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“Los chantajistas emocionales ponen un precio muy alto a las relaciones: tenerlos contentos cuesta mucho” Anónimo

¿Deberemos contentar al separatismo para que se modere?

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Hoy, en el TS, el juez Llanera ha interrogado a los separatistas catalanes, que todavía siguen en prisión, para valorar su petición de excarcelación basada, según han hecho constar sus abogados, en la predisposición de todos ellos de aceptar el Artº 155 de la Constitución y su disposición a prometer, cara al futuro, mantenerse dentro de los cauces de la legalidad. Como ya comentamos en otro escrito, es muy fácil (además así se lo ha recomendado, desde su retiro idílico en una ciudad Belga, el mismo Puigdemont) prometer aquello que, en realidad, no se está dispuesto a respetar si, mediante esta fórmula, meramente protocolaria, se consigue abandonar las incomodidades y el aislamiento debido a su estancia en una prisión del Estado.

Parece que la resolución del señor juez se va a retrasar al próximo lunes, pero nadie duda o, al menos, muchos tienen el convencimiento de que, en esta ocasión, pese a la opinión en contra del señor fiscal, que alega peligro de fuga ( yo preferiría creer que, el peligro más claro es el de reincidir, en un plazo más o menos largo en los actos delictivos que dieron motivo a su imputación por la jueza Lamela), todos los encarcelados van a ser puestos en libertad para que puedan presentarse y hacer campaña electoral ( en favor del independentismo), durante los días que quedan hasta el 21D, fecha de la celebración de las anunciadas elecciones autonómicas para Cataluña.

Es obvio y a nadie se le oculta que, los partidos que se presenten bajo las siglas de Junts per Cataluña, en principio el PDEcat y los demás que decidan adherirse, intentarán, en la medida que se lo permita la Junta Electoral y las leyes de la nación, presentar estos comicios de tipo autonómico, como un plebiscito (algo que ya hicieron en aquel simulacro ilegal del 9N del 2014) sobre si, los ciudadanos catalanes, desean la independencia o la rechazan. Una victoria, aunque fuera pírrica, del grupo independentista, en escaños, bastaría para que ellos la vendieran como la confirmación de que, en Cataluña, esta opción tiene la mayoría suficiente para tirar adelante el famoso process; quizá no de inmediato, pero sí a la menor ocasión (cambio de gobierno del Estado, salida del PP y entrada del PSOE o cualquier otra combinación de partidos gobernantes, que no fueran tan taxativos en el respecto a la Constitución) que se les presentara y que fuera más favorable a sus pretensiones.

Insistimos en la precariedad de lo conseguido con la aplicación del 155 y del escaso fruto que, en relación a cortar de raíz, al menos por un largo plazo, las aspiraciones independentistas de los catalanes, se ha sacado de esta medida que debería haber entrado a resolver el problema del adoctrinamiento en las escuelas y en las universidades catalanas, sobre los escolares y universitarios, a los que se les ha educado en la creencia de que España se aprovechaba de los ciudadanos de Cataluña; que el resto de autonomías se beneficiaban de la riqueza de esta autonomía; que los catalanes eran los que trabajaban en España y el resto vagueaba o que la riqueza de España estaba concentrada en Cataluña y el resto de españoles deseaban esquilmarla. La aplicación de esta intervención estatal en la comunidad catalana, provocada por la deslealtad, la rebelión y el desafío del independentismo, lejos de dejar un resultado positivo, de haber realizado una limpieza de cargos ocupados por independentistas y de haber evitado que, la propaganda de medios como TV3 o Cataluña Radio, hubiera cesado; impidiendo que todos los paniaguados extremistas que se han ocupado de ellos durante años, pudieran continuar usándolos para, desde ellos, difundir con plena indemnidad todos los bulos, mentiras, engaños y falsas informaciones de las que se han ido valiendo, para convencer a los miles de catalanes que han caído en la trampa de que era necesario quitarse de encima a la nación española y al resto de los españoles que eran los que se venían “aprovechando” del “trabajo” de los catalanes. Todo sigue igual: los de la TV· y de Radio Cataluña mantienen en alto sus ataques al Gobierno español y siguen sembrando cizaña sobre las actuaciones de los representantes del Gobierno que se han hecho cargo del control de las finanzas catalanas.

Han llegado al colmo de querer achacar a la aplicación del Artº 155 de la Constitución, la disminución de la llegada de turistas; la reducción de las ventas en el comercio; el éxodo masivo de empresas que parece que, cada vez, en lugar de disminuir como se presumía con la llegada del 155, sigue aumentado debido a que nadie confía en que, como al principio se creía, sus efectos se prolonguen más allá del tiempo de su duración de carácter excepcional. La posibilidad, más que probable, de que los que han sido los causantes de que se haya llegado a este extremo - en parte por la debilidad del gobierno de Rajoy y, en parte, por la tendencia de la Justicia a evitar, en lo posible, tomar medidas que pudieran considerarse, erróneamente por supuesto, de carácter político – tengan la posibilidad de volver a ocupar sus antiguos puestos en la Generalitat y en el mismo Parlamento de Cataluña, hace pensar que, toda esta parafernalia en torno a la necesidad o no de aplicar el 155, habrá sido, con toda probabilidad, inútil, insuficiente, sin resultados tangibles y, en el mejor de los casos, un simple lapso durante el cual, los independentistas, seguirán conspirando para intentar conseguir el resquicio legal o los apoyos externos que les permitan volver a la carga dentro de uno, dos o tres años.

Observen como el PSOE, a través de sus representantes del PSC, entregado a su comodín en Cataluña, el señor Iceta, ya está maniobrando para partir peras con los del PP, buscando el apoyo de los situados más a su izquierda, como pudieran ser los de Podemos o los anarquistas de la CUP, para formar un gobierno siempre que, el próximo presidente de Cataluña, fuera él. Lo niega, porque sabe que esto le restaría los votos que intenta arrebatar a los más moderados del PDEcat o los que piensa que puede conseguir a costa de C´s, ya que pocos o ninguno podría sacar de un PP que, en Cataluña, tiene nulas posibilidad de obtener un resultado mejor del que ha venido consiguiendo en las últimas elecciones que se han celebrado. La descabellada propuesta de Iceta, presentada en un momento de lo más inoportuno, mostrando su poca sintonía con los restantes partidos constitucionalistas, menos con el PSOE de P.Sánchez, que todavía sigue en esta actitud equívoca de la que mucho nos tememos va a sacar provecho en el momento en el que decida poner en un brete a Rajoy y su gobierno.

Una anotación sobre Podemos. Es evidente que el señor P.Iglesias, cada día más cuestionado dentro de su propio partido, alejado de muchos de sus colaboradores más destacados, como es el caso de Errejón o de Carolina Bescansa; parece dispuesto a jugar a erigirse en defensor de los separatistas catalanes y conseguir su confianza ( no sabemos, exactamente, cómo están sus relaciones con la díscola Ada Colau, que parece ir por libre) en vistas de establecer en la comunidad catalana su cabeza de puente, seguramente confiando en el evidente sentimiento izquierdista de los catalanes, demostrado a través de años en los que ERC, los comunistas y, en tiempos más recientes, los mismos socialistas que, durante muchas legislaturas consiguieron las mejores votaciones en los municipios catalanes y en el mismo Parlament de Cataluña. La posibilidad de que esta situación se produzca en la autonomía catalana dependerá de las agallas, la determinación y el valor de quienes tienen en sus manos los medios para conseguir darle la vuelta a esta pintoresca y amenazante situación. En caso contrario, es posible que dentro o fuera de España, la autonomía catalana y algunas otras que puedan optar por seguir su ejemplo, se convierta en un peligro, no sólo para España y el resto de españoles, sino para la propia Europa, que va a verse seriamente amenazada desde otro foco del comunismo que nos ha venido apoyado por la Venezuela del señor Maduro.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cuando escuchamos el proyecto de Iceta de pedir que el Estado condone a los catalanes su deuda ( más de 52.000 millones de euros), como si todo lo que han hecho sus responsables, invirtiendo parte de lo recibido de la financiación del Estado o de los préstamos a través del FLA, en la creación de una administración paralela a la del Estado español, con el claro propósito de estar preparados para el caso de que tuvieran que hacerse cargo (si lograran conseguir la independencia) no hubiera sido despilfarrar todo lo que se les ha dado; pensamos que ya es hora de que se les enseñe a administrarse haciendo que se ajusten el cinturón de la moderación en el gasto. Una parte de la deuda total catalana (unos 70.000 millones de euros o más) se debe a que una parte importante de lo recibido del Estado español lo han dedicado a fines que nada tenían que ver con lo que les interesaba a los ciudadanos de Cataluña, sino más bien a sueldos, compras, gastos de administración y otros relacionados directamente con sus proyectos secesionistas. Si no se actúa con firmeza el problema va a persistir.

¿Deberemos contentar al separatismo para que se modere?

“Los chantajistas emocionales ponen un precio muy alto a las relaciones: tenerlos contentos cuesta mucho” Anónimo
Miguel Massanet
sábado, 2 de diciembre de 2017, 13:23 h (CET)
Hoy, en el TS, el juez Llanera ha interrogado a los separatistas catalanes, que todavía siguen en prisión, para valorar su petición de excarcelación basada, según han hecho constar sus abogados, en la predisposición de todos ellos de aceptar el Artº 155 de la Constitución y su disposición a prometer, cara al futuro, mantenerse dentro de los cauces de la legalidad. Como ya comentamos en otro escrito, es muy fácil (además así se lo ha recomendado, desde su retiro idílico en una ciudad Belga, el mismo Puigdemont) prometer aquello que, en realidad, no se está dispuesto a respetar si, mediante esta fórmula, meramente protocolaria, se consigue abandonar las incomodidades y el aislamiento debido a su estancia en una prisión del Estado.

Parece que la resolución del señor juez se va a retrasar al próximo lunes, pero nadie duda o, al menos, muchos tienen el convencimiento de que, en esta ocasión, pese a la opinión en contra del señor fiscal, que alega peligro de fuga ( yo preferiría creer que, el peligro más claro es el de reincidir, en un plazo más o menos largo en los actos delictivos que dieron motivo a su imputación por la jueza Lamela), todos los encarcelados van a ser puestos en libertad para que puedan presentarse y hacer campaña electoral ( en favor del independentismo), durante los días que quedan hasta el 21D, fecha de la celebración de las anunciadas elecciones autonómicas para Cataluña.

Es obvio y a nadie se le oculta que, los partidos que se presenten bajo las siglas de Junts per Cataluña, en principio el PDEcat y los demás que decidan adherirse, intentarán, en la medida que se lo permita la Junta Electoral y las leyes de la nación, presentar estos comicios de tipo autonómico, como un plebiscito (algo que ya hicieron en aquel simulacro ilegal del 9N del 2014) sobre si, los ciudadanos catalanes, desean la independencia o la rechazan. Una victoria, aunque fuera pírrica, del grupo independentista, en escaños, bastaría para que ellos la vendieran como la confirmación de que, en Cataluña, esta opción tiene la mayoría suficiente para tirar adelante el famoso process; quizá no de inmediato, pero sí a la menor ocasión (cambio de gobierno del Estado, salida del PP y entrada del PSOE o cualquier otra combinación de partidos gobernantes, que no fueran tan taxativos en el respecto a la Constitución) que se les presentara y que fuera más favorable a sus pretensiones.

Insistimos en la precariedad de lo conseguido con la aplicación del 155 y del escaso fruto que, en relación a cortar de raíz, al menos por un largo plazo, las aspiraciones independentistas de los catalanes, se ha sacado de esta medida que debería haber entrado a resolver el problema del adoctrinamiento en las escuelas y en las universidades catalanas, sobre los escolares y universitarios, a los que se les ha educado en la creencia de que España se aprovechaba de los ciudadanos de Cataluña; que el resto de autonomías se beneficiaban de la riqueza de esta autonomía; que los catalanes eran los que trabajaban en España y el resto vagueaba o que la riqueza de España estaba concentrada en Cataluña y el resto de españoles deseaban esquilmarla. La aplicación de esta intervención estatal en la comunidad catalana, provocada por la deslealtad, la rebelión y el desafío del independentismo, lejos de dejar un resultado positivo, de haber realizado una limpieza de cargos ocupados por independentistas y de haber evitado que, la propaganda de medios como TV3 o Cataluña Radio, hubiera cesado; impidiendo que todos los paniaguados extremistas que se han ocupado de ellos durante años, pudieran continuar usándolos para, desde ellos, difundir con plena indemnidad todos los bulos, mentiras, engaños y falsas informaciones de las que se han ido valiendo, para convencer a los miles de catalanes que han caído en la trampa de que era necesario quitarse de encima a la nación española y al resto de los españoles que eran los que se venían “aprovechando” del “trabajo” de los catalanes. Todo sigue igual: los de la TV· y de Radio Cataluña mantienen en alto sus ataques al Gobierno español y siguen sembrando cizaña sobre las actuaciones de los representantes del Gobierno que se han hecho cargo del control de las finanzas catalanas.

Han llegado al colmo de querer achacar a la aplicación del Artº 155 de la Constitución, la disminución de la llegada de turistas; la reducción de las ventas en el comercio; el éxodo masivo de empresas que parece que, cada vez, en lugar de disminuir como se presumía con la llegada del 155, sigue aumentado debido a que nadie confía en que, como al principio se creía, sus efectos se prolonguen más allá del tiempo de su duración de carácter excepcional. La posibilidad, más que probable, de que los que han sido los causantes de que se haya llegado a este extremo - en parte por la debilidad del gobierno de Rajoy y, en parte, por la tendencia de la Justicia a evitar, en lo posible, tomar medidas que pudieran considerarse, erróneamente por supuesto, de carácter político – tengan la posibilidad de volver a ocupar sus antiguos puestos en la Generalitat y en el mismo Parlamento de Cataluña, hace pensar que, toda esta parafernalia en torno a la necesidad o no de aplicar el 155, habrá sido, con toda probabilidad, inútil, insuficiente, sin resultados tangibles y, en el mejor de los casos, un simple lapso durante el cual, los independentistas, seguirán conspirando para intentar conseguir el resquicio legal o los apoyos externos que les permitan volver a la carga dentro de uno, dos o tres años.

Observen como el PSOE, a través de sus representantes del PSC, entregado a su comodín en Cataluña, el señor Iceta, ya está maniobrando para partir peras con los del PP, buscando el apoyo de los situados más a su izquierda, como pudieran ser los de Podemos o los anarquistas de la CUP, para formar un gobierno siempre que, el próximo presidente de Cataluña, fuera él. Lo niega, porque sabe que esto le restaría los votos que intenta arrebatar a los más moderados del PDEcat o los que piensa que puede conseguir a costa de C´s, ya que pocos o ninguno podría sacar de un PP que, en Cataluña, tiene nulas posibilidad de obtener un resultado mejor del que ha venido consiguiendo en las últimas elecciones que se han celebrado. La descabellada propuesta de Iceta, presentada en un momento de lo más inoportuno, mostrando su poca sintonía con los restantes partidos constitucionalistas, menos con el PSOE de P.Sánchez, que todavía sigue en esta actitud equívoca de la que mucho nos tememos va a sacar provecho en el momento en el que decida poner en un brete a Rajoy y su gobierno.

Una anotación sobre Podemos. Es evidente que el señor P.Iglesias, cada día más cuestionado dentro de su propio partido, alejado de muchos de sus colaboradores más destacados, como es el caso de Errejón o de Carolina Bescansa; parece dispuesto a jugar a erigirse en defensor de los separatistas catalanes y conseguir su confianza ( no sabemos, exactamente, cómo están sus relaciones con la díscola Ada Colau, que parece ir por libre) en vistas de establecer en la comunidad catalana su cabeza de puente, seguramente confiando en el evidente sentimiento izquierdista de los catalanes, demostrado a través de años en los que ERC, los comunistas y, en tiempos más recientes, los mismos socialistas que, durante muchas legislaturas consiguieron las mejores votaciones en los municipios catalanes y en el mismo Parlament de Cataluña. La posibilidad de que esta situación se produzca en la autonomía catalana dependerá de las agallas, la determinación y el valor de quienes tienen en sus manos los medios para conseguir darle la vuelta a esta pintoresca y amenazante situación. En caso contrario, es posible que dentro o fuera de España, la autonomía catalana y algunas otras que puedan optar por seguir su ejemplo, se convierta en un peligro, no sólo para España y el resto de españoles, sino para la propia Europa, que va a verse seriamente amenazada desde otro foco del comunismo que nos ha venido apoyado por la Venezuela del señor Maduro.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cuando escuchamos el proyecto de Iceta de pedir que el Estado condone a los catalanes su deuda ( más de 52.000 millones de euros), como si todo lo que han hecho sus responsables, invirtiendo parte de lo recibido de la financiación del Estado o de los préstamos a través del FLA, en la creación de una administración paralela a la del Estado español, con el claro propósito de estar preparados para el caso de que tuvieran que hacerse cargo (si lograran conseguir la independencia) no hubiera sido despilfarrar todo lo que se les ha dado; pensamos que ya es hora de que se les enseñe a administrarse haciendo que se ajusten el cinturón de la moderación en el gasto. Una parte de la deuda total catalana (unos 70.000 millones de euros o más) se debe a que una parte importante de lo recibido del Estado español lo han dedicado a fines que nada tenían que ver con lo que les interesaba a los ciudadanos de Cataluña, sino más bien a sueldos, compras, gastos de administración y otros relacionados directamente con sus proyectos secesionistas. Si no se actúa con firmeza el problema va a persistir.

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