la nación española tal y como la conocemos desde que nacimos. Todo lo que se haga sin seguir el sentido común puede llegar a redundar en detrimento de nuestro empeño en mantener unida a España

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