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La farándula nos hipnoyiza si no prestamos atención a las conexiones perversas que subyacen

Penumbras cuánticas

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Hay quien lo dice, la física, la materia, y sus relaciones, son el núcleo efectivo de esta realidad acuciante del momento, adolece de una complejidad dinámica apabullante. Con sus CONEXIONES ofrecen material suficiente para calentar los magines mientras dure la presencia humana. No digamos, si consideramos el porcentaje de materia oscura inabordable, superior al 90 %, los circuitos energéticos entre las múltiples galaxias, añadidos al apasionante campo de la mente, de rasgos psicológicos abismales. Desde luego, en este asunto, el vaso de la realidad circundante no está medio lleno, sino sobrado; lo suficienbte para una cura de humildad permanente.


Humildad, dada por desaparecida en los panoramas adyacentes; no se lleva entre los individuos envanecidos de sus sapiencias, que no pasan de saberes superficiales. Quién les va a contradecir a estos elementos tan puestos de sus altos niveles; no es cuestión de realidades contrastadas, sino de actitudes personales. Ante cualquier proposición, aumentan las respuestas CORTANTES, rotundas, concluyentes; una lógica frustración les acompaña, sabedores del poco respaldo argumentativo con que cuentan. Comprendo perfectamente, conozco ese asunto; habrá que poner en cuarentena esa comprensión y ese conocimiento. Ante estudios concienzudos, suelen oponerse posicionamientos de poco fuste, arrogantes e intolerantes.


Otra versión de las frivolidades dialécticas está centrada en como son percibidas las intervenciones. Defectos de forma, intenciones, ocultamientos, suman efectos disgregadores. El conjunto promueve entendimientos DESHILACHADOS, curiosos o desgraciados, según las consecuencias. Graves posiciones políticas adoptadas con brío, pero aquejadas de la falta de razones para el ensamblaje con la vida comunitaria. Los detectamos en el independentismo sectario, manejo del dinero de los EREs, Tratado de libre comercio con EEUU y Canadá, como en múltiples asuntos relevantes. La existencia de conexiones incesantes no debieran invalidar las aproximaciones constructivas entre los responsables, aunque parece imposible hilar fino.


Las expresiones evolucionan con el tiempo, pero los comportamientos no tanto; algunas maneras se suavizan o empeoran, según los casos, aunque sin variaciones con respecto a los fondos destemplados. Los señores feudales y los caciques serían brutos en su época, pero los abusadores actuales generan miserias, hambrunas y muertes, de la peor calaña. Suelen diseñarse como gestiones distanciadas, un EUFEMISMO que no esconde las artimañas ni las penurias ocasionadas a otra gente. No vale de nada negar la colaboración de largas mayorías en semejantes desvergüenzas.Los procedimientos subsisten para el mal de los perjudicados. Las preguntas. ¿De qué gestión hablamos? ¿a favor y en contra de quienes?


Quién no se ha detenido en alguna ocasión en la contemplación de las similitudes entre las cosas, las actitudes o las personas. El parecido roza la igualdad o apenas recoge algún rasgo aislado; en gran parte dependen de como sean observadas las entidades, porque las miradas son muy particulares. En ese juego de semejanzas brotan las EXCEPCIONES, bien en forma de discrepancias o de simples diferencias. También ocurre el fenómeno inverso; cuando domina la diversidad, brota con frecuencia algún parecido. En la sociedad encontramos ambas tendencias como parte básica de las relaciones. Quienes participan de una dirección o la contraria, y quienes las utilizan de tapadera para sus inconveniencias.


Porque nadie dudará de las múltiples aplicaciones derivadas de las discordancias o de las analogías. Además de las dificultades propias para la comunicación entre las personas, cobran una prestancia inusitada los mensajes EQUÍVOCOS, verdaderos ladrones de la autenticidad. A tal extremo acudimos a estos mensajes, a su proliferación, que la pobre sinceridad permanece bajo mínimos, siendo la franqueza una actitud casi olvidada. La misma distinción entre lo verosímil y las falsedades, la hemos convertido en una labor riesgosa. Primero, porque el sinnúmero de conexiones incrementa la incertidumbre y los errores; lo cual origina decisiones impertinentes de molestas e insolidarias consecuencias.


Estamos sujetos a la imprecisión existencial. En el trato con personas esperamos algo superador de las meras influencias físicas o materiales; encontrándonos con incertidumbres asombrosas por la falta de coincidencias. Suele hablarse de nombramientos de confianza, confíamos en las conductas de cierta gente, con pocos análisis del significado de estas posiciones. Y la CONFIANZA es una cualidad básica para uno mismo, los familiares o asociados en diferentes proyectos. Acogemos confianzas de poco fuste y desconfianzas poco fundamentadas, con el devenir desfavorable para la vida social y personal. Ya no se trata de amenazas en el horizonte, las llevamos a cuestas.


Entre lo que pensamos, lo que manifestamos, lo que percibimos, lo que detectan los demás en nosotros; la batalla es incesante, la propia vida que nos mantiene en ascuas. Podemos considerar como un verdadero misterio a ese NÚCLEO persistente representado por cada persona, inseguro, impreciso, apasionante; real, pero de contornos indefinidos. La luz de ese núcleo permite el alumbramiento de las numerosas penumbras envolventes. Afortunadamente, los estados anímicos son inabarcables, sólo pensemos lo que harían con ello los manipuladores de tanta presencia en los entornos. Lanzados en esta aventura, repugnan los generadores de impedimentos para el brillo de ese núcleo comentado.


Aunque nos empeñemos en la fijación de posiciones referidas a las actuaciones humanas; esa idea monolítica muestra pronto algunas fisuras e incluso su desintegración. El experimento de las TRAYECTORIAS vitales es muy indicativo de estos lances; vistas a lo largo del tiempo son muy elocuentes de la fragilidad pétrea. El honorable de ayer acaba en piltrafa; y quién sabrá si no llegará a figura endiosada. De cerca o de lejos, los trayectos presentan adornos peculiares. ¡Ay, de las perspectiva! ¡Qué riqueza entrañan! A las trayectorias presentadas como sin cambios, de una sola pieza, les crecen los ocultamientos y la insensibilidad. Que usted es de una sola pieza, pues que bien, habríamos hallado el único ejemplar conocido.


La pugna entre la razón y el alma, las argumentaciones y los ánimos, expresa a las claras el sino de nuestro destino. La pugna es la vida, la imposición de una de ellas es imposible. En todo caso representan la punta del iceberg, del inmenso caos, de materiales, ondas e influencias. Caos ordenado por secuencias enigmáticas, quizá por la ley de la ZANAHORIA que nos ponen delante. Anhelantes de llegar a su conocimiento, sólo descubrimos nuevas incógnitas, estimulantes o aflictivas, según las maneras de pensar.


Sinteticemos entonces, apenas llegamos al condumio de aquello que palpamos por nuestros sentidos, no pasamos de los detalles superficiales. Si pretendemos los análisis, nos perdemos en los detalles. El acabado de la labor no es apropiado para la condición humana. Nos corresponde la NAVEGACIÓN entre lo inmenso.

Penumbras cuánticas

La farándula nos hipnoyiza si no prestamos atención a las conexiones perversas que subyacen
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 15 de diciembre de 2017, 07:26 h (CET)

Hay quien lo dice, la física, la materia, y sus relaciones, son el núcleo efectivo de esta realidad acuciante del momento, adolece de una complejidad dinámica apabullante. Con sus CONEXIONES ofrecen material suficiente para calentar los magines mientras dure la presencia humana. No digamos, si consideramos el porcentaje de materia oscura inabordable, superior al 90 %, los circuitos energéticos entre las múltiples galaxias, añadidos al apasionante campo de la mente, de rasgos psicológicos abismales. Desde luego, en este asunto, el vaso de la realidad circundante no está medio lleno, sino sobrado; lo suficienbte para una cura de humildad permanente.


Humildad, dada por desaparecida en los panoramas adyacentes; no se lleva entre los individuos envanecidos de sus sapiencias, que no pasan de saberes superficiales. Quién les va a contradecir a estos elementos tan puestos de sus altos niveles; no es cuestión de realidades contrastadas, sino de actitudes personales. Ante cualquier proposición, aumentan las respuestas CORTANTES, rotundas, concluyentes; una lógica frustración les acompaña, sabedores del poco respaldo argumentativo con que cuentan. Comprendo perfectamente, conozco ese asunto; habrá que poner en cuarentena esa comprensión y ese conocimiento. Ante estudios concienzudos, suelen oponerse posicionamientos de poco fuste, arrogantes e intolerantes.


Otra versión de las frivolidades dialécticas está centrada en como son percibidas las intervenciones. Defectos de forma, intenciones, ocultamientos, suman efectos disgregadores. El conjunto promueve entendimientos DESHILACHADOS, curiosos o desgraciados, según las consecuencias. Graves posiciones políticas adoptadas con brío, pero aquejadas de la falta de razones para el ensamblaje con la vida comunitaria. Los detectamos en el independentismo sectario, manejo del dinero de los EREs, Tratado de libre comercio con EEUU y Canadá, como en múltiples asuntos relevantes. La existencia de conexiones incesantes no debieran invalidar las aproximaciones constructivas entre los responsables, aunque parece imposible hilar fino.


Las expresiones evolucionan con el tiempo, pero los comportamientos no tanto; algunas maneras se suavizan o empeoran, según los casos, aunque sin variaciones con respecto a los fondos destemplados. Los señores feudales y los caciques serían brutos en su época, pero los abusadores actuales generan miserias, hambrunas y muertes, de la peor calaña. Suelen diseñarse como gestiones distanciadas, un EUFEMISMO que no esconde las artimañas ni las penurias ocasionadas a otra gente. No vale de nada negar la colaboración de largas mayorías en semejantes desvergüenzas.Los procedimientos subsisten para el mal de los perjudicados. Las preguntas. ¿De qué gestión hablamos? ¿a favor y en contra de quienes?


Quién no se ha detenido en alguna ocasión en la contemplación de las similitudes entre las cosas, las actitudes o las personas. El parecido roza la igualdad o apenas recoge algún rasgo aislado; en gran parte dependen de como sean observadas las entidades, porque las miradas son muy particulares. En ese juego de semejanzas brotan las EXCEPCIONES, bien en forma de discrepancias o de simples diferencias. También ocurre el fenómeno inverso; cuando domina la diversidad, brota con frecuencia algún parecido. En la sociedad encontramos ambas tendencias como parte básica de las relaciones. Quienes participan de una dirección o la contraria, y quienes las utilizan de tapadera para sus inconveniencias.


Porque nadie dudará de las múltiples aplicaciones derivadas de las discordancias o de las analogías. Además de las dificultades propias para la comunicación entre las personas, cobran una prestancia inusitada los mensajes EQUÍVOCOS, verdaderos ladrones de la autenticidad. A tal extremo acudimos a estos mensajes, a su proliferación, que la pobre sinceridad permanece bajo mínimos, siendo la franqueza una actitud casi olvidada. La misma distinción entre lo verosímil y las falsedades, la hemos convertido en una labor riesgosa. Primero, porque el sinnúmero de conexiones incrementa la incertidumbre y los errores; lo cual origina decisiones impertinentes de molestas e insolidarias consecuencias.


Estamos sujetos a la imprecisión existencial. En el trato con personas esperamos algo superador de las meras influencias físicas o materiales; encontrándonos con incertidumbres asombrosas por la falta de coincidencias. Suele hablarse de nombramientos de confianza, confíamos en las conductas de cierta gente, con pocos análisis del significado de estas posiciones. Y la CONFIANZA es una cualidad básica para uno mismo, los familiares o asociados en diferentes proyectos. Acogemos confianzas de poco fuste y desconfianzas poco fundamentadas, con el devenir desfavorable para la vida social y personal. Ya no se trata de amenazas en el horizonte, las llevamos a cuestas.


Entre lo que pensamos, lo que manifestamos, lo que percibimos, lo que detectan los demás en nosotros; la batalla es incesante, la propia vida que nos mantiene en ascuas. Podemos considerar como un verdadero misterio a ese NÚCLEO persistente representado por cada persona, inseguro, impreciso, apasionante; real, pero de contornos indefinidos. La luz de ese núcleo permite el alumbramiento de las numerosas penumbras envolventes. Afortunadamente, los estados anímicos son inabarcables, sólo pensemos lo que harían con ello los manipuladores de tanta presencia en los entornos. Lanzados en esta aventura, repugnan los generadores de impedimentos para el brillo de ese núcleo comentado.


Aunque nos empeñemos en la fijación de posiciones referidas a las actuaciones humanas; esa idea monolítica muestra pronto algunas fisuras e incluso su desintegración. El experimento de las TRAYECTORIAS vitales es muy indicativo de estos lances; vistas a lo largo del tiempo son muy elocuentes de la fragilidad pétrea. El honorable de ayer acaba en piltrafa; y quién sabrá si no llegará a figura endiosada. De cerca o de lejos, los trayectos presentan adornos peculiares. ¡Ay, de las perspectiva! ¡Qué riqueza entrañan! A las trayectorias presentadas como sin cambios, de una sola pieza, les crecen los ocultamientos y la insensibilidad. Que usted es de una sola pieza, pues que bien, habríamos hallado el único ejemplar conocido.


La pugna entre la razón y el alma, las argumentaciones y los ánimos, expresa a las claras el sino de nuestro destino. La pugna es la vida, la imposición de una de ellas es imposible. En todo caso representan la punta del iceberg, del inmenso caos, de materiales, ondas e influencias. Caos ordenado por secuencias enigmáticas, quizá por la ley de la ZANAHORIA que nos ponen delante. Anhelantes de llegar a su conocimiento, sólo descubrimos nuevas incógnitas, estimulantes o aflictivas, según las maneras de pensar.


Sinteticemos entonces, apenas llegamos al condumio de aquello que palpamos por nuestros sentidos, no pasamos de los detalles superficiales. Si pretendemos los análisis, nos perdemos en los detalles. El acabado de la labor no es apropiado para la condición humana. Nos corresponde la NAVEGACIÓN entre lo inmenso.

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