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Nos presentan demasiadas soluciones alternativas sin fundamento; es curioso ver sus procedencias, salud, política...

Tozudas incertidumbres

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Si la vida es un simple sueño, una sucesión de incertidumbres sin visos de soluciones estables, o bien una realidad acuciante como testifican a diario nuestras espaldas sufridoras; cada quien verá la orientación trazada por sus propias experiencias. En el enfrentamiento con las incógnitas, las certezas evidencian su fragilidad, muy pendientes de la evolución del tiempo y sus circunstancias. La apreciación de cada cual sobre estos parámetros incrementa las VARIACIONES a tener en cuenta; complicando de esa manera el proceso de la comprensión global.


Nos hemos valido de muchas ESTRATAGEMAS para mantenernos a flote en el mar de los conocimientos incompletos, si no realmente imposibles. El aprendizaje comienza con las dudas de lo que seamos capaces de comprender, después vienen los recursos de la experiencia directa personal, la ciencia, la memoria o la inventiva de los más avezados. Tampoco escasean los trucos empleados como tapadera tranquilizadora; sean las palabras, la retórica, el manejo de las emociones o diversas técnicas para la sugestión. Actuamos como verdaderos funambulistas, sobre el alambre intentamos mantener un equilibrio de por sí problemático, con la multiplicación de los riesgos durante esos recorridos.


Sentimos muy próximos los pormenores de la BIOLOGÍA, aunque sólo sea por estar metidos de lleno entre sus tensiones. Percibimos ese pálpito vital, pero enseguida detectamos el distanciamiento insalvable que va desde la percepción a la comprensión de los fenómenos experimentados. La proximidad de las circunstancias superficiales repercute directamente sobre los sentidos, duele, no duele, veo, no veo; aún así, los artilugios intermedios influyen con deformaciones, sean drogas, rapidez, atención o sumación de varios fenómenos. El riguroso directo aporta numerosas evidencias parciales, de las que surgen múltiples ramificaciones; las primeras impresiones quedaron un tanto desdibujadas..


Pronto acudimos a los recursos técnicos para la ampliación de los datos recogidos, con ellos incrementamos el aprendizaje sobre el funcionamiento de los organismos. Anotamos los mecanismos necesarios para que funcionen los sistemas corporales, neurológicos, alimenticios-nutritivos, cardiocirculatorio, muscular, óseo o respiratorio. Avanzamos sobre la complejidad ORGÁNICA, plena de incógnitas y comprobaciones, siempre con amplios ventanales abiertos a lo desconocido. Brotan las discrepancias. De los más engreídos por lo conseguido, de los escépticos y también de los entusiastas, lanzados a la investigación permanente; sus descubrimientos ponen de relieve nueva y apasionantes incónitas.


En la vivencia de esas tesituras aparece el doble fondo, el triple o la realidad de lo insondable. Porque de las visiones microscópicas surge el trasfondo de las partículas, minerales, magnetismos o influencias cuánticas inabordables. El trayecto de las supuestas evidencias se fue desperdigando entre hallazgos sorprendentes reunidos en torno al ÁNIMA central de la biología, ese impulso de la puesta en marcha del mencionado conjunto de relaciones. De hecho, una verdadera cura de humildad, ya que aturdidos por los descubrimientos fabulosos, nos vemos obligados a replantear los razonamientos, para enfrentarnos a las dudas y los misterios; en un estado de ansiedad que forma parte de nosotros.

Que no diríamos cuando dirigimos una mirada al cielo y atendemos al ineludible universo visto e intuido. Detrás de ese cielo, nos cuentan realidades y apenas entrevemos la inmensidad circundante. El dibujo estrellado, luces y sombras, lluvias y vientos; acumulan una imaginería sugestiva. Digamos que la ENVOLTURA nos afecta de lleno. Cada persona reaccionará según sus cualidades, para prestar una atención participativa o desdeñar sin más las sucesivas presencias. El ensamblaje de los humanos en semejante panorama introduce enormes factores diferenciadores. Entre acuerdos y divergencias hemos de valorar esa presencia real de cada uno de nosotros en el Universo.


Lo queramos o no, indiferentes o entusiasmados, el caso es que las mencionadas estructuras parecen encongerse y no digamos nosotros cuando alrededor se multipoican las galaxias de dimensiones desconocidas. Desde las pequeñas formaciones próximas, los horizontes abren sus puertas, como una introducción perceptible de los abismos siderales. Las grandes cuestiones, el orígen, el fin, la evolución temporal, pasan a constituir una ENTELEQUIA fascinante, en la que las certezas perdieron entidad mucho antes. El ansia por las fijaciones tranquilizadoras no se corresponde con la realidad. Queda patente la necedad de quienes detienen sus mentalidades de forma caprichosa.


Allá por donde intentemos investigar, los descubrimientos nos conducen a incógnitas novedosas de mayor calado, inalcanzables, con el presagio de los abismos subyacentes todavía enigmáticos. La MADEJA nunca suelta todos sus hilos, la trama adquiere su carácter de inabordable; forma parte constitutiva de la presencia humana, está integrada en sus funcionamientos. Volvemos a la idea de funambulistas azarosos obligados al recurso aventurero. Las teorías explicativas, tal como acuden, se dispersan por esos inmensos fondos, dejándonos al pairo de los aires evolutivos, el sino perseguidor de los asideros firmes que nunca conseguimos atrapar; con la sensación persistente de haber quedado enredados.


En el feraz ambiente de los folletos y tratados de autoayuda, la tendencia parece natural; la persecución de los detalles atenuantes de las nuemerosas ansiedades. Cualquier recurso, por recóndito que sea nos viene de perlas ante los acuciantes problemas. La avalancha de posibles soluciones facilonas, aparenta la llegada de un maná resolutivo. El asombro y la sospecha surgen ante la PROLIFERACIÓN de gurús para cada asunto planteado; con ellos resultaría que abundan las soluciones sin demasiado esfuerzo. La rotundidad de su presentación como tales es una importante señal de alarma. Su contundencia se desbarata pronto, el contacto con la realidad muestra sus falencias previamente disimuladas.


Porque, ¡Ay, amigos!, de los abismos personales, cada individuo roza un sinfín de matices; que los detecten enseguida, que no quieran ni pensar en ellos, o traten de encubrirlos, responderá a su modo de asimilarlos. Por consiguiente, es fundamental la ADAPTACIÓN de unos y otros, desde las interioridades o desde las relaciones externas. Si los sueños calderonianos, la crudeza de la vida o las sensaciones placenteras, nos alcanzan; la manera de afrontarlos no está escrita en parte alguna, y las aproximaciones no pueden ser rotundas. Con la mejor voluntad o bajo el influjo de intereses mezquinos, las adaptaciones serán circunstanciales y situadas en orizontes limítrofes.


En tiempos avanzados, poco propicios para los oráculos, sus sustitutos MANIPULADORES aparecen en cualquier sector con los disfraces adecuados para la época. Incluso rozan del aplauso necio de gran número de afectados.

Tozudas incertidumbres

Nos presentan demasiadas soluciones alternativas sin fundamento; es curioso ver sus procedencias, salud, política...
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 19 de enero de 2018, 08:55 h (CET)

Si la vida es un simple sueño, una sucesión de incertidumbres sin visos de soluciones estables, o bien una realidad acuciante como testifican a diario nuestras espaldas sufridoras; cada quien verá la orientación trazada por sus propias experiencias. En el enfrentamiento con las incógnitas, las certezas evidencian su fragilidad, muy pendientes de la evolución del tiempo y sus circunstancias. La apreciación de cada cual sobre estos parámetros incrementa las VARIACIONES a tener en cuenta; complicando de esa manera el proceso de la comprensión global.


Nos hemos valido de muchas ESTRATAGEMAS para mantenernos a flote en el mar de los conocimientos incompletos, si no realmente imposibles. El aprendizaje comienza con las dudas de lo que seamos capaces de comprender, después vienen los recursos de la experiencia directa personal, la ciencia, la memoria o la inventiva de los más avezados. Tampoco escasean los trucos empleados como tapadera tranquilizadora; sean las palabras, la retórica, el manejo de las emociones o diversas técnicas para la sugestión. Actuamos como verdaderos funambulistas, sobre el alambre intentamos mantener un equilibrio de por sí problemático, con la multiplicación de los riesgos durante esos recorridos.


Sentimos muy próximos los pormenores de la BIOLOGÍA, aunque sólo sea por estar metidos de lleno entre sus tensiones. Percibimos ese pálpito vital, pero enseguida detectamos el distanciamiento insalvable que va desde la percepción a la comprensión de los fenómenos experimentados. La proximidad de las circunstancias superficiales repercute directamente sobre los sentidos, duele, no duele, veo, no veo; aún así, los artilugios intermedios influyen con deformaciones, sean drogas, rapidez, atención o sumación de varios fenómenos. El riguroso directo aporta numerosas evidencias parciales, de las que surgen múltiples ramificaciones; las primeras impresiones quedaron un tanto desdibujadas..


Pronto acudimos a los recursos técnicos para la ampliación de los datos recogidos, con ellos incrementamos el aprendizaje sobre el funcionamiento de los organismos. Anotamos los mecanismos necesarios para que funcionen los sistemas corporales, neurológicos, alimenticios-nutritivos, cardiocirculatorio, muscular, óseo o respiratorio. Avanzamos sobre la complejidad ORGÁNICA, plena de incógnitas y comprobaciones, siempre con amplios ventanales abiertos a lo desconocido. Brotan las discrepancias. De los más engreídos por lo conseguido, de los escépticos y también de los entusiastas, lanzados a la investigación permanente; sus descubrimientos ponen de relieve nueva y apasionantes incónitas.


En la vivencia de esas tesituras aparece el doble fondo, el triple o la realidad de lo insondable. Porque de las visiones microscópicas surge el trasfondo de las partículas, minerales, magnetismos o influencias cuánticas inabordables. El trayecto de las supuestas evidencias se fue desperdigando entre hallazgos sorprendentes reunidos en torno al ÁNIMA central de la biología, ese impulso de la puesta en marcha del mencionado conjunto de relaciones. De hecho, una verdadera cura de humildad, ya que aturdidos por los descubrimientos fabulosos, nos vemos obligados a replantear los razonamientos, para enfrentarnos a las dudas y los misterios; en un estado de ansiedad que forma parte de nosotros.

Que no diríamos cuando dirigimos una mirada al cielo y atendemos al ineludible universo visto e intuido. Detrás de ese cielo, nos cuentan realidades y apenas entrevemos la inmensidad circundante. El dibujo estrellado, luces y sombras, lluvias y vientos; acumulan una imaginería sugestiva. Digamos que la ENVOLTURA nos afecta de lleno. Cada persona reaccionará según sus cualidades, para prestar una atención participativa o desdeñar sin más las sucesivas presencias. El ensamblaje de los humanos en semejante panorama introduce enormes factores diferenciadores. Entre acuerdos y divergencias hemos de valorar esa presencia real de cada uno de nosotros en el Universo.


Lo queramos o no, indiferentes o entusiasmados, el caso es que las mencionadas estructuras parecen encongerse y no digamos nosotros cuando alrededor se multipoican las galaxias de dimensiones desconocidas. Desde las pequeñas formaciones próximas, los horizontes abren sus puertas, como una introducción perceptible de los abismos siderales. Las grandes cuestiones, el orígen, el fin, la evolución temporal, pasan a constituir una ENTELEQUIA fascinante, en la que las certezas perdieron entidad mucho antes. El ansia por las fijaciones tranquilizadoras no se corresponde con la realidad. Queda patente la necedad de quienes detienen sus mentalidades de forma caprichosa.


Allá por donde intentemos investigar, los descubrimientos nos conducen a incógnitas novedosas de mayor calado, inalcanzables, con el presagio de los abismos subyacentes todavía enigmáticos. La MADEJA nunca suelta todos sus hilos, la trama adquiere su carácter de inabordable; forma parte constitutiva de la presencia humana, está integrada en sus funcionamientos. Volvemos a la idea de funambulistas azarosos obligados al recurso aventurero. Las teorías explicativas, tal como acuden, se dispersan por esos inmensos fondos, dejándonos al pairo de los aires evolutivos, el sino perseguidor de los asideros firmes que nunca conseguimos atrapar; con la sensación persistente de haber quedado enredados.


En el feraz ambiente de los folletos y tratados de autoayuda, la tendencia parece natural; la persecución de los detalles atenuantes de las nuemerosas ansiedades. Cualquier recurso, por recóndito que sea nos viene de perlas ante los acuciantes problemas. La avalancha de posibles soluciones facilonas, aparenta la llegada de un maná resolutivo. El asombro y la sospecha surgen ante la PROLIFERACIÓN de gurús para cada asunto planteado; con ellos resultaría que abundan las soluciones sin demasiado esfuerzo. La rotundidad de su presentación como tales es una importante señal de alarma. Su contundencia se desbarata pronto, el contacto con la realidad muestra sus falencias previamente disimuladas.


Porque, ¡Ay, amigos!, de los abismos personales, cada individuo roza un sinfín de matices; que los detecten enseguida, que no quieran ni pensar en ellos, o traten de encubrirlos, responderá a su modo de asimilarlos. Por consiguiente, es fundamental la ADAPTACIÓN de unos y otros, desde las interioridades o desde las relaciones externas. Si los sueños calderonianos, la crudeza de la vida o las sensaciones placenteras, nos alcanzan; la manera de afrontarlos no está escrita en parte alguna, y las aproximaciones no pueden ser rotundas. Con la mejor voluntad o bajo el influjo de intereses mezquinos, las adaptaciones serán circunstanciales y situadas en orizontes limítrofes.


En tiempos avanzados, poco propicios para los oráculos, sus sustitutos MANIPULADORES aparecen en cualquier sector con los disfraces adecuados para la época. Incluso rozan del aplauso necio de gran número de afectados.

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