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“Temprano en la vida tuve que elegir entre la arrogancia honesta y la humillación hipócrita. Elegí lo primero y no he visto razón para cambiar” Frank Lloyd Wright

¿Para este mísero resultado el 155 de la Constitución?

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Después de que hayamos experimentado la primera fase de la aplicación del tan “temido” Art. 155 de la Constitución española, del que tanto esperábamos para poner orden en esta calamidad catalana, deberemos confesar que nos encontramos profundamente decepcionados y, si tenemos que hablar con franqueza, disgustados con los pobres resultados que se vienen obteniendo, en cuanto a lo que debería haber sido un freno a todo el tinglado independentista y un aviso para quienes seguían a pies juntillas las ideas de estos políticos prevaricadores, desleales y obcecados que han venido defendiendo, y siguen en ello, esta absurda propuesta de convertir la autonomía catalana en un estado independiente.

¿Cómo podemos entender que nos hayamos tenido que disculpar por el empleo de las fuerzas de policía, ante un ataque evidente a la autonomía del poder Judicial español respecto a su derecho a encomendar a la policía judicial realizar un registro en unas dependencias del gobierno catalán? o, ¿cómo nos vemos obligados a pasar por la vergüenza de que, los magistrados belgas, pongan en duda la salubridad y acondicionamiento de nuestras cárceles para acoger a un prófugo de la justicia y presunto responsable de delitos de sedición, rebelión , prevaricación y malversador de caudales públicos? Y todo ello cuando se da la circunstancia de que, las cárceles belgas, resultan (y así se lo ha dicho Europa) ser las que en peores condiciones se encuentran en toda la UE. Pero todo ello no es nada cuando, después de haber cesado al gobierno de la Generalidad y cerrado el Parlamento de Cataluña, imputando a todos sus miembros; nos encontramos ante esta absurda contradicción de que: los mismos integrantes de aquellas instituciones están ahora en condiciones para presentarse, de nuevo, para ocupar aquellos mismos cargos de los fueron expulsados por haber incurrido en los delitos por los que todavía siguen encausados. Y esto lo defienden los miembros del Ejecutivo como algo “conveniente”

Contrariamente a lo que algunos pudimos imaginar, tanto la TV3 como Radio Cataluña, siguen en su línea de apoyo al separatismo, sin que el citado artículo constitucional haya sido capaz de impedir que, desde ellas, se siguiera haciendo apología de un delito tan grave como es el de intentar romper la unidad de la nación española. Nos encontramos con periodistas, incapaces de reconocer hasta qué punto han sido capaces de llevar a la autonomía catalana al desastre, con sus ideas aislacionistas y rompedoras, sin valorar el perjuicio de que 2700 empresas, todas ellas importantes, hayan cambiado su sede social y fiscal para instalarse en otras comunidades o fuera de España; con el objetivo de evitar los previstos efectos de la inestabilidad de Cataluña en los resultados de sus balances. El que la señora Rahola, en La Vanguardia, se dedique a insultar impunemente a España, a los españoles y a sus instituciones, sacando a colación una dictadura que hace 80 años que finalizó, olvidándose de que los que tenían el poder fueron los que tendieron la mano a los que habían luchado contra ellos; para que, entre todos, fueran capaces de formar una democracia, con una nueva Constitución, en la que todos colaboraron para que sirviera para olvidarse de las heridas ( que en ambas partes las hubo y las maldades que hubo en la zona republicana no fueron ni menores en número ni, basta hablar de la checas, de menos sadismo y crueldad) de una guerra civil en la que hubo cientos de miles de muertos de ambos bandos.

No es de recibo que, esta amante de los sofismas políticos, la señora Rahola, avale que fueran declaradas nulas todas las sentencias del franquismo sin que nadie se haya tomado la molestia de revisar aquellas causas en las que fueron condenados miles de sujetos con las manos manchadas de sangre y, sobre cuyas conciencias pesaban cargos de torturas, asesinatos, violaciones, robos a mano armada y, toda una colección de delitos amparados por el odio, la venganza, la envidia y el revanchismo. Expresiones de una zafiedad como “…lo peor de la dictadura fue que salió gratis, que nadie pagó por 40 años de represión (sería para aquellos que insistieron en apoyar a los maquis o los rojos que no se atrevieron a regresar a España por miedo a la Justicia), de maldad, de pura mierda (una expresión más propia de una alcahueta de prostíbulo que de una señora periodista). ¡Cuánto de sectarismo, mala uva y radicalismo, en alguien que ha vivido toda su vida de estar metida hasta la coronilla en la política de extrema izquierda, que ha sido la niña mimada de los Godó, los Junquera y de todos aquellos que primero pertenecieron al terrorismo catalán y luego fueron a parar a la ERC, uno de los partidos que, durante la Guerra Civil tuvieron sus propias checas, en las que se torturaba a quienes no comulgaban con sus ideas y a no pocos de los de la CNT o del POUM, cuando se produjeron los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, en los que su partido, ERC, colaboró con los comunistas para masacrar a sus compañeros de armas en contra del franquismo, los de la CNT y el POUM.

Y es que la memoria sesgada de algunos les hace que sólo recuerden lo que les conviene. La causa de que ahora, en esta España de 1917, nos encontremos en la comunidad catalana ante el dilema de hundirnos para siempre en un estado de gobierno comunista o seamos capaces de acabar con quienes están dispuestos a seguir manteniendo sus ideas independentistas y comunistoides, hasta acabar con cualquier posibilidad de reconciliación y sumergidos en el abismo de la intolerancia, la ruina económica y el grave enfrentamiento entre los catalanes de ideas separatistas y los que quieren seguir siendo españoles, hablamos de un 50% de la población lo que, como es evidente, puede conducir a una situación harto peligrosa. Por otra parte, el señor Rajoy sigue empeñado en mantener una postura amable, dialogante, negociadora y, cuando ya hizo lo más difícil poniendo en marcha el 155, ahora parece que se asustara de lo que ha hecho y sigue en su clásica postura de ir trampeando. Advierte muy solemnemente (ante la posibilidad, más que probable, de que los independentistas renueven mayoría en el Parlament catalán y en la Generalitat) a los independentistas y comunistas que pudieran renovar la mayoría en las instituciones catalanas, de que “si ganan, deberán respetar la ley”. Veamos si somos capaces de reflexionar con claridad: ¿cómo van a respetar la Ley unos señores, a los que se echó de sus cargos y, apenas unos meses después, habrán sido reelegidos para ocupar los mismos puestos de los que, por medio del 155, fueron apartados? Es algo increíble.

¿Qué temor y respeto van a tener, estos secesionistas, de un Gobierno que se presentaba como un poder omnipotente y ha acabado pidiendo árnica a aquellos a los que pretendió infundir temor? Los ministros ya no hacen más que pedir colaboración; Rajoy ya pide que las empresas, a las que facilitó con un decreto que se pudieran erradicar de Cataluña, que vuelva y esto, incluso antes de que se hayan celebrado las elecciones del 21 de diciembre y, en consecuencia sin saber lo que va a suceder el día 22. Es evidente que, las empresas y sus directivos, no van a hacerle el más mínimo caso antes de que comprueben quienes son los vencedores en esta comunidad. En caso de que, se conforme una mayoría separatista es evidente que una segunda tanda, en esta ocasión puede que mucho mayor en número que la primera, decidan seguir el ejemplo de las que ya se fueron y, por supuesto, ninguna o muy pocas, especialmente de las grandes empresas, querrán correr el riesgo de que, en un año o en dos, se repita la misma situación de desgobierno como ha sucedido durante estos últimos meses.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos cuesta seguir pensando que un gobierno, como el que tenemos del PP, en manos de una ejecutiva tan timorata como la que tiene el señor Mariano Rajoy, pueda seguir inspirándonos confianza para sacar a España de un problema de tanta entidad como es el de Cataluña. Estamos convencidos de que no se ha hecho nada verdaderamente efectivo para evitar que, los que pretenden la independencia de Cataluña, si no en un futuro a medio plazo pero sí en un futuro más o menos cercano, van a intentar, con un gobierno socialista o incluso con otro de centro derecha, volver a insistir en sus reclamaciones. No pierdan de vista que ya están pretendiendo introducir unos factores nuevos cuando hablan de un pacto con el Gobierno para obtener la independencia, pero, en este caso, con la intervención de la UE. Cualquiera que entienda un poco de política no se creerá que, este añadido, no tiene un contenido explosivo. O al menos así lo vemos nosotros.,

¿Para este mísero resultado el 155 de la Constitución?

“Temprano en la vida tuve que elegir entre la arrogancia honesta y la humillación hipócrita. Elegí lo primero y no he visto razón para cambiar” Frank Lloyd Wright
Miguel Massanet
miércoles, 29 de noviembre de 2017, 08:18 h (CET)
Después de que hayamos experimentado la primera fase de la aplicación del tan “temido” Art. 155 de la Constitución española, del que tanto esperábamos para poner orden en esta calamidad catalana, deberemos confesar que nos encontramos profundamente decepcionados y, si tenemos que hablar con franqueza, disgustados con los pobres resultados que se vienen obteniendo, en cuanto a lo que debería haber sido un freno a todo el tinglado independentista y un aviso para quienes seguían a pies juntillas las ideas de estos políticos prevaricadores, desleales y obcecados que han venido defendiendo, y siguen en ello, esta absurda propuesta de convertir la autonomía catalana en un estado independiente.

¿Cómo podemos entender que nos hayamos tenido que disculpar por el empleo de las fuerzas de policía, ante un ataque evidente a la autonomía del poder Judicial español respecto a su derecho a encomendar a la policía judicial realizar un registro en unas dependencias del gobierno catalán? o, ¿cómo nos vemos obligados a pasar por la vergüenza de que, los magistrados belgas, pongan en duda la salubridad y acondicionamiento de nuestras cárceles para acoger a un prófugo de la justicia y presunto responsable de delitos de sedición, rebelión , prevaricación y malversador de caudales públicos? Y todo ello cuando se da la circunstancia de que, las cárceles belgas, resultan (y así se lo ha dicho Europa) ser las que en peores condiciones se encuentran en toda la UE. Pero todo ello no es nada cuando, después de haber cesado al gobierno de la Generalidad y cerrado el Parlamento de Cataluña, imputando a todos sus miembros; nos encontramos ante esta absurda contradicción de que: los mismos integrantes de aquellas instituciones están ahora en condiciones para presentarse, de nuevo, para ocupar aquellos mismos cargos de los fueron expulsados por haber incurrido en los delitos por los que todavía siguen encausados. Y esto lo defienden los miembros del Ejecutivo como algo “conveniente”

Contrariamente a lo que algunos pudimos imaginar, tanto la TV3 como Radio Cataluña, siguen en su línea de apoyo al separatismo, sin que el citado artículo constitucional haya sido capaz de impedir que, desde ellas, se siguiera haciendo apología de un delito tan grave como es el de intentar romper la unidad de la nación española. Nos encontramos con periodistas, incapaces de reconocer hasta qué punto han sido capaces de llevar a la autonomía catalana al desastre, con sus ideas aislacionistas y rompedoras, sin valorar el perjuicio de que 2700 empresas, todas ellas importantes, hayan cambiado su sede social y fiscal para instalarse en otras comunidades o fuera de España; con el objetivo de evitar los previstos efectos de la inestabilidad de Cataluña en los resultados de sus balances. El que la señora Rahola, en La Vanguardia, se dedique a insultar impunemente a España, a los españoles y a sus instituciones, sacando a colación una dictadura que hace 80 años que finalizó, olvidándose de que los que tenían el poder fueron los que tendieron la mano a los que habían luchado contra ellos; para que, entre todos, fueran capaces de formar una democracia, con una nueva Constitución, en la que todos colaboraron para que sirviera para olvidarse de las heridas ( que en ambas partes las hubo y las maldades que hubo en la zona republicana no fueron ni menores en número ni, basta hablar de la checas, de menos sadismo y crueldad) de una guerra civil en la que hubo cientos de miles de muertos de ambos bandos.

No es de recibo que, esta amante de los sofismas políticos, la señora Rahola, avale que fueran declaradas nulas todas las sentencias del franquismo sin que nadie se haya tomado la molestia de revisar aquellas causas en las que fueron condenados miles de sujetos con las manos manchadas de sangre y, sobre cuyas conciencias pesaban cargos de torturas, asesinatos, violaciones, robos a mano armada y, toda una colección de delitos amparados por el odio, la venganza, la envidia y el revanchismo. Expresiones de una zafiedad como “…lo peor de la dictadura fue que salió gratis, que nadie pagó por 40 años de represión (sería para aquellos que insistieron en apoyar a los maquis o los rojos que no se atrevieron a regresar a España por miedo a la Justicia), de maldad, de pura mierda (una expresión más propia de una alcahueta de prostíbulo que de una señora periodista). ¡Cuánto de sectarismo, mala uva y radicalismo, en alguien que ha vivido toda su vida de estar metida hasta la coronilla en la política de extrema izquierda, que ha sido la niña mimada de los Godó, los Junquera y de todos aquellos que primero pertenecieron al terrorismo catalán y luego fueron a parar a la ERC, uno de los partidos que, durante la Guerra Civil tuvieron sus propias checas, en las que se torturaba a quienes no comulgaban con sus ideas y a no pocos de los de la CNT o del POUM, cuando se produjeron los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, en los que su partido, ERC, colaboró con los comunistas para masacrar a sus compañeros de armas en contra del franquismo, los de la CNT y el POUM.

Y es que la memoria sesgada de algunos les hace que sólo recuerden lo que les conviene. La causa de que ahora, en esta España de 1917, nos encontremos en la comunidad catalana ante el dilema de hundirnos para siempre en un estado de gobierno comunista o seamos capaces de acabar con quienes están dispuestos a seguir manteniendo sus ideas independentistas y comunistoides, hasta acabar con cualquier posibilidad de reconciliación y sumergidos en el abismo de la intolerancia, la ruina económica y el grave enfrentamiento entre los catalanes de ideas separatistas y los que quieren seguir siendo españoles, hablamos de un 50% de la población lo que, como es evidente, puede conducir a una situación harto peligrosa. Por otra parte, el señor Rajoy sigue empeñado en mantener una postura amable, dialogante, negociadora y, cuando ya hizo lo más difícil poniendo en marcha el 155, ahora parece que se asustara de lo que ha hecho y sigue en su clásica postura de ir trampeando. Advierte muy solemnemente (ante la posibilidad, más que probable, de que los independentistas renueven mayoría en el Parlament catalán y en la Generalitat) a los independentistas y comunistas que pudieran renovar la mayoría en las instituciones catalanas, de que “si ganan, deberán respetar la ley”. Veamos si somos capaces de reflexionar con claridad: ¿cómo van a respetar la Ley unos señores, a los que se echó de sus cargos y, apenas unos meses después, habrán sido reelegidos para ocupar los mismos puestos de los que, por medio del 155, fueron apartados? Es algo increíble.

¿Qué temor y respeto van a tener, estos secesionistas, de un Gobierno que se presentaba como un poder omnipotente y ha acabado pidiendo árnica a aquellos a los que pretendió infundir temor? Los ministros ya no hacen más que pedir colaboración; Rajoy ya pide que las empresas, a las que facilitó con un decreto que se pudieran erradicar de Cataluña, que vuelva y esto, incluso antes de que se hayan celebrado las elecciones del 21 de diciembre y, en consecuencia sin saber lo que va a suceder el día 22. Es evidente que, las empresas y sus directivos, no van a hacerle el más mínimo caso antes de que comprueben quienes son los vencedores en esta comunidad. En caso de que, se conforme una mayoría separatista es evidente que una segunda tanda, en esta ocasión puede que mucho mayor en número que la primera, decidan seguir el ejemplo de las que ya se fueron y, por supuesto, ninguna o muy pocas, especialmente de las grandes empresas, querrán correr el riesgo de que, en un año o en dos, se repita la misma situación de desgobierno como ha sucedido durante estos últimos meses.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos cuesta seguir pensando que un gobierno, como el que tenemos del PP, en manos de una ejecutiva tan timorata como la que tiene el señor Mariano Rajoy, pueda seguir inspirándonos confianza para sacar a España de un problema de tanta entidad como es el de Cataluña. Estamos convencidos de que no se ha hecho nada verdaderamente efectivo para evitar que, los que pretenden la independencia de Cataluña, si no en un futuro a medio plazo pero sí en un futuro más o menos cercano, van a intentar, con un gobierno socialista o incluso con otro de centro derecha, volver a insistir en sus reclamaciones. No pierdan de vista que ya están pretendiendo introducir unos factores nuevos cuando hablan de un pacto con el Gobierno para obtener la independencia, pero, en este caso, con la intervención de la UE. Cualquiera que entienda un poco de política no se creerá que, este añadido, no tiene un contenido explosivo. O al menos así lo vemos nosotros.,

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